MENSAJE

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Desde muy antiguo, en el Cielo numerosos ángeles, y en la tierra, muchos hombres, han querido materializar la Divinidad y hacerse dioses, suplantando al DIOS verdadero. Los ángeles que quisieron ser como DIOS, por soberbia, se convierten en Demonios, y se crea el Infierno. Apocalipsis 12.
Entre los hombres, también por soberbia, no quieren obedecer a DIOS, quieren sustituirle, negarle, endiosándose ellos; es el primer pecado de Adán y Eva, engañados por el Diablo en forma de Serpiente; se produce la muerte, sufrimientos, dolores y toda clase de males. Génesis 3.
Pero DIOS anuncia la Redención, por la Encarnación; DIOS quiere y se hace perfecto Hombre, en todo igual a nosotros menos en el pecado, sin dejar de ser DIOS, para poder sufrir y morir, y resucitar, dándonos el perdón de los pecados, hacernos hijos suyos, y herederos del Cielo.
Los que quisieron hacerse como DIOS por soberbia, don degradados; por la humildad, somos elevados a la Familia de DIOS al participar en su Vida, y nos hace herederos del Cielo. Es el futuro eterno y glorioso del Cielo, que se nos presenta lleno de luz. En las perfecciones de DIOS está nuestra plenitud; en la Resurrección de Cristo, está también la nuestra, Que la alegría de la Virgen, al ver el triunfo de su Hijo, y el nuestro, nos llene de gozo.

Os bendice.
Padre Juan. Serviam.

HOMILIA 37ª

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Cuando éstos se marcharon, empezó Jesús a hablar a las turbas acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Pues qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido de ropas delicadas?
Mirad que los que llevan ropas delicadas viven en los palacios de los reyes. ¿Pues qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, yo os lo aseguro, y más que un profeta. San Mateo 11,17.


245.- Las turbas sospecharon de Juan.-
1. El asunto de los discípulos de Juan se había resuelto bien, y se retiraron de la presencia de Jesús confirmados por los milagros que allí mismo le habían visto realizar. Ahora había que corregir también la opinión del pueblo. Los discípulos de Juan nada malo podían sospechar de su maestro; pero aquella muchedumbre ingente pudo sacar las más absurdas consecuencias de la pregunta que a Jesús le dirigieron, pues ignoraban la intención con que Juan los había enviado, y es muy probable que cuchichearan entre sí diciendo: ¿El que dio tan solemnes testimonios ha cambiado ahora de opinión, y está en dudas de si es éste el que ha de venir o hay que esperar a otro? ¿No dirá esto por estar en desacuerdo con Jesús? ¿No se habrá vuelto cobarde a fuerza de cárcel? ¿No serían vanas y sin sentido todas sus palabras anteriores?

246.- Como era, pues, muy natural que la gente se forjara sospechas por el estilo, mirad cómo corrige el Señor su flaqueza y elimina todas esas sospechas. Porque, cuando se marcharon ellos, empezó Jesús a hablar de Juan a las muchedumbres. ¿Por qué cuando aquéllos se marcharon? Para no dar la impresión de que adulaba a Juan. Mas al corregir al pueblo, no saca a relucir lo que éste sospechaba, sino que se contenga con dar la solución a los pensamientos que internamente los agitaban, con lo que les hacia ver que sabía Él los íntimos secretos de todos.

247.- Tampoco les dice cómo a los judíos: ¿Por qué pensáis mal? Mateo 4,9. Porque si es cierto que pensaban mal, no lo pensaban por malicia, sino por ignorancia del sentido de las palabras de Juan. De ahí que tampoco el Señor les habla ásperamente, sino que se contenta con corregir su modo de pensar, hace la apología de Juan y demuestra a las turbas que no había éste abandonado su opinión primera ni se había arrepentido.

248.- Juan no era un inconstante.-
Porque no era Juan un hombre ligero y versátil, sino muy asentado y firme; no era Juan tal que traicionara la misión que se le había confiado. E intentando el Señor asentar esta verdad, no la prueba de pronto por su propia afirmación, sino, ante todo, por el testimonio mismo del pueblo. Y así no sólo por lo que dijeron, sino también por lo que hicieron, los pone a ellos mismos por testigos de esa firmeza de Juan. De ahí que les diga: ¿Qué salisteis a ver en el desierto? Como si dijera: ¿Por qué abandonasteis ciudades y casas y os juntasteis como un solo hombre en el desierto? ¿Acaso para ver a un hombre miserable y ligero? Eso no tendría sentido. No es eso lo que demuestra aquél afán, aquel correr todos a una hacia el desierto.

249.- Un pueblo tan enorme, tantas ciudades no se hubiera derramado entonces con tanto fervor por el desierto y a lo largo del Jordán, si no hubieran llevado la ilusión de contemplar a un hombre extraordinario, maravilloso y más firme que una roca. No salisteis ciertamente a contemplar una caña agitada por el viento. A una caña, en efecto, se parecen perfectamente los hombres ligeros, los que son fácilmente llevados de acá para allá, los que dicen ahora una cosa y luego otra y no están firmes en nada. Y notad cómo, dejando un lado el Señor todo otro defecto, sólo les habla de la ligereza que entonces particularmente les hacía a ellos sospechar y cómo les quita todo motivo de suponerla en Juan. ¿Pues qué salisteis a ver? ¿A un hombre vestido de ropas delicadas?

250.- Mirad que los que llevan vestidos delicados viven en los palacios de los reyes. Con lo que quiere decir que Juan no era naturalmente versátil. Y esto, viene a decir el Señor, vosotros lo pusisteis de manifiesto con vuestro fervor por ir a verlo. Mas tampoco se puede decir que, sí, Juan era de suyo firme, pero que, habiéndose entregado al placer, se volvió flojo. Los hombres son lo que son, unos por naturaleza, otros porque se hacen. Por ejemplo, hay quienes son naturalmente iracundos; otros adquieren esa enfermedad de su alma a consecuencia justamente de otra larga enfermedad corporal. Unos, igualmente, son ligeros y fáciles por naturaleza; otros se hacen tales por entregarse al placer y a la molicie. Pero Juan, les dice el Señor, ni es tal por naturaleza, pues no salisteis a ver una caña; ni por haberse entregado al placer, perdió la ventaja que le dio la naturaleza.

251.- Que no fue esclavo del placer, bien lo demuestra su vestido, el desierto y la cárcel. Porque, si hubiera querido vestir ropas blandas, no se hubiera ido a morar en el desierto ni se hubiera metido en la cárcel, sino que habría buscado los palacios. Y es así que, con sólo haber callado, hubiera podido gozar de infinitos honores. Porque si aun después que le reprendió: si aun estando en la cárcel, aun le temía Herodes, mucho menos le hubiera castigado de haber él guardado silencio. Si, pues, Juan dio prueba de su firmeza y constancia con sus obras, ¿cómo podía ser justa sospecha alguna en esas virtudes?

252.- La grandeza de Juan Bautista.-
2. Así, pues, habiendo el Señor caracterizado a Juan por el lugar en que viviera, por el vestido y por el mismo concurso del pueblo hacia él, ahora alega también al profeta. Y en efecto, después de decir: ¿Qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, yo os lo aseguro, más que un profeta, prosigue: Porque éste es de quien está escrito: Mira que yo envío a mi mensajero delante de ti, para que prepare tu camino delante de ti. Primero alega el Señor el testimonio de los judíos, y luego acomoda también el del profeta; o, por mejor decir, primero pone el voto de los judíos, que es la mejor demostración, por ser testimonio dado por enemigos; en segundo lugar, la vida de Juan; tercero, su propio juicio; cuarto, al profeta, y por todos los lados cierra la boca de quienes pudieran sospechar del Precursor.

253.- Tampoco pudieran decir que, sí, Juan era naturalmente firme, pero que luego había cambiado, pues ahí estaba su modo de vestir y la cárcel y, después de todo esto, el testimonio del profeta. Y ya que el Señor llamó a Juan mayor que un profeta, ahora les hace ver en qué es mayor que un profeta. ¿En qué es, pues, mayor? En que es el que está más cerca del que había venido. Porque yo te enviaré, dice, a mi mensajero ante tu faz, es decir, muy cerca de ti. Así como en una comitiva regia, los que van más cerca del coche real son los más ilustres entre todos; así Juan, que aparece momentos antes del advenimiento del Señor. Notad cómo de ahí declaró la excelencia del Precursor, y ni ahí se detuvo, sino que añadió su propio voto diciendo: En verdad os digo, no se ha levantado entre los nacidos de mujer nadie mayor que Juan.

254.- Realmente, la afirmación de Jesús basta para declarar esta grandeza; mas si queréis saberlo por la realidad misma, considerad su mesa, su manera de vida y la alteza de sus pensamientos. Juan vivía en la tierra como si morara ya en el cielo; estaba por encima de las necesidades de la naturaleza, seguía un camino maravilloso, gastaba su tiempo entero en himnos y oraciones, sin hablar con hombre alguno, y conversando, en cambio, continuamente con DIOS. A nadie conocía, por nadie fue jamás visitado. No se alimentaba de leche ni gozaba de lecho, ni de techo, ni de pública plaza, ni de ninguna otra de las comodidades humanas. Sin embargo, Juan sabía unir la mansedumbre a la firmeza. Mirad, si no, con qué moderación habla con sus discípulos, con qué valor al pueblo judío y con qué libertad al mismo rey. De ahí que dijera el Señor: Entre los nacidos de mujer, no se ha levantado nadie mayor que Juan Bautista.

255.- Juan no puede ser comparado a Jesús.-
Sin embargo, como la hipérbole misma de la alabanza podía engendrar alguna falsa idea, y estimaran los judíos a Juan más alto que a Jesús, mirad cómo también esto lo corrige el Señor. Y es así que, como de lo mismo que los discípulos de Juan se edificaron, pudo resultar daño para las turbas, teniéndole a Juan por hombre ligero, así ahora, de lo mismo que era corrección de las turbas, podía también resultarles mayor daño, si concebían de Juan más alta idea que de Cristo mismo, fundados en lo que de aquél se les decía. De ahí que el Señor los corrige, sin dejar lugar a sospecha alguna, diciendo: Pero el que es más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. Más pequeño por la edad y también en la opinión del vulgo, pues le llamaban comedor y bebedor y solían decir: ¿No es éste el hijo del carpintero? San Mateo 13,55.

256.- Y por todas partes le despreciaban. ¿Pues qué, objetarás, sólo por comparación con Juan es mayor el Señor? ¡De ninguna manera! Porque ni el mismo Juan intenta establecer comparación, cuando dice: Él es más fuerte que yo. San Mateo 3,11, ni tampoco la establece Pablo cuando, haciendo mención de Moisés, escribe: De mayor gloria que Moisés fue tenido Cristo por digno. Hebreos 3,3. Y, en fin el Señor mismo no se compara con Salomón cuando dice: Y aquí está quien es más que Salomón. San Mateo 12,24. Más aunque diéramos de barato que aquí habló comparativamente, ello fue pura dispensación del Señor, atendiendo a la flaqueza de sus oyentes. En realidad, la gente estaba muy embobada con Juan, y entonces justamente la cárcel y la libertad con que había reprendido al rey había hecho más gloriosa su figura. Ya era, pues, bastante que, por entonces, aceptaran la comparación con Jesús.

257.- A la verdad, también el Antiguo Testamento conoce este modo de corregir las almas de los que yerran, comparando lo que no admite comparación. Por ejemplo, cuando dice: No hay semejante a ti entre los dioses, Señor. Salmo 85,8. Y otra vez: DIOS como nuestro DIOS. Salmo 85,8; 74,14. Hay, sin embargo, intérpretes que afirman haber dicho Cristo esas palabras refiriéndose a los apóstoles, otros a los ángeles. Falsa interpretación. Por otra parte, si hablaba de los apóstoles, ¿qué inconveniente había en establecer la comparación nominalmente? En cambio, refiriéndose a si mismo, es natural que ocultara su persona en atención a la sospecha dominante en el vulgo y porque no pareciese que decía algo grande de sí mismo; conducta que le vemos observar en muchas otras ocasiones.

258.- ¿Y qué quiere decir: en el reino de los cielos? En lo espiritual y en todo lo que atañe al cielo. Además, decir: Entre los nacidos de mujer no se ha levantado nadie mayor que Juan Bautista, era oponerse El mismo a Juan y contarse de este modo como la excepción. Porque si es cierto que también Él había nacido de mujer, no, sin embargo, del mismo modo que Juan. Porque Jesús no era puro hombre ni nació como otro cualquier hombre, sino de modo singular y maravilloso.

259.- El Reino de los Cielo sufre violencia.-
3. Desde los días de Juan hasta ahora prosigue Jesús, el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. ¿Qué ilación hay entre esta sentencia del Señor y lo antes dicho? Mucha ciertamente y muy armónica. Desde este momento, efectivamente, los empuja y da prisa, aun por este motivo, a que abracen la fe en Él, a par que corrobora lo que Juan había preguntado. Porque si hasta Juan, viene a decir, todo está cumplido, yo soy el que ha de venir. Porque todos los profetas, y la ley, hasta Juan han profetizado. Porque no hubieran cesado los profetas si yo no hubiera venido. No esperéis, por ende; nada más, no aguardéis a otro. Porque que yo soy, es evidente no sólo por el hecho de haber cesado los profetas, sino también por los muchos que cada día arrebatan la fe en mí. Porque es ella tan patente y clara que muchos la arrebatan. ¿Y quiénes, dime, la arrebataron? Todos los que con fervor se acercaron al Señor.

260.- Juan y Elías.-
Seguidamente, dales el Señor otra prueba diciendo: Si queréis recibirlo, él es Elías, que ha de venir. Porque yo os enviaré, dice el profeta, a Elías Tesbita, que convertirá el corazón del padre hacia sus hijos. Malaquías 4,5. Éste es, pues, Elías, les dice, como queráis atenderlo con cuidado. Porque yo enviaré, dice la Escritura, a mi mensajero delante de tu faz. Malaquías 3.1. Y muy bien dijo: Si queréis recibirlo, con lo que les hacía ver que no quería imponérselo por la violencia. Yo no os obligo a ello, dice. Así hablaba el Señor, porque pedía un alma bien dispuesta y quería declararles que Juan era Elías y Elías Juan. Uno y otro, en efecto, recibieron el mismo ministerio; uno y otro fueron precursores. De ahí que no dijo el Señor simplemente: Éste es Elías, sino: Si queréis recibirlo, éste es Elías, es decir, si con espíritu bien dispuesto queréis atender a los acontecimientos.

261.- El Señor excita la curiosidad de los oyentes.-
Mas no se detuvo aquí, sino que quiso hacerles también ver que era menester inteligencia. De ahí que habiéndoles dicho: Éste es Elías, el que ha de venir, añadió: El que tenga oídos para oír que oiga. Ahora bien, si el Señor les hablaba así de enigmáticamente, es que quería excitarlos a que le preguntaran. Y si ni aun así se despertaron ellos de su sueño, mucho menos lo hicieran si todo se lo dijera clara y manifiestamente. Porque no va nadie a decir que no se atrevían a preguntarle y que era el Señor inaccesible. Bien le preguntaban y tentaban sobre lo que les ocurría, y mil veces enmudecidos, mil veces volvían a la carga. De haber tenido ganas de saber, ¿no le hubieran preguntado sobre cosas necesarias? Sobre la ley le preguntaron cuál era el primer mandamiento, y como ésa otras muchas cosas que no había necesidad alguna de preguntar.

262.- ¿Cómo, pues, no le preguntaron sobre lo mismo que Él decía y a lo que estaba más obligado a responder? Más que más, cuando Él mismo los convidaba e incitaba a que preguntaran. Sus sentencias, en efecto, sobre que el Reino de los cielos sufre violencia y los violentos son los que lo arrebatan, y que el que tenga oídos para oír que oiga, a excitar ese deseo iban dirigidas.

263.- “Vino Juan Bautista, que no comía ni bebía”.
¿Y con quién compararé, prosigue el Señor, a esta generación? Semejante es a unos chiquillos que se sientan en la plaza y dicen: Os hemos tocado la flauta, y no habéis golpeado el pecho. También esto parece ser independiente de lo anteriormente dicho; y, sin embargo, está muy lógicamente enlazado. Aún está el Señor en el mismo capítulo y trata de demostrarles primero que Juan obraba perfectamente de acuerdo con Él, aun cuando los hechos parecían contrarios, como en el caso de la pregunta que le dirigió por sus discípulos, y juntamente que nada omitió de cuanto debía hacer por su salvación. Es lo que el profeta decía respecto a la viña: ¿Qué otra cosa tenía que hacer con esta viña, que no lo haya hecho? Isaías 5,4. ¿Y con quién, dice aquí el Señor, compararé esta generación?

264.- Semejante es a unos chiquillos sentados en la plaza, que dicen: Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; os hemos entonado un canto de duelo, y no os habéis golpeado el pecho. Porque vino Juan, que no comía ni bebía y dijeron: Está endemoniado. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: Ése es un hombre tragón y borracho, amigo de publicanos y pecadores. Que es como si dijera: Yo y Juan seguimos distinto camino, pero los dos llegamos al mismo término. Somos dos cazadores que acosan a un animal difícil de coger y que puede caer en la trampa por dos caminos. Cada cazador toma el suyo, contrario al de su compañero, de modo que por uno u otro lado caiga en el lazo sin remedio. Mirad, si no, cómo todo el género humano admira la maravilla de una vida de ayuno, de austeridad y filosofía.

265.- Por eso dispuso la providencia de DIOS que Juan se criara desde el principio en ese género de vida, a fin de que ello fuera una razón más de dar crédito a sus palabras. Entonces, dirás, ¿por qué no entró también Jesús por ese camino? También, también Él entró, puesto que ayunó durante cuarenta días y corría pueblos y ciudades enseñando, sin tener dónde reclinar su cabeza. Sin embargo, Él conseguía lo mismo también de otro modo y por otro camino obtenía el mismo provecho. Porque lo mismo que entrar Él por aquel camino, y aún mucho mejor, era ser atestiguado por quien lo había seguido. Por otra parte, Juan no podía presentar otra cosa que la austeridad de su vida y conducta, puesto que no hizo jamás milagro alguno: Jesús, empero, tenía justamente el testimonio de sus milagros y el de su vida maravillosa. Dejando, pues, a Juan la gloria del ayuno, el Señor siguió camino contrario, y no tuvo escrúpulo de sentarse a la mesa y comer y beber con publicanos.

266.- Los judíos no creyeron ni a Juan ni a Jesús.-
4. Preguntemos, pues, a los judíos: ¿Es cosa buena y admirable el ayuno? Entonces teníais que haber creído a Juan, aceptar su misión y seguir su enseñanza. De este modo, las palabras de Juan debían llevaros a Jesús. ¿El ayuno es cosa insoportable y molesta? Luego tenían que haber creído a Jesús, que seguía camino contrario a Juan. Por uno u otro camino teníais que haber venido a parar en el reino de los cielos. Sin embargo, como fiera indomable, los judíos maltrataron a Juan y a Jesús. No fue la culpa, pues, de los que no fueron creídos, sino de quienes no quisieron creer. Nadie, en efecto, maltrata, como tampoco alaba, a la vez a dos contrarios. Por ejemplo, el que gusta de un hombre alegre y suave de carácter, no gustará de otro triste y bárbaro; el que alaba el ceñudo no alabará al alegre.

267.- Es imposible sentenciar a la vez en favor de uno y otro. De ahí que diga el Señor mismo: Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado. Es decir, yo he llevado una vida suave y no me habéis hecho caso. Y: Os hemos entonado un canto de duelo, y no os habéis golpeado el pecho. Es decir, Juan llevó vida áspera y dura, y no le prestasteis atención. Y no dijo: “Él llevó una vida y yo otra”, sino que como la intención de ambos era una sola, aun cuando sus géneros de vida contrarios, de ahí que todo lo pone en común. Y, a la verdad, aun el hecho de haber seguido camino contrario procedía de la más perfecta armonía y tendía al mismo y único fin. ¿Qué defensa, pues, os queda en adelante? De ahí, que el Señor añadiera: Y quedó justificada la sabiduría por sus propios hijos.

268.- Es decir, aun cuando vosotros no creáis, tampoco podréis acusarme de nada en adelante. Que es lo que el profeta dice del Padre: Para que quedes justificado en tus palabras. Salmo 50,6. Y es así que DIOS, aun cuando nada consiga de su solicitud para con nosotros, cumple cuanto es de su parte, y así no deja ni sombra de pretexto de ingratitud a los que de buena gana se descararían contra Él. Ahora, si los ejemplos de que se vale el Señor son viles y malsonantes, no te maravilles de ello, pues Él hablaba conforme a la debilidad de sus oyentes. También Ezequiel emplea muchos símiles acomodados a sus oyentes, pero que realmente son indignos de la grandeza de DIOS. Mas eso mismo es señaladamente signo de su solicitud para con nosotros. Mas considerad también cómo caen los judíos por otro lado en contradicción consigo mismos.

269.- Porque después de llamar a Juan endemoniado, no se pararon ahí, sino que le colgaron también al Señor el sambenito, no obstante ir por camino contrario al de Juan. Así venían a parar siempre a opiniones contradictorias. Lucas, por su parte, aún añade otro motivo más grave de acusación contra los judíos, poniendo en boca del Señor estas palabras: Porque los publicanos justificaron a DIOS, por haber aceptado el bautismo de Juan. San Lucas 7,29.

270.- Maldición a las ciudades ingratas.-
Entonces, cuando la sabiduría quedó justificada, cuando les hubo mostrado que todo se había cumplido, se puso el Señor a reprender a las ciudades. Ya que no las pudo convencer, las declara malhadadas, que es más que infundirles miedo. A la verdad, ya les había dado su enseñanza, ya había en ellas realizado sus milagros. Más ya que se obstinaban en su incredulidad, ya no le quedaba sino maldecirlas. Y entonces, dice el evangelista, empezó Jesús a maldecir a las ciudades en que se habían cumplido la mayor parte de sus milagros, por no haber hecho penitencia, y dijo: ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Por que nos demos cuenta de que los moradores de aquellas ciudades no eran malos por naturaleza, pone justamente el Señor el nombre de esta ciudad, de la que habían salido cinco apóstoles.

271.- Y es así que de Betsaida eran Felipe y las dos parejas de los que eran corifeos del coro de los doce ; es decir, Pedro y Andrés, Santiago y Juan. Porque si en Tiro y Sidón, prosigue el Señor, se hubieran realizado los milagros que en vosotras se han realizado, hace tiempo que hubieran hecho penitencia en saco y ceniza. Ahora bien, yo os aseguro que Tiro y Sidón serán tratadas más benignamente en el día del juicio que no vosotras. Y tú, Cafarnaún, que te has levantado hasta el cielo, tú serás precipitada hasta el infierno. Porque si en Sodoma se hubieran cumplido los milagros que se han cumplido en ti, Sodoma seguiría en pie hasta hoy. Ahora bien: Yo os aseguro que Sodoma será tratada más benignamente que tú en el día del Juicio.

272.- Y no sin razón les pone el ejemplo de Sodoma, pues quiere con él encarecer su culpa. Prueba, en efecto, máxima de maldad es que, por lo visto, aquellos habitantes de Cafarnaún no sólo eran peores que los que entonces vivían, sino más malvados que cuantos malvados habían jamás existido. Por modo semejante, establece el Señor otra vez comparación y condena a los judíos con el ejemplo de los ninivitas y de la reina del Sur. San Mateo 12,41-42. Sólo que allí se trata de quienes obraron bien; aquí, empero, la comparación es con quienes pecaron, lo que aumenta la gravedad.

273.- También Ezequiel conoce este modo de condenación, y así le decía a Jerusalén: Con todos tus pecados, tú has justificado a tus hermanas. Ezequiel 16,51. De este modo solía el Señor mostrar en todas partes su predilección con el Antiguo Testamento. Mas ni aun ahí paró su razonamiento, sino que les infunde mayor temor, diciéndoles que tendrán que sufrir más duro castigo que los habitantes de Sodoma y de Tiro. Así, por todos lados, trata de atraérselos; lo mismo por sus ayes de maldición que por el miedo que les infunde.

273.- La inhospitalidad de los cristianos también será castigada.-
5. Escuchemos también nosotros estas palabras del Señor. Porque no sólo contra los incrédulos, contra nosotros mismos, señaló el Señor castigo más duro que el de los habitantes de Sodoma si no acogemos a los huéspedes que acuden a nosotros, pues Él les mandó que sacudieran hasta el polvo de sus pies. Y con mucha razón. Porque si es cierto que aquéllos cometieron actos inicuos, pero, al cabo, ello fue antes de la ley y de la gracia. Mas nosotros, que hemos sido objeto de tan extraordinaria providencia, ¿qué perdón merecemos al mostrar tanto horror al huésped y cerrar las puertas a los necesitados, y antes que las puertas, los oídos? O, por mejor decir, no sólo los cerramos a los pobres, sino a los mismos apóstoles. Y, en realidad, por cerrárselos a los apóstoles, se los cerramos a los pobres.

274.- Porque si, cuando se lee a Pablo, tú no atiendes; si, cuando Juan predica su evangelio, tú no escuchas, ¿cómo recibirás al pobre, si no has recibido al apóstol? Ahora, pues, a fin de que nuestras puertas estén continuamente abiertas a los pobres y nuestros oídos a los apóstoles, limpiemos la suciedad de las orejas del alma.

275.- Contra los cantos obscenos en el teatro.-
Y es así que a la manera como la suciedad y el barro obstruyen los oídos corporales, así los cantos obscenos, las conversaciones mundanas, sobre deudas, sobre asuntos de préstamos y usuras, taponan peor que cualquier suciedad el oído del alma. Y no sólo lo taponan, sino que lo hacen impuro. Y, a la verdad, los que hablan de esas cosas, no otra cosa que estiércol nos echan en los oídos. Lo que aquel bárbaro amenazaba: Comeréis vuestros propios excrementos, Isaías 36,12, etc., eso nos hacen sufrir esas gentes, no de palabra, sino de hecho. Y, a decir verdad, más gravemente todavía, pues más repugnantes que aquéllos son esos cantos obscenos. Y lo más grave es que, lejos de molestaros al oírlos, los celebráis con vuestra risa, cuando fuera deber vuestro abominarlos y salir huyendo. Y si esas cosas no son abominables, anda, baja tú a la escena e imita eso mismo que aplaudes. O, mejor, anda sólo en compañía de quien de ese modo te hace reír. ¡No lo soportarías! Entonces, ¿por qué le tributas tanto honor?

276.- Las mismas leyes promulgadas por los paganos decretan que esas gentes sean tenidas por bajas. Tú, en cambio, los recibes con la ciudad entera, como si se tratara de embajadores o generales victoriosos, y a todos los invitas a que se llenen las orejas de excrementos. Si un esclavo tuyo pronuncia una palabra indecente, y tú la oyes, recibe su buena tunda de azotes. Si eso lo hace tu mujer, un hijo tuyo o cualquier oto, tú lo tienes por una indecencia. En cambio, si unos hombres viles, que no valen tres óbolos, te invitan a que vayas a oír sus palabras indecentes, no sólo no te irritas, sino que te alegra y los aplaudes. ¿Puede darse mayor inconsecuencia? ¿Y qué adelantamos con eso? O, mejor dicho, ¿cómo se demuestra que tú no las dices? Si no las dijeras, no te reirías al oírlas, ni correrías con tanto afán a escuchar unas voces que te deshonran.

277.- Si no, dime: ¿te alegras cuando oyes una blasfemia? ¿No te estremeces más bien y te tapas los oídos? Yo por lo menos así lo supongo. ¿Qué se sigue de ahí? Que tú tampoco blasfemas. Hazlo así también con las palabras torpes. Y si quieres demostrar con evidencia que tú tampoco gustas de pronunciarlas, no aguantes ni el oírlas. ¿Cuándo en efecto, esperas llegar a ser hombre bueno, si de tales audiciones te alimentas? ¿Cuándo soportarás los combates por la castidad, si te vas dejando arrastrar poco a poco por esa risa, por esos cantos y palabras obscenas? Ya sería bastante que, con un alma limpia de todo eso, pudieras llegar a ser puro y casto, no digamos si de tales audiciones la alimentas. ¿Es que no sabéis que toda nuestra inclinación se va hacia el mal? Pues si ya de él hacemos un arte y un oficio, ¿cómo podremos huir del horno del infierno? ¿No habéis oído la palabra de Pablo: Alegraos en el Señor? Filipenses 4,4. ¡En el Señor, no en el diablo!

278.- Terrible invectiva contra el teatro.-
6. ¿Cuándo, pues, estarás en disposición de oír a Pablo? ¿Cuándo tendrás conciencia de tus pecados, puesto que esos espectáculos te producen borrachera continua, de la que nunca despiertas? Porque, que hayas venido aquí, a la iglesia, no es cosa grande ni maravillosa, o, por mejor decir, si que es cosa maravillosa. Pues aquí vienes porque sí, por mero cumplimiento; al teatro, en cambio, te diriges con fervor, a la carrera y con entusiasmo sin límites. Y bien se ve por lo que a casa llevas, cuando de allí vuelves. Porque es así que todo el cieno que allí se os ha echado encima por medio de palabras, de canciones y de risas, cada uno lo recoge para llevárselo a casa, o, por mejor decir, no tanto os lo lleváis materialmente a casa, cuanto os lo metéis en la propia alma. De lo que no es abominable, os apartáis con horror; lo de verdad abominable, empero, no sólo no lo aborrecéis, sino que lo amáis.

279.- Así, muchos se lavan cuando vuelven del cementerio; mas cuando vuelven del teatro, no se les ocurre gemir ni derramar fuentes de lágrimas. Y, sin embargo, un muerto no es cosa impura; el pecado, empero, deja tan grande mancha, que mil fuentes de agua no son capaces de lavarla; sí, las lágrimas y la confesión. Pero nadie se da cuenta de esta mancha. Y es que como tememos lo que no debemos temer, nos espantamos de lo que no debiéramos espantarnos. Mas ¿qué estruendo es ése, qué alboroto, qué voces infernales, qué diabólicas figuras? ¡Ah!. Es un joven, que, no obstante su sexo, se echa atrás una larga cabellera y, afeminada su naturaleza, por su mirada, por su figura, por sus vestidos, por todo, en una palabra, se esfuerza por remedar la imagen de una tierna muchacha.

280.- Allí, por lo contrario, aparece un viejo con el cabello rasurado a navaja, con los lomos ceñidos, que antes de cortarse el pelo se cortó también el pudor, y allí está dispuesto a que le abofeteen y a hacer y decir por su cuenta todo lo que bien le venga. En cuanto a las mujeres, allí están también, con la cabeza descubierta, hablando desvergonzadas con el pueblo, muy bien estudiado su papel de impudicicia y derramando en las almas de los oyentes todo desenfreno y toda disolución. Solo un empeño tienen: arrancar de raíz todo sentido de castidad, deshonrar la naturaleza, satisfacer el deseo del maligno demonio. Y es así que allí las palabras son torpes, ridículas las figuras, ridículo el peinado, y, por el estilo, el paso, el vestido, la voz, las contorsiones de los miembros, las desviaciones de los ojos, y las siringes, y las flautas, y los dramas, y los temas.

281.- Todo, en una palabra, rebosa de la más absoluta disolución. ¿Cómo, pues, dime por tu vida, podrás ser sobrio, cuando el diablo te ofrece ese vino puro de disolución y te brinda con tantas copas de torpeza? Allí, en efecto, los adulterios, allí la violación de los casamientos, mujeres de rompe y rasga, hombres pervertidos, jóvenes afeminados, todo, en fin, rebosante de iniquidad, monstruosidad y torpeza. No debían, pues, reír los espectadores, sino llorar y gemir amargamente. ¿Pues qué?, me gritas. ¿Vamos a cerrar la escena y por tu palabra va a trastornarse todo? ¡No! Ahora es ciertamente cuando todo está trastornado. ¿De dónde, dime por favor, proceden las asechanzas contra los matrimonios, sino de esa escena? ¿De dónde salen los que taladran las cámaras nupciales, sino del teatro? ¿No vienen de ahí los hombres que se muestran duros con sus mujeres? ¿No vienen de ahí las mujeres que son despreciadas por sus maridos? ¿No vienen de ahí la mayoría de los adulterios?

282.- De suerte que quien lo trastorna todo es justamente el que va al teatro; ése es el que ha introducido esta terrible tiranía de la disolución. No, me contestas, todo esto está ordenado por las leyes. ¡Entonces, te respondo yo, el raptar a las mujeres, el corromper a los muchachos, el trastornar a las familias es obra de los que ocupan las ciudadelas, obra de los que mandan! ¿Y quién, me dices, se ha hecho adúltero a consecuencia de estos espectáculos? ¿Y quién no se ha hecho?, te respondo yo. Si fuera lícito citar aquí nombres, yo te demostraría a cuántos maridos han separado de sus mujeres, a cuántos cogieron cautivos aquellas rameras de la escena, a unos arrancándolos del mismo lecho nupcial, a otros no dejándoles siquiera pensar en el matrimonio.

283.- ¿Pues qué? Dime, ¿vamos a trastornar las leyes todas? ¡No! Derribando esos teatros, lo único que se trastorna es una iniquidad. Porque de ahí, por lo menos, las sediciones y los tumultos. Porque quienes viven de la escena y venden su voz a su vientre; los que tienen por profesión el vicio y el cometer cualquier extravagancia, ésos son los que mejor encandilan a la chusma y los que producen los tumultos en las ciudades. Y es así que una juventud entregada a la ociosidad y nutrida en tales males, se vuelve más salvaje que todas las fieras.

284.- Hay honestas diversiones fuera del teatro.-
7. ¿De dónde, dime, proceden los hechiceros? ¿No vienen de que esas gentes quieren excitar a una chusma vanamente ociosa, de que quieren que los farsantes se aprovechen de los frecuentes tumultos y de que enfrentan a las mujeres perdidas con las honradas? Porque llevan sus embustes a extremo tal, que no vacilan en turbar la paz de los huesos de los difuntos. ¿No proceden también de que se ven forzados a gastar enormes sumas en esos abominables coros del diablo? ¿Y de dónde viene la disolución, con toda su infinita secuela de males? ¿Ves cómo eres tú el que trastornas la vida al abogar por el teatro? Yo, empero, que pido su destrucción, más bien la sostengo. ¡Derribemos, pues, el teatro!, me contestas. ¡Ojalá fuera posible derribarlo! O, mejor, con sólo que queráis, por lo que a nosotros toca, ya está derribado, ya está por el suelo. Sin embargo, yo no pido siquiera tanto.

285.- Queden en pie los teatros; pero no los frecuentéis, lo que es mérito mayor que derribarlos. Y si no a otros, imitad en esto a los bárbaros, que están limpios de semejantes espectáculos. ¿Qué excusa podremos ya poner nosotros, nosotros ciudadanos de los cielos, que entramos en los coros de los querubines y somos compañeros de los ángeles, si en esto nos hacemos peores que los bárbaros? ¡Y eso cuando tantos modos mejores tenemos de divertirnos! Si quieres, en efecto, recrearte, pasea por los jardines, por la orilla del río y de los lagos. Contempla los parques, escucha el canto de las cigarras, visita las tumbas de los mártires. Allí, juntamente con la salud de tu cuerpo, hallarás provecho para tu alma; allí no hay daño alguno, allí el placer no va seguido del remordimiento, como en los teatros.

286.- Tienes mujer y tienes hijos. ¿Qué placer puede compararse con ése? Tienes tu casa, tienes amigos. Estos, sí, son placeres, en que el provecho es perfectamente compatible con la castidad. ¿Qué hay, dime por tu vida, para quien vive castamente, más dulce que la mujer y los hijos? Por lo menos se cuenta de unos bárbaros haber dicho una palabra llena de filosofía. Como oyeran hablar de estos teatros de iniquidad y del placer indecente que procuraban: “¡Cualquiera diría, dijeron, que los romanos han inventado semejantes pasatiempos por no tener mujeres ni hijos!” Con lo que daban a entender que, si se quiere vivir honestamente, no hay nada más dulce que la mujer y los hijos.

287.- Sin espectadores no habría teatro.-
¿Y qué, objetas, si yo te demuestro que hay quienes ningún daño reciben de la frecuentación del teatro? A lo que yo te contestaré que ya es muy grande daño pasar allí inútilmente el tiempo y ser escándalo para los otros. Aun cuando tú personalmente no sufras daño, con tu presencia aficionas más al otro al espectáculo. Pero ¿cómo podrá decirse que tú no sufres daño, cuando contribuyes a los que se producen? Porque el hechicero, y el joven pervertido, y la mujer perdida, y todos aquellos coros del diablo, sobre tu cabeza harán caer la culpa de todo lo que allí se hace. Porque, si no hubiera espectadores, tampoco habría quienes se dedicaran a esas infamias; pero como los hay, también ellos tendrán parte en el fuego que ha de castigar lo que allí se hace.

288.- En conclusión, aun suponiendo que tu castidad no tuviera que sufrir nada allí, lo cual es imposible, aun tendrás, sin embargo, que dar grave cuenta de la perdición de los otros: de los que contemplan el espectáculo y de los que atraen a los espectadores. Y, a la verdad, mucho hubiera ganado tu castidad si no hubieras acudido allí. Porque si aun ahora te mantienes casto, más casto serías de no haber frecuentado tales vistas.

289.- Exhortación final: ¡Basta de vanas excusas!
No porfiemos, pues, vanamente. No excogitemos defensas insensatas. Sólo tenemos una defensa: huir del horno de Babilonia, estar muy lejos de la ramera egipcia, aun cuando tuviéramos que escapar desnudos de sus manos. De este modo gozaremos del placer más puro, pues no nos acusará nuestra conciencia viviremos con castidad la presente vida y alcanzaremos los bienes venideros por la gracia y amor de nuestro Señor Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

TEOLOGIA 3 - CICLO C - TEMA 1

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A.- Revelación y Biblia:

Visión de Conjunto.

1. Revelación natural. DIOS ha hablado a los hombres; se ha manifestado, revelado, que significa quitar velo, descubrir algo oculto. Sabemos por la Biblia que DIOS ha hablado a los hombres; las verdades y los preceptos fundamentales los ha revelado DIOS en la misma naturaleza: a Adán y a los patriarcas, por la llamada revelación primitiva o natural, que por vía oral se trasmite de generación en generación, en la naturaleza: “Lo invisible de DIOS, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia, a través de sus obras”. Romanos 1,20 “Los hombres muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia”. Romanos 2,15.
Efectivamente, hasta los paganos más salvajes saben que DIOS existe; que el alma humana es inmortal; que tienen libre voluntad. Sabe que no deben matar, robar, traicionar a los suyos, etc. Saben que estas cosas son malas; que ellos son responsables por lo malo que hacen, y que DIOS castiga sus maldades. Así, por revelación natural, escrita en su conciencia, los hombres saben suficiente para poderse salvar. “De forma que son inexcusables”, romanos 1,20, si no se salvan.

2. Revelación Sobrenatural. Nos ha hecho más fácil la salvación; hay hambre de DIOS, y por eso nos dice más cosas que la Revelación Natural; es la Revelación Sobrenatural. DIOS habló a Adán, a Noe, a Abraham, Isaac, Jacob. De forma más directa, a Moisés, o Mosaica en el Sinaí unos 1400 años antes de Cristo; trasmitida por Moisés al Pueblo elegido, y después, por los Profetas que está contenida en el Antiguo Testamento. Y la revelación Cristiana por medio de Jesucristo y sus Apóstoles, que forman el Nuevo Testamento y que la Iglesia Católica conserva fiel e íntegramente hasta el fin del mundo.

3. La Sagrada Tradición y la Biblia, que significa colección de Libros, nos revela los misterios Divinos. Contiene 46 libros del Antiguo Testamento, casi todos escritos en hebreo y 27 del Nuevo, escritos en griego.
El Pentateuco, cinco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, escritos desde el siglo 10 antes de Cristo; se da una relación del origen del mundo y la historia primitiva del Pueblo de Israel. Se atribuyen a Moisés.

4. Los Libros Históricos son 16: Josué y Jueces, escritos entre los siglos 11 al 5; Rut, hacia el 5, cuenta relatos de la conquista de la Tierra Prometida.- 1º y 2º de Samuel; 1º y 2º de Reyes, y 1º y 2º de Crónicas, escritos entre los siglos 8 al 5 y relata la vida de los hebreos en tiempo de la Monarquía. Esdras y Nehemías, escritos hacia el siglo 4, cuenta la historia del pueblo hebreo después del Exilio. Tobías hacia el siglo 4, Judit hacia el 1; y Ester hacia el 3, escrito en hebreo-griego; son narraciones populares con fondo histórico. 1º y 2º Macabeos, escrito en griego el 2º, es la historia del pueblo hebreo bajo las dominaciones extranjeras.

5. Los Libros Didácticos. Job, en hebreo, hacia el 5, es narración alegórica; Salmos, en hebreo, entre el 10 al 5, también se atribuyen al rey David, es colección de alabanzas; Proverbios, en hebreo, entre los siglos 7 al 5, es colección de sentencias; Eclesiastés, en hebreo, hacia el 3, colección de sentencias; Cantar de los Cantares, en hebreo, hacia el 5, es poema alegórico; Sabiduría, en griego, hacia el 1, colección de sentencias; Eclesiástico, en hebreo, hacia el 2, es un tratado ascético.

6. Libros Proféticos. Son revelaciones de los designios de DIOS sobre su pueblo y predicciones sobre el porvenir, para mantenerlo fiel a la Alianza: Isaías, en hebreo, entre los siglos 8 al 5; Jeremías, hebreo, hacia el 7; Lamentaciones, hebreo, hacia el 6; Baruc, en hebreo, hacia el 2; Ezequiel, en hebreo, hacia el 6; Daniel, en hebreo, arameo y griego, hacia el 2; Oseas, en hebreo, hacia el 8; Joel, en hebreo, hacia el 4; Amós, en hebreo, hacia el 8; Abdías, en hebreo, hacia el 5; Jonás, en hebreo, hacia el 4; Miqueas, en hebreo, hacia el 8; Nahum, en hebreo, hacia el 7: Habacuc, en hebreo, hacia el 7; Sofonías, en hebreo, hacia el 7; Ageo, en hebreo, hacia el 6; Zacarías, en hebreo, hacia el 6; Malaquías, en hebreo, hacia el 5.

7. Libros Históricos del Nuevo Testamento. Los cuatro Evangelios que cuentan la Buena Nueva predicada por Jesucristo: San Mateo, en arameo hacia el año 50 y después en griego hacia el 65; San Marcos, en griego, hacia el 64; San Lucas, en griego, hacia el 65; y San Juan, en griego, hacia el año 95; los Hechos de los Apóstoles, en griego, hacia el año 65, por San Lucas, donde cuenta la historia de la Iglesia primitiva.

8. Libros Didácticos del Nuevo Testamento. Las cartas de San Pablo, todas en griego con destinatario concreto: Romanos, hacia el 58; 1ª y 2ª Corintios, y a los Gálatas, hacia el 57; Efesios, del 61 al 63; 1ª y 2ª Tesalonicenses, hacia el 51; 1ª Timoteo, hacia el 65; 2ª Timoteo, hacia el 67; a Tito, hacia el 65; a Filemón, del 61 al 63; Hebreos hacia el 67, que algunos piensan que no era de San Pablo.

9. Cartas Católicas, sin destinatario concreto: Santiago, hacia el 58; 1ª de San Pedro, hacia el 64; 2ª de San Pedro, hacia el 70; las tres de San Juan, hacia el 95; la de San Judas, hacia el 70; todas en griego, dirigidas a las comunidades cristianas.

10. Libro Profético del Nuevo Testamento: El Apocalipsis de San Juan, en griego, hacia el 95; es una visión profética de lo que falta por venir.

B.- Teología:
Santificación del hombre.


11. Santidad y Perfección. La santificación esencial del hombre consiste en la Caridad o Amor de Dios, la unión del alma con Dios por medio de la Gracia, que se llama también Vida Sobrenatural o Divina; nos hace justos, semejantes a Dios y agradables a sus Divinos ojos.

12. En el Antiguo Testamento, Levítico 19, se nos dice: "Sed santos, porque Yo, Yahvé, soy Santo". En los Evangelios, San Mateo 5 y 19, se nos habla y pide la perfección del Padre de los cielos. San Pablo en sus cartas, varias veces nos habla claramente de la santidad. La Iglesia, a lo largo de su historia, nos pide santidad, nos la ofrece y nos propone ejemplos a imitar. En el Concilio Vaticano II se hace una llamada universal a la Santidad. Santidad y Perfección es sinónimo, y lleva al hombre a su plenitud, al participar más en las perfecciones Divinas.

13. Grados de Santidad o Perfección. Para ir al Cielo es necesario cumplir los Mandamientos, es decir, estar en Gracia de Dios, o alcanzarla en el último momento por el arrepentimiento. Es la guerra al pecado mortal.

14. Quien desea una mayor perfección, escucha los consejos de Jesús en el Evangelio, y se anima a seguirle en Pobreza, Castidad y Obediencia, declarando la guerra a todo pecado venial e imperfecciones, y buscando siempre lo positivo; creciendo cada día más en la vida de Gracia, en sí mismo, y en los demás. El grado de Gracia que alcancemos en la tierra al morir, será en grado de Gloria que nos acompañará en el Cielo por toda la Eternidad.

15. Planes de Dios. El hombre, al ser creado por Dios, recibió de El, al mismo tiempo que el ser creado, la justicia original, es decir, la Gracia Santificante, hábitos de las Virtudes sobrenaturales, y otros muchos dones que se clasifican en tres grupos:

16. Dones naturales, todo lo propio de la naturaleza humana en estado perfecto: hermosura, salud, fuerza, ingenio, fecundidad, inteligencia clara, voluntad recta, etc.

17. Dones sobrenaturales. Gracia Santificante, reflejo de la hermosura Divina, Virtudes infusas y Dones del Espíritu Santo, que les elevó al estado sobrenatural o participación de la misma Vida Divina.

18. Dones preternaturales o estado de integridad, que comporta dominio absoluto de las pasiones, ciencia infusa e inmortalidad corporal.

19. Caída del hombre y castigo. Nuestros primeros Padres Adán y Eva pecaron, desobedeciendo a Dios en la prueba que les puso. Perdieron inmediatamente la Gracia Santificante y la Integridad de la naturaleza. Este castigo llega a toda su descendencia: al perder los padres sus riquezas, los hijos nacen en la miseria.

20. El hombre quedó sólo con los dones naturales, y éstos, averiados, es decir, la inteligencia obscurecida, la voluntad debilitada y la inclinación al mal.

21. Restauración. Ya en el mismo momento del pecado, Dios promete la Redención, amargando de esta forma el triunfo pasajero del Diablo. La llevó a cabo Jesucristo por la Encarnación, Pasión, Muerte y Resurrección, y nos la aplica la Iglesia.

22. Nacemos con el pecado original, se nos quita por el Bautismo, pero nos queda la inclinación al mal, que podemos superar con las ayudas que la Iglesia nos ofrece, pudiendo llegar a ser hijos de Dios y herederos del Cielo.

23. Por privilegio especial, fue liberada de este pecado la Virgen Inmaculada. Iba a ser Madre de Dios y no podía estar sujeta al Diablo ni siquiera un segundo. Ella, nueva Eva, concibe por obra del Espíritu Santo, y dará a luz, sin pérdida de su integridad es decir, como el rayo de sol atraviesa el cristal sin romperlo ni mancharlo, sino embelleciéndolo, al nuevo Adán, Jesucristo.

24. Por mucho mal que veamos a nuestro alrededor, podemos vencerlo con el bien, que nunca se acaba, porque nos viene de Dios. El cristianismo es la gran fortuna que tenemos que gozar y repartir.

25. Catecismo 1066 a 1112

TEOLOGIA 3 - CICLO C - TEMA 2

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A.- La Tradición y La Biblia:

Consejos de San Agustín

26. Casi la totalidad de lo que DIOS ha querido revelarnos, está contenido en forma explícita o implícita, en la Sagrada Escritura. No está revelado en ella, por ejemplo la solución de la cuestión fundamental de cuántos y cuáles sean los mismos libros del Nuevo Testamento. Esto queda revelado y claro sólo en la Tradición. Pues el total de lo que DIOS nos reveló se halla en la Tradición y en la Biblia junta. “La Tradición y la Escritura están estrechamente unidas y compenetradas, por eso, ambas se han de recibir y respetar con el mismo espíritu de devoción. Concilio Vaticano 2º, Dei Verbum. Primero se predica, después se escribe. La Escritura es resultado y expresión de la Tradición; la Iglesia es Tradición; la Escritura es conservada íntegramente sólo en la Tradición viva de la Iglesia.

27. La Biblia habla de la Tradición. San Lucas 1,4, da a la Tradición, Palabra de DIOS hablada, una cierta superioridad sobre la Biblia, Palabra de DIOS escrita. Pues dice a todo cristiano que el Evangelio fue escrito “parta que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido”. Las enseñanzas recibidas son las trasmitidas a nosotros a viva voz por la Iglesia. Estas enseñanzas son justamente la Tradición. Las consignadas por escrito son la Biblia. De manera que lo primero es la Tradición, Biblia hablada, predicada. Sólo después viene la Biblia escrita, y viene con el fin de hacernos “recordar estas cosas”, 2ª de San Pedro 1,15, que son las enseñanzas trasmitidas de viva voz, esto es, Tradición. Y quiere la Biblia escrita consolidarnos en ellas. San Lucas 1,4.

28. La Palabra de DIOS toda entera, es decir, Tradición y Biblia, son las Fuentes de Revelación, fuentes de nuestra Fe. Por eso San Pablo nos exhorta “…manteneos firmes, conservar las tradiciones, verdades trasmitidas, que habéis aprendido de nosotros”, de viva voz o por carta. 2ª Tesalonicenses 2,15. A esta Tradición alude y expresa San Judas Tadeo, 3.5: “…ya habéis aprendido todo esto de una vez para siempre”; y “combatir por la fe que ha sido trasmitida a los santos, cristianos, de una vez para siempre. 1ª San Juan 3 se refiere a esta misma fe y verdad trasmitidas de viva voz, señalando: “la verdad que permanece en vosotros para siempre”.

29. San Mateo 18,16 dice: “…los Once discípulos marcharon a Galilea”. Estos Once tienen por sucesores en línea jamás interrumpida, a los Obispos de la Iglesia. Pues estos Once, pronto, con Matías, Doce, son inmortales en sus sucesores. Pedro en las Papas, y los demás Apóstoles en los Obispos. A estos sus doce Apóstoles, San Mateo 10,1; 11,1 y San Marcos 16,14, les da Jesús el solemne encargo de predicar, no escribir, su mensaje a toda la Humanidad. Y a éstos sus predicadores, perennes en virtud de su sucesión apostólica, les asegura Jesús su perenne asistencia: “He aquí que yo estoy con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo”. San Mateo 28,20. Estas palabras de Jesús garantizan la fiel predicación y conservación de la Tradición predicada por sus heraldos a través de todos los siglos.

30. Pero aquellos Doce iban a morir. Lo sabía Jesús bien, y por lo mismo es evidente que promete esta asistencia sempiterna no sólo a aquellos Doce individuos, sino a aquel Colegio Apostólico inmortal. Este Colegio Apostólico, con Pedro a la cabeza, es infalible; nunca podía ni jamás podrá perder algo esencial del mensaje de Cristo. Este Colegio Apostólico recibió, conservó y conservará la Fe y la Verdad que recibió, “de una vez para siempre”. San Judas versos 3 y 5 y 2ª de san Juan 3. La Sagrada Tradición existe desde Jesús, y es sempiterna e imperecedera en su Iglesia; es anterior, actual y posterior a la Biblia del Nuevo Testamento. La Biblia escrita, como una nave cargada de Verdad y Vida es sostenida y llevada por la corriente sempiterna de la Sagrada Tradición, como un río que corre con seguridad y lleva con firmeza la nave, a través del paisaje de los siglos y milenios, “hasta el fin del mundo”. San Mateo 28,20.

31. Nos dice San Agustín: “Cuantos temen a DIOS y por la piedad son mansos, buscan en todos estos libros la voluntad de DIOS. Como ya hemos dicho, lo primero en este empeño y trabajo ha de ser conocer estos libros, leyéndolos, aunque no todavía para entenderlos, más bien, o para entenderlos de memoria, o por lo menos, para que no le sean enteramente desconocidos”.
32. “Después se ha de investigar ya más solícita y cuidadosamente lo que en ellos claramente se dice, ya sean reglas de Vida, ya reglas de Fe, y en esto, tanto más podrá hallar cada uno cuanto mayor capacidad de entender tenga, (o el Espíritu le ilumine), pues en esto que claramente se dice en las Escrituras está cuanto pertenece a la Fe y a las costumbres de Vida, es decir, a la Esperanza y a la Caridad”.

33. “Luego, una vez adquirida cierta familiaridad con el lenguaje mismo de las Divinas Escrituras, procédase a explicar y discutir lo que de oscuro hay en ellas, (en el sentido de poder entender mejor, ya que la Palabra de DIOS no es discutible: o se acepta o no), tomando ejemplo de locuciones claras, para ilustrar por ellas las locuciones más oscuras; y por las sentencias ciertas, resolver las dudas de las dudosas. En esto servirá de mucho la memoria; pero si esta falta, no se la darán a nadie estas reglas”. De la Doctrina Cristiana, 2 c.9.

34. Invocar mucho al Espíritu Santo, purificarnos antes para tener más luz; no discutir; leer para vivir bien lo que leemos. Y dejar para el Cielo lo que aquí no entendamos, viviendo de Fe esperanzada y amorosa, dejándonos llevar por la Providencia Divina que gobierna al mundo con fuerza y dulzura. Y tener en cuenta lo que también dijo este gran Santo: “Yo no creería la Biblia si la Iglesia no me la propusiera”. Es decir, tener en cuenta el Magisterio de la Iglesia que tiene autoridad de Jesucristo, perfecto DIOS y perfecto hombre y es su Fundador, para tener plena seguridad en lo que hemos de creer, Dogmas del Credo, y practicar, Moral, en los Mandamientos, y Culto en los Sacramentos y Oración para salvarnos.

35. Y no caer en esas libres interpretaciones de quienes acomodan la Palabra de DIOS a sus gustos y pasiones, en vez de acomodar sus vidas a la Palabra de DIOS. San Juan Crisóstomo, Arzobispo de Constantinopla, que muere en el destierro por decir las verdades y descubrir los pecados incluso a los emperadores, nos decía: “Busquemos en la Biblia o Sagrada Escritura el cómo se va al Cielo, y no cómo anda el cielo”.

36. La Iglesia Católica nos alimenta con la Palabra de DIOS, a quienes van a Misa todos los días, en dos años, nos presenta todo lo que necesitamos para la salvación y santificación; son las lecturas de los años par e impar; y para los que van todos los domingos, en tres años, ciclos A, B y C, nuevamente nos lo vuelve a presentar. Que estemos atentos a lo que DIOS nos dice cada día, para vivirlo y trasmitirlo.

B.- Teología:
El pecado en general.


37. Qué es. El pecado es toda palabra, pensamiento, acción o deseo contra la Ley de Dios, dice San Agustín, también las omisiones. Es una ofensa a Dios, por ser desobediencia, al anteponer nuestra voluntad a la suya. La voluntad de Dios se manifiesta en toda la Revelación; pero de forma concreta, en los Mandamientos de la Ley de Dios y de la Iglesia, interpretados por el Magisterio.

38. Requisitos para que haya pecado formal. Materia objetiva; que la acción sea mala en sí misma, o se juzgue ser mala. Advertencia de la razón, caer en la cuenta en el acto del pecado, al menos en confuso, de la malicia propia de la acción. Consentimiento de la voluntad en dicha malicia, libremente.

39. Si faltan estos requisitos o alguno de ellos, no habrá pecado formal, y por lo mismo ninguna culpabilidad en el hombre. Pecado material sería cuando uno hace algo malo pero sin darse cuenta; por ejemplo, un loco que mata a una persona.

40. Circunstancias del pecado. Son los accidentes que acompañan a la acción o acto pecaminoso; o de algún modo le modifican. Pueden ser: Excusantes, las que anulan toda la culpabilidad: ignorancia, error, inadvertencia, falta de libertad. Atenuantes, las que disminuyen la culpabilidad: débil de voluntad, estado anormal, inconsciencia parcial. Agravantes, las que aumentan la malicia y la culpabilidad: premeditación, consagración, etc.

41. Grados del pecado. Es por la cantidad o medida de la malicia que encierran, siendo más o menos ofensivo a DIOS, y por lo tanto, digno de mayor o menor castigo. Pueden ser: Original, el de Adán y Eva, personal en ellos, heredado en nosotros; Mortal o grave, el que reúne el pleno conocimiento o advertencia y consentimiento de la voluntad en materia grave, al quebrantar una Ley Divina; y Venial o leve, cuando se quebranta la Ley en materia leve o con imperfecto conocimiento o advertencia y consentimiento.

42. Distinción de los pecados. Por su especie, y por su número cuando son de la misma especie.

43. Distinción específica. Es la malicia especial o la diversa deformidad, por lo que un pecado difiere de otro en lo esencial. Son las distintas maneras de oponerse cada pecado a una Ley o virtud.

44. Cuando el acto pecaminoso se opone a diferentes virtudes o diferentes leyes. Ejemplo: quien deja la Misa un domingo estando obligado por la Iglesia, teniendo voto particular de ir y debiendo ir por penitencia de la confesión. 3 pecados.

45. Cuando el acto pecaminoso encierra una malicia o deformidad moralmente diversa, contra una misma virtud o Ley: Ejemplo, el que omite hacer un acto de Fe cuando debía de hacerlo, y a la vez la niega. Viola la Fe de dos maneras.

46. Cuando el acto pecaminoso va acompañado de tales circunstancias que le imprimen una nueva malicia. Ejemplo: dar muerte a un sacerdote en la Iglesia es cometer tres pecados: homicidio, sacrilegio personal y sacrilegio local.

47. Distinción numérica. Viene de los objetos moralmente diversos, o actos moralmente interrumpidos. Esta más claro cuando es en distintas materias.

48. Dentro de la misma materia, será cuando el acto se interrumpe, y vuelve a hacerse. Si tenemos la buena costumbre de hacer muchos actos de amor y de odio al pecado, será más difícil caer.

49. Catecismo 1846 a 1853.

TEOLOGIA 3 - CICLO C - TEMA 3

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A.- Vaticano 2º:
Sobre la Divina Revelación. 18.11.1965.


50. Presenta la doctrina verdadera sobre la revelación, para que la anunciemos y todo el que oiga, crea, practique y se salve. DIOS puede hablar con los hombres, sus criaturas, de muchas formas. La revelación Natural o Primitiva y Mosaica son una preparación para la revelación Cristiana y plena de los Evangelios. Tenemos que recibirla con Fe, que es la respuesta de la Criatura al Creador que habla. Esta Revelación Cristiana Cristo la comunica a los Apóstoles, y sucesores los Obispos, organizando la Iglesia para asegurar su conservación plena y continuidad hasta el Fin del Mundo, y que nos la presenta en el Credo.

51. La Iglesia Católica tiene dos fuentes de revelación: la Sagrada Tradición o Biblia hablada, y la Sagrada Escritura o Biblia escrita. Primero se predica, después se escribe. La Tradición se deriva de los Apóstoles en el Magisterio de la Iglesia y enseñanzas de los Santos Padres. Hay una relación muy íntima entre las dos, llegando a complementarse, por venir del mismo DIOS, y ser encomendada su interpretación correcta al Magisterio vivo de la Iglesia, Pío 12 el 12.08.1950, Año Santo.

52. La inspiración y su interpretación. DIOS es el autor principal que inspira, para que los autores secundarios o hagiógrafos, con plena libertad y según sus condiciones, escriban lo que el Espíritu Santo les inspire. Así nos dan plena seguridad de que no hay error en materia de Fe y Costumbres. No vale quedarse con frases aisladas, sino aceptarla en conjunto: “Toda la Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar, argüir, corregir, educar en la justicia, a fin de que el hombre de DIOS sea perfecto y equipado para toda obra buena”. San Pablo en 2ª Timoteo 3,16-17. Debemos tener en cuenta los géneros literarios y tener presente lo que el Espíritu Santo, por el hagiógrafo, nos quiso decir y quiere seguir diciéndonos, quedando sometido a la autoridad de la Iglesia por deseo de Jesucristo. Vaticano 1º en el siglo 19. Es la maravillosa condescendencia de DIOS que viene a salvarnos, tomando nuestra carne y hablándonos con nuestro lenguaje.

53. El Antiguo Testamento nos muestra las comienzos de la Historia de la Salvación, como la luz del amanecer irá aumentando: Adán y Eva, Noé, Abrahán, Isaac, Jacob, Moisés, Jueces, Profetas. Es de gran importancia para los cristianos; a los judíos, en la Sinagoga de Roma, el Papa los llamó nuestros hermanos mayores en la Fe. Ambos Testamentos se complementan. La Virgen, que ya aparece en los comienzos, como la que pisará la cabeza de la serpiente, es el vértice del Antiguo y la aurora del Nuevo.

54. El Nuevo Testamento es la plenitud: “Llegada la plenitud de los tiempos, dice San Pablo en Gálatas 4,4, el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Esta plenitud es el ambiente que se había logrado en el Imperio Romano con las unidades de lengua, geografía, política, cultural, económica, artística y de derecho, pero que faltaba la religiosa. Los Evangelios ocupan el lugar preeminente en toda la Sagrada Escritura por ser el testimonio principal de la vida y doctrina del Verbo Encarnado, el Salvador.

55. La Iglesia siempre ha defendido y defiende el origen apostólico de los Evangelios: Cristo les manda predicar, después escriben inspirados por el Espíritu Santo y que serán el fundamento de la fe que desde entonces miles de mártires y santos darán testimonio en un mundo totalmente contrario. Hubo distintas versiones, pero la Iglesia nos presenta las cuatro redacciones, según San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan.

56. La historicidad y autenticidad siempre lo ha defendido la Iglesia sin vacilar y nos asegura que nos trasmiten fielmente lo que Jesús hizo y enseñó para nuestra salvación, por ser testigos oculares y ministros de la Palabra, para que conozcamos la Verdad de las palabras que nos enseñan, San Lucas 1,2-4. Toda la Biblia se escribe entre Moisés, unos 1400 años antes de Jesús, y San Juan, con el Apocalipsis, hacia el año 100, después de Cristo.

57. Los restantes escritos que forman el Canon del Nuevo Testamento son escritos también bajo la inspiración del Espíritu Santo, con los cuales, según la sabia disposición de DIOS, se confirma todo lo que se refiere a Cristo Señor, se cuentan los principios de la Iglesia y su admirable difusión, y se anuncia su gloriosa consumación. El Señor estuvo con lo Apóstoles, les envía con autoridad, trasmite el Espíritu Santo y prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.

58. La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia es cuidada, protegida, interpretada correctamente y anunciada fielmente. La Iglesia, que vive de la Eucaristía, se alimenta de la Palabra de DIOS, y la propone de todas las formas posibles: anuncien, prediquen…el que crea y se bautice…se salvará. Siempre ha cuidado de las traducciones. Primero, el Antiguo Testamento, está la Biblia Hebrea de Jerusalén con 38 libros; después, la Biblia Griega de Alejandría en el siglo 3º antes de Cristo; a continuación, 70 ancianos judíos de la dispersión, tradujeron los 38 libros y añadieron los 7 restantes: Tobías, Judit, los 2 Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc; que no fueron aceptados por los judíos de Jerusalén y por algunos Protestantes racionalistas del siglo 19; pero los judíos de la dispersión o díaspora si, quedando los 45 libros, y era la que más se usaba en tiempos de Jesús; la Iglesia tomó como suya la versión griega de los Setenta; más tarde en occidente se traduce la Vetus Latina, y perfeccionada por San Jerónimo con la Vulgata, en el siglo 5º. En idiomas modernos, antes que Lutero tradujera al alemán, ya había 44 ediciones diferentes, de las que 17 eran en alemán; y en España, la Políglota, en siete idiomas, del Cardenal Cisneros.

59. La Iglesia prepara a sus Pastores y Ministros de la Palabra, para que, también iluminados por el Espíritu Santo, las Sagradas Escrituras sean alimento de las almas, ilumine las mentes, robustezca las voluntades y encienda los corazones de los hombres en el amor de DIOS. Da vida a la Teología, siendo como su alma, y alimento en la vida personal, en la catequesis y toda clase de pastorales. Se recomienda su lectura con corazón limpio y deseos de vivirla y trasmitirla. Desconocer las Escrituras es desconocer a Cristo. A DIOS hablamos cuando oramos; a El oímos cuando las leemos, decía San Ambrosio.

60. Cuiden los Prelados de su conservación y difusión con las debidas notas o explicaciones necesarias y suficientes. Y que en nuestro ambiente personal o familiar no las descuidemos como si fuera otro libro: bien forradas y en lugar destacado; es el mejor tesoro después de la Eucaristía y al cogerlas y dejarlas, le demos un beso, como lo hace el Sacerdote al terminar de leer el Evangelio, al mismo tiempo que dice: por la lectura de estas Palabras, se purifique nuestra alma.

B.- Teología:
Pecados Mortales.


61. Pecado mortal. Es la trasgresión voluntaria de algún Mandamiento de la Ley de Dios o de la Iglesia en materia grave, es decir, desobediencia con conciencia de estar obligado gravemente.

62. Este pecado se llama Mortal por causar la muerte del alma, en el sentido de que la priva de la Vida de Dios, quedando sólo la vida natural, que es la unión del alma con el cuerpo, y comprende la vida vegetativa, la sensitiva y la racional.

63. Se pierde la Vida sobrenatural, que es la plenitud de la persona: queda verdadero cadáver, y por tanto, sin actos meritorios para la Vida eterna.

64. Condiciones para que haya pecado mortal. Que la materia de pecado sea grave; es decir, que lo mandado o prohibido sea advertido o considerado subjetivamente como cosa grave, ya en sí misma, ya en sus circunstancias. Por ser la conciencia la regla próxima de nuestras acciones, nos da a conocer la gravedad de la materia.

65. Que haya plena advertencia a la malicia grave del acto. Consiste en que el conocimiento de dicha malicia sea claro, aunque sea de forma general, o al menos sospeche.

66. Que haya pleno y libre consentimiento de la voluntad. Cuando se da cuenta de la grave malicia, la consiente, la quiere y la abraza libremente.

67. Gravedad del pecado mortal. Dentro de su misma gravedad, hay unos más que otros. En Jeremías 7,26 se indica algo. Y en San Juan 19,11 dice a Pilatos Jesús: "Quien me ha entregado a ti, es reo de mayor pecado". Depende de la excelencia de la virtud a que se opone, de la dignidad de la persona ofendida y del bien del prójimo dañado.

68. El pecado mortal es un suicidio espiritual. Los daños para el alma son más graves que los del cuerpo y de peores consecuencias, aunque son más fáciles de curar.

69. En sí mismo, es el mal supremo, el mal absoluto, el peor y único mal. Los demás males, son consecuencia del pecado. El pecado es la raíz de todos los males.

70. En esta vida, se pierde la Gracia santificante, se pierden todos los méritos adquiridos por las buenas obras de la vida pasada y esclaviza a Satanás, ya que al desobedecer a DIOS, en cierto modo, le dejamos, y nos entregamos al Diablo.

71. En la otra Vida, el castigo eterno del Infierno con la pena de daño o privación de Dios para toda la eternidad, sin ninguna esperanza; y la pena de sentidos: fuego peor que el de la tierra, por quemar sin consumir al cuerpo y al alma, y toda clase de tormentos y sufrimientos; es la reunión de todos los males sin mezcla de bien alguno.

72. Remedios. Para salir del pecado mortal, el alma necesita resucitar. Este verdadero milagro se realiza cuando hay verdadero arrepentimiento y deseo de enmienda, mediante la contrición perfecta, con propósito de confesarse. No se puede comulgar con conciencia de pecado grave, salvo en los casos que la Iglesia regula, y en las condiciones requeridas. Con esta vuelta a Dios, se recobra, la Gracia, los Dones y las Virtudes.

73. Muchos, por influencia protestante, dicen que no se confiesan ante el Sacerdote, "con un hombre", sino sólo ante Dios. El buen católico tampoco se confiesa ante "un hombre", sino ante el Ministro de Dios, que es un hombre consagrado, con poderes especiales: es el mismo Jesucristo el que perdona por medio de él. Al hacer un buen examen, nos arrepentimos solos ante Dios, y después vamos ante el Ministro de Dios para reconciliarnos y recibir el perdón y la penitencia si estamos bien preparados. La confesión es un verdadero juicio donde se puede absolver o no, según la preparación. Y un juicio mejor que los humanos, porque basta con confesar la culpa y estar arrepentidos y con deseos de enmienda, para recibir la absolución.

74. Nos llena de verdadera alegría al llamar a la Virgen Madre de Misericordia. También los Sacerdotes se confiesan ante otro Sacerdote.

75. Catecismo 1854 a 1864.

TEOLOGIA 3 - CICLO C - TEMA 4

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A.- Biblia:
Generos Literarios y Tradiciones.

76. Se trata de situarnos lo mejor posible en el ambiente en que se desarrolló, y sobre todo, que abramos nuestros corazones a la Palabra de DIOS, para vivirla lo mejor posible y poderla trasmitir fielmente.

77. En las distintas opiniones que hay, de aquello que se pueda opinar, sobre si fue o no fue; pensamos que pudo ser; y nos afirmamos en la inspiración del Espíritu Santo, sin hacernos problemas de cosas secundarias, dando más importancia al sentir de la Iglesia, que a todo lo que puedan opinar otros sin la autoridad que tiene la Iglesia de Cristo.

78. La cultura occidental se mueve sobre las bases del genio religioso de los semitas, descendientes de Sem; del genio filosófico de los griegos; y del genio jurídico de los romanos, llegando a su plenitud en la Edad Media, siglos 13, tan criticada por los que tienen una visión de poca fe.

79. Los géneros literarios, además de los estilos propios de los autores secundarios, que son los que escribieron inspirados por DIOS, autor principal, son variados y muy parecidos a los de entonces y los de ahora: historia, novela, fábula, poesía lírica, tradiciones populares épicas y dramáticas; leyendas, comedias y tragedias; historia novelada e historia científica. Para conocer los de entonces con más precisión, debemos situarnos en la época, conocer sus costumbres, su lengua, cultura, arqueología y otras que no todos pueden conocer; por lo que necesitamos de la autoridad de la Iglesia.

80. Autenticidad. Un libro es auténtico si está escrito por aquel autor al cual se atribuye. Investigaciones científicas han probado que los libros bíblicos han sido escritos casi todos por los mismos autores, en lo humano, y generalmente en las mismas épocas que había afirmado la Iglesia. Especialmente claras son las pruebas para los Libros del Nuevo Testamento. En excavaciones y hallazgos desde principios del siglo 20, se han encontrado innumerables y siempre nuevas pruebas que confirman la autenticidad de la Biblia, también en sus libros más antiguos.

81. Crítica textual es la que tiene a su cargo la investigación y reconstrucción del texto auténtico de la Biblia en cuanto pudiese estar desfigurado. Esta labor está prácticamente terminada. Científicos católicos, protestantes y ateos, concuerdan sobre todo en que el texto griego actual del Nuevo Testamento es idéntico con el que sus autores dejaron escrito. La exégesis, tiene por primera función aclarar y explicar lo que el hagiógrafo quería decir con sus palabras.

82. Tradiciones. Para el Antiguo Testamento, sobre todo, los cinco primeros Libros o Pentateuco, tenemos cuatro tradiciones más destacadas:
a) La Yahvista, en el Reino del Sur, del siglo 16, en la época de Salomón; DIOS es llamado Yahvé.
b) La Elohista, en el Reino del Norte, del siglo 8, mientras reinaba Jeroboan 2º; DIOS es llamado Elohim.
c) La Sacerdotal, de los círculos sacerdotales, insisten en la Alianza, la Ley, el Templo y el Culto.
d) La Deuteronomista, también cultivada por los Sacerdotes; insisten en el espíritu de obediencia amorosa a DIOS y a su Ley, presentando bendiciones para quien obedece y maldiciones para quien no obedece.

83. La edición final. A través de los siglos han sido desarrolladas, aumentadas, enriquecidas y adaptadas, hasta que un autor sacerdotal las fusiona definitivamente en el siglo 5º.

84. El contenido, en Resumen: Es el comienzo de la Historia de la Salvación, con la fundación del Reino de DIOS en la tierra, que mira y prepara la venida de Jesucristo y su apoteosis final al Fin del Mundo.

85. Un grupo de 70 ancianos la tradujeron al griego, pasando a la historia con el nombre de Los Setenta. Después, San Jerónimo la traduce al latín, siendo conocida como la Vulgata, en uso en la Iglesia Latina hasta el siglo 20. Después, en idiomas modernos, hay 44 ediciones diferentes, y el Cardenal Cisneros, en España, siglo 16, hizo la Biblia Políglota en siete idiomas, adelantándose a la versión de Lutero.

B. Teología:
Pecados veniales.


86. Pecado venial. Es la desobediencia voluntaria de algún Mandamiento de la Ley de Dios o de la Iglesia en materia leve o con advertencia o consentimiento semipleno. Cuando se quebranta algún Mandamiento con conciencia de no obligar gravemente.

87. Es ofensa hecha a Dios. Se llama venial porque con facilidad caemos en él y fácilmente se perdona. Viene a ser como lepra, úlcera, cáncer, el sida, que van debilitando el organismo y preparan al mortal.

88. Condiciones. Que sea pecado grave o leve, mortal o venial, dependerá de la persona y circunstancias.

a. Que se falte a alguna Ley que obligue en conciencia, en materia leve.
b. Que haya alguna advertencia, aunque sea poca, a la malicia del acto.
c. Que haya algún consentimiento de la voluntad, aunque sea imperfecto.

89. Diferentes clases de pecados veniales.

a. Indeliberados o cometidos por sorpresa, casi no son pecados: distracciones, ligerezas, irreflexiones, etc. Sin la Gracia no podemos vivir sin pecado: con ella, podemos evitarlos todos.
b. Semideliberados, son los que se cometen con alguna mayor advertencia y voluntad, pero no plena y total. Estos, encierran en sí cierta malicia, más o menos culpable, según el grado de deliberación y consentimiento de la voluntad. Normalmente son debilidades.

c. Deliberados, o de malicia, son los que se cometen con el propósito deliberado, es decir, con plena advertencia y consentimiento de la voluntad: murmuraciones, descuidos deliberados y consentidos voluntariamente. Son una disposición para el pecado mortal.

90. El pecado venial deliberado es un mal menor que el pecado mortal, pero es un gran mal moral en sí mismo, y más grande que todos los males temporales y materiales. Es como los microbios del alma o enfermedades. Esta malicia le viene de ser una ofensa contra la infinita majestad de DIOS.

91. Sus efectos.

a. En esta vida, disminuye progresivamente en el alma el fervor de la caridad y amor de Dios, llevando a la tibieza. Nos priva de muchos dones y gracias del Cielo. Aumenta las dificultades en la práctica del bien. Nos dispone para el pecado mortal. Nos atrae varios castigos del Cielo.
b. En la otra vida, nos hace merecer un largo Purgatorio y disminuye la Gloria en el Cielo. Es un mal, que ahora podemos remediar, tiene consecuencias para toda la eternidad.

92. Con la Virgen, podemos vivir en continua superación. Los defectos de carácter o imperfecciones congénitas, aunque no haya pecado, pueden perjudicarnos y debemos corregirnos con paciencia, esfuerzo y Gracia de DIOS. Nos alegraremos eternamente.

93. Catecismo 1163 a 1209.

EN LAS LOMAS DEL POLO NORTE

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POR SEGUNDO LLORENTE, S.J.

DOS MESES EN NOME

Un poco de historia.

Sólo una vez, desde 1901, la muy noble villa de Nome ha estado sin misionero. Los católicos de Nome no oyeron tañer la campana durante todo el invierno de 1939. Los fallecidos murieron sin sacramentos y a los nacidos no había quien los bautizase.
Celebrada la Pascua en Kotzebue, y hecha una visita al orfanotrofio de Pilgrim Springs, recibí órdenes de tomar el aeroplano y aterrizar en Nome, donde debía permanecer un par de meses, hasta que a fines de junio viniese de su Isla Singular el célebre Padre Lafortune.
Estas costas de Nome estuvieron desiertas desde mucho untes del diluvio, y por ellas retozaban corpulentos anfibios marinos, que no sabían de flechas ni de balas; pero en octubre de 1898 unos exploradores, curtidos a todos los temporales y arriesgados como pocos, después de mil fracasos por montes, valles y playas, descubrieron pepitas de oro en las arenas de la playa, que bautizaron con el nombre de Nome, y dos años más tarde las gaviotas vieron asustadas hileras interminables de tiendas de lona, donde se albergaban 25.000 mineros, procedentes de los cuatro Puntos Cardinales.
Allí se maldecía y se canturreaba en todas las lenguas llamadas civilizadas, hasta que poco a poco las tiendas fueron sustituidas por casetas de madera, sobre las que se erguían hoteles toscos, donde se vendían los huevos a veinte duros la docena, y donde un cántaro de vino se iba en copas, que costaban de diez a quince pesetas cada una.
En aquella multitud abigarrada de aventureros había un crecido número de católicos, que aplaudieron la idea de levantar una iglesia cuando les visitó y se lo propuso el P. René, en agosto de 1899.
Al año siguiente fue destinado a Nome el Padre Jacquet. El pobre Padre no duró mucho en la brega. Tres meses de invierno bastaron y sobraron para ponerle fuera de combate y dar con él en una camisa de fuerza. Trasladado a Holy Cross por las autoridades, recobró el juicio y trabajó a media máquina algunos años, hasta que murió plácidamente en el Yukon.
En 1901 llegaron dos Padres y levantaron la iglesia actual, cuya esbelta torre es el orgullo de la población. La cruz, en que remata, fue decorada con bombillas eléctricas, y aquella cruz iluminada salvó centenares de vidas en tormentas, borrascas y tinieblas invernales cuando navegantes y exploradores se extraviaban en la lejanía.
Años más tarde, en 1914, los yacimientos auríferos vinieron a menos, y la Compañía eléctrica, con la excusa de que no podía sufragar los gastos, cortó la corriente y la cruz cesó de brillar en la oscuridad.
Era entonces Nome una ciudad floreciente con Instituto, tres Diarios, calles, almacenes, cuatro sociedades secretas y trabajo para todos en abundancia. En nuestra iglesia se decían dos misas los do-mingos por no caber todos en una.
En 1903 arribó el P. Lafortune, que había de oscurecer con su brillo a todos los misioneros de Alaska, pasados y presentes. Pequeño de cuerpo, canadiense de nación, industrioso como pocos y habilidoso como el que más, este Padre que aún vive tomó a su cargo los indígenas de Nome y sus cercanías y levantó para ellos iglesia aparte, donde les predicaba en su misma lengua.
Bautizó eskimales a centenares, y se acostumbró a vivir y comer como ellos, sin que por eso dejara de ser con los blancos el sacerdote urbano y cortés, cuya santidad admiraban y admiran de consuno.

El "Diario" de los Misioneros

Apenas me instalé en Nome, abrí los cartapacios donde los Padres han venido escribiendo el Diario de la casa desde 1901 hasta 1939. Es un arsenal de información que no se puede valuar en dinero. Por allí desfila tullo.
Un grupo de señoras se encargó en 1906 de limpiar la iglesia y sufragar los gastos del altar. Poco a poco se convirtieron en dueñas absolutas de la iglesia, hasta que llegó un Padre de agallas y, después de estudiar el problema despacio, con una ironía socarrona y una tenacidad de hierro, las fue destronando insensiblemente, hasta que una mañana las buenas señoras se vieron en la calle sin saberlo.
Las tiples protestantes que cantaban en nuestro coro, y que se creían indispensables, fueron despedidas con una sonrisa tan fina y aristocrática, que a ellas mismas las hizo reír.
Hubo conversiones ruidosas, y pérdidas dolorosas, y muertes repentinas, que pusieron al pueblo los pelos de punta, y fallecimientos muy edificantes, que esparcieron olor de santidad por toda la población.
Hubo años de abundancia, y hubo años en que los Padres vivían adeudados y muy preocupados. Enfermedades, calumnias, propaganda subversiva, malas inteligencias, verdadera persecución... de todo libró Dios a los buenos Padres, que bregaban contra viento y marca, en un resalsero de pasiones bajas atizadas por personas constituidas en altos cargos y dignidades civiles.
Todo está en el Diario. Si una vieja eskimala regala dos libros de hígado de foca; si un solterón adinerado da quinientas pesetas para pintar las paredes y comprar carbón; si el señor Obispo, en la visite, les llama al orden por gastar mucha azúcar; si este año ha habido más o menos casos de locura que el año pasado; si será o no será contra la pobreza quemar incienso oloroso después de la catequesis de los eskimales, que olían que apestaban, etc., etc.
Hoy día Nome es una sombra del pasado. Quedan, sí, calles y muchas casas; pero no todas están habitadas.
No hay más que un periodicucho pobrísimo, que sale tres veces por semana. En las páginas emponzoñadas de este papelón ridículo se envenenaron las mentes de los habitantes de Nome en la cuestión de la guerra española.
Uno de los católicos más influyentes de Nome no vaciló en decirme que Franco era un demonio disfrazado de hombre, un Atila, etc., etc. Todos mis argumentos en contra se estrellaron o rebotaron en aquella testuz de carnero bravío. Lo había dicho el periódico, luego así tenía que ser.

Los aventureros del Polo.

Los primeros días fui a comer a una venta, mitad fonda, mitad taberna. Allí tuve que codearme con el celebérrimo tipo de viejo aventurero, que vino en 1898 y anda todavía vagando por las proximidades del Círculo Polar.
El nombre genérico que comprende a todos los viejos de esta catadura es “saordó”. Rigurosamente hablando, todo el que en noviembre vea helarse los ríos y las playas y presencie el deshielo en junio, pasa por el mero hecho a la categoría de “saordó”.
Mientras más inviernos se pasan en Alaska, más tiene uno de “saordó”. Pero hay “saordós” y “saordós”. Yo mismo soy un “saordó” en rigor técnico, aunque no me precie de ello en presencia de los viejos.
El “saordó” castizo es esto: septuagenario, soltero, alto y encorvado, calvo o con un pelo ralo blanquísimo, bigote rubio, ojos azules y aguardentosos, pipa negra y jorobada que cae hasta la perilla, chaquetón que sujeta un cinturón hermano carnal de la cincha, botas anfibias, de goma hasta los tobillos y de cuero el resto hasta la rodilla; no tiene religión, escupe treinta veces por minuto, lo ha leído todo, lo sabe todo, lo ha visto todo, lo quiere hablar todo, come por diez y se llama Jorge.
El que se llama Bernabé, Dionisio, Jeremías o Gregorio no es “aordó” legítimo, sino extranjero y advenedizo, tal vez ruso, bohemio o yugoslavo. Tiene quo llamarse Jorge y venir de antepasados escoceses, yankis o escandinavos.
Asimismo tiene que ser masón y gloriarse de ello; y, por último, tiene que poner en el mismo plano a Hitler, Franco y Mussolini y desearles a los tres muerte a fuego lento acá en la tierra, y una eternidad de horrores en el infierno.
Cuando el “saordó” enferma de gravedad, sus viejos hermanos masones le ponen un garrafón de vino junto a la almohada para aliviarle los trances penosos de la agonía; y, cuando el infeliz se desploma inerte como encina corroída y deja de escupir, le amortajan caritativamente y le llevan al cementerio masónico.
En el centro del cementerio general de Nome hay un reservado con rótulos enormes que dicen: “Cementerio Masónico”. El fin de estos rótulos es facilitar el día del Juicio a los Angeles la tarea penosa de separar los malos de los buenos. El Angel que, de un vistazo, vea salir de esta parcela masónica una caterva de seres espantadizos, ganará tiempo acorralándolos a todos a la izquierda sin más ceremonias.

Celos y charlas femeninas

En Nome tuve sorpresas que en Kotzebue ni las hubiera soñado. Una señora viuda, octogenaria, me llevó un mazapán con adornos de baño blanco y canela que me desarmó con sólo mirarle. En el aturdimiento consiguiente le ofrecí a la señora una silla, y el dichoso mazapán me costó dos horas y media de escuchamiento.
A los tres días, otro mazapán y dos horas en las sillas. Al día siguiente, un paquete de rosquillas deliciosas y tanta charla que, cortando todos los nudos gordianos de la urbanidad más elemental, miré al reloj y me excusé con que tenía que rezar el Breviario.
Al día siguiente, dos pollos desplumados; abiertos y helados y una charla que no llevaba trazas de acabar.
Otra señora adiposa y septuagenaria, no católica, viuda de un renegado católico que murió sin Sacramentos, tuvo celos de la octogenaria y, no queriendo ser menos, me empezó a traer rosquillas y mazapanes, que yo tenía que pagar con asentadas eternas, escuchando detalles minuciosísimos de episodios los más ridículos y baladíes. Allí me enteré de la vida y milagros de las dos terceras partes de la población.
Las dos señoras se sabían de memoria una a otra, y las dos se querían como la zorra y la gallina. La octogenaria prometió revocar el testamento y escribir otro donde estuviera incluido mi nombre. La septuagenaria se contentó con hacerme probar un traje planchado y seminuevo de su difunto esposo, más unas camisas y un maletín repleto de pañuelos blancos muy majos.
Al preguntarlas separadamente por qué no habían hecho eso años antes con otro Padre, me respondieron que nunca habían hallado oportunidad de hacerlo; pues, o no los habían hallado en casa cuando iban a visitarlos, o, si los hallaban, no tenían paciencia para escucharlas y las despedían a tocateja con buenos modos y maneras.
La respuesta me hizo reír. Unos días antes mi paciencia había estado a punto de estallar.
Los católicos se alegraron de ver de nuevo al misionero y acudieron con fidelidad a cumplir con Pascua. Siguiendo una costumbre inmemorial, los blancos se sientan a un lado y los indígenas y mestizos a otro.
Todos hablan inglés. Los mismos indígenas se van avergonzando de su lengua gutural, y se vanaglorian de hablar inglés, y hasta de salir con frases elegantes y palabras floridas, que no dicen del todo bien, entre giros bárbaros y frases incorrectas.

El hospital de Nome

Desde 1906 hasta 1919 hubo en Nome un hospital católico, regentado por Hermanas de la Caridad amables y abnegadas, como es proverbial en ellas.
En toda la redondez del globo son estas hermanas respetadas y buscadas, y dondequiera que levantan ellas un hospital, arruinan irremisiblemente a los hospitales circunvecinos. Los enfermos quieren ser tratados por las hermanas, y por nadie más.
Pero Nome es una excepción en el mundo. Nome es el tipo clásico de pueblo venido a menos, habitado por tipos de una pedantería soez que consideran progreso pertenecer a la masonería, creer en la evolución, dudar filosóficamente delta existencia de Dios, y evitar todo contacto con el Catolicismo retrogrador y opresor de las conciencias.
La presencia de un hospital católico entre sus chozas atiborradas de revistas indecentes era un reto al progreso y a la libertad de pensamiento.
Después de muchas juntas y disputas, decidieron llamar a los protestantes, a quienes aseguraron que favorecerían contra la institución católica. Así lo hicieron. Las Hermanas se trasladaron al sur de la península y dejaron el campo a los Metodistas.
Ahora el hospital está regentado por gente de negocio, que se cuida más de los dólares que de los dolores de los enfermos. Las enfermeras tienen novio y no atienden a los enfermos como lo hacían 1as Hermanas. Los viejos marrulleros, que invitaron a los Metodistas, vieron el error y escribieron cartas a las Hermanas rogándolas volver. Ninguna de las cartas recibió contestación. Así escarmientan otros en cabeza ajena.

Con el campeón de ajedrez.

En este hospital incoloro había un enfermo hidrópico, un “saordó” de los castizos, que era el campeón de ajedrez desde 1915. Le visité y jugamos una tarde. Ya se veía que era el campeón ! Como me paraba los pies a las pocas jugadas, decidimos que jugara él sin una torre, y así tuvimos unos juegos interesantísimos. Una tarde me ganó sin torre.
Al día siguiente fui al hospital muy de prisa y decidido a darle una paliza, y me encontré con que la cama estaba vacía. Había muerto por la noche. Quedé muy impresionado, pues el pobre señor no tenía religión, ni la había querido tener jamás.
Con todo, nos habíamos hecho verdaderos amigos en aquella cama donde nos sentábamos a estudiar jugadas nuevas y ataques inesperados. Sus restos descansan blandamente en el cementerio masónico.

LA VIRGEN MARÍA

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de Mons. Tihamet Toth.
Segunda parte del libro El Mesías.
Resumen y actualización.


¿COMO HONRAR A MARIA?
(Continuación)

474.- Y entonces brotó de labios de María el cántico de eterna hermosura, el Magníficat, que desvía de sí toda alabanza, todo homenaje, y los ofrece a DIOS. Mi alma engrandece al Señor; mi espíritu está trasportado de gozo en el DIOS salvador mío; porque ha puesto los ojos en la bajeza de su esclava..., lo que haya en mí de bueno, de virtud hermosa, todo es limosna recibida de manos de DIOS. Cuya misericordia se derrama de generación en generación sobre los que Le temen. Hizo alarde del poder de su brazo; deshizo las miradas del corazón de los soberbios; derribó del trono a los poderosos y ensalzó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos, y a los ricos despidió vacíos... ¿Es posible alabar más bellamente la Omnipotencia divina que vigila sobre el mundo con fuerza y dulzura? ¿Es posible fortalecer más nuestra fe puesta en DIOS?

475.- En cierta ocasión un hombre gravemente enfermo se desplomó en la calle. Lo llevaron a un hospital y llamaron a un sacerdote para que lo confesara. Pero el pobre hombre hacía ya tiempo que había perdido la fe de su juventud, por el duro y cruel camino de la vida; y por mucho que el sacerdote insistió en hablar con él, rechazaba con dureza la palabra del Ministro de DIOS. Más cuando éste, agotados ya todos los recursos, empezó a hablar de la madre del enfermo, se ablandó entonces el corazón empedernido y resurgió la fe sepultada de la niñez.

476.- ¡Cuántos hombres de nuestros días sienten menguar su fe por el camino amargo de la vida! ¡Cuántos la perdieron por completo! Debemos hablarles de la Madre celestial, para que por medio de Ella vuelvan a la fe viva de sus mayores. Gritemos nuevamente a Cristo: ¡Bienaventurado el vientre que te llevó! Y escuchemos la respuesta que brota de los divinos labios: Bienaventurados más bien los que oyen la palabra de DIOS, y la ponen en práctica, San Lucas 11,28.

477.- El culto Mariano comunica unidad a nuestra fe; guarda la incolumidad, la pureza, la unidad de nuestra fe en Cristo. Hay quienes desconociendo la historia, afirman lo contrario.- El culto mariano, dicen, no es una práctica que nos venga del primitivo cristianismo. Hasta el año 431, en el Concilio de Éfeso no fue declarada Madre de DIOS; en 1854 fue definido el dogma de la Concepción Inmaculada; y le añadimos que en 1950 el Papa Pío 12 proclama la Asunción de la Virgen al Cielo en cuerpo y alma.

478.- La verdad es que realmente la Iglesia definió en esas fechas esos Dogmas, pero desde sus comienzos creía en ellos. La Iglesia define dogmáticamente una verdad, solamente si tal verdad de fe se ve atacada o está puesta en tela de juicio. La Virgen María siempre estuvo exenta de todo pecado original. El pintor español y sevillano, Murillo, unos trescientos años antes de que se definiera la Concepción Inmaculada de María ya pinto treinta cuadros magníficos de la Inmaculada, y en algún pueblo de España ya se celebraba su fiesta; el concilio de Trento en el siglo 16 anuncia la creencia de la Iglesia; San Efrén mil quinientos años antes también la defendió; el franciscano Duns Scoto en la Universidad de París ya decía: DIOS podía o no podía tener una Madre Inmaculada; DIOS quería o no quería tener una Madre Inmaculada; luego si podía y quería, la hizo: potuit, voluit, ergo fecit. Y San Lucas, inspirado por el Espíritu Santo, ya la llama Llena de Gracia; no lo estaría si no hubiera sido Inmaculada desde su concepción. Y San Bernardo la llama: llena para sí y súper llena para los demás.

EL PAPA

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CON EL BAUTISMO, EL SEÑOR CONCEDE LA LUZ DE LA FE PARA QUE RESPLANDEZCA EN UN MUNDO QUE CAMINA ENTRE LAS TINIEBLAS DE LA DUDA

Domingo, 10 enero.- En la celebración de la fiesta del Bautismo del Señor, en un clima de ternura y alegría, Benedicto XVI ha presidido esta mañana, en el marco magnífico de la Capilla Sixtina, la Santa Misa durante la cual ha tenido “el gozo de administrar”, como él mismo ha dicho, el sacramento del Bautismo a siete niñas y siete niños recién nacidos “acogidos con alegría en la Comunidad cristiana, que desde hoy se ha convertido en su familia”.
“La fe es un don que hay que descubrir, cultivar y testimoniar ha explicado el Papa- Con esta celebración del Bautismo, el Señor concede a cada uno de nosotros vivir la belleza y la alegría de ser cristianos, para que podamos introducir a los niños bautizados en la plenitud de la adhesión a Cristo”.

Con la fiesta del Bautismo de Jesús, ha explicado en Papa en su homilía, “continúa el ciclo de manifestaciones del Señor, que ha iniciado en Navidad con el nacimiento en Belén del Verbo encarnado, contemplado por María, José, y los pastores en la humildad del pesebre. Ha tenido también una etapa importante en la Epifanía, cuando el Mesías, a través de los Magos, se ha manifestado a todas las gentes. Hoy Jesús se revela, en las orillas del Jordán, a Juan, y al pueblo de Israel”.

Es la primera ocasión en la que Él, como hombre maduro, entra en la escena pública, tras haber dejado Nazaret. Lo encontramos junto al Bautista, al cual acude un gran número de gente, en una escena insólita. “El suyo es un bautismo de penitencia. Un signo que invita a la conversión, a cambiar vida, porque se acerca Aquel que 'bautizará en Espíritu santo y fuego'. De hecho, no se puede aspirar a un mundo nuevo quedando inmersos en el egoísmo y en las costumbres arraigadas al pecado”.

También Jesús abandona la casa y las normales ocupaciones para llegar al Jordán. Llega en medio de la multitud, que está escuchando al Bautista y se pone en fila como todos los otros, a la espera de ser bautizado. Juan a penas lo ve intuye que en aquel Hombre hay algo único, que es el misterioso Otro que esperaba y hacia el cual está orientada toda su vida. Comprende que está delante de Alguien más grande que él.
“En el Jordán, Jesús, sin embargo se manifiesta con una extraordinaria humildad, que recuerda la pobreza y la simplicidad del Niño acostado en el pesebre, y anticipa los sentimientos con los cuales, al final de sus días terrenos, llegará a lavar los pies de sus discípulos y sufrirá la humillación terrible de la cruz”

“El Hijo de Dios, Aquel que está sin pecado, -ha afirmado el Pontífice- se pone entre los pecadores. Muestra la cercanía de Dios al camino de conversión del hombre”. Jesús toma sobre sus hombros el peso de la culpa de la entera humanidad, “inicia su misión poniéndose en nuestro lugar, en la perspectiva de la cruz”.

Salido del agua, recogido en oración tras el bautismo, llega el momento esperado por los profetas: “De hecho, el cielo se abrió y descendió sobre Él el Espíritu Santo; se oyeron palabras nunca escuchadas antes: Tú eres mi Hijo, a quien yo quiero, mi predilecto”

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo descienden entre los hombres y nos revelan su amor que salva. Si son los ángeles los que anuncian a los pastores el nacimiento del Salvador, y es la estrella la que advierte a los Magos venidos de Oriente, ahora es la voz misma del Padre la que indica a los hombres la presencia en el mundo su Hijo y el que invita a mirar a la resurrección, a la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.

“El Evangelio, de hecho, es para nosotros gracia que da alegría y sentido a la vida. Éste, prosigue el Apóstol Pablo, nos enseña a renegar la impiedad y los deseos mundanos y a vivir en este mundo con sobriedad, con justicia, y con piedad; es decir, nos conduce a una vida más feliz, más hermosa, más solidaria, a una vida según el mandato de Dios. Podemos decir que también para estos niños hoy se abren lo cielos. Ellos reciben el don de la gracia del Bautismo y el Espíritu Santo habitará en ellos como en un templo, transformando en profundidad sus corazones”.

“Queridos amigos, hoy para estos niños es un gran día. Con el bautismo, ellos, convertidos en partícipes de la muerte y resurrección de Cristo, inician con Él la aventura gozosa y exaltadora del discípulo. La liturgia la representa como una experiencia de luz. De hecho, entregando a cada uno el cirio encendido en el cirio pascual, la Iglesia afirma: 'Recibís la luz de Cristo'.

En esta luz los niños bautizados deberán caminar toda su vida, ayudados por las palabras y el ejemplo de sus padres, padrinos y madrinas: “Todos ellos deberán empeñarse para alimentar con las palabras y el testimonio de sus vidas, las llamas de la fe de estos niños, para que pueda resplandecer en este mundo nuestro, que a menudo va a ciegas entre las tinieblas de la duda, la luz del Evangelio que es vida y esperanza…. Solemnidad de la Epifanía, Basílica de San Pedro, 6 enero 2010.

MENSAJE

miércoles, 12 de mayo de 2010
Desde muy antiguo, en el Cielo numerosos ángeles, y en la tierra, muchos hombres, han querido materializar la Divinidad y hacerse dioses, suplantando al DIOS verdadero. Los ángeles que quisieron ser como DIOS, por soberbia, se convierten en Demonios, y se crea el Infierno. Apocalipsis 12.
Entre los hombres, también por soberbia, no quieren obedecer a DIOS, quieren sustituirle, negarle, endiosándose ellos; es el primer pecado de Adán y Eva, engañados por el Diablo en forma de Serpiente; se produce la muerte, sufrimientos, dolores y toda clase de males. Génesis 3.
Pero DIOS anuncia la Redención, por la Encarnación; DIOS quiere y se hace perfecto Hombre, en todo igual a nosotros menos en el pecado, sin dejar de ser DIOS, para poder sufrir y morir, y resucitar, dándonos el perdón de los pecados, hacernos hijos suyos, y herederos del Cielo.
Los que quisieron hacerse como DIOS por soberbia, don degradados; por la humildad, somos elevados a la Familia de DIOS al participar en su Vida, y nos hace herederos del Cielo. Es el futuro eterno y glorioso del Cielo, que se nos presenta lleno de luz. En las perfecciones de DIOS está nuestra plenitud; en la Resurrección de Cristo, está también la nuestra, Que la alegría de la Virgen, al ver el triunfo de su Hijo, y el nuestro, nos llene de gozo.

Os bendice.
Padre Juan. Serviam.

HOMILIA 37ª

Cuando éstos se marcharon, empezó Jesús a hablar a las turbas acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Pues qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido de ropas delicadas?
Mirad que los que llevan ropas delicadas viven en los palacios de los reyes. ¿Pues qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, yo os lo aseguro, y más que un profeta. San Mateo 11,17.


245.- Las turbas sospecharon de Juan.-
1. El asunto de los discípulos de Juan se había resuelto bien, y se retiraron de la presencia de Jesús confirmados por los milagros que allí mismo le habían visto realizar. Ahora había que corregir también la opinión del pueblo. Los discípulos de Juan nada malo podían sospechar de su maestro; pero aquella muchedumbre ingente pudo sacar las más absurdas consecuencias de la pregunta que a Jesús le dirigieron, pues ignoraban la intención con que Juan los había enviado, y es muy probable que cuchichearan entre sí diciendo: ¿El que dio tan solemnes testimonios ha cambiado ahora de opinión, y está en dudas de si es éste el que ha de venir o hay que esperar a otro? ¿No dirá esto por estar en desacuerdo con Jesús? ¿No se habrá vuelto cobarde a fuerza de cárcel? ¿No serían vanas y sin sentido todas sus palabras anteriores?

246.- Como era, pues, muy natural que la gente se forjara sospechas por el estilo, mirad cómo corrige el Señor su flaqueza y elimina todas esas sospechas. Porque, cuando se marcharon ellos, empezó Jesús a hablar de Juan a las muchedumbres. ¿Por qué cuando aquéllos se marcharon? Para no dar la impresión de que adulaba a Juan. Mas al corregir al pueblo, no saca a relucir lo que éste sospechaba, sino que se contenga con dar la solución a los pensamientos que internamente los agitaban, con lo que les hacia ver que sabía Él los íntimos secretos de todos.

247.- Tampoco les dice cómo a los judíos: ¿Por qué pensáis mal? Mateo 4,9. Porque si es cierto que pensaban mal, no lo pensaban por malicia, sino por ignorancia del sentido de las palabras de Juan. De ahí que tampoco el Señor les habla ásperamente, sino que se contenta con corregir su modo de pensar, hace la apología de Juan y demuestra a las turbas que no había éste abandonado su opinión primera ni se había arrepentido.

248.- Juan no era un inconstante.-
Porque no era Juan un hombre ligero y versátil, sino muy asentado y firme; no era Juan tal que traicionara la misión que se le había confiado. E intentando el Señor asentar esta verdad, no la prueba de pronto por su propia afirmación, sino, ante todo, por el testimonio mismo del pueblo. Y así no sólo por lo que dijeron, sino también por lo que hicieron, los pone a ellos mismos por testigos de esa firmeza de Juan. De ahí que les diga: ¿Qué salisteis a ver en el desierto? Como si dijera: ¿Por qué abandonasteis ciudades y casas y os juntasteis como un solo hombre en el desierto? ¿Acaso para ver a un hombre miserable y ligero? Eso no tendría sentido. No es eso lo que demuestra aquél afán, aquel correr todos a una hacia el desierto.

249.- Un pueblo tan enorme, tantas ciudades no se hubiera derramado entonces con tanto fervor por el desierto y a lo largo del Jordán, si no hubieran llevado la ilusión de contemplar a un hombre extraordinario, maravilloso y más firme que una roca. No salisteis ciertamente a contemplar una caña agitada por el viento. A una caña, en efecto, se parecen perfectamente los hombres ligeros, los que son fácilmente llevados de acá para allá, los que dicen ahora una cosa y luego otra y no están firmes en nada. Y notad cómo, dejando un lado el Señor todo otro defecto, sólo les habla de la ligereza que entonces particularmente les hacía a ellos sospechar y cómo les quita todo motivo de suponerla en Juan. ¿Pues qué salisteis a ver? ¿A un hombre vestido de ropas delicadas?

250.- Mirad que los que llevan vestidos delicados viven en los palacios de los reyes. Con lo que quiere decir que Juan no era naturalmente versátil. Y esto, viene a decir el Señor, vosotros lo pusisteis de manifiesto con vuestro fervor por ir a verlo. Mas tampoco se puede decir que, sí, Juan era de suyo firme, pero que, habiéndose entregado al placer, se volvió flojo. Los hombres son lo que son, unos por naturaleza, otros porque se hacen. Por ejemplo, hay quienes son naturalmente iracundos; otros adquieren esa enfermedad de su alma a consecuencia justamente de otra larga enfermedad corporal. Unos, igualmente, son ligeros y fáciles por naturaleza; otros se hacen tales por entregarse al placer y a la molicie. Pero Juan, les dice el Señor, ni es tal por naturaleza, pues no salisteis a ver una caña; ni por haberse entregado al placer, perdió la ventaja que le dio la naturaleza.

251.- Que no fue esclavo del placer, bien lo demuestra su vestido, el desierto y la cárcel. Porque, si hubiera querido vestir ropas blandas, no se hubiera ido a morar en el desierto ni se hubiera metido en la cárcel, sino que habría buscado los palacios. Y es así que, con sólo haber callado, hubiera podido gozar de infinitos honores. Porque si aun después que le reprendió: si aun estando en la cárcel, aun le temía Herodes, mucho menos le hubiera castigado de haber él guardado silencio. Si, pues, Juan dio prueba de su firmeza y constancia con sus obras, ¿cómo podía ser justa sospecha alguna en esas virtudes?

252.- La grandeza de Juan Bautista.-
2. Así, pues, habiendo el Señor caracterizado a Juan por el lugar en que viviera, por el vestido y por el mismo concurso del pueblo hacia él, ahora alega también al profeta. Y en efecto, después de decir: ¿Qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, yo os lo aseguro, más que un profeta, prosigue: Porque éste es de quien está escrito: Mira que yo envío a mi mensajero delante de ti, para que prepare tu camino delante de ti. Primero alega el Señor el testimonio de los judíos, y luego acomoda también el del profeta; o, por mejor decir, primero pone el voto de los judíos, que es la mejor demostración, por ser testimonio dado por enemigos; en segundo lugar, la vida de Juan; tercero, su propio juicio; cuarto, al profeta, y por todos los lados cierra la boca de quienes pudieran sospechar del Precursor.

253.- Tampoco pudieran decir que, sí, Juan era naturalmente firme, pero que luego había cambiado, pues ahí estaba su modo de vestir y la cárcel y, después de todo esto, el testimonio del profeta. Y ya que el Señor llamó a Juan mayor que un profeta, ahora les hace ver en qué es mayor que un profeta. ¿En qué es, pues, mayor? En que es el que está más cerca del que había venido. Porque yo te enviaré, dice, a mi mensajero ante tu faz, es decir, muy cerca de ti. Así como en una comitiva regia, los que van más cerca del coche real son los más ilustres entre todos; así Juan, que aparece momentos antes del advenimiento del Señor. Notad cómo de ahí declaró la excelencia del Precursor, y ni ahí se detuvo, sino que añadió su propio voto diciendo: En verdad os digo, no se ha levantado entre los nacidos de mujer nadie mayor que Juan.

254.- Realmente, la afirmación de Jesús basta para declarar esta grandeza; mas si queréis saberlo por la realidad misma, considerad su mesa, su manera de vida y la alteza de sus pensamientos. Juan vivía en la tierra como si morara ya en el cielo; estaba por encima de las necesidades de la naturaleza, seguía un camino maravilloso, gastaba su tiempo entero en himnos y oraciones, sin hablar con hombre alguno, y conversando, en cambio, continuamente con DIOS. A nadie conocía, por nadie fue jamás visitado. No se alimentaba de leche ni gozaba de lecho, ni de techo, ni de pública plaza, ni de ninguna otra de las comodidades humanas. Sin embargo, Juan sabía unir la mansedumbre a la firmeza. Mirad, si no, con qué moderación habla con sus discípulos, con qué valor al pueblo judío y con qué libertad al mismo rey. De ahí que dijera el Señor: Entre los nacidos de mujer, no se ha levantado nadie mayor que Juan Bautista.

255.- Juan no puede ser comparado a Jesús.-
Sin embargo, como la hipérbole misma de la alabanza podía engendrar alguna falsa idea, y estimaran los judíos a Juan más alto que a Jesús, mirad cómo también esto lo corrige el Señor. Y es así que, como de lo mismo que los discípulos de Juan se edificaron, pudo resultar daño para las turbas, teniéndole a Juan por hombre ligero, así ahora, de lo mismo que era corrección de las turbas, podía también resultarles mayor daño, si concebían de Juan más alta idea que de Cristo mismo, fundados en lo que de aquél se les decía. De ahí que el Señor los corrige, sin dejar lugar a sospecha alguna, diciendo: Pero el que es más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. Más pequeño por la edad y también en la opinión del vulgo, pues le llamaban comedor y bebedor y solían decir: ¿No es éste el hijo del carpintero? San Mateo 13,55.

256.- Y por todas partes le despreciaban. ¿Pues qué, objetarás, sólo por comparación con Juan es mayor el Señor? ¡De ninguna manera! Porque ni el mismo Juan intenta establecer comparación, cuando dice: Él es más fuerte que yo. San Mateo 3,11, ni tampoco la establece Pablo cuando, haciendo mención de Moisés, escribe: De mayor gloria que Moisés fue tenido Cristo por digno. Hebreos 3,3. Y, en fin el Señor mismo no se compara con Salomón cuando dice: Y aquí está quien es más que Salomón. San Mateo 12,24. Más aunque diéramos de barato que aquí habló comparativamente, ello fue pura dispensación del Señor, atendiendo a la flaqueza de sus oyentes. En realidad, la gente estaba muy embobada con Juan, y entonces justamente la cárcel y la libertad con que había reprendido al rey había hecho más gloriosa su figura. Ya era, pues, bastante que, por entonces, aceptaran la comparación con Jesús.

257.- A la verdad, también el Antiguo Testamento conoce este modo de corregir las almas de los que yerran, comparando lo que no admite comparación. Por ejemplo, cuando dice: No hay semejante a ti entre los dioses, Señor. Salmo 85,8. Y otra vez: DIOS como nuestro DIOS. Salmo 85,8; 74,14. Hay, sin embargo, intérpretes que afirman haber dicho Cristo esas palabras refiriéndose a los apóstoles, otros a los ángeles. Falsa interpretación. Por otra parte, si hablaba de los apóstoles, ¿qué inconveniente había en establecer la comparación nominalmente? En cambio, refiriéndose a si mismo, es natural que ocultara su persona en atención a la sospecha dominante en el vulgo y porque no pareciese que decía algo grande de sí mismo; conducta que le vemos observar en muchas otras ocasiones.

258.- ¿Y qué quiere decir: en el reino de los cielos? En lo espiritual y en todo lo que atañe al cielo. Además, decir: Entre los nacidos de mujer no se ha levantado nadie mayor que Juan Bautista, era oponerse El mismo a Juan y contarse de este modo como la excepción. Porque si es cierto que también Él había nacido de mujer, no, sin embargo, del mismo modo que Juan. Porque Jesús no era puro hombre ni nació como otro cualquier hombre, sino de modo singular y maravilloso.

259.- El Reino de los Cielo sufre violencia.-
3. Desde los días de Juan hasta ahora prosigue Jesús, el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. ¿Qué ilación hay entre esta sentencia del Señor y lo antes dicho? Mucha ciertamente y muy armónica. Desde este momento, efectivamente, los empuja y da prisa, aun por este motivo, a que abracen la fe en Él, a par que corrobora lo que Juan había preguntado. Porque si hasta Juan, viene a decir, todo está cumplido, yo soy el que ha de venir. Porque todos los profetas, y la ley, hasta Juan han profetizado. Porque no hubieran cesado los profetas si yo no hubiera venido. No esperéis, por ende; nada más, no aguardéis a otro. Porque que yo soy, es evidente no sólo por el hecho de haber cesado los profetas, sino también por los muchos que cada día arrebatan la fe en mí. Porque es ella tan patente y clara que muchos la arrebatan. ¿Y quiénes, dime, la arrebataron? Todos los que con fervor se acercaron al Señor.

260.- Juan y Elías.-
Seguidamente, dales el Señor otra prueba diciendo: Si queréis recibirlo, él es Elías, que ha de venir. Porque yo os enviaré, dice el profeta, a Elías Tesbita, que convertirá el corazón del padre hacia sus hijos. Malaquías 4,5. Éste es, pues, Elías, les dice, como queráis atenderlo con cuidado. Porque yo enviaré, dice la Escritura, a mi mensajero delante de tu faz. Malaquías 3.1. Y muy bien dijo: Si queréis recibirlo, con lo que les hacía ver que no quería imponérselo por la violencia. Yo no os obligo a ello, dice. Así hablaba el Señor, porque pedía un alma bien dispuesta y quería declararles que Juan era Elías y Elías Juan. Uno y otro, en efecto, recibieron el mismo ministerio; uno y otro fueron precursores. De ahí que no dijo el Señor simplemente: Éste es Elías, sino: Si queréis recibirlo, éste es Elías, es decir, si con espíritu bien dispuesto queréis atender a los acontecimientos.

261.- El Señor excita la curiosidad de los oyentes.-
Mas no se detuvo aquí, sino que quiso hacerles también ver que era menester inteligencia. De ahí que habiéndoles dicho: Éste es Elías, el que ha de venir, añadió: El que tenga oídos para oír que oiga. Ahora bien, si el Señor les hablaba así de enigmáticamente, es que quería excitarlos a que le preguntaran. Y si ni aun así se despertaron ellos de su sueño, mucho menos lo hicieran si todo se lo dijera clara y manifiestamente. Porque no va nadie a decir que no se atrevían a preguntarle y que era el Señor inaccesible. Bien le preguntaban y tentaban sobre lo que les ocurría, y mil veces enmudecidos, mil veces volvían a la carga. De haber tenido ganas de saber, ¿no le hubieran preguntado sobre cosas necesarias? Sobre la ley le preguntaron cuál era el primer mandamiento, y como ésa otras muchas cosas que no había necesidad alguna de preguntar.

262.- ¿Cómo, pues, no le preguntaron sobre lo mismo que Él decía y a lo que estaba más obligado a responder? Más que más, cuando Él mismo los convidaba e incitaba a que preguntaran. Sus sentencias, en efecto, sobre que el Reino de los cielos sufre violencia y los violentos son los que lo arrebatan, y que el que tenga oídos para oír que oiga, a excitar ese deseo iban dirigidas.

263.- “Vino Juan Bautista, que no comía ni bebía”.
¿Y con quién compararé, prosigue el Señor, a esta generación? Semejante es a unos chiquillos que se sientan en la plaza y dicen: Os hemos tocado la flauta, y no habéis golpeado el pecho. También esto parece ser independiente de lo anteriormente dicho; y, sin embargo, está muy lógicamente enlazado. Aún está el Señor en el mismo capítulo y trata de demostrarles primero que Juan obraba perfectamente de acuerdo con Él, aun cuando los hechos parecían contrarios, como en el caso de la pregunta que le dirigió por sus discípulos, y juntamente que nada omitió de cuanto debía hacer por su salvación. Es lo que el profeta decía respecto a la viña: ¿Qué otra cosa tenía que hacer con esta viña, que no lo haya hecho? Isaías 5,4. ¿Y con quién, dice aquí el Señor, compararé esta generación?

264.- Semejante es a unos chiquillos sentados en la plaza, que dicen: Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; os hemos entonado un canto de duelo, y no os habéis golpeado el pecho. Porque vino Juan, que no comía ni bebía y dijeron: Está endemoniado. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: Ése es un hombre tragón y borracho, amigo de publicanos y pecadores. Que es como si dijera: Yo y Juan seguimos distinto camino, pero los dos llegamos al mismo término. Somos dos cazadores que acosan a un animal difícil de coger y que puede caer en la trampa por dos caminos. Cada cazador toma el suyo, contrario al de su compañero, de modo que por uno u otro lado caiga en el lazo sin remedio. Mirad, si no, cómo todo el género humano admira la maravilla de una vida de ayuno, de austeridad y filosofía.

265.- Por eso dispuso la providencia de DIOS que Juan se criara desde el principio en ese género de vida, a fin de que ello fuera una razón más de dar crédito a sus palabras. Entonces, dirás, ¿por qué no entró también Jesús por ese camino? También, también Él entró, puesto que ayunó durante cuarenta días y corría pueblos y ciudades enseñando, sin tener dónde reclinar su cabeza. Sin embargo, Él conseguía lo mismo también de otro modo y por otro camino obtenía el mismo provecho. Porque lo mismo que entrar Él por aquel camino, y aún mucho mejor, era ser atestiguado por quien lo había seguido. Por otra parte, Juan no podía presentar otra cosa que la austeridad de su vida y conducta, puesto que no hizo jamás milagro alguno: Jesús, empero, tenía justamente el testimonio de sus milagros y el de su vida maravillosa. Dejando, pues, a Juan la gloria del ayuno, el Señor siguió camino contrario, y no tuvo escrúpulo de sentarse a la mesa y comer y beber con publicanos.

266.- Los judíos no creyeron ni a Juan ni a Jesús.-
4. Preguntemos, pues, a los judíos: ¿Es cosa buena y admirable el ayuno? Entonces teníais que haber creído a Juan, aceptar su misión y seguir su enseñanza. De este modo, las palabras de Juan debían llevaros a Jesús. ¿El ayuno es cosa insoportable y molesta? Luego tenían que haber creído a Jesús, que seguía camino contrario a Juan. Por uno u otro camino teníais que haber venido a parar en el reino de los cielos. Sin embargo, como fiera indomable, los judíos maltrataron a Juan y a Jesús. No fue la culpa, pues, de los que no fueron creídos, sino de quienes no quisieron creer. Nadie, en efecto, maltrata, como tampoco alaba, a la vez a dos contrarios. Por ejemplo, el que gusta de un hombre alegre y suave de carácter, no gustará de otro triste y bárbaro; el que alaba el ceñudo no alabará al alegre.

267.- Es imposible sentenciar a la vez en favor de uno y otro. De ahí que diga el Señor mismo: Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado. Es decir, yo he llevado una vida suave y no me habéis hecho caso. Y: Os hemos entonado un canto de duelo, y no os habéis golpeado el pecho. Es decir, Juan llevó vida áspera y dura, y no le prestasteis atención. Y no dijo: “Él llevó una vida y yo otra”, sino que como la intención de ambos era una sola, aun cuando sus géneros de vida contrarios, de ahí que todo lo pone en común. Y, a la verdad, aun el hecho de haber seguido camino contrario procedía de la más perfecta armonía y tendía al mismo y único fin. ¿Qué defensa, pues, os queda en adelante? De ahí, que el Señor añadiera: Y quedó justificada la sabiduría por sus propios hijos.

268.- Es decir, aun cuando vosotros no creáis, tampoco podréis acusarme de nada en adelante. Que es lo que el profeta dice del Padre: Para que quedes justificado en tus palabras. Salmo 50,6. Y es así que DIOS, aun cuando nada consiga de su solicitud para con nosotros, cumple cuanto es de su parte, y así no deja ni sombra de pretexto de ingratitud a los que de buena gana se descararían contra Él. Ahora, si los ejemplos de que se vale el Señor son viles y malsonantes, no te maravilles de ello, pues Él hablaba conforme a la debilidad de sus oyentes. También Ezequiel emplea muchos símiles acomodados a sus oyentes, pero que realmente son indignos de la grandeza de DIOS. Mas eso mismo es señaladamente signo de su solicitud para con nosotros. Mas considerad también cómo caen los judíos por otro lado en contradicción consigo mismos.

269.- Porque después de llamar a Juan endemoniado, no se pararon ahí, sino que le colgaron también al Señor el sambenito, no obstante ir por camino contrario al de Juan. Así venían a parar siempre a opiniones contradictorias. Lucas, por su parte, aún añade otro motivo más grave de acusación contra los judíos, poniendo en boca del Señor estas palabras: Porque los publicanos justificaron a DIOS, por haber aceptado el bautismo de Juan. San Lucas 7,29.

270.- Maldición a las ciudades ingratas.-
Entonces, cuando la sabiduría quedó justificada, cuando les hubo mostrado que todo se había cumplido, se puso el Señor a reprender a las ciudades. Ya que no las pudo convencer, las declara malhadadas, que es más que infundirles miedo. A la verdad, ya les había dado su enseñanza, ya había en ellas realizado sus milagros. Más ya que se obstinaban en su incredulidad, ya no le quedaba sino maldecirlas. Y entonces, dice el evangelista, empezó Jesús a maldecir a las ciudades en que se habían cumplido la mayor parte de sus milagros, por no haber hecho penitencia, y dijo: ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Por que nos demos cuenta de que los moradores de aquellas ciudades no eran malos por naturaleza, pone justamente el Señor el nombre de esta ciudad, de la que habían salido cinco apóstoles.

271.- Y es así que de Betsaida eran Felipe y las dos parejas de los que eran corifeos del coro de los doce ; es decir, Pedro y Andrés, Santiago y Juan. Porque si en Tiro y Sidón, prosigue el Señor, se hubieran realizado los milagros que en vosotras se han realizado, hace tiempo que hubieran hecho penitencia en saco y ceniza. Ahora bien, yo os aseguro que Tiro y Sidón serán tratadas más benignamente en el día del juicio que no vosotras. Y tú, Cafarnaún, que te has levantado hasta el cielo, tú serás precipitada hasta el infierno. Porque si en Sodoma se hubieran cumplido los milagros que se han cumplido en ti, Sodoma seguiría en pie hasta hoy. Ahora bien: Yo os aseguro que Sodoma será tratada más benignamente que tú en el día del Juicio.

272.- Y no sin razón les pone el ejemplo de Sodoma, pues quiere con él encarecer su culpa. Prueba, en efecto, máxima de maldad es que, por lo visto, aquellos habitantes de Cafarnaún no sólo eran peores que los que entonces vivían, sino más malvados que cuantos malvados habían jamás existido. Por modo semejante, establece el Señor otra vez comparación y condena a los judíos con el ejemplo de los ninivitas y de la reina del Sur. San Mateo 12,41-42. Sólo que allí se trata de quienes obraron bien; aquí, empero, la comparación es con quienes pecaron, lo que aumenta la gravedad.

273.- También Ezequiel conoce este modo de condenación, y así le decía a Jerusalén: Con todos tus pecados, tú has justificado a tus hermanas. Ezequiel 16,51. De este modo solía el Señor mostrar en todas partes su predilección con el Antiguo Testamento. Mas ni aun ahí paró su razonamiento, sino que les infunde mayor temor, diciéndoles que tendrán que sufrir más duro castigo que los habitantes de Sodoma y de Tiro. Así, por todos lados, trata de atraérselos; lo mismo por sus ayes de maldición que por el miedo que les infunde.

273.- La inhospitalidad de los cristianos también será castigada.-
5. Escuchemos también nosotros estas palabras del Señor. Porque no sólo contra los incrédulos, contra nosotros mismos, señaló el Señor castigo más duro que el de los habitantes de Sodoma si no acogemos a los huéspedes que acuden a nosotros, pues Él les mandó que sacudieran hasta el polvo de sus pies. Y con mucha razón. Porque si es cierto que aquéllos cometieron actos inicuos, pero, al cabo, ello fue antes de la ley y de la gracia. Mas nosotros, que hemos sido objeto de tan extraordinaria providencia, ¿qué perdón merecemos al mostrar tanto horror al huésped y cerrar las puertas a los necesitados, y antes que las puertas, los oídos? O, por mejor decir, no sólo los cerramos a los pobres, sino a los mismos apóstoles. Y, en realidad, por cerrárselos a los apóstoles, se los cerramos a los pobres.

274.- Porque si, cuando se lee a Pablo, tú no atiendes; si, cuando Juan predica su evangelio, tú no escuchas, ¿cómo recibirás al pobre, si no has recibido al apóstol? Ahora, pues, a fin de que nuestras puertas estén continuamente abiertas a los pobres y nuestros oídos a los apóstoles, limpiemos la suciedad de las orejas del alma.

275.- Contra los cantos obscenos en el teatro.-
Y es así que a la manera como la suciedad y el barro obstruyen los oídos corporales, así los cantos obscenos, las conversaciones mundanas, sobre deudas, sobre asuntos de préstamos y usuras, taponan peor que cualquier suciedad el oído del alma. Y no sólo lo taponan, sino que lo hacen impuro. Y, a la verdad, los que hablan de esas cosas, no otra cosa que estiércol nos echan en los oídos. Lo que aquel bárbaro amenazaba: Comeréis vuestros propios excrementos, Isaías 36,12, etc., eso nos hacen sufrir esas gentes, no de palabra, sino de hecho. Y, a decir verdad, más gravemente todavía, pues más repugnantes que aquéllos son esos cantos obscenos. Y lo más grave es que, lejos de molestaros al oírlos, los celebráis con vuestra risa, cuando fuera deber vuestro abominarlos y salir huyendo. Y si esas cosas no son abominables, anda, baja tú a la escena e imita eso mismo que aplaudes. O, mejor, anda sólo en compañía de quien de ese modo te hace reír. ¡No lo soportarías! Entonces, ¿por qué le tributas tanto honor?

276.- Las mismas leyes promulgadas por los paganos decretan que esas gentes sean tenidas por bajas. Tú, en cambio, los recibes con la ciudad entera, como si se tratara de embajadores o generales victoriosos, y a todos los invitas a que se llenen las orejas de excrementos. Si un esclavo tuyo pronuncia una palabra indecente, y tú la oyes, recibe su buena tunda de azotes. Si eso lo hace tu mujer, un hijo tuyo o cualquier oto, tú lo tienes por una indecencia. En cambio, si unos hombres viles, que no valen tres óbolos, te invitan a que vayas a oír sus palabras indecentes, no sólo no te irritas, sino que te alegra y los aplaudes. ¿Puede darse mayor inconsecuencia? ¿Y qué adelantamos con eso? O, mejor dicho, ¿cómo se demuestra que tú no las dices? Si no las dijeras, no te reirías al oírlas, ni correrías con tanto afán a escuchar unas voces que te deshonran.

277.- Si no, dime: ¿te alegras cuando oyes una blasfemia? ¿No te estremeces más bien y te tapas los oídos? Yo por lo menos así lo supongo. ¿Qué se sigue de ahí? Que tú tampoco blasfemas. Hazlo así también con las palabras torpes. Y si quieres demostrar con evidencia que tú tampoco gustas de pronunciarlas, no aguantes ni el oírlas. ¿Cuándo en efecto, esperas llegar a ser hombre bueno, si de tales audiciones te alimentas? ¿Cuándo soportarás los combates por la castidad, si te vas dejando arrastrar poco a poco por esa risa, por esos cantos y palabras obscenas? Ya sería bastante que, con un alma limpia de todo eso, pudieras llegar a ser puro y casto, no digamos si de tales audiciones la alimentas. ¿Es que no sabéis que toda nuestra inclinación se va hacia el mal? Pues si ya de él hacemos un arte y un oficio, ¿cómo podremos huir del horno del infierno? ¿No habéis oído la palabra de Pablo: Alegraos en el Señor? Filipenses 4,4. ¡En el Señor, no en el diablo!

278.- Terrible invectiva contra el teatro.-
6. ¿Cuándo, pues, estarás en disposición de oír a Pablo? ¿Cuándo tendrás conciencia de tus pecados, puesto que esos espectáculos te producen borrachera continua, de la que nunca despiertas? Porque, que hayas venido aquí, a la iglesia, no es cosa grande ni maravillosa, o, por mejor decir, si que es cosa maravillosa. Pues aquí vienes porque sí, por mero cumplimiento; al teatro, en cambio, te diriges con fervor, a la carrera y con entusiasmo sin límites. Y bien se ve por lo que a casa llevas, cuando de allí vuelves. Porque es así que todo el cieno que allí se os ha echado encima por medio de palabras, de canciones y de risas, cada uno lo recoge para llevárselo a casa, o, por mejor decir, no tanto os lo lleváis materialmente a casa, cuanto os lo metéis en la propia alma. De lo que no es abominable, os apartáis con horror; lo de verdad abominable, empero, no sólo no lo aborrecéis, sino que lo amáis.

279.- Así, muchos se lavan cuando vuelven del cementerio; mas cuando vuelven del teatro, no se les ocurre gemir ni derramar fuentes de lágrimas. Y, sin embargo, un muerto no es cosa impura; el pecado, empero, deja tan grande mancha, que mil fuentes de agua no son capaces de lavarla; sí, las lágrimas y la confesión. Pero nadie se da cuenta de esta mancha. Y es que como tememos lo que no debemos temer, nos espantamos de lo que no debiéramos espantarnos. Mas ¿qué estruendo es ése, qué alboroto, qué voces infernales, qué diabólicas figuras? ¡Ah!. Es un joven, que, no obstante su sexo, se echa atrás una larga cabellera y, afeminada su naturaleza, por su mirada, por su figura, por sus vestidos, por todo, en una palabra, se esfuerza por remedar la imagen de una tierna muchacha.

280.- Allí, por lo contrario, aparece un viejo con el cabello rasurado a navaja, con los lomos ceñidos, que antes de cortarse el pelo se cortó también el pudor, y allí está dispuesto a que le abofeteen y a hacer y decir por su cuenta todo lo que bien le venga. En cuanto a las mujeres, allí están también, con la cabeza descubierta, hablando desvergonzadas con el pueblo, muy bien estudiado su papel de impudicicia y derramando en las almas de los oyentes todo desenfreno y toda disolución. Solo un empeño tienen: arrancar de raíz todo sentido de castidad, deshonrar la naturaleza, satisfacer el deseo del maligno demonio. Y es así que allí las palabras son torpes, ridículas las figuras, ridículo el peinado, y, por el estilo, el paso, el vestido, la voz, las contorsiones de los miembros, las desviaciones de los ojos, y las siringes, y las flautas, y los dramas, y los temas.

281.- Todo, en una palabra, rebosa de la más absoluta disolución. ¿Cómo, pues, dime por tu vida, podrás ser sobrio, cuando el diablo te ofrece ese vino puro de disolución y te brinda con tantas copas de torpeza? Allí, en efecto, los adulterios, allí la violación de los casamientos, mujeres de rompe y rasga, hombres pervertidos, jóvenes afeminados, todo, en fin, rebosante de iniquidad, monstruosidad y torpeza. No debían, pues, reír los espectadores, sino llorar y gemir amargamente. ¿Pues qué?, me gritas. ¿Vamos a cerrar la escena y por tu palabra va a trastornarse todo? ¡No! Ahora es ciertamente cuando todo está trastornado. ¿De dónde, dime por favor, proceden las asechanzas contra los matrimonios, sino de esa escena? ¿De dónde salen los que taladran las cámaras nupciales, sino del teatro? ¿No vienen de ahí los hombres que se muestran duros con sus mujeres? ¿No vienen de ahí las mujeres que son despreciadas por sus maridos? ¿No vienen de ahí la mayoría de los adulterios?

282.- De suerte que quien lo trastorna todo es justamente el que va al teatro; ése es el que ha introducido esta terrible tiranía de la disolución. No, me contestas, todo esto está ordenado por las leyes. ¡Entonces, te respondo yo, el raptar a las mujeres, el corromper a los muchachos, el trastornar a las familias es obra de los que ocupan las ciudadelas, obra de los que mandan! ¿Y quién, me dices, se ha hecho adúltero a consecuencia de estos espectáculos? ¿Y quién no se ha hecho?, te respondo yo. Si fuera lícito citar aquí nombres, yo te demostraría a cuántos maridos han separado de sus mujeres, a cuántos cogieron cautivos aquellas rameras de la escena, a unos arrancándolos del mismo lecho nupcial, a otros no dejándoles siquiera pensar en el matrimonio.

283.- ¿Pues qué? Dime, ¿vamos a trastornar las leyes todas? ¡No! Derribando esos teatros, lo único que se trastorna es una iniquidad. Porque de ahí, por lo menos, las sediciones y los tumultos. Porque quienes viven de la escena y venden su voz a su vientre; los que tienen por profesión el vicio y el cometer cualquier extravagancia, ésos son los que mejor encandilan a la chusma y los que producen los tumultos en las ciudades. Y es así que una juventud entregada a la ociosidad y nutrida en tales males, se vuelve más salvaje que todas las fieras.

284.- Hay honestas diversiones fuera del teatro.-
7. ¿De dónde, dime, proceden los hechiceros? ¿No vienen de que esas gentes quieren excitar a una chusma vanamente ociosa, de que quieren que los farsantes se aprovechen de los frecuentes tumultos y de que enfrentan a las mujeres perdidas con las honradas? Porque llevan sus embustes a extremo tal, que no vacilan en turbar la paz de los huesos de los difuntos. ¿No proceden también de que se ven forzados a gastar enormes sumas en esos abominables coros del diablo? ¿Y de dónde viene la disolución, con toda su infinita secuela de males? ¿Ves cómo eres tú el que trastornas la vida al abogar por el teatro? Yo, empero, que pido su destrucción, más bien la sostengo. ¡Derribemos, pues, el teatro!, me contestas. ¡Ojalá fuera posible derribarlo! O, mejor, con sólo que queráis, por lo que a nosotros toca, ya está derribado, ya está por el suelo. Sin embargo, yo no pido siquiera tanto.

285.- Queden en pie los teatros; pero no los frecuentéis, lo que es mérito mayor que derribarlos. Y si no a otros, imitad en esto a los bárbaros, que están limpios de semejantes espectáculos. ¿Qué excusa podremos ya poner nosotros, nosotros ciudadanos de los cielos, que entramos en los coros de los querubines y somos compañeros de los ángeles, si en esto nos hacemos peores que los bárbaros? ¡Y eso cuando tantos modos mejores tenemos de divertirnos! Si quieres, en efecto, recrearte, pasea por los jardines, por la orilla del río y de los lagos. Contempla los parques, escucha el canto de las cigarras, visita las tumbas de los mártires. Allí, juntamente con la salud de tu cuerpo, hallarás provecho para tu alma; allí no hay daño alguno, allí el placer no va seguido del remordimiento, como en los teatros.

286.- Tienes mujer y tienes hijos. ¿Qué placer puede compararse con ése? Tienes tu casa, tienes amigos. Estos, sí, son placeres, en que el provecho es perfectamente compatible con la castidad. ¿Qué hay, dime por tu vida, para quien vive castamente, más dulce que la mujer y los hijos? Por lo menos se cuenta de unos bárbaros haber dicho una palabra llena de filosofía. Como oyeran hablar de estos teatros de iniquidad y del placer indecente que procuraban: “¡Cualquiera diría, dijeron, que los romanos han inventado semejantes pasatiempos por no tener mujeres ni hijos!” Con lo que daban a entender que, si se quiere vivir honestamente, no hay nada más dulce que la mujer y los hijos.

287.- Sin espectadores no habría teatro.-
¿Y qué, objetas, si yo te demuestro que hay quienes ningún daño reciben de la frecuentación del teatro? A lo que yo te contestaré que ya es muy grande daño pasar allí inútilmente el tiempo y ser escándalo para los otros. Aun cuando tú personalmente no sufras daño, con tu presencia aficionas más al otro al espectáculo. Pero ¿cómo podrá decirse que tú no sufres daño, cuando contribuyes a los que se producen? Porque el hechicero, y el joven pervertido, y la mujer perdida, y todos aquellos coros del diablo, sobre tu cabeza harán caer la culpa de todo lo que allí se hace. Porque, si no hubiera espectadores, tampoco habría quienes se dedicaran a esas infamias; pero como los hay, también ellos tendrán parte en el fuego que ha de castigar lo que allí se hace.

288.- En conclusión, aun suponiendo que tu castidad no tuviera que sufrir nada allí, lo cual es imposible, aun tendrás, sin embargo, que dar grave cuenta de la perdición de los otros: de los que contemplan el espectáculo y de los que atraen a los espectadores. Y, a la verdad, mucho hubiera ganado tu castidad si no hubieras acudido allí. Porque si aun ahora te mantienes casto, más casto serías de no haber frecuentado tales vistas.

289.- Exhortación final: ¡Basta de vanas excusas!
No porfiemos, pues, vanamente. No excogitemos defensas insensatas. Sólo tenemos una defensa: huir del horno de Babilonia, estar muy lejos de la ramera egipcia, aun cuando tuviéramos que escapar desnudos de sus manos. De este modo gozaremos del placer más puro, pues no nos acusará nuestra conciencia viviremos con castidad la presente vida y alcanzaremos los bienes venideros por la gracia y amor de nuestro Señor Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

TEOLOGIA 3 - CICLO C - TEMA 1

A.- Revelación y Biblia:
Visión de Conjunto.

1. Revelación natural. DIOS ha hablado a los hombres; se ha manifestado, revelado, que significa quitar velo, descubrir algo oculto. Sabemos por la Biblia que DIOS ha hablado a los hombres; las verdades y los preceptos fundamentales los ha revelado DIOS en la misma naturaleza: a Adán y a los patriarcas, por la llamada revelación primitiva o natural, que por vía oral se trasmite de generación en generación, en la naturaleza: “Lo invisible de DIOS, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia, a través de sus obras”. Romanos 1,20 “Los hombres muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia”. Romanos 2,15.
Efectivamente, hasta los paganos más salvajes saben que DIOS existe; que el alma humana es inmortal; que tienen libre voluntad. Sabe que no deben matar, robar, traicionar a los suyos, etc. Saben que estas cosas son malas; que ellos son responsables por lo malo que hacen, y que DIOS castiga sus maldades. Así, por revelación natural, escrita en su conciencia, los hombres saben suficiente para poderse salvar. “De forma que son inexcusables”, romanos 1,20, si no se salvan.

2. Revelación Sobrenatural. Nos ha hecho más fácil la salvación; hay hambre de DIOS, y por eso nos dice más cosas que la Revelación Natural; es la Revelación Sobrenatural. DIOS habló a Adán, a Noe, a Abraham, Isaac, Jacob. De forma más directa, a Moisés, o Mosaica en el Sinaí unos 1400 años antes de Cristo; trasmitida por Moisés al Pueblo elegido, y después, por los Profetas que está contenida en el Antiguo Testamento. Y la revelación Cristiana por medio de Jesucristo y sus Apóstoles, que forman el Nuevo Testamento y que la Iglesia Católica conserva fiel e íntegramente hasta el fin del mundo.

3. La Sagrada Tradición y la Biblia, que significa colección de Libros, nos revela los misterios Divinos. Contiene 46 libros del Antiguo Testamento, casi todos escritos en hebreo y 27 del Nuevo, escritos en griego.
El Pentateuco, cinco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, escritos desde el siglo 10 antes de Cristo; se da una relación del origen del mundo y la historia primitiva del Pueblo de Israel. Se atribuyen a Moisés.

4. Los Libros Históricos son 16: Josué y Jueces, escritos entre los siglos 11 al 5; Rut, hacia el 5, cuenta relatos de la conquista de la Tierra Prometida.- 1º y 2º de Samuel; 1º y 2º de Reyes, y 1º y 2º de Crónicas, escritos entre los siglos 8 al 5 y relata la vida de los hebreos en tiempo de la Monarquía. Esdras y Nehemías, escritos hacia el siglo 4, cuenta la historia del pueblo hebreo después del Exilio. Tobías hacia el siglo 4, Judit hacia el 1; y Ester hacia el 3, escrito en hebreo-griego; son narraciones populares con fondo histórico. 1º y 2º Macabeos, escrito en griego el 2º, es la historia del pueblo hebreo bajo las dominaciones extranjeras.

5. Los Libros Didácticos. Job, en hebreo, hacia el 5, es narración alegórica; Salmos, en hebreo, entre el 10 al 5, también se atribuyen al rey David, es colección de alabanzas; Proverbios, en hebreo, entre los siglos 7 al 5, es colección de sentencias; Eclesiastés, en hebreo, hacia el 3, colección de sentencias; Cantar de los Cantares, en hebreo, hacia el 5, es poema alegórico; Sabiduría, en griego, hacia el 1, colección de sentencias; Eclesiástico, en hebreo, hacia el 2, es un tratado ascético.

6. Libros Proféticos. Son revelaciones de los designios de DIOS sobre su pueblo y predicciones sobre el porvenir, para mantenerlo fiel a la Alianza: Isaías, en hebreo, entre los siglos 8 al 5; Jeremías, hebreo, hacia el 7; Lamentaciones, hebreo, hacia el 6; Baruc, en hebreo, hacia el 2; Ezequiel, en hebreo, hacia el 6; Daniel, en hebreo, arameo y griego, hacia el 2; Oseas, en hebreo, hacia el 8; Joel, en hebreo, hacia el 4; Amós, en hebreo, hacia el 8; Abdías, en hebreo, hacia el 5; Jonás, en hebreo, hacia el 4; Miqueas, en hebreo, hacia el 8; Nahum, en hebreo, hacia el 7: Habacuc, en hebreo, hacia el 7; Sofonías, en hebreo, hacia el 7; Ageo, en hebreo, hacia el 6; Zacarías, en hebreo, hacia el 6; Malaquías, en hebreo, hacia el 5.

7. Libros Históricos del Nuevo Testamento. Los cuatro Evangelios que cuentan la Buena Nueva predicada por Jesucristo: San Mateo, en arameo hacia el año 50 y después en griego hacia el 65; San Marcos, en griego, hacia el 64; San Lucas, en griego, hacia el 65; y San Juan, en griego, hacia el año 95; los Hechos de los Apóstoles, en griego, hacia el año 65, por San Lucas, donde cuenta la historia de la Iglesia primitiva.

8. Libros Didácticos del Nuevo Testamento. Las cartas de San Pablo, todas en griego con destinatario concreto: Romanos, hacia el 58; 1ª y 2ª Corintios, y a los Gálatas, hacia el 57; Efesios, del 61 al 63; 1ª y 2ª Tesalonicenses, hacia el 51; 1ª Timoteo, hacia el 65; 2ª Timoteo, hacia el 67; a Tito, hacia el 65; a Filemón, del 61 al 63; Hebreos hacia el 67, que algunos piensan que no era de San Pablo.

9. Cartas Católicas, sin destinatario concreto: Santiago, hacia el 58; 1ª de San Pedro, hacia el 64; 2ª de San Pedro, hacia el 70; las tres de San Juan, hacia el 95; la de San Judas, hacia el 70; todas en griego, dirigidas a las comunidades cristianas.

10. Libro Profético del Nuevo Testamento: El Apocalipsis de San Juan, en griego, hacia el 95; es una visión profética de lo que falta por venir.

B.- Teología:
Santificación del hombre.


11. Santidad y Perfección. La santificación esencial del hombre consiste en la Caridad o Amor de Dios, la unión del alma con Dios por medio de la Gracia, que se llama también Vida Sobrenatural o Divina; nos hace justos, semejantes a Dios y agradables a sus Divinos ojos.

12. En el Antiguo Testamento, Levítico 19, se nos dice: "Sed santos, porque Yo, Yahvé, soy Santo". En los Evangelios, San Mateo 5 y 19, se nos habla y pide la perfección del Padre de los cielos. San Pablo en sus cartas, varias veces nos habla claramente de la santidad. La Iglesia, a lo largo de su historia, nos pide santidad, nos la ofrece y nos propone ejemplos a imitar. En el Concilio Vaticano II se hace una llamada universal a la Santidad. Santidad y Perfección es sinónimo, y lleva al hombre a su plenitud, al participar más en las perfecciones Divinas.

13. Grados de Santidad o Perfección. Para ir al Cielo es necesario cumplir los Mandamientos, es decir, estar en Gracia de Dios, o alcanzarla en el último momento por el arrepentimiento. Es la guerra al pecado mortal.

14. Quien desea una mayor perfección, escucha los consejos de Jesús en el Evangelio, y se anima a seguirle en Pobreza, Castidad y Obediencia, declarando la guerra a todo pecado venial e imperfecciones, y buscando siempre lo positivo; creciendo cada día más en la vida de Gracia, en sí mismo, y en los demás. El grado de Gracia que alcancemos en la tierra al morir, será en grado de Gloria que nos acompañará en el Cielo por toda la Eternidad.

15. Planes de Dios. El hombre, al ser creado por Dios, recibió de El, al mismo tiempo que el ser creado, la justicia original, es decir, la Gracia Santificante, hábitos de las Virtudes sobrenaturales, y otros muchos dones que se clasifican en tres grupos:

16. Dones naturales, todo lo propio de la naturaleza humana en estado perfecto: hermosura, salud, fuerza, ingenio, fecundidad, inteligencia clara, voluntad recta, etc.

17. Dones sobrenaturales. Gracia Santificante, reflejo de la hermosura Divina, Virtudes infusas y Dones del Espíritu Santo, que les elevó al estado sobrenatural o participación de la misma Vida Divina.

18. Dones preternaturales o estado de integridad, que comporta dominio absoluto de las pasiones, ciencia infusa e inmortalidad corporal.

19. Caída del hombre y castigo. Nuestros primeros Padres Adán y Eva pecaron, desobedeciendo a Dios en la prueba que les puso. Perdieron inmediatamente la Gracia Santificante y la Integridad de la naturaleza. Este castigo llega a toda su descendencia: al perder los padres sus riquezas, los hijos nacen en la miseria.

20. El hombre quedó sólo con los dones naturales, y éstos, averiados, es decir, la inteligencia obscurecida, la voluntad debilitada y la inclinación al mal.

21. Restauración. Ya en el mismo momento del pecado, Dios promete la Redención, amargando de esta forma el triunfo pasajero del Diablo. La llevó a cabo Jesucristo por la Encarnación, Pasión, Muerte y Resurrección, y nos la aplica la Iglesia.

22. Nacemos con el pecado original, se nos quita por el Bautismo, pero nos queda la inclinación al mal, que podemos superar con las ayudas que la Iglesia nos ofrece, pudiendo llegar a ser hijos de Dios y herederos del Cielo.

23. Por privilegio especial, fue liberada de este pecado la Virgen Inmaculada. Iba a ser Madre de Dios y no podía estar sujeta al Diablo ni siquiera un segundo. Ella, nueva Eva, concibe por obra del Espíritu Santo, y dará a luz, sin pérdida de su integridad es decir, como el rayo de sol atraviesa el cristal sin romperlo ni mancharlo, sino embelleciéndolo, al nuevo Adán, Jesucristo.

24. Por mucho mal que veamos a nuestro alrededor, podemos vencerlo con el bien, que nunca se acaba, porque nos viene de Dios. El cristianismo es la gran fortuna que tenemos que gozar y repartir.

25. Catecismo 1066 a 1112

TEOLOGIA 3 - CICLO C - TEMA 2

A.- La Tradición y La Biblia:
Consejos de San Agustín

26. Casi la totalidad de lo que DIOS ha querido revelarnos, está contenido en forma explícita o implícita, en la Sagrada Escritura. No está revelado en ella, por ejemplo la solución de la cuestión fundamental de cuántos y cuáles sean los mismos libros del Nuevo Testamento. Esto queda revelado y claro sólo en la Tradición. Pues el total de lo que DIOS nos reveló se halla en la Tradición y en la Biblia junta. “La Tradición y la Escritura están estrechamente unidas y compenetradas, por eso, ambas se han de recibir y respetar con el mismo espíritu de devoción. Concilio Vaticano 2º, Dei Verbum. Primero se predica, después se escribe. La Escritura es resultado y expresión de la Tradición; la Iglesia es Tradición; la Escritura es conservada íntegramente sólo en la Tradición viva de la Iglesia.

27. La Biblia habla de la Tradición. San Lucas 1,4, da a la Tradición, Palabra de DIOS hablada, una cierta superioridad sobre la Biblia, Palabra de DIOS escrita. Pues dice a todo cristiano que el Evangelio fue escrito “parta que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido”. Las enseñanzas recibidas son las trasmitidas a nosotros a viva voz por la Iglesia. Estas enseñanzas son justamente la Tradición. Las consignadas por escrito son la Biblia. De manera que lo primero es la Tradición, Biblia hablada, predicada. Sólo después viene la Biblia escrita, y viene con el fin de hacernos “recordar estas cosas”, 2ª de San Pedro 1,15, que son las enseñanzas trasmitidas de viva voz, esto es, Tradición. Y quiere la Biblia escrita consolidarnos en ellas. San Lucas 1,4.

28. La Palabra de DIOS toda entera, es decir, Tradición y Biblia, son las Fuentes de Revelación, fuentes de nuestra Fe. Por eso San Pablo nos exhorta “…manteneos firmes, conservar las tradiciones, verdades trasmitidas, que habéis aprendido de nosotros”, de viva voz o por carta. 2ª Tesalonicenses 2,15. A esta Tradición alude y expresa San Judas Tadeo, 3.5: “…ya habéis aprendido todo esto de una vez para siempre”; y “combatir por la fe que ha sido trasmitida a los santos, cristianos, de una vez para siempre. 1ª San Juan 3 se refiere a esta misma fe y verdad trasmitidas de viva voz, señalando: “la verdad que permanece en vosotros para siempre”.

29. San Mateo 18,16 dice: “…los Once discípulos marcharon a Galilea”. Estos Once tienen por sucesores en línea jamás interrumpida, a los Obispos de la Iglesia. Pues estos Once, pronto, con Matías, Doce, son inmortales en sus sucesores. Pedro en las Papas, y los demás Apóstoles en los Obispos. A estos sus doce Apóstoles, San Mateo 10,1; 11,1 y San Marcos 16,14, les da Jesús el solemne encargo de predicar, no escribir, su mensaje a toda la Humanidad. Y a éstos sus predicadores, perennes en virtud de su sucesión apostólica, les asegura Jesús su perenne asistencia: “He aquí que yo estoy con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo”. San Mateo 28,20. Estas palabras de Jesús garantizan la fiel predicación y conservación de la Tradición predicada por sus heraldos a través de todos los siglos.

30. Pero aquellos Doce iban a morir. Lo sabía Jesús bien, y por lo mismo es evidente que promete esta asistencia sempiterna no sólo a aquellos Doce individuos, sino a aquel Colegio Apostólico inmortal. Este Colegio Apostólico, con Pedro a la cabeza, es infalible; nunca podía ni jamás podrá perder algo esencial del mensaje de Cristo. Este Colegio Apostólico recibió, conservó y conservará la Fe y la Verdad que recibió, “de una vez para siempre”. San Judas versos 3 y 5 y 2ª de san Juan 3. La Sagrada Tradición existe desde Jesús, y es sempiterna e imperecedera en su Iglesia; es anterior, actual y posterior a la Biblia del Nuevo Testamento. La Biblia escrita, como una nave cargada de Verdad y Vida es sostenida y llevada por la corriente sempiterna de la Sagrada Tradición, como un río que corre con seguridad y lleva con firmeza la nave, a través del paisaje de los siglos y milenios, “hasta el fin del mundo”. San Mateo 28,20.

31. Nos dice San Agustín: “Cuantos temen a DIOS y por la piedad son mansos, buscan en todos estos libros la voluntad de DIOS. Como ya hemos dicho, lo primero en este empeño y trabajo ha de ser conocer estos libros, leyéndolos, aunque no todavía para entenderlos, más bien, o para entenderlos de memoria, o por lo menos, para que no le sean enteramente desconocidos”.
32. “Después se ha de investigar ya más solícita y cuidadosamente lo que en ellos claramente se dice, ya sean reglas de Vida, ya reglas de Fe, y en esto, tanto más podrá hallar cada uno cuanto mayor capacidad de entender tenga, (o el Espíritu le ilumine), pues en esto que claramente se dice en las Escrituras está cuanto pertenece a la Fe y a las costumbres de Vida, es decir, a la Esperanza y a la Caridad”.

33. “Luego, una vez adquirida cierta familiaridad con el lenguaje mismo de las Divinas Escrituras, procédase a explicar y discutir lo que de oscuro hay en ellas, (en el sentido de poder entender mejor, ya que la Palabra de DIOS no es discutible: o se acepta o no), tomando ejemplo de locuciones claras, para ilustrar por ellas las locuciones más oscuras; y por las sentencias ciertas, resolver las dudas de las dudosas. En esto servirá de mucho la memoria; pero si esta falta, no se la darán a nadie estas reglas”. De la Doctrina Cristiana, 2 c.9.

34. Invocar mucho al Espíritu Santo, purificarnos antes para tener más luz; no discutir; leer para vivir bien lo que leemos. Y dejar para el Cielo lo que aquí no entendamos, viviendo de Fe esperanzada y amorosa, dejándonos llevar por la Providencia Divina que gobierna al mundo con fuerza y dulzura. Y tener en cuenta lo que también dijo este gran Santo: “Yo no creería la Biblia si la Iglesia no me la propusiera”. Es decir, tener en cuenta el Magisterio de la Iglesia que tiene autoridad de Jesucristo, perfecto DIOS y perfecto hombre y es su Fundador, para tener plena seguridad en lo que hemos de creer, Dogmas del Credo, y practicar, Moral, en los Mandamientos, y Culto en los Sacramentos y Oración para salvarnos.

35. Y no caer en esas libres interpretaciones de quienes acomodan la Palabra de DIOS a sus gustos y pasiones, en vez de acomodar sus vidas a la Palabra de DIOS. San Juan Crisóstomo, Arzobispo de Constantinopla, que muere en el destierro por decir las verdades y descubrir los pecados incluso a los emperadores, nos decía: “Busquemos en la Biblia o Sagrada Escritura el cómo se va al Cielo, y no cómo anda el cielo”.

36. La Iglesia Católica nos alimenta con la Palabra de DIOS, a quienes van a Misa todos los días, en dos años, nos presenta todo lo que necesitamos para la salvación y santificación; son las lecturas de los años par e impar; y para los que van todos los domingos, en tres años, ciclos A, B y C, nuevamente nos lo vuelve a presentar. Que estemos atentos a lo que DIOS nos dice cada día, para vivirlo y trasmitirlo.

B.- Teología:
El pecado en general.


37. Qué es. El pecado es toda palabra, pensamiento, acción o deseo contra la Ley de Dios, dice San Agustín, también las omisiones. Es una ofensa a Dios, por ser desobediencia, al anteponer nuestra voluntad a la suya. La voluntad de Dios se manifiesta en toda la Revelación; pero de forma concreta, en los Mandamientos de la Ley de Dios y de la Iglesia, interpretados por el Magisterio.

38. Requisitos para que haya pecado formal. Materia objetiva; que la acción sea mala en sí misma, o se juzgue ser mala. Advertencia de la razón, caer en la cuenta en el acto del pecado, al menos en confuso, de la malicia propia de la acción. Consentimiento de la voluntad en dicha malicia, libremente.

39. Si faltan estos requisitos o alguno de ellos, no habrá pecado formal, y por lo mismo ninguna culpabilidad en el hombre. Pecado material sería cuando uno hace algo malo pero sin darse cuenta; por ejemplo, un loco que mata a una persona.

40. Circunstancias del pecado. Son los accidentes que acompañan a la acción o acto pecaminoso; o de algún modo le modifican. Pueden ser: Excusantes, las que anulan toda la culpabilidad: ignorancia, error, inadvertencia, falta de libertad. Atenuantes, las que disminuyen la culpabilidad: débil de voluntad, estado anormal, inconsciencia parcial. Agravantes, las que aumentan la malicia y la culpabilidad: premeditación, consagración, etc.

41. Grados del pecado. Es por la cantidad o medida de la malicia que encierran, siendo más o menos ofensivo a DIOS, y por lo tanto, digno de mayor o menor castigo. Pueden ser: Original, el de Adán y Eva, personal en ellos, heredado en nosotros; Mortal o grave, el que reúne el pleno conocimiento o advertencia y consentimiento de la voluntad en materia grave, al quebrantar una Ley Divina; y Venial o leve, cuando se quebranta la Ley en materia leve o con imperfecto conocimiento o advertencia y consentimiento.

42. Distinción de los pecados. Por su especie, y por su número cuando son de la misma especie.

43. Distinción específica. Es la malicia especial o la diversa deformidad, por lo que un pecado difiere de otro en lo esencial. Son las distintas maneras de oponerse cada pecado a una Ley o virtud.

44. Cuando el acto pecaminoso se opone a diferentes virtudes o diferentes leyes. Ejemplo: quien deja la Misa un domingo estando obligado por la Iglesia, teniendo voto particular de ir y debiendo ir por penitencia de la confesión. 3 pecados.

45. Cuando el acto pecaminoso encierra una malicia o deformidad moralmente diversa, contra una misma virtud o Ley: Ejemplo, el que omite hacer un acto de Fe cuando debía de hacerlo, y a la vez la niega. Viola la Fe de dos maneras.

46. Cuando el acto pecaminoso va acompañado de tales circunstancias que le imprimen una nueva malicia. Ejemplo: dar muerte a un sacerdote en la Iglesia es cometer tres pecados: homicidio, sacrilegio personal y sacrilegio local.

47. Distinción numérica. Viene de los objetos moralmente diversos, o actos moralmente interrumpidos. Esta más claro cuando es en distintas materias.

48. Dentro de la misma materia, será cuando el acto se interrumpe, y vuelve a hacerse. Si tenemos la buena costumbre de hacer muchos actos de amor y de odio al pecado, será más difícil caer.

49. Catecismo 1846 a 1853.

TEOLOGIA 3 - CICLO C - TEMA 3

A.- Vaticano 2º:
Sobre la Divina Revelación. 18.11.1965.

50. Presenta la doctrina verdadera sobre la revelación, para que la anunciemos y todo el que oiga, crea, practique y se salve. DIOS puede hablar con los hombres, sus criaturas, de muchas formas. La revelación Natural o Primitiva y Mosaica son una preparación para la revelación Cristiana y plena de los Evangelios. Tenemos que recibirla con Fe, que es la respuesta de la Criatura al Creador que habla. Esta Revelación Cristiana Cristo la comunica a los Apóstoles, y sucesores los Obispos, organizando la Iglesia para asegurar su conservación plena y continuidad hasta el Fin del Mundo, y que nos la presenta en el Credo.

51. La Iglesia Católica tiene dos fuentes de revelación: la Sagrada Tradición o Biblia hablada, y la Sagrada Escritura o Biblia escrita. Primero se predica, después se escribe. La Tradición se deriva de los Apóstoles en el Magisterio de la Iglesia y enseñanzas de los Santos Padres. Hay una relación muy íntima entre las dos, llegando a complementarse, por venir del mismo DIOS, y ser encomendada su interpretación correcta al Magisterio vivo de la Iglesia, Pío 12 el 12.08.1950, Año Santo.

52. La inspiración y su interpretación. DIOS es el autor principal que inspira, para que los autores secundarios o hagiógrafos, con plena libertad y según sus condiciones, escriban lo que el Espíritu Santo les inspire. Así nos dan plena seguridad de que no hay error en materia de Fe y Costumbres. No vale quedarse con frases aisladas, sino aceptarla en conjunto: “Toda la Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar, argüir, corregir, educar en la justicia, a fin de que el hombre de DIOS sea perfecto y equipado para toda obra buena”. San Pablo en 2ª Timoteo 3,16-17. Debemos tener en cuenta los géneros literarios y tener presente lo que el Espíritu Santo, por el hagiógrafo, nos quiso decir y quiere seguir diciéndonos, quedando sometido a la autoridad de la Iglesia por deseo de Jesucristo. Vaticano 1º en el siglo 19. Es la maravillosa condescendencia de DIOS que viene a salvarnos, tomando nuestra carne y hablándonos con nuestro lenguaje.

53. El Antiguo Testamento nos muestra las comienzos de la Historia de la Salvación, como la luz del amanecer irá aumentando: Adán y Eva, Noé, Abrahán, Isaac, Jacob, Moisés, Jueces, Profetas. Es de gran importancia para los cristianos; a los judíos, en la Sinagoga de Roma, el Papa los llamó nuestros hermanos mayores en la Fe. Ambos Testamentos se complementan. La Virgen, que ya aparece en los comienzos, como la que pisará la cabeza de la serpiente, es el vértice del Antiguo y la aurora del Nuevo.

54. El Nuevo Testamento es la plenitud: “Llegada la plenitud de los tiempos, dice San Pablo en Gálatas 4,4, el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Esta plenitud es el ambiente que se había logrado en el Imperio Romano con las unidades de lengua, geografía, política, cultural, económica, artística y de derecho, pero que faltaba la religiosa. Los Evangelios ocupan el lugar preeminente en toda la Sagrada Escritura por ser el testimonio principal de la vida y doctrina del Verbo Encarnado, el Salvador.

55. La Iglesia siempre ha defendido y defiende el origen apostólico de los Evangelios: Cristo les manda predicar, después escriben inspirados por el Espíritu Santo y que serán el fundamento de la fe que desde entonces miles de mártires y santos darán testimonio en un mundo totalmente contrario. Hubo distintas versiones, pero la Iglesia nos presenta las cuatro redacciones, según San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan.

56. La historicidad y autenticidad siempre lo ha defendido la Iglesia sin vacilar y nos asegura que nos trasmiten fielmente lo que Jesús hizo y enseñó para nuestra salvación, por ser testigos oculares y ministros de la Palabra, para que conozcamos la Verdad de las palabras que nos enseñan, San Lucas 1,2-4. Toda la Biblia se escribe entre Moisés, unos 1400 años antes de Jesús, y San Juan, con el Apocalipsis, hacia el año 100, después de Cristo.

57. Los restantes escritos que forman el Canon del Nuevo Testamento son escritos también bajo la inspiración del Espíritu Santo, con los cuales, según la sabia disposición de DIOS, se confirma todo lo que se refiere a Cristo Señor, se cuentan los principios de la Iglesia y su admirable difusión, y se anuncia su gloriosa consumación. El Señor estuvo con lo Apóstoles, les envía con autoridad, trasmite el Espíritu Santo y prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.

58. La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia es cuidada, protegida, interpretada correctamente y anunciada fielmente. La Iglesia, que vive de la Eucaristía, se alimenta de la Palabra de DIOS, y la propone de todas las formas posibles: anuncien, prediquen…el que crea y se bautice…se salvará. Siempre ha cuidado de las traducciones. Primero, el Antiguo Testamento, está la Biblia Hebrea de Jerusalén con 38 libros; después, la Biblia Griega de Alejandría en el siglo 3º antes de Cristo; a continuación, 70 ancianos judíos de la dispersión, tradujeron los 38 libros y añadieron los 7 restantes: Tobías, Judit, los 2 Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc; que no fueron aceptados por los judíos de Jerusalén y por algunos Protestantes racionalistas del siglo 19; pero los judíos de la dispersión o díaspora si, quedando los 45 libros, y era la que más se usaba en tiempos de Jesús; la Iglesia tomó como suya la versión griega de los Setenta; más tarde en occidente se traduce la Vetus Latina, y perfeccionada por San Jerónimo con la Vulgata, en el siglo 5º. En idiomas modernos, antes que Lutero tradujera al alemán, ya había 44 ediciones diferentes, de las que 17 eran en alemán; y en España, la Políglota, en siete idiomas, del Cardenal Cisneros.

59. La Iglesia prepara a sus Pastores y Ministros de la Palabra, para que, también iluminados por el Espíritu Santo, las Sagradas Escrituras sean alimento de las almas, ilumine las mentes, robustezca las voluntades y encienda los corazones de los hombres en el amor de DIOS. Da vida a la Teología, siendo como su alma, y alimento en la vida personal, en la catequesis y toda clase de pastorales. Se recomienda su lectura con corazón limpio y deseos de vivirla y trasmitirla. Desconocer las Escrituras es desconocer a Cristo. A DIOS hablamos cuando oramos; a El oímos cuando las leemos, decía San Ambrosio.

60. Cuiden los Prelados de su conservación y difusión con las debidas notas o explicaciones necesarias y suficientes. Y que en nuestro ambiente personal o familiar no las descuidemos como si fuera otro libro: bien forradas y en lugar destacado; es el mejor tesoro después de la Eucaristía y al cogerlas y dejarlas, le demos un beso, como lo hace el Sacerdote al terminar de leer el Evangelio, al mismo tiempo que dice: por la lectura de estas Palabras, se purifique nuestra alma.

B.- Teología:
Pecados Mortales.


61. Pecado mortal. Es la trasgresión voluntaria de algún Mandamiento de la Ley de Dios o de la Iglesia en materia grave, es decir, desobediencia con conciencia de estar obligado gravemente.

62. Este pecado se llama Mortal por causar la muerte del alma, en el sentido de que la priva de la Vida de Dios, quedando sólo la vida natural, que es la unión del alma con el cuerpo, y comprende la vida vegetativa, la sensitiva y la racional.

63. Se pierde la Vida sobrenatural, que es la plenitud de la persona: queda verdadero cadáver, y por tanto, sin actos meritorios para la Vida eterna.

64. Condiciones para que haya pecado mortal. Que la materia de pecado sea grave; es decir, que lo mandado o prohibido sea advertido o considerado subjetivamente como cosa grave, ya en sí misma, ya en sus circunstancias. Por ser la conciencia la regla próxima de nuestras acciones, nos da a conocer la gravedad de la materia.

65. Que haya plena advertencia a la malicia grave del acto. Consiste en que el conocimiento de dicha malicia sea claro, aunque sea de forma general, o al menos sospeche.

66. Que haya pleno y libre consentimiento de la voluntad. Cuando se da cuenta de la grave malicia, la consiente, la quiere y la abraza libremente.

67. Gravedad del pecado mortal. Dentro de su misma gravedad, hay unos más que otros. En Jeremías 7,26 se indica algo. Y en San Juan 19,11 dice a Pilatos Jesús: "Quien me ha entregado a ti, es reo de mayor pecado". Depende de la excelencia de la virtud a que se opone, de la dignidad de la persona ofendida y del bien del prójimo dañado.

68. El pecado mortal es un suicidio espiritual. Los daños para el alma son más graves que los del cuerpo y de peores consecuencias, aunque son más fáciles de curar.

69. En sí mismo, es el mal supremo, el mal absoluto, el peor y único mal. Los demás males, son consecuencia del pecado. El pecado es la raíz de todos los males.

70. En esta vida, se pierde la Gracia santificante, se pierden todos los méritos adquiridos por las buenas obras de la vida pasada y esclaviza a Satanás, ya que al desobedecer a DIOS, en cierto modo, le dejamos, y nos entregamos al Diablo.

71. En la otra Vida, el castigo eterno del Infierno con la pena de daño o privación de Dios para toda la eternidad, sin ninguna esperanza; y la pena de sentidos: fuego peor que el de la tierra, por quemar sin consumir al cuerpo y al alma, y toda clase de tormentos y sufrimientos; es la reunión de todos los males sin mezcla de bien alguno.

72. Remedios. Para salir del pecado mortal, el alma necesita resucitar. Este verdadero milagro se realiza cuando hay verdadero arrepentimiento y deseo de enmienda, mediante la contrición perfecta, con propósito de confesarse. No se puede comulgar con conciencia de pecado grave, salvo en los casos que la Iglesia regula, y en las condiciones requeridas. Con esta vuelta a Dios, se recobra, la Gracia, los Dones y las Virtudes.

73. Muchos, por influencia protestante, dicen que no se confiesan ante el Sacerdote, "con un hombre", sino sólo ante Dios. El buen católico tampoco se confiesa ante "un hombre", sino ante el Ministro de Dios, que es un hombre consagrado, con poderes especiales: es el mismo Jesucristo el que perdona por medio de él. Al hacer un buen examen, nos arrepentimos solos ante Dios, y después vamos ante el Ministro de Dios para reconciliarnos y recibir el perdón y la penitencia si estamos bien preparados. La confesión es un verdadero juicio donde se puede absolver o no, según la preparación. Y un juicio mejor que los humanos, porque basta con confesar la culpa y estar arrepentidos y con deseos de enmienda, para recibir la absolución.

74. Nos llena de verdadera alegría al llamar a la Virgen Madre de Misericordia. También los Sacerdotes se confiesan ante otro Sacerdote.

75. Catecismo 1854 a 1864.

TEOLOGIA 3 - CICLO C - TEMA 4

A.- Biblia:
Generos Literarios y Tradiciones.

76. Se trata de situarnos lo mejor posible en el ambiente en que se desarrolló, y sobre todo, que abramos nuestros corazones a la Palabra de DIOS, para vivirla lo mejor posible y poderla trasmitir fielmente.

77. En las distintas opiniones que hay, de aquello que se pueda opinar, sobre si fue o no fue; pensamos que pudo ser; y nos afirmamos en la inspiración del Espíritu Santo, sin hacernos problemas de cosas secundarias, dando más importancia al sentir de la Iglesia, que a todo lo que puedan opinar otros sin la autoridad que tiene la Iglesia de Cristo.

78. La cultura occidental se mueve sobre las bases del genio religioso de los semitas, descendientes de Sem; del genio filosófico de los griegos; y del genio jurídico de los romanos, llegando a su plenitud en la Edad Media, siglos 13, tan criticada por los que tienen una visión de poca fe.

79. Los géneros literarios, además de los estilos propios de los autores secundarios, que son los que escribieron inspirados por DIOS, autor principal, son variados y muy parecidos a los de entonces y los de ahora: historia, novela, fábula, poesía lírica, tradiciones populares épicas y dramáticas; leyendas, comedias y tragedias; historia novelada e historia científica. Para conocer los de entonces con más precisión, debemos situarnos en la época, conocer sus costumbres, su lengua, cultura, arqueología y otras que no todos pueden conocer; por lo que necesitamos de la autoridad de la Iglesia.

80. Autenticidad. Un libro es auténtico si está escrito por aquel autor al cual se atribuye. Investigaciones científicas han probado que los libros bíblicos han sido escritos casi todos por los mismos autores, en lo humano, y generalmente en las mismas épocas que había afirmado la Iglesia. Especialmente claras son las pruebas para los Libros del Nuevo Testamento. En excavaciones y hallazgos desde principios del siglo 20, se han encontrado innumerables y siempre nuevas pruebas que confirman la autenticidad de la Biblia, también en sus libros más antiguos.

81. Crítica textual es la que tiene a su cargo la investigación y reconstrucción del texto auténtico de la Biblia en cuanto pudiese estar desfigurado. Esta labor está prácticamente terminada. Científicos católicos, protestantes y ateos, concuerdan sobre todo en que el texto griego actual del Nuevo Testamento es idéntico con el que sus autores dejaron escrito. La exégesis, tiene por primera función aclarar y explicar lo que el hagiógrafo quería decir con sus palabras.

82. Tradiciones. Para el Antiguo Testamento, sobre todo, los cinco primeros Libros o Pentateuco, tenemos cuatro tradiciones más destacadas:
a) La Yahvista, en el Reino del Sur, del siglo 16, en la época de Salomón; DIOS es llamado Yahvé.
b) La Elohista, en el Reino del Norte, del siglo 8, mientras reinaba Jeroboan 2º; DIOS es llamado Elohim.
c) La Sacerdotal, de los círculos sacerdotales, insisten en la Alianza, la Ley, el Templo y el Culto.
d) La Deuteronomista, también cultivada por los Sacerdotes; insisten en el espíritu de obediencia amorosa a DIOS y a su Ley, presentando bendiciones para quien obedece y maldiciones para quien no obedece.

83. La edición final. A través de los siglos han sido desarrolladas, aumentadas, enriquecidas y adaptadas, hasta que un autor sacerdotal las fusiona definitivamente en el siglo 5º.

84. El contenido, en Resumen: Es el comienzo de la Historia de la Salvación, con la fundación del Reino de DIOS en la tierra, que mira y prepara la venida de Jesucristo y su apoteosis final al Fin del Mundo.

85. Un grupo de 70 ancianos la tradujeron al griego, pasando a la historia con el nombre de Los Setenta. Después, San Jerónimo la traduce al latín, siendo conocida como la Vulgata, en uso en la Iglesia Latina hasta el siglo 20. Después, en idiomas modernos, hay 44 ediciones diferentes, y el Cardenal Cisneros, en España, siglo 16, hizo la Biblia Políglota en siete idiomas, adelantándose a la versión de Lutero.

B. Teología:
Pecados veniales.


86. Pecado venial. Es la desobediencia voluntaria de algún Mandamiento de la Ley de Dios o de la Iglesia en materia leve o con advertencia o consentimiento semipleno. Cuando se quebranta algún Mandamiento con conciencia de no obligar gravemente.

87. Es ofensa hecha a Dios. Se llama venial porque con facilidad caemos en él y fácilmente se perdona. Viene a ser como lepra, úlcera, cáncer, el sida, que van debilitando el organismo y preparan al mortal.

88. Condiciones. Que sea pecado grave o leve, mortal o venial, dependerá de la persona y circunstancias.

a. Que se falte a alguna Ley que obligue en conciencia, en materia leve.
b. Que haya alguna advertencia, aunque sea poca, a la malicia del acto.
c. Que haya algún consentimiento de la voluntad, aunque sea imperfecto.

89. Diferentes clases de pecados veniales.

a. Indeliberados o cometidos por sorpresa, casi no son pecados: distracciones, ligerezas, irreflexiones, etc. Sin la Gracia no podemos vivir sin pecado: con ella, podemos evitarlos todos.
b. Semideliberados, son los que se cometen con alguna mayor advertencia y voluntad, pero no plena y total. Estos, encierran en sí cierta malicia, más o menos culpable, según el grado de deliberación y consentimiento de la voluntad. Normalmente son debilidades.

c. Deliberados, o de malicia, son los que se cometen con el propósito deliberado, es decir, con plena advertencia y consentimiento de la voluntad: murmuraciones, descuidos deliberados y consentidos voluntariamente. Son una disposición para el pecado mortal.

90. El pecado venial deliberado es un mal menor que el pecado mortal, pero es un gran mal moral en sí mismo, y más grande que todos los males temporales y materiales. Es como los microbios del alma o enfermedades. Esta malicia le viene de ser una ofensa contra la infinita majestad de DIOS.

91. Sus efectos.

a. En esta vida, disminuye progresivamente en el alma el fervor de la caridad y amor de Dios, llevando a la tibieza. Nos priva de muchos dones y gracias del Cielo. Aumenta las dificultades en la práctica del bien. Nos dispone para el pecado mortal. Nos atrae varios castigos del Cielo.
b. En la otra vida, nos hace merecer un largo Purgatorio y disminuye la Gloria en el Cielo. Es un mal, que ahora podemos remediar, tiene consecuencias para toda la eternidad.

92. Con la Virgen, podemos vivir en continua superación. Los defectos de carácter o imperfecciones congénitas, aunque no haya pecado, pueden perjudicarnos y debemos corregirnos con paciencia, esfuerzo y Gracia de DIOS. Nos alegraremos eternamente.

93. Catecismo 1163 a 1209.

EN LAS LOMAS DEL POLO NORTE

POR SEGUNDO LLORENTE, S.J.

DOS MESES EN NOME

Un poco de historia.

Sólo una vez, desde 1901, la muy noble villa de Nome ha estado sin misionero. Los católicos de Nome no oyeron tañer la campana durante todo el invierno de 1939. Los fallecidos murieron sin sacramentos y a los nacidos no había quien los bautizase.
Celebrada la Pascua en Kotzebue, y hecha una visita al orfanotrofio de Pilgrim Springs, recibí órdenes de tomar el aeroplano y aterrizar en Nome, donde debía permanecer un par de meses, hasta que a fines de junio viniese de su Isla Singular el célebre Padre Lafortune.
Estas costas de Nome estuvieron desiertas desde mucho untes del diluvio, y por ellas retozaban corpulentos anfibios marinos, que no sabían de flechas ni de balas; pero en octubre de 1898 unos exploradores, curtidos a todos los temporales y arriesgados como pocos, después de mil fracasos por montes, valles y playas, descubrieron pepitas de oro en las arenas de la playa, que bautizaron con el nombre de Nome, y dos años más tarde las gaviotas vieron asustadas hileras interminables de tiendas de lona, donde se albergaban 25.000 mineros, procedentes de los cuatro Puntos Cardinales.
Allí se maldecía y se canturreaba en todas las lenguas llamadas civilizadas, hasta que poco a poco las tiendas fueron sustituidas por casetas de madera, sobre las que se erguían hoteles toscos, donde se vendían los huevos a veinte duros la docena, y donde un cántaro de vino se iba en copas, que costaban de diez a quince pesetas cada una.
En aquella multitud abigarrada de aventureros había un crecido número de católicos, que aplaudieron la idea de levantar una iglesia cuando les visitó y se lo propuso el P. René, en agosto de 1899.
Al año siguiente fue destinado a Nome el Padre Jacquet. El pobre Padre no duró mucho en la brega. Tres meses de invierno bastaron y sobraron para ponerle fuera de combate y dar con él en una camisa de fuerza. Trasladado a Holy Cross por las autoridades, recobró el juicio y trabajó a media máquina algunos años, hasta que murió plácidamente en el Yukon.
En 1901 llegaron dos Padres y levantaron la iglesia actual, cuya esbelta torre es el orgullo de la población. La cruz, en que remata, fue decorada con bombillas eléctricas, y aquella cruz iluminada salvó centenares de vidas en tormentas, borrascas y tinieblas invernales cuando navegantes y exploradores se extraviaban en la lejanía.
Años más tarde, en 1914, los yacimientos auríferos vinieron a menos, y la Compañía eléctrica, con la excusa de que no podía sufragar los gastos, cortó la corriente y la cruz cesó de brillar en la oscuridad.
Era entonces Nome una ciudad floreciente con Instituto, tres Diarios, calles, almacenes, cuatro sociedades secretas y trabajo para todos en abundancia. En nuestra iglesia se decían dos misas los do-mingos por no caber todos en una.
En 1903 arribó el P. Lafortune, que había de oscurecer con su brillo a todos los misioneros de Alaska, pasados y presentes. Pequeño de cuerpo, canadiense de nación, industrioso como pocos y habilidoso como el que más, este Padre que aún vive tomó a su cargo los indígenas de Nome y sus cercanías y levantó para ellos iglesia aparte, donde les predicaba en su misma lengua.
Bautizó eskimales a centenares, y se acostumbró a vivir y comer como ellos, sin que por eso dejara de ser con los blancos el sacerdote urbano y cortés, cuya santidad admiraban y admiran de consuno.

El "Diario" de los Misioneros

Apenas me instalé en Nome, abrí los cartapacios donde los Padres han venido escribiendo el Diario de la casa desde 1901 hasta 1939. Es un arsenal de información que no se puede valuar en dinero. Por allí desfila tullo.
Un grupo de señoras se encargó en 1906 de limpiar la iglesia y sufragar los gastos del altar. Poco a poco se convirtieron en dueñas absolutas de la iglesia, hasta que llegó un Padre de agallas y, después de estudiar el problema despacio, con una ironía socarrona y una tenacidad de hierro, las fue destronando insensiblemente, hasta que una mañana las buenas señoras se vieron en la calle sin saberlo.
Las tiples protestantes que cantaban en nuestro coro, y que se creían indispensables, fueron despedidas con una sonrisa tan fina y aristocrática, que a ellas mismas las hizo reír.
Hubo conversiones ruidosas, y pérdidas dolorosas, y muertes repentinas, que pusieron al pueblo los pelos de punta, y fallecimientos muy edificantes, que esparcieron olor de santidad por toda la población.
Hubo años de abundancia, y hubo años en que los Padres vivían adeudados y muy preocupados. Enfermedades, calumnias, propaganda subversiva, malas inteligencias, verdadera persecución... de todo libró Dios a los buenos Padres, que bregaban contra viento y marca, en un resalsero de pasiones bajas atizadas por personas constituidas en altos cargos y dignidades civiles.
Todo está en el Diario. Si una vieja eskimala regala dos libros de hígado de foca; si un solterón adinerado da quinientas pesetas para pintar las paredes y comprar carbón; si el señor Obispo, en la visite, les llama al orden por gastar mucha azúcar; si este año ha habido más o menos casos de locura que el año pasado; si será o no será contra la pobreza quemar incienso oloroso después de la catequesis de los eskimales, que olían que apestaban, etc., etc.
Hoy día Nome es una sombra del pasado. Quedan, sí, calles y muchas casas; pero no todas están habitadas.
No hay más que un periodicucho pobrísimo, que sale tres veces por semana. En las páginas emponzoñadas de este papelón ridículo se envenenaron las mentes de los habitantes de Nome en la cuestión de la guerra española.
Uno de los católicos más influyentes de Nome no vaciló en decirme que Franco era un demonio disfrazado de hombre, un Atila, etc., etc. Todos mis argumentos en contra se estrellaron o rebotaron en aquella testuz de carnero bravío. Lo había dicho el periódico, luego así tenía que ser.

Los aventureros del Polo.

Los primeros días fui a comer a una venta, mitad fonda, mitad taberna. Allí tuve que codearme con el celebérrimo tipo de viejo aventurero, que vino en 1898 y anda todavía vagando por las proximidades del Círculo Polar.
El nombre genérico que comprende a todos los viejos de esta catadura es “saordó”. Rigurosamente hablando, todo el que en noviembre vea helarse los ríos y las playas y presencie el deshielo en junio, pasa por el mero hecho a la categoría de “saordó”.
Mientras más inviernos se pasan en Alaska, más tiene uno de “saordó”. Pero hay “saordós” y “saordós”. Yo mismo soy un “saordó” en rigor técnico, aunque no me precie de ello en presencia de los viejos.
El “saordó” castizo es esto: septuagenario, soltero, alto y encorvado, calvo o con un pelo ralo blanquísimo, bigote rubio, ojos azules y aguardentosos, pipa negra y jorobada que cae hasta la perilla, chaquetón que sujeta un cinturón hermano carnal de la cincha, botas anfibias, de goma hasta los tobillos y de cuero el resto hasta la rodilla; no tiene religión, escupe treinta veces por minuto, lo ha leído todo, lo sabe todo, lo ha visto todo, lo quiere hablar todo, come por diez y se llama Jorge.
El que se llama Bernabé, Dionisio, Jeremías o Gregorio no es “aordó” legítimo, sino extranjero y advenedizo, tal vez ruso, bohemio o yugoslavo. Tiene quo llamarse Jorge y venir de antepasados escoceses, yankis o escandinavos.
Asimismo tiene que ser masón y gloriarse de ello; y, por último, tiene que poner en el mismo plano a Hitler, Franco y Mussolini y desearles a los tres muerte a fuego lento acá en la tierra, y una eternidad de horrores en el infierno.
Cuando el “saordó” enferma de gravedad, sus viejos hermanos masones le ponen un garrafón de vino junto a la almohada para aliviarle los trances penosos de la agonía; y, cuando el infeliz se desploma inerte como encina corroída y deja de escupir, le amortajan caritativamente y le llevan al cementerio masónico.
En el centro del cementerio general de Nome hay un reservado con rótulos enormes que dicen: “Cementerio Masónico”. El fin de estos rótulos es facilitar el día del Juicio a los Angeles la tarea penosa de separar los malos de los buenos. El Angel que, de un vistazo, vea salir de esta parcela masónica una caterva de seres espantadizos, ganará tiempo acorralándolos a todos a la izquierda sin más ceremonias.

Celos y charlas femeninas

En Nome tuve sorpresas que en Kotzebue ni las hubiera soñado. Una señora viuda, octogenaria, me llevó un mazapán con adornos de baño blanco y canela que me desarmó con sólo mirarle. En el aturdimiento consiguiente le ofrecí a la señora una silla, y el dichoso mazapán me costó dos horas y media de escuchamiento.
A los tres días, otro mazapán y dos horas en las sillas. Al día siguiente, un paquete de rosquillas deliciosas y tanta charla que, cortando todos los nudos gordianos de la urbanidad más elemental, miré al reloj y me excusé con que tenía que rezar el Breviario.
Al día siguiente, dos pollos desplumados; abiertos y helados y una charla que no llevaba trazas de acabar.
Otra señora adiposa y septuagenaria, no católica, viuda de un renegado católico que murió sin Sacramentos, tuvo celos de la octogenaria y, no queriendo ser menos, me empezó a traer rosquillas y mazapanes, que yo tenía que pagar con asentadas eternas, escuchando detalles minuciosísimos de episodios los más ridículos y baladíes. Allí me enteré de la vida y milagros de las dos terceras partes de la población.
Las dos señoras se sabían de memoria una a otra, y las dos se querían como la zorra y la gallina. La octogenaria prometió revocar el testamento y escribir otro donde estuviera incluido mi nombre. La septuagenaria se contentó con hacerme probar un traje planchado y seminuevo de su difunto esposo, más unas camisas y un maletín repleto de pañuelos blancos muy majos.
Al preguntarlas separadamente por qué no habían hecho eso años antes con otro Padre, me respondieron que nunca habían hallado oportunidad de hacerlo; pues, o no los habían hallado en casa cuando iban a visitarlos, o, si los hallaban, no tenían paciencia para escucharlas y las despedían a tocateja con buenos modos y maneras.
La respuesta me hizo reír. Unos días antes mi paciencia había estado a punto de estallar.
Los católicos se alegraron de ver de nuevo al misionero y acudieron con fidelidad a cumplir con Pascua. Siguiendo una costumbre inmemorial, los blancos se sientan a un lado y los indígenas y mestizos a otro.
Todos hablan inglés. Los mismos indígenas se van avergonzando de su lengua gutural, y se vanaglorian de hablar inglés, y hasta de salir con frases elegantes y palabras floridas, que no dicen del todo bien, entre giros bárbaros y frases incorrectas.

El hospital de Nome

Desde 1906 hasta 1919 hubo en Nome un hospital católico, regentado por Hermanas de la Caridad amables y abnegadas, como es proverbial en ellas.
En toda la redondez del globo son estas hermanas respetadas y buscadas, y dondequiera que levantan ellas un hospital, arruinan irremisiblemente a los hospitales circunvecinos. Los enfermos quieren ser tratados por las hermanas, y por nadie más.
Pero Nome es una excepción en el mundo. Nome es el tipo clásico de pueblo venido a menos, habitado por tipos de una pedantería soez que consideran progreso pertenecer a la masonería, creer en la evolución, dudar filosóficamente delta existencia de Dios, y evitar todo contacto con el Catolicismo retrogrador y opresor de las conciencias.
La presencia de un hospital católico entre sus chozas atiborradas de revistas indecentes era un reto al progreso y a la libertad de pensamiento.
Después de muchas juntas y disputas, decidieron llamar a los protestantes, a quienes aseguraron que favorecerían contra la institución católica. Así lo hicieron. Las Hermanas se trasladaron al sur de la península y dejaron el campo a los Metodistas.
Ahora el hospital está regentado por gente de negocio, que se cuida más de los dólares que de los dolores de los enfermos. Las enfermeras tienen novio y no atienden a los enfermos como lo hacían 1as Hermanas. Los viejos marrulleros, que invitaron a los Metodistas, vieron el error y escribieron cartas a las Hermanas rogándolas volver. Ninguna de las cartas recibió contestación. Así escarmientan otros en cabeza ajena.

Con el campeón de ajedrez.

En este hospital incoloro había un enfermo hidrópico, un “saordó” de los castizos, que era el campeón de ajedrez desde 1915. Le visité y jugamos una tarde. Ya se veía que era el campeón ! Como me paraba los pies a las pocas jugadas, decidimos que jugara él sin una torre, y así tuvimos unos juegos interesantísimos. Una tarde me ganó sin torre.
Al día siguiente fui al hospital muy de prisa y decidido a darle una paliza, y me encontré con que la cama estaba vacía. Había muerto por la noche. Quedé muy impresionado, pues el pobre señor no tenía religión, ni la había querido tener jamás.
Con todo, nos habíamos hecho verdaderos amigos en aquella cama donde nos sentábamos a estudiar jugadas nuevas y ataques inesperados. Sus restos descansan blandamente en el cementerio masónico.

LA VIRGEN MARÍA

de Mons. Tihamet Toth.
Segunda parte del libro El Mesías.
Resumen y actualización.


¿COMO HONRAR A MARIA?
(Continuación)

474.- Y entonces brotó de labios de María el cántico de eterna hermosura, el Magníficat, que desvía de sí toda alabanza, todo homenaje, y los ofrece a DIOS. Mi alma engrandece al Señor; mi espíritu está trasportado de gozo en el DIOS salvador mío; porque ha puesto los ojos en la bajeza de su esclava..., lo que haya en mí de bueno, de virtud hermosa, todo es limosna recibida de manos de DIOS. Cuya misericordia se derrama de generación en generación sobre los que Le temen. Hizo alarde del poder de su brazo; deshizo las miradas del corazón de los soberbios; derribó del trono a los poderosos y ensalzó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos, y a los ricos despidió vacíos... ¿Es posible alabar más bellamente la Omnipotencia divina que vigila sobre el mundo con fuerza y dulzura? ¿Es posible fortalecer más nuestra fe puesta en DIOS?

475.- En cierta ocasión un hombre gravemente enfermo se desplomó en la calle. Lo llevaron a un hospital y llamaron a un sacerdote para que lo confesara. Pero el pobre hombre hacía ya tiempo que había perdido la fe de su juventud, por el duro y cruel camino de la vida; y por mucho que el sacerdote insistió en hablar con él, rechazaba con dureza la palabra del Ministro de DIOS. Más cuando éste, agotados ya todos los recursos, empezó a hablar de la madre del enfermo, se ablandó entonces el corazón empedernido y resurgió la fe sepultada de la niñez.

476.- ¡Cuántos hombres de nuestros días sienten menguar su fe por el camino amargo de la vida! ¡Cuántos la perdieron por completo! Debemos hablarles de la Madre celestial, para que por medio de Ella vuelvan a la fe viva de sus mayores. Gritemos nuevamente a Cristo: ¡Bienaventurado el vientre que te llevó! Y escuchemos la respuesta que brota de los divinos labios: Bienaventurados más bien los que oyen la palabra de DIOS, y la ponen en práctica, San Lucas 11,28.

477.- El culto Mariano comunica unidad a nuestra fe; guarda la incolumidad, la pureza, la unidad de nuestra fe en Cristo. Hay quienes desconociendo la historia, afirman lo contrario.- El culto mariano, dicen, no es una práctica que nos venga del primitivo cristianismo. Hasta el año 431, en el Concilio de Éfeso no fue declarada Madre de DIOS; en 1854 fue definido el dogma de la Concepción Inmaculada; y le añadimos que en 1950 el Papa Pío 12 proclama la Asunción de la Virgen al Cielo en cuerpo y alma.

478.- La verdad es que realmente la Iglesia definió en esas fechas esos Dogmas, pero desde sus comienzos creía en ellos. La Iglesia define dogmáticamente una verdad, solamente si tal verdad de fe se ve atacada o está puesta en tela de juicio. La Virgen María siempre estuvo exenta de todo pecado original. El pintor español y sevillano, Murillo, unos trescientos años antes de que se definiera la Concepción Inmaculada de María ya pinto treinta cuadros magníficos de la Inmaculada, y en algún pueblo de España ya se celebraba su fiesta; el concilio de Trento en el siglo 16 anuncia la creencia de la Iglesia; San Efrén mil quinientos años antes también la defendió; el franciscano Duns Scoto en la Universidad de París ya decía: DIOS podía o no podía tener una Madre Inmaculada; DIOS quería o no quería tener una Madre Inmaculada; luego si podía y quería, la hizo: potuit, voluit, ergo fecit. Y San Lucas, inspirado por el Espíritu Santo, ya la llama Llena de Gracia; no lo estaría si no hubiera sido Inmaculada desde su concepción. Y San Bernardo la llama: llena para sí y súper llena para los demás.

EL PAPA

CON EL BAUTISMO, EL SEÑOR CONCEDE LA LUZ DE LA FE PARA QUE RESPLANDEZCA EN UN MUNDO QUE CAMINA ENTRE LAS TINIEBLAS DE LA DUDA

Domingo, 10 enero.- En la celebración de la fiesta del Bautismo del Señor, en un clima de ternura y alegría, Benedicto XVI ha presidido esta mañana, en el marco magnífico de la Capilla Sixtina, la Santa Misa durante la cual ha tenido “el gozo de administrar”, como él mismo ha dicho, el sacramento del Bautismo a siete niñas y siete niños recién nacidos “acogidos con alegría en la Comunidad cristiana, que desde hoy se ha convertido en su familia”.
“La fe es un don que hay que descubrir, cultivar y testimoniar ha explicado el Papa- Con esta celebración del Bautismo, el Señor concede a cada uno de nosotros vivir la belleza y la alegría de ser cristianos, para que podamos introducir a los niños bautizados en la plenitud de la adhesión a Cristo”.

Con la fiesta del Bautismo de Jesús, ha explicado en Papa en su homilía, “continúa el ciclo de manifestaciones del Señor, que ha iniciado en Navidad con el nacimiento en Belén del Verbo encarnado, contemplado por María, José, y los pastores en la humildad del pesebre. Ha tenido también una etapa importante en la Epifanía, cuando el Mesías, a través de los Magos, se ha manifestado a todas las gentes. Hoy Jesús se revela, en las orillas del Jordán, a Juan, y al pueblo de Israel”.

Es la primera ocasión en la que Él, como hombre maduro, entra en la escena pública, tras haber dejado Nazaret. Lo encontramos junto al Bautista, al cual acude un gran número de gente, en una escena insólita. “El suyo es un bautismo de penitencia. Un signo que invita a la conversión, a cambiar vida, porque se acerca Aquel que 'bautizará en Espíritu santo y fuego'. De hecho, no se puede aspirar a un mundo nuevo quedando inmersos en el egoísmo y en las costumbres arraigadas al pecado”.

También Jesús abandona la casa y las normales ocupaciones para llegar al Jordán. Llega en medio de la multitud, que está escuchando al Bautista y se pone en fila como todos los otros, a la espera de ser bautizado. Juan a penas lo ve intuye que en aquel Hombre hay algo único, que es el misterioso Otro que esperaba y hacia el cual está orientada toda su vida. Comprende que está delante de Alguien más grande que él.
“En el Jordán, Jesús, sin embargo se manifiesta con una extraordinaria humildad, que recuerda la pobreza y la simplicidad del Niño acostado en el pesebre, y anticipa los sentimientos con los cuales, al final de sus días terrenos, llegará a lavar los pies de sus discípulos y sufrirá la humillación terrible de la cruz”

“El Hijo de Dios, Aquel que está sin pecado, -ha afirmado el Pontífice- se pone entre los pecadores. Muestra la cercanía de Dios al camino de conversión del hombre”. Jesús toma sobre sus hombros el peso de la culpa de la entera humanidad, “inicia su misión poniéndose en nuestro lugar, en la perspectiva de la cruz”.

Salido del agua, recogido en oración tras el bautismo, llega el momento esperado por los profetas: “De hecho, el cielo se abrió y descendió sobre Él el Espíritu Santo; se oyeron palabras nunca escuchadas antes: Tú eres mi Hijo, a quien yo quiero, mi predilecto”

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo descienden entre los hombres y nos revelan su amor que salva. Si son los ángeles los que anuncian a los pastores el nacimiento del Salvador, y es la estrella la que advierte a los Magos venidos de Oriente, ahora es la voz misma del Padre la que indica a los hombres la presencia en el mundo su Hijo y el que invita a mirar a la resurrección, a la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.

“El Evangelio, de hecho, es para nosotros gracia que da alegría y sentido a la vida. Éste, prosigue el Apóstol Pablo, nos enseña a renegar la impiedad y los deseos mundanos y a vivir en este mundo con sobriedad, con justicia, y con piedad; es decir, nos conduce a una vida más feliz, más hermosa, más solidaria, a una vida según el mandato de Dios. Podemos decir que también para estos niños hoy se abren lo cielos. Ellos reciben el don de la gracia del Bautismo y el Espíritu Santo habitará en ellos como en un templo, transformando en profundidad sus corazones”.

“Queridos amigos, hoy para estos niños es un gran día. Con el bautismo, ellos, convertidos en partícipes de la muerte y resurrección de Cristo, inician con Él la aventura gozosa y exaltadora del discípulo. La liturgia la representa como una experiencia de luz. De hecho, entregando a cada uno el cirio encendido en el cirio pascual, la Iglesia afirma: 'Recibís la luz de Cristo'.

En esta luz los niños bautizados deberán caminar toda su vida, ayudados por las palabras y el ejemplo de sus padres, padrinos y madrinas: “Todos ellos deberán empeñarse para alimentar con las palabras y el testimonio de sus vidas, las llamas de la fe de estos niños, para que pueda resplandecer en este mundo nuestro, que a menudo va a ciegas entre las tinieblas de la duda, la luz del Evangelio que es vida y esperanza…. Solemnidad de la Epifanía, Basílica de San Pedro, 6 enero 2010.

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Rosario Serrano
soy diseñadora gráfica y profesora de religión y de lengua y literatura
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