CARATULA

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MENSAJE

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Algunas personas tienen la necesidad de hacerse un chequeo médico general una vez al año, previniendo la enfermedad a futuro; de la misma manera la Iglesia nos recuerda que tenemos que hacernos un chequeo general pero del alma, haciendonos un examen personal : en que puedo mejorar? en que estoy mal? como debo portarme ante una situación...?. este exámen nos servirá para prevenir la eternidad desgraciada del infierno, y asegurarnos el futuro en el cielo. En esta vida cuidamos del cuerpo y de la salud, como si esto fuera lo más importante y descuidamos el alma, no dándole el verdadero valor.

Siempre es tiempo de cambio, de renovación, de conversión, muchos esperan llegar a viejos o estar enfermos para acordarse de Dios, para recordar que nunca tuvieron tiempo para Él. otros no reconocen que su alma esta enferma porque viven en pecado y no tiene la Luz de Dios.

El diablo pone la verguenza para confesar, pero la quita para pecar, seamos valientes y reconozcamos nuestros pecados, confesemonos y aceptemos la misericordia de Dios en su perdón de nuestras faltas. Seamos ese Odre nuevo, que es la vida nueva, para retener en nosotros el Vino nuevo, que es la Gracia de Dios en nuestras almas.

Serviam.

HOMILIAS 36

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Y fue que, en terminando Jesús de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, pasó de allí para enseñar y predicar en las ciudades de ellos. San Mateo 11,1.

213.- Juan no dudó personalmente de Cristo.
1. Como había el Señor enviado a sus discípulos, retiróse Él por un tiempo, con objeto de darles lugar y ocasión de realizar lo que les había ordenado. Porque de estar Él presente y curar por sí mismo, nadie hubiera querido acudir a sus discípulos. Mas oyendo Juan en la cárcel las obras de Cristo, envió a dos de sus discípulos y le preguntó diciendo: ¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro? Lucas cuenta que fueron los mismos discípulos quienes le refirieron a Juan los milagros de Cristo y que entonces fue cuando los envió. San Lucas 7,18. Lo cual no ofrece dificultad. Lo único que cabe considerar es la envidia hacia el Señor, que este pormenor pone también de manifiesto. El problema de verdad grave es lo que sigue. ¿En qué concretamente? En las palabras de Juan: ¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro?

214.- Y es así que él, que conocía al Señor antes de que obrara milagros, que había sido instruido por el Espíritu Santo, que había oído la voz del Padre, que le había predicado delante de todo el pueblo, ahora envía a enterarse por Él mismo si era o no era Él el Mesías. La verdad es que, si tú no sabes a ciencia cierta quién es Cristo, ¿cómo piensas que se te pueda dar fe, afirmando lo que no sabes? El que viene a dar testimonio sobre otro, lo primero que necesita es que sea digno de crédito.
Ahora bien, ¿no dijiste tú: No soy digno de desatar la correa de su sandalia? San Lucas 3,16. ¿No dijiste tú: Yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar en agua, ése fue quien me dijo: Sobre quien vieres bajar el Espíritu Santo y reposar sobre Él, ése es el que bautiza en Espíritu Santo? San Juan 1,33.

215.- ¿Acaso no oíste la voz del Padre? ¿No trataste tú de impedir que se bautizara, diciéndole: Yo soy el que tengo necesidad de ser bautizado por ti ¿y tú vienes a mí? San Mateo 3,14. ¿No le decías tú a tus discípulos: Es menester que Él crezca y yo mengüe? San Juan 3,30. ¿No le enseñabas tú al pueblo entero que Él es el que bautiza en Espíritu Santo y en fuego, y que Él es el cordero de DIOS que quita el pecado del mundo? ¿No predicaste tú todo eso antes de los milagros y prodigios? ¿Cómo, pues, ahora, cuando es Él conocido de todo el mundo, cuando su fama ha corrido por todas partes, cuando ha resucitado muertos, y expulsado demonios, y obrado tantos otros prodigios, cómo es, digo, que ahora mandas una embajada para preguntarle a Él mismo? ¿Qué es lo que ha pasado?

216.- Todas tus anteriores palabras, ¿fueron acaso embuste, comedia y fábula? ¿Y quién, en su sana razón, pudiera decir tal cosa? No digo ya Juan, el que dio saltos en el seno de su madre, el que predicó a Cristo antes de nacer, el morador del desierto, el que llevó vida de ángeles; el hombre más vulgar y abyecto no hubiera dudado de Cristo después de tantos testimonios, los que Él había dado y los quede Él dieron otros. De donde evidentemente se concluye que no envió Juan su embajada porque dudara ni dirigió al Señor su pregunta porque ignorara quién era.

217.- Juan no obró tampoco por cobardía.
Porque tampoco puede decirse que, sí, Juan sabía muy bien quién era Cristo, pero que la prisión le había vuelto más cobarde. No. Juan no esperaba librarse de la cárcel, y si lo esperaba, no hubiera sido al precio de traicionar su piedad, estando como estaba preparado para mil muertes. De no haber estado así preparado, no hubiera mostrado tanto valor delante de un pueblo dispuesto siempre a derramar sangre de profetas, ni hubiera confundido con tanta libertad a aquel cruel tirano, en medio de la ciudad y de la plaza, reprendiéndole duramente en presencia de todo el mundo, como si fuera un chiquillo pequeño. Y si se dice que la prisión le hizo cobarde, ¿cómo no tuvo vergüenza de sus discípulos, ante los cuales había dado tan alto testimonio de Cristo, y por medio de ellos, cuando debía haberlo hecho por otros, dirigió al Señor su pregunta?

218.- No. La verdad es que Juan sabía muy bien que sus discípulos envidiaban al Señor y deseaban hallar algún asidero contra Él. ¿Y cómo no se sonrojó ante el pueblo judío, ante el que había predicado tantas cosas? ¿Y qué tenía que ver su embajada a Cristo con su liberación de la prisión? No habían metido a Juan en la cárcel por causa de Cristo ni porque hubiera pregonado su poder, sino por haber reprendido la unión ilegítima de Herodes. En otro caso, Juan hubiera merecido la calificación de niño insensato y de hombre sin juicio.

219.- Los discípulos de Juan, envidiosos del Señor.-
¿Qué intentó, pues, Juan, con su embajada? Que él no dudaba, como no podía dudar nadie por insensato y loco que lo supongamos, resulta evidente de cuanto llevamos dicho. Hay que buscar, pues, la solución por otro lado. ¿Por qué, pues, envió a preguntar? Porque sus discípulos eran desafectos al Señor, cosa evidente sin duda para todo el mundo, y sentían siempre celos de su gloria. Lo cual es también evidente por lo que decían a su propio maestro: Aquel, le decían, que estaba contigo al otro lado del Jordán, mira, ése bautiza y todos acuden a Él. San Juan 3,26. Y en otra ocasión hubo una discusión entre los judíos y los discípulos de Juan acerca de la purificación, y, acercándose también entonces al Señor, le dijeron: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y tus discípulos no ayunan? San Mateo 9,14.

220.- 2. Es que todavía no sabían quién era Jesús, sino que, teniéndole a éste por puro hombre y a Juan por más que hombre, les dolía ver que Jesús se hacía famoso, y Juan, en cambio, conforme a lo que él mismo dijera, iba disminuyendo. Esto les impedía acercarse a Él, pues la envidia les cerraba el paso. Ahora bien, mientras Juan estuvo entre ellos, jamás cesó de exhortarlos y enseñarlos, aunque no logró persuadirlos. Mas ahora que se siente próximo a su fin, pone en ello mayor empeño, pues temía no les dejara motivo para una falsa idea y se mantuvieran indefinidamente alejados de Cristo. Porque personalmente todo su interés desde el principio era llevar a Cristo, a todos los suyos; mas ya que antes no lo había conseguido, pone más empeño ahora que ya va a morir.

221.- Si les hubiera dicho: “Pasaos a Jesús, pues Él es mejor que yo, dada la inseparable adhesión con que le seguían, no los hubiera persuadido. Más bien hubieran pensado que hablaba así por modestia, y aún se le hubieran adherido más íntimamente. De callar, por otra parte, tampoco hubiera sacado nada. ¿Qué es, pues, lo que hace? Esperar a que sean discípulos mismos quienes le cuenten que Jesús hace milagros. Mas ni aun entonces les dirige exhortación particular ni envía indistintamente a todos. No, escoge sólo a dos, sin duda a los que sabía eran más dóciles que los demás, con lo que la pregunta no tendría sospecha alguna, y los manda a que se enteren por los hechos mismos de la diferencia que iba de Jesús a él.

222.- Y así les dice: Marchad y decidle: ¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro? Cristo, empero, que conocía la mente de Juan, no contestó sin más: Sí, yo lo soy; pues esto hubiera también chocado a sus oyentes, a pesar de que ésa era la respuesta más natural, sino que los dejó que sacaran ellos mismos la consecuencia de los hechos. Dice, en efecto, el evangelio, que al acercársele los discípulos de Juan, entonces fue cuando curó a muchos. A decir verdad, ¿qué ilación hay entre la pregunta que se le hace: Eres tú el que ha de venir, a la que no responde palabra, y ponerse inmediatamente a curar a los enfermos, si es que no intentaba probar lo que yo he dicho? A la verdad, el Señor tenía por más fidedigno y menos sospechoso el testimonio de los hechos que no el de las palabras.

223.- Conociendo, pues, como DIOS que era, el pensamiento con que Juan los había enviado, púsose inmediatamente a curar a ciegos, cojos y otros muchos, no para dar una lección a Juan, que estaba perfectamente convencido, sino a sus discípulos, que dudaban. Y, una vez realizadas las curaciones, les dijo: Marchad y contad a Juan lo que estáis oyendo y viendo: los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los ciegos recobran la vista, los sordos oyen, los muertos resucitan, y los pobres reciben la buena nueva. Y añadió: Y bienaventurado aquel para quien yo no sea ocasión de tropiezo. Con lo que les daba a entender que conocía sus íntimos pensamientos.

224.- Si les hubiera rotundamente contestado: “Sí, yo soy”, aparte que esto, como ya he dicho, les hubiera chocado, sin duda hubieran pensado, aun sin decirlo, lo que los judíos decían al Señor: Tú atestiguas sobre ti mismo. San Juan 8,13. De ahí que el Señor no les contesta eso, sino que los deja que saquen ellos la consecuencia de los milagros, con lo que quita toda sospecha a su enseñanza y la hace más clara. De ahí que también a ellos los arguya veladamente. Como realmente se escandalizaban en Él, el Señor les pone de manifiesto su enfermedad, si bien se la deja sólo para su conciencia, y a nadie hace testigo de su reprensión, sino a ellos mismos, que sabían de qué se trataba. Con ello se los atraía mejor hacia sí mismo, diciéndoles: Bienaventurado aquel para quien yo no fuere ocasión de tropiezo. A los discípulos de Juan apuntaba, en efecto, el Señor con estas palabras.

225.- Otra explicación de la conducta de Juan.-
Mas no quiero exponeros sólo mi propia explicación; quiero también que conozcáis la que dan otros, a fin de que, comparando la una con la otra, quede la verdad más esclarecida. Es, pues, menester que la citemos. ¿Qué explicación dan, pues, otros a este pasaje? Hay quienes dicen que la causa de la embajada no fue la que yo he dicho, sino que Juan ignoraba, aunque no lo ignoraba todo. Que Jesús era el Cristo, lo sabía muy bien Juan; lo que ignoraba era que hubiera también de morir por los hombres. De ahí su pregunta: ¿Eres tú el que ha de venir? Es decir: “¿Eres tú el que ha de bajar al infierno?”. Esta explicación no puede tener razón alguna, puesto que tampoco eso lo ignoraba Juan. Eso fue justamente lo que él pregonó antes que nada; sobre eso dio su primer testimonio: He aquí –dice— el cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. San Juan 1,29.

226.- Llamar cordero al Señor era predicar la cruz; y decir que Él quita el pecado del mundo es significar claramente lo mismo. No por otro medio, en efecto, que por la cruz había el Señor de quitar el pecado. Así lo dice también Pablo: Y la escritura que nos era contraria, quitóla también de en medio, clavándola en la cruz. Colosenses 2,14. En fin, decir que Él bautizaría en Espíritu Santo era profetizar lo que había de suceder después de la resurrección del Señor. Es que Juan, replican, sabía que el Señor había de resucitar y dar el Espíritu Santo, pero no que hubiera de ser crucificado. ¿Cómo había entonces de resucitar, sin haber sufrido ni sido crucificado? ¿Y cómo podía ser Juan más que profeta, si no sabía ni lo que dijeron los profetas?

227.- Juan no pudo ignorar la pasión, conocida de los profetas.-
3. Ahora bien, que Juan fue más que profeta, el mismo Cristo lo atestiguó. San Lucas 7,28. Y que los profetas conocieron la pasión del Señor, es cosa patente para todo el mundo. Así, Isaías 53,7 dice: Como oveja fue conducido al matadero y Él está mudo como cordero en manos del que le trasquila. Y antes de este testimonio había dicho: Y será la raíz de Jesé y el que se levanta para dominar sobre los pueblos; en Él pondrán los pueblos su esperanza. Isaías 11,10. Luego, hablando de la pasión y de la gloria que había de seguirle, prosigue diciendo: Y será su descanso, gloria. Y no sólo predijo Isaías que Cristo había de ser crucificado, sino con quiénes: Y fue contado, dice, entre los inicuos. Y no sólo eso, sino también como Él no había de defenderse: Él, dice, no abre su boca.

228.- Y que había de ser injustamente condenado: En su humillación, dice, fue quitado su juicio. Y antes que Isaías había dicho también esto David, que describe el tribunal: ¿Por qué, dice, han bramado las naciones y los pueblos han tramado designios vanos? Se presentaron los reyes de la tierra y los príncipes se juntaron en uno en contra del Señor y de su Ungido. Salmo 2,12. Y en otro salmo, habla David de la forma de su muerte en cruz: Taladraron mis manos y mis pies. Y luego describe con toda puntualidad los desmanes de los soldados: Se repartieron, dice, mis vestidos entre sí y sobre mis vestiduras echaron suertes. Salmo 21, 17.19. En otro llega a decir cómo le ofrecieron al Señor vinagre: Me dieron, dice, por bebida hiel y en mi sed me abrevaron con vinagre. Salmo 68,22.

229.- Ahora bien, los profetas hablan con tantos años de anticipación del tribunal, de la condenación a muerte, de los que habían de ser con Él crucificados, de la participación de los vestidos y de la suerte echada sobre ellos y de tantas otras cosas, pues no vamos a citarlas todas, haciendo interminable el discurso; y Juan, que era mayor que todos los profetas, ¿iba a ignorar todo eso? ¿Qué sentido habría en ello? Pues ¿por qué no dijo: eres tú el que ha de venir al infierno, sino simplemente: eres tú el que ha de venir? La respuesta que a esto dan es más ridícula que todo lo pasado. Dicen, en efecto, que Juan hablaba así porque quería, salido de este mundo, predicar en el infierno. Sería el momento de decir a estos intérpretes: Hermanos, no os hagáis niños de entendimiento, sino sed niños en la malicia. 1ª Corintios 14, 20.

230.- No, el tiempo de la buena o mala conducta es la vida presente; después de la muerte, ya no queda sino el juicio y el castigo. Porque en el infierno, dice el profeta, ¿quién te confesará? ¿Cómo fueron, pues, rotas las puertas de bronce y hechos pedazos los cerrojos de hierro? ¡Por el cuerpo del Señor! Entonces por vez primera apareció un cuerpo inmortal y capaz de deshacer el imperio de la muerte. Por otra parte, esto sólo quiere decir que quedó destruida la fuerza de la muerte, pero no que se perdonaran los pecados de los que habían muerto antes del advenimiento de Cristo. De no ser así, de admitir que Cristo libró del infierno a todos los que allí había antes de su venida, ¿cómo es que dice: Se tratará más benignamente a la tierra de Sodoma y de Gomorra? San Lucas 10,12.

231.- Porque esto quiere decir que Sodoma y Gomorra serán castigadas con más benignidad, sin duda; pero castigadas desde luego. Y a la verdad, ya en este mundo sufrieron el más terrible castigo, pero ni aun eso las eximirá del otro. Pues si éstas han de ser castigadas, mucho más quienes nada sufrieron en el mundo.

232.- La suerte de los que vivieron antes de Cristo.-
Entonces, me dirás, ¿no se comete una injusticia con los que vivieron antes de Cristo? De ninguna manera, pues entonces era posible salvarse sin necesidad de confesar a Cristo. Porque no se les exigía eso, sino solamente no idolatrar y conocer al verdadero DIOS: El Señor DIOS tuyo, dice la Escritura, es un Señor solo. Deuteronomio 6,4. Los Macabeos fueron admirados, porque sufrieron cuanto sufrieron por la guarda de la ley, y como ellos los tres jóvenes del horno de Babilonia y otros muchos de entre los judíos que llevaron vida irreprochable, y a quienes, por haberse mantenido en la medida de su conocimiento de DIOS, no se les exigió nada más.

233.- Porque entonces, como ya he dicho, bastaba para la salvación el solo conocimiento de DIOS; ahora ya no basta solo, sino que es menester conocer también a Cristo. De ahí que Él mismo dijera, San Juan 15, 22: Si no hubiera yo venido y les hubiera hablado, no tendrían pecado; ahora, empero, no tienen excusa de su pecado. Lo mismo acontece en orden a la conducta. Entonces sólo el homicidio perdía al que lo cometía; ahora se pierde hasta el que se irrita.

234.- Entonces, sólo el adulterio y la unión con la mujer ajena acarreaba castigo; ahora, el mero mirar con ojos impúdicos. De suerte que, en la misma medida del conocimiento, la conducta ha de ser ahora más perfecta. Por otra parte, si después de la muerte han de salvarse los incrédulos por medio de la fe, nadie se condenaría jamás; pues ha de venir un momento en que todos se arrepentirán y adorarán al Señor. Y que esto sea verdad, oye cómo lo dice Pablo: Toda lengua confesará y toda rodilla se doblará en el cielo, en la tierra y en los infiernos. Filipenses 2,11. Y: El último enemigo aniquilado será la muerte. 1ª Corintios 15, 26. Ningún provecho sacarán, sin embargo, los condenados de esta sumisión, pues no procederá de una voluntad libre y reconocida, sino, como si dijéramos, de la necesidad misma de las cosas.

235.- Premio o castigo, inexorable para quienes obren el bien o el mal.-
4. No introduzcamos, pues, en adelante esas doctrinas de viejas y fábulas judaicas. Oye desde luego lo que sobre eso dice Pablo: Cuantos sin ley pecaron, sin ley también perecerán. Aquí habla de los que vivieron antes de la ley. Y cuantos en la ley pecaron, por medio de la ley serán juzgados. Aquí se refiere a todos los que vinieren después de Moisés. Y: Porque la ira de DIOS se revela desde el cielo sobre toda impiedad e injusticia de los hombres. Y: indignación, ira, tribulación y angustia sobre toda alma de hombre que obra el mal, del judío primeramente y también del griego. Romanos 2,12; 1,18; 3,8-9.

236.- Y a la verdad, infinitos fueron los males que entonces sufrieron los gentiles, como nos lo ponen bien de manifiesto las historias profanas, a par de nuestras Escrituras sagradas. ¿Quién podrá, en efecto, contar las catástrofes de los babilonios y de los egipcios? Ahora, que quienes no conocieron a Cristo antes de su advenimiento en carne, pero se apartaron de la idolatría y llevaron vida irreprochable, gozarán de toda suerte de bienes, oye cómo lo dice también el Apóstol: Gloria, honor y paz a todo el que obra el bien, al judío primero y también al griego. Romanos 2, 10. Ya veis, pues, cómo también a los gentiles se les reservan grandes recompensas, así como castigos y suplicios a quienes hacen lo contrario.

237.- Los que no creen en el Infierno.
¿Dónde están, pues, los que no creen en el infierno? Porque si quienes vivieron antes del advenimiento de Cristo, no obstante no haber oído ni el nombre del infierno ni el de la resurrección, no obstante los castigos que ya sufrieron en esta vida, serán también castigados en la otra, ¿cuánto más no lo seremos nosotros, que hemos sido instruidos en doctrinas de tan alta sabiduría? Mas ¿no será contra razón, objetarás, que quienes no oyeron ni hablar del infierno vayan a caer en él? Porque siempre le podrán decir a DIOS: Si nos hubieras amenazado con el infierno, hubiéramos sido más temerosos y nos hubiéramos contenido mejor. Seguramente que sí, y no como nosotros, que, a pesar de que oímos hablar del infierno diariamente, ni aun así atendemos a nuestra vida.

238.- Mas, aparte de esto, hay que decir también que el que no se contiene por los castigos inmediatos, tampoco se contendrá con los que son sólo amenaza para la eternidad. Pues es así que a quienes hacen menos uso de su razón y son de más groseras disposiciones, más los suele sofrenar lo que tienen delante y ha de suceder inmediatamente que los que se les amenaza para mucho tiempo después. Mas a nosotros, insistes, se nos infunde mayor miedo. ¿No se les hace en ello injuria a los anteriores a Cristo? En modo alguno.

239.- Porque en primer lugar no habían aquellos de librar combates iguales a los nuestros, sino que los nuestros son mucho mayores. Ahora bien, los que han de realizar mayores trabajos, necesitan también mayor ayuda. Y ayuda es, no pequeña, el acrecentamiento del temor. Y si nosotros les llevamos ventaja en conocer mejor la vida futura, ellos nos la llevaron en que sufrían inmediatamente los más grandes castigos.

240.- No es contra justicia que el pecado se castigue en esta vida y en la otra.
Otra objeción pone también a esto el vulgo. ¿Dónde está, dicen, la justicia de DIOS, si a quien sólo en esta vida pecó se le castiga en ésta y en la otra? ¿Queréis, pues, que os recuerde cómo habláis vosotros mismos, para que no me deis a mi trabajo con vuestras objeciones, sino que deis la solución de vuestra propia cosecha? Yo he oído a muchos de nuestros hombres cómo, al saber la ejecución, en la cárcel, de un criminal, se indignaban y hablaban así: Ese infame, ese abominable asesino ha cometido treinta o más muertes, y él ha sufrido una sola. ¿Dónde está la justicia? De suerte que vosotros mismos confesáis que no basta una sola muerte por castigo. ¿Cómo es, pues, que aquí sentenciáis en contra? Porque no juzgáis a otros, sino a vosotros mismos. Tan grave obstáculo es el amor propio para no ver la justicia.

241.- De ahí que, cuando juzgamos a los otros, todo lo examinamos con minuciosidad; pero si somos jueces en causa propia, andamos entre sombras. Si examináramos la cosa en nosotros como en los demás, daríamos fallo imparcial. Porque también nosotros hemos cometido pecados que merecen no dos ni tres, sino innumerables muertes. Dejando a un lado otros pecados, recordemos cuántos participan indignamente de la Eucaristía. Ahora bien, esos tales son reos del cuerpo y de la sangre del Señor 1ª Corintios 11,27. Así, cuando hables de un asesino, considérate a ti mismo. El asesino mató a un hombre, tú eres reo de haber pasado a cuchillo al Señor. Aquél, sin haber participado de la Eucaristía; nosotros, gozando de la mesa sagrada.

242.- ¿Y qué decir de los que muerden y devoran por la envidia a sus hermanos. Gálatas 5,16. Y sobre ellos derraman su veneno. ¿Qué de los que arrebatan el sustento de los pobres? Porque si ya el que no da de lo suyo es criminal, ¿qué será el que toma de lo ajeno? ¡Los avaros son peores que una banda de salteadores! ¡Los rapaces son peores que muchos asesinos y profanadores de sepulcros!

243.- ¡Cuántos después de despojar a su prójimo desean también beber su propia sangre! ¡DIOS nos libre! ¡Ni hablar de esa atrocidad! Sí, ahora gritas: ¡DIOS nos libre! Di cuando tienes un enemigo: ¡DIOS nos libre!, y acuérdate entonces de mis palabras y lleva vida ajustada a la más estricta perfección, no sea que también a nosotros nos espere la suerte de Sodoma y no padezcamos lo que Gomorra y no corramos la suerte de tirios y sidonios. O, por decir mejor, para no ofender a Cristo, que es más grave y más espantoso que el infierno; porque yo no cesaré de gritar continuamente que ofender a Cristo es más grave y espantoso que el mismo infierno.

244.- Así os exhorto a que sintáis también vosotros, pues así nos libraremos del mismo infierno y gozaremos de la gloria de Cristo. La cual ojalá todos alcancemos por la gracia y amor de nuestro Señor Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

TEOLOGIA 2 -TEMA 34

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A.- Historia: Los Dogmas
B.- Teología: La Moral


A.- Historia:
Los Dogmas


825. Son proposiciones firmes y ciertas; punto de doctrina o artículo de Fe que la Iglesia declara como revelado por DIOS, y por lo tanto, firme, seguro e inmutable.

826. Cuando se habla de la historia de los Dogmas o su evolución, se debe interpretar como su desenvolvimiento o presentación a los hombres, de lo que ya estaba revelado en la Sagrada Escritura o Sagrada Tradición. La Iglesia lo define para cerrar el paso a las herejías que surgen y pudieran extraviar a muchos; nos da seguridad, firmeza y estabilidad.

827. En cuanto a su evolución, se dice lo mismo. Un Dogma no puede cambiar; evoluciona la forma de presentarlo para hacer más fácil la aceptación, pero no el contenido.

828. La verdad dogmática tiene su fundamento en el mismo DIOS que habla y no puede mentir. Y esa Palabra de DIOS hablada la tenemos los Católicos en la Sagrada Escritura y en la Sagrada Tradición, que son las dos Fuentes de Revelación. Los protestantes, al quedarse sólo con la Sagrada Escritura, y sin autoridad para interpretarla correctamente, cojean, y por eso caen en tantas desviaciones y divisiones.

829. Por ser DIOS inmutable, las verdades dogmáticas lo son también. Mudarse es adquirir o perder algo. El ser Supremo en todas las Perfecciones, lo tiene todo, no necesita nada de nosotros. Luego todo lo que hace y nos dice es para nuestro bien; no puede ni mentir, ni cambiar.

830. Certezas. Consiste en estar ciertos o formular juicios que excluyen la duda y el miedo a errar. No basta con tener buena voluntad, que sería la certeza subjetiva, sino que se debe estar de acuerdo con la realidad, que es la certeza objetiva. En Moral, se estudia que se puede tener certeza o conciencia cierta, dudosa o errónea. Hay también una certeza metafísica que no admite dudas, como por ejemplo, que el todo es mayor que las partes; certeza física, que se apoya en las leyes del universo, como por ejemplo, lo contrario sería falso pero no absurdo; los cuerpos tienden a caer al centro de la tierra; y la certeza moral que se apoya en el testimonio de los hombres libres, cuando se presentan todas las garantías de veracidad, como las verdades históricas.

831. Autoridad. Es necesaria en todo orden social, y lo ha querido Jesucristo para su Iglesia. Una autoridad en el Papa, que sea Infalible, para que sepamos con toda certeza lo que hemos de creer en materia de Fe y Costumbres. Autoridad Infalible que está en el Papa por sí mismo, en los Concilios Ecuménicos unidos al Papa, como Magisterio Extraordinario. Y está también el Magisterio Ordinario que llega a los Obispos, Concilios Nacionales o Regionales, Conferencias Episcopales, Sínodos, Vicarias, Decanatos, Parroquias, y en las Congregaciones y Asociaciones aprobadas.

832. Con esta Brújula Infalible, tenemos una alegría y seguridad inmensa.

B.- Teología:
La Moral

833. Es la ciencia del bien obrar. Apreciable por el entendimiento, en el fuero interno. La ciencia que trata de la bondad o malicia de las acciones, según estén de acuerdo o no con los Mandamientos de la Ley de DIOS y de la Iglesia.

834. La Moral Católica es el conjunto de principios que la Iglesia nos enseña con seguridad, para ser guardados, queridos por Jesucristo, nacidos de la Ley Eterna de DIOS e impresos en la conciencia de cada uno.

835. La Moral Natural se funda en el principio de la Ley natural y regula los afectos, pasiones y actos libres del hombre en orden a su existencia, conservación y perfeccionamiento naturales.

836. La Moral Independiente es la que se quiere librar por completo de todo deber de conciencia y religioso. Llamada también Laica, prescinde de DIOS y de toda Ley Moral. Es la practicada por todos aquellos que sólo ven materia, y se han endiosado a sí mismos, porque les molesta DIOS; no les importa los medios que sean, con tal de lograr lo que les interesa, materialmente. Dan pena, y no creo que la conciencia les deje tranquilos, sobre todo en ciertos momentos en que lo material no puede nada.

837. La verdadera Moral. Ha de ser la religiosa, la que está íntimamente unida a la Religión Revelada y se funda en sus principios morales. DIOS que revela, que es el Creador y Dueño de todo, puede y quiere decirnos por Jesucristo en su Iglesia, con toda autoridad y seguridad, lo que debemos practicar o no. El Concilio Vaticano 2º nos hace ver que el orden moral es superior al orden económico, y la Moralidad nos viene de DIOS.

838. La condena de errores. Desde que el mal surge con la rebelión de Satanás y los suyos, ya aparece la primera condena por parte de DIOS, cuando le dice que de otra mujer -María-, de otro Adán -Cristo- le aplastarán la cabeza. De esta forma amargó DIOS el triunfo pasajero del Diablo, promotor de todos los males, y el triunfo del Bien encarnado en Jesucristo.

839. Desde entonces son continuos los brotes del mal y su intento de dominar. A nivel social y a nivel personal, lo vemos a lo largo de la Historia. Y fue, y es necesario una vigilancia sobre estos movimientos para seguir cortándoles la cabeza, apenas aparezcan; pues si se les deja crecer como las malas yerbas, es más difícil quitarlos. Y aunque crezcan, como dice Jesús, juntos el trigo y la cizaña, ya vendrán los Angeles a separarlos en su debido momento.

840. Jesucristo en el Evangelio nos habla muchas veces de la vigilancia. Y la Iglesia en todos los niveles, y de forma organizada, tiene derecho y obligación, de preparar a sus fieles, y prevenirles, para evitar tropiezos y caídas, que ya cuenta con ellas, aunque no las quiera, y tiene medios para que nos levantemos siempre, incluso sacando bienes de males; así, nos llevara a la Meta puesta por el mismo DIOS de buscar la perfección o santidad y conquistar el Cielo.

841. Vemos en la Historia esta constante lucha y la gran victoria de Jesucristo sobre las fuerzas del mal, por lo que no debemos temer, pero si vigilar; persecuciones externas e internas, a nivel social y personal, las hay de todas las clases. Y siempre la Iglesia ha salido al paso con la seguridad de la Fe, Esperanza y Caridad, y la firmeza de su Infalibilidad. A negaciones rotundas, afirmaciones más rotundas. Me decía un día un ateo práctico: yo no creo en DIOS; DIOS, no existe. Y le dije: pues mira, yo he hablado en El esta mañana, y le he pedido por ti; y me hace feliz. Y ya veremos dentro de cien años quién tiene razón. Y aunque no existiera, yo no perdería nada, porque soy feliz haciendo el bien; pero si existe, tú lo has perdido todo, por toda la Eternidad, además de no ser feliz ahora, porque la conciencia no te deja.

842. Derechos de la Iglesia. Tiene derecho a censurar todas las publicaciones, y de forma particular, las referentes a la Fe y Costumbres. Y nos avisa y prohíbe la lectura de libros malos por el veneno que llevan. Y lo hace en virtud de toda la autoridad que le dio Jesucristo, para dar leyes y exigir se cumplan, cuidar la salud física, moral y espiritual de sus fieles, y en algún sentido, de todos los hombres por quienes reza y desea que se salven, por ser también criaturas de DIOS. Es lo mismo que hacemos todos para cuidar la salud del cuerpo y los bienes materiales.

843. La prohibición de un libro, se extiende a la no edición, ni leerlo, ni retenerlo, ni venderlo, ni traducirlo, ni proporcionarlo a otros. En los Hechos de los Apóstoles 19,19 ya se nos cuenta la preocupación de los fieles en destruir lo malo. Lo que está mal, lo está para todos, aunque a unos dañe más que a otros, según la edad y formación.

844. Esta preocupación constante de la Iglesia, molesta a todos los enemigos. El mal, siempre está mal y debemos combatirlo por todos los medios que podamos. Y es malo, todo lo que DIOS prohíbe.

845. Hay obligación de abstenerse de malas lecturas y diversiones, y de todo lo que ponga en peligro la salud del alma. Las autoridades competentes podrán dispensar a ciertas personas, con las debidas cautelas, y fines más altos, y por tiempo determinado. Todos tenemos aquí en la tierra el peligro de caer, y por eso, debemos vigilar.

846. Igual que se seleccionan las medicinas, hay que seleccionar las lecturas, diversiones, compañías y toda actividad, para no encontrarnos con sorpresas desagradables y males muy graves. El que busca lo mejor, no sólo se aparta del mal, sino también de lo menos bueno; ser conscientes de nuestras limitaciones y debilidades. Da risa, cuando dicen, películas sólo para mayores...como si a lo mayores no les obligara la moral; debían decir, para cerdos, que son los animales que se revuelcan en el fango y no viven nada más que para comer, engordar, y después, ser comidos. QUE LA VIRGEN NOS PROTEJA Y LA SEPAMOS IMITAR.

TEOLOGIA 2 - TEMA 35

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A.- Historia: Los Concilios

847. Es un resumen para consulta de los Concilios Ecuménicos o Universales. El nombre se les da de la ciudad en donde se celebraban.

848. Siglo 1º. Jerusalén.
En el capítulo 15 de los Hechos de los Apóstoles, cuenta San Lucas cómo se reunieron para aclarar algunas cuestiones de gran importancia para la Iglesia que nacía, frente a la Sinagoga y presión de los judíos que amenazaban con destruirla o cambiarla.

849. Siglo 4º. Nicea.
Asistieron más de 220 Obispos Sirios, Cilicios, Fenicios, Árabes, Palestinos, Egipcios, un Persa, Tracios, Aqueos y Epírotas; todos del Oriente. De Occidente, sólo había 5 Obispos; Osio representó a España. Duró del 20 de mayo al 25 de julio del año 325, bajo el Papa Silvestre que gobernó en los años 314 al 335.

850. Resoluciones: profesión de fe contra el Sacerdote hereje Arrio, sobre la consustancialidad del Hijo con el Padre, es decir, la Divinidad de Cristo, en 20 cánones. Arrió defendió su doctrina personalmente. Dos Obispos se negaron a suscribir la resolución del Concilio, y, como Arrio, fueron excluidos de la Comunión de la Iglesia, y desterrados.
851. Siglo 4º, Constantinopla 1º.
Año 381, bajo el Papa Dámaso 1º que gobernó del 366 al 384. Unos 15º Obispos, todos de Oriente, con San Gregorio Nacianceno; duró de mayo a julio.

852. Resoluciones: el Símbolo o Credo Niceno-Constantinopolitano, sobre la Divinidad del Espíritu Santo. 4 Cánones. El Papa Dámaso no asistió ni envió representantes. Los Obispos de Occidente se habían reunido en Aquilea en la primavera del 381. Se ignoran las deliberaciones.

853. Siglo 5º. Efeso.
Año 431, bajo el Papa Celestino 1º (422-432) con 198 Obispos. San Agustín fue invitado con un escrito personal del Emperador, pero antes de tener noticia de ello, murió en la ciudad de Hipona en el año 430, sitiada por los Vándalos. Duró del 22 de junio al 17 de julio del 431; hubo 5 sesiones.

854. Resoluciones: sobre la Maternidad Divina de María, contra el Patriarca de Constantinopla, Nestorio. En 6 cánones. No obstante una triple citación y hallarse presente en la ciudad, Nestorio se negó a asistir. Era tal la animosidad del pueblo contra él, que solicitó y obtuvo una escolta personal para su asistencia. Fue condenado y desterrado, y dicen que al morir se le pudrió la lengua.

855. Siglo 5º. Calcedonia.
Año 451, bajo el Papa León 1º (440 – 461), cerca de 600 Obispos. Por Occidente había 5 legados Pontificios; duró desde el 8.10 al 1º de noviembre del 451; hubo 17 sesiones.

856. Resoluciones: Se define dos Naturalezas en Cristo, Divina y Humana, con una sola Persona, Divina. 28 cánones. Entre los acusados estaba Dióscoro.

857. Siglo 6º. Constantinopla 2º.
Año 553 bajo el Papa Vigilio (537 – 555); 150 Obispos, 8 sesiones, desde el 05 de mayo al 2 de junio.

858. Resoluciones: Condenación de los tres capítulos de los nestorianos. El emperador Justiniano hizo traer al Papa Vigilio en calidad de prisionero. Huyó de Calcedonia y retiró su palabra de tomar parte personalmente en el Concilio, pues temía la influencia de la mayoría griega. Sin su presencia, y a pesar de su protesta, el Patriarca Eustaquio inauguró el Concilio.

859. Siglo 7º - Constantinopla 3º.
Año 681 bajo el Papa Agatón, (678 – 681) y León 2º (682 – 683). 174 Obispos, no obstante de haber caído en manos de los árabes los Patriarcados de Alejandría y Jerusalén, que eran los baluartes del Monofisismo –una sola naturaleza en Cristo-. Hubo 16 sesiones y duró desde el 7 de noviembre al 16 de diciembre.

860. Resoluciones: Condenación de la doctrina de una sola voluntad en Cristo-Monoteletas-. El emperador Constantino 3º tomó parte personalmente en las 11 primeras sesiones.

861. Siglo 8º- Nicea 2º.
Año 787, bajo el Papa Adriano 1º (772 – 795). Más de 300 Obispos y dos legados Pontificios. 8 sesiones.

862. Resoluciones: Significado y licitud del culto de las imágenes. Por estos errores iconoclastas, muchas obras de arte habían sido destruidas sin consideración.

863. Siglo 9º- Constantinopla 4º.
Año 870 bajo los Papas Nicolás 1º- 858 a 867- y Adriano 2º, 867 a 872. Poco concurrido al principio; al final, había 102 Obispos; 10 sesiones desde el 5 de octubre del 869 al 28 de febrero del 870.

864. Resoluciones: Liquidación del Cisma de Focio. 27 cánones. La Iglesia Católica reconoce la ecumenidad de este Concilio; la griega, no.

865. Siglo 12, Letrán 1º.
Año 1123 bajo el Papa Calixto 2º, 1119 a 1124. No se ponen actas o escritos protocolares sobre el desarrollo de las deliberaciones de éste ni de los siguientes Concilios lateranenses. Se cree que participaron unos 300 Obispos, desde el 11 de marzo al 6 de abril de 1123.

866. Resoluciones: Confirmación del Concordato de Worms, sobre la solución de las investiduras con el soberano alemán: el rey renunciaba a la investidura, privilegio de entregar anillo y báculo a los Obispos.

867. Siglo 12. Letrán 2º.
Año 1139, bajo el Papa Inocencio 2º (1130 a 1143). Algunas crónicas dan la cifra de 500 a 1000 Obispos; no es seguro. Duró del 4 al 30 de abril.
868. Resoluciones: cisma de Anacleto 2º; 30 capítulos. Gran importancia tenía para la observancia del celibato el canon 7, que declaraba inválido, no sólo ilícito, el matrimonio contraído por los clérigos y por los monjes. No estaba presente en el Concilio el hombre más influyente de la época, San Bernardo de Claraval.

869. Siglo 12, Letrán 3º.
Año 1179, bajo el Papa Alejandro 3º -1159 a 1181. Hay lista de 281 Obispos; de España, 19; 3 sesiones del 5 al 19 ó 22 de marzo.

870. Resoluciones: Se exige mayoría de dos tercios para la elección Papal. 27 capítulos. El intento del emperador alemán Barbarroja de volver a restaurar en Italia el poder imperial, agrupó a las ciudades del norte en torno al Papa Alejandro, que se negó a asistir al Concilio reunido en Pavía en 1160. Al cabo de unos años de guerra, Barbarroja abandonó a su Antipapa Calixto 3º.

871. Siglo 13, Letrán 4º.
Año 1215, bajo el Papa Inocencio 3º (1198 a 1216) 404 Obispos de Oriente y Occidente, con los superiores de las Ordenes Monásticas y Reyes cristianos. No asistieron los Obispos griegos. 3 sesiones del 1 al 30 de noviembre de 1215.

872. Resoluciones: Profesión de fe contra los Cátaros. Se define la Transustanciación eucarística, la Confesión y Comunión anual, y el Infierno. 70 capítulos. En virtud de la autoridad que se atribuía y ejercía el Papa, incluso en lo temporal, tomó el Concilio decisiones políticas, como la transmisión del Condado de Tolosa a Simón de Monfort; rechazó la Carta Magna de Juan sin Tierra, y la confirmación de Federico 2º como emperador, entre otras.

873. Siglo 13, Lyón 1º.
Año 1245, bajo el Papa Inocencio 4º (1243 a 1254). De 140 a 150 Obispos, 3 sesiones desde el 28 de junio al 17 de julio.

874. Resoluciones: Deposición del emperador Federico 2º. 22 capítulos. El conflicto de los derechos de la Iglesia y del Imperio en Italia llega a su máxima tensión, cuando fracasadas las conversaciones con el Papa, le impide todo contacto con el exterior. Huye el Papa y convoca el Concilio.

875. Siglo 13, Lyón 2º.
Año 1274, bajo el Papa Gregorio 10º (1271 a 1276). Este Concilio se pareció en universalidad al 4º de Letrán. Unos 200 participantes. No pudo asistir Santo Tomás de Aquino, que obedeció al Papa poniéndose en camino, a pesar de estar muy enfermo, y murió antes de llegar. 6 sesiones desde el 7 de mayo al 17 de julio de 1274.

876. Resoluciones: Estatuto del Cónclave para elección de Papas; unión con los griegos y la Cruzada. 31 capítulos. Con objeto de reunir fondos para la Cruzada, el Papa pidió el Diezmo durante 6 años. Lo consiguió gracias a la táctica de no tratar el asunto en la sesión plenaria de los Prelados, sino separadamente con los representantes de cada Provincia Eclesiástica.

877. Siglo 14, Viena.
Año 1312, bajo el Papa Clemente 5º (1305 a 1314). 114 Obispos, 3 sesiones desde el 16 de octubre de 1311 al 6 de mayo de 1312.

878. Resoluciones: supresión de los Templarios; cuestión de la pobreza de los franciscanos y algunos Decretos de reforma. Aparte de algunas inmoralidades observadas en los Templarios y el conflicto con el rey de Francia, Felipe, que arrestó a todos los miembros de la Orden y confiscó los bienes que tenían en su reino; la existencia de esta Orden no tenía ya razón de existir, una vez que se había perdido Tierra Santa.

879. Siglo 15, Constanza.
Años 1414 a 1418; 45 sesiones del 5 de noviembre de 1414 al 22 de abril de 1418. Había tres Papas al mismo tiempo: Benedicto 13 (1394 a 1417); Gregorio 12 (1404 al 1415) ; y Juan 23 (1391 a 1415). Con muerte, renuncia y deposición, se eligió a Martín 5º el 11 de noviembre de1 417.

880. Resoluciones: Condenación de Juan Hus por sus errores; el problema de si el Concilio está sobre el Papa -doctrina conciliarista-; sobre la periodicidad de los Concilios y el Concordato conciliador de las cinco naciones. En medio del gran cisma, es de destacar el hecho de que la votación fue por naciones, no por individuos.

881. Siglo 15, Basilea - Ferrara - Florencia.
Del 23 de julio de 1431 al 7 de mayo del 1437, 25 sesiones. Trasferimiento a Ferrara por Eusebio 4º el 18 de septiembre de 1437. Y en Florencia, unión de los Griegos el 6 de julio de 1439; con los Armenios el 22 de noviembre de 1439 y con los Jacobitas el 4 de febrero de 1442. Desplazamiento a Roma el 25 de abril de 1442.
En este Concilio se puso de manifiesto la crisis de las relaciones entre el Papa y el Concilio. Eugenio 4º de carácter indeciso, sin embargo, obtuvo una notable victoria con la unión de los griegos.

882. Siglo 16, Letrán 5º.
Años 1512 al 1517, bajo los Papas Julio 2º (1503 a 1513) y León 10º (1513 - 1521). Compuesto casi exclusivamente por Obispos italianos, 12 sesiones.

883. Resoluciones: Contra el concilio cismático de Pisa (1511-1512). Sobre la inmortalidad del alma; decretos de reforma. Este Concilio tenía plena conciencia de continuar la serie de Concilios Papales de la alta Edad Media, distanciándose así de los Concilios del siglo precedente.

884. Siglo 16, Trento.
Del 31 de diciembre de 1545 al 4 de diciembre de 1563. 25 sesiones en tres períodos: 1 a 8 en Trento (1545 - 1547); sesiones 9 a 11 en Bolonia, 1547, todas ellas bajo el Papa Paulo 3º (1534-1549); sesiones 12 al 16 en Trento, 1551 a 1552, bajo Julio 3º (1550 – 1555) y sesiones 17 a 25 en Trento, bajo Pío 4º (1559 – 1565).

885. Resoluciones: Escritura y Tradición, Pecado original y justificación, Sacramentos y Misa, Culto a los Santos, Decreto de reforma, se condena a Lutero para quien la única formula de Fe es la Sagrada Escritura. Se lleva a cabo la reforma de la Iglesia, con la riqueza de las dos fórmulas o normas de Fe, o Fuentes de Revelación, que son la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición. Fue decisiva la participación española, con la política del emperador Carlos 5º de Alemania y 1º de España, y después Felipe 2º con todo el peso del imperio español en esa época y todo su gran equipo de teólogos que España tenía en este siglo de oro.

886. Siglo 19, Vaticano 1º.
Fue del 8 de diciembre de 1869 al 18 de julio de 1870, bajo el Papa Beato Pío 9º-1846 - 1878. 642 Obispos con derecho a voto. Fueron invitados los Obispos de las iglesias orientales y no asistieron. No se invitó a los anglicanos ni jansenistas.

887. Resoluciones: Definición de la doctrina sobre la Fe Católica y sobre el Primado; también, el Dogma de la Infalibilidad Pontificia. En septiembre de 1870, el ejército italiano forzó la puerta Pía y se apoderó de los Estados Pontificios o de la Iglesia, al buscar la unidad italiana, terminando con el poder temporal del Papa. Las sesiones del Concilio fueron suspendidas.

888. Siglo 20, Vaticano 2º.
Del 11 de octubre de 1962 al 8 de diciembre de 1965, bajo los Papas Beato Juan 23(1959 - 1963) y Pablo 6º (1963 – 1978) Asistieron entre 2131 a 2399 Obispos. Se invitó a los cristianos separados para que enviaran observadores delegados a las sesiones conciliares.

889. Este Concilio, precisamente por ser cuando la Iglesia despojada del poder terreno, adquiere mayor esplendor y grandeza.

890. Todo el Concilio es Pastoral, volviendo a proponer toda la belleza de la Fe en las Constituciones sobre la Iglesia, sobre la Divina Revelación, sobre la Sagrada Liturgia; documentos pastorales sobre la Iglesia en el Mundo actual. Decretos sobre el oficio pastoral de los Obispos, sobre el ministerio y vida de los Presbíteros, sobre la formación sacerdotal, sobre la adecuada renovación de la Vida religiosa, sobre el apostolado de los Seglares, sobre las Iglesias orientales Católicas, sobre la actividad misionera de la Iglesia, sobre el Ecumenismo y sobre los Medios de comunicación social.

891. Declaraciones sobre la libertad religiosa, sobre la educación cristiana de la Juventud, sobre las relaciones de la Iglesia con las Religiones no cristianas.

892. Y un mensaje del Concilio a la Humanidad.

893. Fue un gran regalo del Espíritu Santo, que junto al nuevo Código de Derecho Canónico de la Iglesia, Latina y Oriental, se publicara el Catecismo que nos marca los caminos seguros por este mundo. El Código termina diciendo que la Iglesia en toda su actividad, lo único que pretende es la salvación de las almas. Y AL FINAL DEL CONCILIO, el Papa Pablo 6º, QUISO PROCLAMAR A LA VIRGEN MADRE DE LA IGLESIA, introduciendo este nuevo título en las letanías del rosario, después de Madre de Cristo.

TEOLOGIA 2 TEMA 36

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A.- Historia: Los Papas

Relación de consulta con su nº, nombre y años de gobierno. Los anti Papa figuran entre paréntesis.

894. Siglo 1. Jesucristo dijo a San Pedro: Simón, tú eres piedra, Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no podrán contra ella. Te daré las llevas del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, será atado en el Cielo, y todo lo que desates en la tierra, será desatado en el Cielo. San Mateo 16,18-19.

895. Estos poderes y junto al mandato de ir por todo el mundo, manifiestan el deseo de Cristo de hacer de San Pedro y Sucesores, Vicarios suyos.
896.
1. San Pedro, hasta el 67, que muere en Roma, después de salir de Jerusalén, a otro lugar: Antioquia.
2. San Lino, 67 - 76;
3. San Anacleto, 76 - 88:
4. San Clemente, 88 - 97.

897. Siglo 2º.
5. San Evaristo, 97 - 105.
6. San Alejandro, 105 - 115.
7. San Sixto, 115 - 125.
8. San Telesforo, 125 - 136.
9.- San Higinio, 136 - 140.
10.- San Pío 1º, 140- 155.
11.- San Aniceto, 155 - 166.
12.- San Sotero, 166 - 175.
13.- San Eleuterio, 175 - 189.
14.- San Víctor 1º, 189 - 199.

898. Siglo 3º.
15. San Ceferino, 199 - 217.
16. San Calixto, 217 - 222.
(San Hipólito, 217 - 235, Anti papa, santo por arrepentirse y morir mártir).
17. San Urbano 1º, 222 - 230.
18. San Ponciano, 230 - 235.
19. San Antero, 235 - 236.
20. San Fabián, 236 - 250.
21. San Cornelio, 251 - 253. (Novaciano, hereje 251-258).
22.- San Lucio 1º, 253 - 254.
23.- San Esteban 1º, 254 – 257.
24.- San Sixto 2º, 257 - 258.
25.- San Dionisio, 259 - 268.
26.- San Félix 1º, 269 - 274.
27.- San Eutiquiano, 275 - 283.
28.- San Cayo, 283 - 296.

899. Siglo 4º.
29. San Marcelino, 296 - 304.
30. San Marcelo, 304 - 309.
31. San Eusebio, 309 - 310.
32. San Milcíades, 311 - 314.
33. San Silvestre, 314 - 335.
34. San Marcos, 336.
35. San Julio 1º, 337 - 352.
36. Liberio, 352 - 366. (Félix 2º, 353 - 365).
37. San Dámaso 1º, 366 - 384 (Ursino, 366 - 367).
38. San Siricio 384 - 399.

900. Siglo 5º.
39. San Atanasio 1º, 399 - 401.
40. San Inocencio 1º, 401 - 417.
41. San Zósimo, 417 - 418.
42. San Bonifacio 1º, 418 - 422. (Eulalio, 418 - 419).
43. San Celestino 1º, 422 - 432.
44. San Sixto 3º, 432 - 440.
45. San León 1º, 440 - 461.
46. San Hilario, 461 - 468.
47. San Simplicio, 468 - 483.
48. San Félix 2º, 483 - 492.
49. San Gelasio 1º, 492 - 496.
50. San Atanasio 2º, 496 - 498.

901. Siglo 6º.
51. San Símaco, 498 - 514. (Laurencio, 498 - 505).
52. San Hormisdas, 514 - 523.
53. San Juan 1º, 523 - 526.
54. San Félix 3º, 526 - 530.
55. Bonifacio 2º, 530 - 532. (Dióscoro, 530).
56. Juan 2º, 533 - 535.
57. San Agapito 1º, 535 - 536.
58. San Silverio, 536 - 537.
59. Virgilio, 537 - 555.
60. Pelagio 1º, 556 - 561.
61. Juan 3º, 561 - 574.
62. Benedicto 1º, 575 - 579.
63. Pelagio 2º, 579 - 590.

902. Siglo 7º.
64. San Gregorio 1º, 590 - 604.
65. Sabiniano, 604 - 606.
66. Bonifacio 3º, 607.
67. San Bonifacio 4º, 608 - 615.
68. San Deusdebit, 615 - 618.
69. Bonifacio 5º, 619 - 625.
70. Honorio 1º, 625 - 638.
71. Severino, 640.
72. Juan 4º, 640 - 642.
73. Teodosio 1º, 642 - 649.
74. San Martín 1º, 649 - 653.
75. San Eugenio 1º, 654 - 657.
76. San Vitaliano, 657 - 672.
77. Adeodato, 672 - 676.
78. Dono, 676 - 678.
79. San Agatón, 678 - 681.
80. San León 2º, 682 - 683.
81. San Benedic 2º, 684 - 685.
82. Juan 5º, 685 - 686.
83. Conon 686 - 687. (Teodoro 687). (Pascalis 687 - 692).
84. San Sergio, 687 - 701.

903. Siglo 8º.
85. Juan 6º, 701-705.
86. Juan 7º, 705-707.
87. Sirimio 708.
88. Constantino 1º, 708 - 715.
89. San Gregorio 2º, 715 - 731.
90. San Gregorio 3º, 731 - 741.
91. San Zacarías 741 - 752. (Esteban 752).
92. Esteban 2º, 752 - 757.
93. San Pablo 1º, 757 - 767. (Constantino 2º, 767-768). (Felipe 768).
94. Esteban 3º, 768 - 772.
95. Adrián 1º, 772 - 795.

904. Siglo 9º.
96. San León 3º, 795 - 816.
97. Esteban 4º, 816 - 817.
98. San Pascual 1º, 817 - 824.
99. Eugenio 2º, 824 - 827.
100. Valentín, 827.
101. Gregorio 4º, 827 - 844. (Juan, 844).
102. Sergio 2º, 844 - 847.
103. San León 4º, 847 - 855.
104. Benedicto 3º, 855 - 858. (Anastasio, 855).
105. San Nicolás 1º, 858 - 867.
106. Adrián 2º, 867 - 872.
107. Juan 8º, 872 - 882.
108. Marino 1º, 882 - 884.
109. Adrián 3º, 884 - 885.
110. San Esteban 5º, 885 - 891.
111. Formoso, 891 - 896.
112. Bonifacio 6º, 896.
113. Esteban 6º, 896 - 897.
114. Romano, 897.
115. Teodoro, 2º, 897.
116. Juan 9º, 898 - 900.

905. Siglo 10º.
117. Benedicto 4º, 900 - 903.
118. Crisóforo, 903.
119. Sergio 3º, 904 - 911.
120. Anastasio 3º, 911 - 913.
121. Laudo, 913 - 914.
122. Juan 10º, 914-928.
123. León 6º, 928.
124. Esteban 7º, 928 - 931.
125. Juan 11, 931 - 935.
126. León 7º, 936 - 939.
127. Esteban 8º, 939 - 942.
128. Marino 2º, 942 - 946.
129. Agapito 2º, 946 - 955.
130. Juan 12, 955 - 963.
131. León 8º, 963 - 964.
132. Benedicto 5º, 964.
133. Juan 13, 965 - 972.
134. Benedicto 6º, 973 - 974. (Bonifacio 7º 974).
135. Benedicto 7º, 974 - 983.
136. Juan 14, 983 - 984.
137. Bonifacio 7º, 984 - 985.
138. Juan 15, 985 - 996.
139. Gregorio 5º, 996 - 999. (Juan 16, 997 - 998).

906. Siglo 11.
140. Silvestre 2º, 999 - 1003.
141. Juan 17, 1003.
142. Juan 18, 1003 - 1009.
143. Sergio 4º, 1009 - 1012.
144. Benedicto 8º, 1012 - 1024. (Gregorio, 1012).
145. Juan 19, 1024 - 1032.
146. Benedicto 9º, 1032 - 1044.
147. Silvestre 3º, 1045.
148. Gregorio 6º, 1045 - 1046.
149. Clemente 2º, 1046 - 1047.
150. Dámaso 2º, 1048.
151. San León 9º, 1049 - 1054.
152. Víctor 2º, 1055 - 1057.
153. Esteban 9º, 1057 - 1058.
154. Benedicto 10, 1058 - 1059.
155. Nicolás 2º, 1059 - 1061.
156. Alejandro 2º, 1061 - 1073. (Honorio 2º 1069).
157. San Gregorio 7º, 1073 -1085. (Clemente 3º, 1084 - 1100)
158. Víctor 3º, 1086 - 1087.
159. Urbano 2º, 1088 - 1099.

907. Siglo 12.
160. Pascual 2º, 1099 - 1118. (Teodorico 1100- 1102). (Alberto 1102).
(Silvestre 4º, 1105 - 1111).
161. Gelasio 2º, 1118 - 1119. (Gregorio 8º, 1118 - 1121).
162. Calixto 2º, 1119 - 1124.
163. Honorio 2º, 1124 - 1130. (Celestino 2º,1124).
164. Inocencio 2º, 1130 - 1143. (Anacleto 2º, 1130 - 1138). (Víctor 4º, 1138).
165. Celestino 2º, 1143 - 1144.
166. Lucio 2º, 1144 - 1145.
167. Eugenio 3º, 1145 - 1153.
168. Anastasio 4º, 1153 - 1154.
169. Adriano 4º, 1154 - 1159.
170. Alejandro 3º, 1159 - 1181. (Víctor 4º,1159-164). (Pascual 3º, 1164-1168).
(Calixto 3º, 1168-1179). (Inocencio 3º, 1179 – 1180).
171. Lucio 3º, 1181 - 1185.
172. Urbano 3º, 1185 - 1187.
173. Gregorio 8º, 1187.
174. Clemente 3º, 1187 - 1191.
175. Celestino 3º, 1191 - 1198.

908. Siglo 13.
176. Inocencio 3º, 1198 - 1216.
177. Honorio 3º, 1216 - 1227.
178. Gregorio 9º, 1227 - 1241.
179. Celestino 4º, 1241.
180. Inocencio 4º, 1243 - 1254.
181. Alejandro 4º, 1254 - 1261.
182. Urbano 4º, 1261 - 1264.
183. Clemente 4º, 1265 - 1268.
184. San Gregorio 10º, 1271 - 1275.
185. Inocencio 5º, 1276.
186. Adriano 5º, 1276.
187. Juan 21, 1276 - 1277.
188. Nicolás 3º, 1277 - 1280.
189. Martín 4º, 1281 - 1285.
190. Honorio 4º, 1285 - 1287.
191. Nicolás 4º, 1288 - 1292.
192. San Celestino 5º, 1294.

909. Siglo 14.
193. Bonifacio 8º, 1294 - 1303.
194. Benedicto 11, 1303 - 1304.
195. Clemente 5º, 1305 - 1314.
196. Juan 22, 1316 - 1334. (Nicolás 5º,1328 - 1330).
197. Benedicto 12, 1334 - 1342.
198. Clemente 6º, 1342 - 1352.
199. Inocencio 6º, 1352 - 1362.
200. Urbano 5º, 1362 - 1370.
201. Gregorio 11, 1370 - 1378.
202. Urbano 6º, 1378 - 1389. (Clemente 7º, 1378 - 1394).

910. Siglo 15.
203. Bonifacio 9º, 1389 - 1404. (Benedicto 13, 1394 - 1424).
204. Inocencio 7º, 1404 - 1406.
205. Gregorio 12, 1406- 1415.
206. Alejandro 5º, 1416 - 1417. (Juan 23, 1410 - 1415).
207. Martín 5º, 1417 – 1431. (Clemente 8º, 1424 - 1429). (Benedicto 14, 1424).
208. Eugenio 4º, 1431 - 1447. (Félix 5º, 1439 - 1449).
209. Nicolás 5º,1447 - 1455.
210. Calixto 3º, 1455 - 1458.
211. Pío 2º, 1458 - 1464.
212. Pablo 2º, 1464 - 1471.
213. Sixto 4º, 1471 - 1484.
214. Inocencio 8º, 1484 - 1492.

911. Siglo 16.
215. Alejandro 6º, 1492 - 1503.
216. Pío 3º, 1503.
217. Julio 2º, 1503 - 1513.
218. León 10º, 1513 - 1521.
219. Adriano 6º, 1522 - 1523.
220. Clemente 7º, 1523 - 1534.
221. Pablo 3º, 1534 - 1549.
222. Julio 3º, 1550 - 1555.
223. Marcelo 2º, 1555.
224. Pablo 4º, 1555 - 1559.
225. Pío 4º, 1559 - 1565.
226. San Pío 5º, 1566 - 1572.
227. Gregorio 13, 1572 - 1585.
228. Sixto 5º, 1585 - 1590.
229. Urbano 7º, 1590.
230. Gregorio 14º, 1590 - 1591.
231. Inocencio 9º, 1591.

912. Siglo 17.
232. Clemente 8º, 1592 - 1605.
233. León 11, 1605.
234. Pablo 5º, 1605 - 1621.
235. Gregorio 15, 1621 - 1623.
236. Urbano 8º, 1623 - 1644.
237. Inocencio 10º, 1644 - 1655.
238. Alejandro 7º, 1655 - 1667.
239. Clemente 9º, 1667 - 1669.
240. Clemente 10º, 1670 - 1676.
241. Inocencio 11, 1676 - 1689.
242. Alejandro 8º, 1689 - 1691.
243. Inocencio 12, 1691 - 1700.

913. Siglo 18.
244. Clemente 11, 1700 - 1721.
245. Inocencio 13, 1721 - 1724.
246. Benedicto 13, 1724 - 1730.
247. Clemente 12, 1730 - 1740.
248. Benedicto 14, 1740 - 1758.
249. Clemente 13, 1758 - 1769.
250. Clemente 14, 1769 - 1774.
251. Pío 6º, 1775 - 1799.

914. Siglo 19.
252. Pío 7º, 1800 - 1823.
253. León 12, 1823 - 1829.
254. Pío 8º, 1829 - 1830.
255. Gregorio 16, 1831 - 1846.
256. Beato Pío 9º, 1846 - 1878.
257. León 13, 1878 - 1903.

915. Siglo 20.
258. San Pío 10º, 1903 - 1914.
259. Benedicto 15, 1914 - 1922.
260. Pío 11, 1922 - 1939.
261. Pío 12, 1939 - 1958.
262. Beato Juan 23, 1958 - 1963.
263. Pablo 6º, 1963 - 1978.
264. Juan Pablo 1º, 1978.
265. Juan Pablo 2º, (1978...

916. Siglo 21. 3º Milenio
265. Juan Pablo 2º (… - 2005)
266. Benedicto XVI, 2005 - …

917. En nuestra LEY se nos pide amar con ternura al Papa, Obispos y Sacerdotes. Que sea de verdad y que con nuestras vidas, aliviemos el peso que llevan sobre sus espaldas, cargando más sobre las nuestras.

918. Y no asustarnos por las miserias humanas que podamos presentar, que a lo largo de la Historia son muchas. A los humildes, las miserias humanas les hacen pensar más en la Misericordia Divina, que es infinitamente mayor. Y si otros se portan mal, nosotros portarnos mejor. Y damos muchas gracias a DIOS por la gloria y respeto que en estos momentos nos ha tocado ver en los Romanos Pontífices, como uno de los más gloriosos de toda su Historia. Que LA VIRGEN LES Y NOS PROTEJA.

EN LAS LOMAS DEL POLO NORTE

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POR SEGUNDO LLORENTE, S.J.


EL OASIS DE PILGRIM SPRINGS

El orfanotrofio de Pilgrim Springs

Después de haber pasado en la aldea polar de Kotzebue nueve meses consecutivos de invierno, meses de aislamiento absoluto, de tormentas, de frío y de noches que no amanecen, un día, al apuntar la primavera, me llegó una orden en virtud de la cual debía yo tomar el primer aeroplano disponible y volar a Pilgrim Springs, doscientos kilómetros al sur de Kotzebue.
El aeroplano llegó al vuelo y pronto me vi al ras de las nubes volando ruidosamente hacia el sur. Era para mi aquel un camino nuevo y desconocido. Poco antes de llegar a mi destino me dio voces el piloto rogándome que mirase a la derecha, donde pude ver una cruz incrustada en las rocas cumbres de un despeñadero. Allí abajo, en aquel valle fue hallado muerto el P. Ruppert, de grata memoria para los aficionados a las Misiones.
La cruz estaba muda y como perdida en aquella soledad de sepulcro. Nadie en el mundo la ha visto ni la verá jamás, pero, a pesar de los pesares, está allí erguida y satisfecha de realizar bien su cometido. A pocos minutos de ver la cruz llegamos al término del viaje.
Pilgrim Springs —Balnearios del Peregrino—, una escuela semejante en todo a la de Akulurak, que ya conocen los lectores de EN EL PAÍS DE LOS ETERNOS HIELOS.
En 1919, los Padres de Nome se internaron en la península de Seward y pernoctaron una noche en una venta que se alzaba en las márgenes de un arroyuelo en el que brota agua caliente —casi hirviendo— y al que iban a tomar las aguas los mineros afectados de reumatismo. En aquella venta se habían jugado fortunas enteras, y en ella la borrachera se había convertido en artículo de primera necesidad.
Hablando, hablando con el ventero, se llegó a un acuerdo, y los Padres compraron la venta con toda la propiedad adyacente, incluyendo los manantiales termales. Levantaron pronto unos edificios provisionales, y al año siguiente ya funcionaba la escuela.
Hoy el personal está formado por un Padre, dos Hermanos Coadjutores, cinco monjas Ursulinas y una rapacería bulliciosa que oscila entre sesenta y siete y setenta muchachos.
A diferencia de Akulurak, donde todos son eskimales puros y huérfanos, aquí son en su mayoría mestizos e incluso blancos, hijos de mineros vagabundos o desaparecidos o bien octogenarios, pero con una familia numerosa, y viudos.
Es un hecho que he observado de cerca y que rara vez falla. Estos rubios aventureros del Polo se casan a los sesenta con una indígena de veinte. Quince años más tarde se muere ella, y él queda viudo con siete hijos pequeños. Envejecido y violento no puede cuidar de familia tan necesitada; y la solución, desde 1920, ha sido muy sencilla: que los Padres de Springs carguen con ellos.
En algunos casos, raros, él se vuelve a casar, y me consta de un caso en el que todavía nació otra criatura. Por eso un mal intencionado dijo que aquí se conserva la virilidad hasta varias horas después de muerto.

La comunidad, los niños y el balneario

Inútil es decir que la terna que forma la Comunidad me recibió con los brazos abiertos, y pronto nos vimos enfrascados en una charla por demás amena. Por entonces empezaban a llegar noticias detalladas sobre la toma de Madrid, y decidimos escribir al general Franco en inglés y en español dándole el parabién y ofreciéndole nuestras oraciones para que lleve a feliz término lo comenzado.
Como mi visita no había de durar más que unos días, me apresuré a visitar las escuelas, donde pasé horas amenísimas contanto historias tétricas y de ladrones a la chiquillería.
Desfilaron ante nosotros procesiones de esqueletos nocturnos con candelas apagadas que venían en nuestra busca, pero que no nos hallaron porque las velas, como ya dijimos, estaban apagadas, y además teníamos bien cerradas las puertas y ventanas.
Vimos dragones alados con multitud de cabezas y pescuezos larguísimos, y se nos cuajó la sangre cuando un lobo montuno, con dientes como los dedos de la mano y ojos como tizones, atacó una choza donde dormía un niño angelical con la cabecita llena de rizos encantadores. Afortunadamente el lobo no salió con la suya, porque estaba en acecho un hombre, que le pegó dos tiros y le mató, y con eso respiramos todos y se nos ensanchó el corazón.
Luego me llevaron a ver el balneario. Todo el riachuelo, que se retuerce por la propiedad de la Misión, burbujea sin cesar y emite vapores que campean más en aquel panorama blanquísimo con un fondo de montañas repletas de nieve que amontonan mil ventisqueros invisibles. Se experimenta una sensación singular al meter la mano y sentir el agua caliente, mientras las botas están a la orilla hundidas a dos palmos de nieve.
A un lado del arroyo brotan tres manantiales copiosos que cubren sendas casetas con el fin de permitir baños privados. Es agua sulfúrica en ebullición, que apesta las primeras veces y que le cuece a une los huesos.
Ahí se matan los artritismos y toda su familia de reumas, como lo están continuamente experimentando no pocos huéspedes tullidos o en vías de estarlo. Aunque, por la gracia de Dios, yo no lo estoy, me bañé dos veces y sudé gotas gordas que me dejaron rendido y me trajeron un sueño reparador muy de desear.
La rapacería se baña todos los sábados, en grupos, vigilados por el H. Prefecto.

La tragedia del P. Ruppert.

Otro día hice, solo, una visita al cementerio, sito en un altozano, como a un kilómetro de las escuelas. Entre crucecitas de niños se alza la cruz del P. Ruppert.
Los que le ven en el cuadro del Vaticano, tendido en la nieve con el perro al lado, a modo de centinela, no experimentan ni la mitad del escalofrío que le corre a uno cuando separa a rezar un De profundis en la sepultura cubierta de nieve.
El Hermano Wilhalm me dio detalles tristísimos sobre su muerte. Aquí están seguros de que el pobre P. Ruppert pereció víctima de un desequilibrio mental muy común en estas regiones solitarias.
Aunque tenía un guía muy experto que había recorrido cien veces aquellos parajes y los sabia de memoria, el Padre insistió en querer probar fortuna por un atajo que a él le pareció que lo era, pero que al avisado guía le pareció un disparate rotundo. El Padre cortó por lo sano despidiendo al guía y lanzándose solo por el presunto y desdichado atajo en la mañana frigidísima del 16 de diciembre de 1923.
Al día siguiente llegó a la Misión, suelto y asustadizo, uno de los perros del trineo. —Malo —se dijeron en casa—; aquí ha ocurrido algo gordo.
Al día siguiente vino un viejo, y en la conversación dijo casualmente que había descubierto pisadas errantes de alguno que estaba o perdido o aterido. Una simple pisada en la nieve le dice mundos al eskimal avezado.
Por la tarde llegó otro perro suelto y asustadizo como el primero. Por la noche llegó otro. Aquello se iba poniendo demasiado serio, y el corazón comenzó a latir un poco de prisa.
Al amanecer salieron los dos hermanos con el viejo, pero no encontraron nada. Volvieron al día siguiente con un chico que los quiso acompañar, y a poco encontraron la gorra del Padre —una gorra de piel de castor— medio comida por los perros.
Siguieron un rastro que se extendía por círculos extraviados y, al doblar un terraplén, vieron sobre el hielo del río a Mink, el perro delantero, acurrucado junto al cadáver. Es falso que el perro ladrase y defendiese al Padre. Al verlos, el perro se les acercó muy zalamero, como no podía menos de suceder, pues eran los amos y se había criado con ellos.
Como no hay regla sin excepción, aunque en semejantes circunstancias los cadáveres aparecen boca abajo, el P. Ruppert estaba tendido boca arriba con los brazos extendidos, helado y tieso como hierro, no con el abrigo puesto, como aparece en el famoso dibujo, sino en mangas de camisa.
Varios cadáveres han sido hallados completamente desnudos, helados y rígidos, pues es un hecho comprobado que el frío excesivo produce los efectos de asfixia por aquello de que los extremos se tocan.
Llevado penosamente a la Misión, le reblandecieron con agua hirviendo hasta que lograron doblarle los brazos y ajustarle en el ataúd. Hubo lágrimas amargas al par que resignadas, y en la Misión todos adoraron los inescrutables juicios de Dios.
Sé buscó en vano el trineo por todos los alrededores, hasta que ya avanzada la primavera, el Hermano Jansen que se dirigía a Nome, lo halló donde nadie lo esperaba. Allí estaban los arreos de los perros, recogidos y cuidadosamente doblados. Cerca estaba un cajón de naranjas ya podridas.
Más allá estaba el parke o abrigo de pieles, muy bien dobladito, sobre la copa de un arbusto pequeño repleto de ramaje. En el trineo había un sobre con dos billetes de cien dólares cada uno. Era el dinero para una estatua de San José qua habían encargado.Este hallazgo peregrino convenció finalmente a los Padres que el malogrado P. Ruppert se extravió, vagó en todas direcciones y, como tal vez el perro delantero tiraba para donde al Padre le parecía que no era razón tirar, soltó los perros y se dirigió a pie, solo, de noche, hambriento y tiritando hasta que no pudo más. Probablemente dio voces y escuchó; pero, con una montaña de por medio, ¿quién le iba a responder?
Aquella misma noche en Nome, a ochenta kilómetros de distancia, un señor fue a visitar al P. Lafortune para decirle que no podía echar de sí la convicción de que el P. Ruppert estaba sufriendo penosísimamente. El P. Lafortune rió la broma, le dio un cigarro y ahí paró todo.
Finalmente, Mink, el perro famoso, quedó tan escarmentado que cuando el Hermano le sacaba los domingos a dar un paseo, no se le apartaba de las piernas, y un día, como al trepar un ribazo el Hermano cayese de bruces, Mink se alborotó sobremanera y le empezó a ayudar a levantarse.
Fingió el Hermano varias veces caerse y quedar inmóvil, y el perro le levantaba agarrándole por el cuello del abrigo. Tal vez aquello era una repetición macabra de su comportamiento fiel y caballeroso con el moribundo P. Ruppert. Todo esto me contó el buen H. Wilhalm, uno de los fundadores de la Misión.
Aquí en Springs hay un grupo de huérfanos de Kotzebue, mis parroquianos, y con ellos me saqué varias fotos vestido con el abrigo del P. Ruppert, que se conserva tal y como lo encontró el Hermano.

Días agradables.

¡Qué días tan agradables los que pasé en Springs! Mi visita fue aprovechada para variar de confesor, y todos desfilaron por mi confesionario. Les oí dos Misas cantadas, preciosamente ejecutadas, y las monjas me forzaron a darles tres pláticas sobre algún tema subido que las sacase de la rutina prosaica de la escuela. Escogí las «MORADAS DE SANTA TERESA», y divagamos libremente sobre diversas formas de misticismo clásico y genuino. Asimismo pasamos juntos algunas recreaciones muy divertidas.
Después de nueve meses de aislamiento entre eskimales embotados, estas conversaciones tenían auras de oasis en un desierto retostado y solitario.
Otra experiencia digna de mención es el contento natural, que me embargaba cada vez que me sentaba a la mesa y veía los manjares listos sin que yo les hubiese guisado, es decir, sin que yo hubiera pelado las patatas, sin que yo hubiera cortado la carne, sin que yo hubiera tenido que atizar y soplar el fuego, mohino y malhumorado, como lo había venido haciendo todo el invierno.
Hubo también ratos de ajedrez, con el consiguiente esfuerzo mental callado, pero tenaz y visible en jaques mates que nos administrábamos sin compasión.

El sol de media noche.

Desde Springs fui a Nome —como veremos en otro capítulo—, y de vuelta a Kotzebue me detuve nuevamente en Springs, donde escribo estas líneas, y donde lo encontré todo muy cambiado. Ya no hay nieve en los llanos, aunque las cumbres de las montañas están blancas, con manchones negruzcos y sombríos. Los arbustos están cubiertos de follaje verde, y el campo está rejuvenecido y primaverizado. En los terrenos labrados, el Hermano ha plantado lechugas, cebollas, guisantes, nabos y patatas, y ayer le ayudé yo a plantar diez hileras de berzas, cuyos cogollos yo no veré ni gustaré, por no haber medios de comunicación entre Springs y Kotzebue.
Anoche me acosté a media noche, por el placer de ver el sol a ras del horizonte y rezar el Breviario en el jardín.
Con tanta luz solar, las hortalizas crecen con prisa y exhuberancia locas. Todo tiene que estar maduro para septiembre, cuando empiezan las heladas, que matan el suelo y no le dejan revivir hasta fines de mayo.
Aquí, en las fronteras del Círculo Polar Artico, donde todo es desierto, y pampa, y páramos estériles, y estepas rocosas, y ciénagas pantanosas; aquí, donde la naturaleza es una madrastra roñosa y sin entrañas; aquí, en estos horizontes solitarios habitados por el oso blanco, el lobo carnicero y el reno montaraz, aquí mismo, Dios nuestro Señor dejó caer de la mano un vallecito pintoresco, con sierras por vallado y el cielo por techumbre, y fabricó cariñosamente un terreno de entrañas blandas y pecho generoso que se deja hendir por la reja y da el ciento por uno para sostén de huerfanitos destituidos de todo otro medio de manutención.
Es un argumento más de la veracidad de las palabras evangélicas: “Si Dios alimenta las aves del cielo que no aran, ni siembran, ni recogen en graneros, y viste a los lirios de un ropaje envidiado por los reyes más abastados, ¿cómo se va a olvidar de nosotros, sus hijos, que tanto le costamos y a quienes ha dado muestras de amor tan paternal?»

¿Faltará el combustible?

Hasta ahora nos había provisto de combustible la selva de arbustos que crecían al calor de las aguas termales. La selva de1919 se ha convertido en espesuras cada vez más ralas de arbolillos cada vez más pequeños e inservibles. Dentro de dos años no quedará ni un árbol.
Se trate de traer por el río unas cincuenta toneladas de carbón que mantengan las estufas desde agosto hasta fines de mayo. Los gastos que esto supone se echan fácilmente de ver, y corren rumores de días aciagos para la escuela orfanotrofio de Pilgrim Springs, por falta de combustible.
¡Que el Señor de la mies no eche en olvido esta parcela de su viña universal!

LA VIRGEN MARIA

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de Mons. Tihamet Toth.
Segunda parte del libro El Mesías.
Resumen y actualización.

¿COMO HONRAR A MARIA?
(Continuación)

468.- El culto de María vivifica nuestra fe. María conservaba la fe dentro de su corazón, no como un tesoro sin vida e incapaz de comunicarle, sino que moldeó toda su vida según esa fe. Esta fe viva de María es la segunda lección importante para nosotros. El Reino de DIOS, dijo en cierta ocasión el Señor, es semejante a la levadura que tomó una mujer y la revolvió en tres medidas de harina, hasta que hubo fermentado toda la masa, San Lucas 13,21. Con ello nos enseña que nuestra fe ha de ser levadura que haga fermentar toda nuestra vida. Ella, no solamente tomaba nota de los acontecimientos de la vida de Jesús y de sus palabras, sino que además, iba ponderándolas en su corazón, San Lucas 2,19; es decir, al orar y trabajar, al descansar y estando atareada, pensaba en ellos continuamente y conforme a los mismos, moldeaba su vida. Así como fue María quien dio cuerpo al Hijo de DIOS bajado a la tierra, en la vida de María fue donde tomaron cuerpo con la mayor perfección posible las enseñanzas y la religión de su Hijo. Fue la que mejor escuchó y cumplió.

469.- Nunca hubo ni habrá un hombre que en su alegría y en su dolor, en sus anhelos y planes, en sus virtudes y sacrificios, haya dado vida con tal fidelidad y de un modo tan triunfal al espíritu del cristianismo como la Virgen Bendita. El mismo Jesús dio testimonio de ello. En cierta ocasión, una mujer que le seguía entre la multitud, viendo las obras maravillosas del Señor, y oyendo sus palabras divinas, exclamó con entusiasmo: Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te alimentaron, San Lucas 11,27. Y el Señor le contestó: Bienaventurados más bien los que escuchan la Palabra de DIOS y la ponen en práctica, San Lucas 11,28.

470.- Jesús no contradice a la mujer; todo lo contrario, amplía el sentido de sus palabras. No dice que no hay motivo de alabar a su Madre, sino que realmente tal motivo es doble; primero porque por su maternidad está unida con El con lazos de sangre; segundo, y el más poderoso, porque por su fe tiene con El un parentesco espiritual, y conservaba en el corazón, y las vivió, las palabras del Hijo, San Lucas 2, 19.51, mejor que cualquiera de sus discípulos.

471.- En el primer punto no podemos imitar a María, pero sí en el segundo. Sabemos muy bien como el camino más seguro para el que quiere seguir a María, ser digno de Ella y parecérsele, es la fe ardiente y abnegada, viva en Jesucristo. Fe que no es mera palabra ni mero sentimiento, sino también y principalmente, vida y fuerza divina que transforma nuestra vida propia.
Nos fijamos en lo que María dice a los criados en las bodas de Caná. Atended al Señor y haced lo que El os diga, San Juan 2,5. Así, pues, si honramos a María, no nos detenemos en Ella, sino que por Ella vamos a Cristo.

472.- Otro argumento, otro testimonio elocuente de que todas las manifestaciones de nuestro culto Mariano vivifican realmente nuestra fe y en último grado se dirigen al culto de DIOS y están saturadas del homenaje que debemos al Señor, es cada línea del sublime cántico del Magniticat, que resuena cada día miles de veces en todas las Iglesias y oraciones del mundo católico, cántico que el alma de la Virgen María, embriagada por el amor divino, entonó por vez primera en casa de Santa Isabel.

473.- Santa Isabel. Al ver a María que la visitaba, exclamó con sorpresa: ¡bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre! Y ¿de dónde a mí tanto bien, que venga la Madre de mi Señor a visitarme? ¡Bienaventurada tú que has creído! Porque se cumplirán todas las cosas que se te han dicho de parte del Señor, San Lucas 1,42-45.

EL PAPA

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“La conversión permite leer los eventos negativos de la vida bajo la perspectiva de la fe, porque Dios permite el dolor, para llevarnos hacia un bien más grande”.

Domingo, 7 mar. En este tercer domingo de Cuaresma, Benedicto XVI ha analizado durante su alocución previa al rezo mariano del Ángelus, el tema de la conversión que la liturgia de hoy presenta. “Dios se manifiesta de diferentes maneras, también en la vida de cada uno de nosotros. Pero para poder reconocer su presencia, es necesario que nos acerquemos a Él conscientes de nuestra miseria y con profundo respeto”. Porque si no nos acercamos a Dios con este espíritu, “no seremos capaces de encontrarlo y entrar en comunión con Él”, ha matizado el Santo Padre, recordando que Dios se revela a quien se presenta ante Él “pobre y humilde”.

Ante los numerosos fieles congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, Benedicto XVI ha explicado el contenido del Evangelio de Hoy, en el que a Jesús se le piden explicaciones por diferentes eventos negativos que acaecen en un mismo día. En este sentido, frente a la fácil conclusión de considerar el mal como efecto del castigo divino, Jesús proclama la inocencia de Dios, que es bueno y no quiere el mal. “Jesús invita a hacer una lectura diferentes de los hechos, situándoles bajo la perspectiva de la conversión: las desventuras, los eventos dolorosos, no tienen que suscitar en nosotros curiosidad o búsqueda de presuntos culpables, sino que tienen que representar una ocasión para reflexionar, para vencer la ilusión de poder vivir sin Dios, y para reforzar, con la ayuda del Señor, el compromiso de cambiar la vida”.

Benedicto XVI ha proseguido su alocución previa al rezo mariano del Ángelus, señalando que frente al pecado, Dios se manifiesta lleno de misericordia, y continúa a invitar a los pecadores a “evitar el mal, a crecer en su amor, y a ayudar concretamente al prójimo necesitado, para vivir la felicidad de la gracia y no avocarse hacia la muerte eterna”. “Pero la posibilidad de conversión exige que aprendamos a leer los hechos de la vida bajo la perspectiva de la fe, es decir, animados por el santo temor de Dios. En presencia de sufrimientos y lutos, la verdadera sabiduría es dejarse interpelar por la precariedad de la existencia y leer la historia humana con los ojos de Dios, el cual, queriendo siempre y sólo el bien de sus hijos, por un diseño inescrutable de su amor, a veces permite que experimenten el dolor, para llevarlos hacia un bien más grande”.

Y tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, Benedicto XVI ha saludado, como es tradicional, en varias lenguas. En concreto, en francés ha recordado a las numerosas víctimas por el temporal que ha azotado Francia en estas semanas, mientras que en español, éstas han sido sus palabras: “Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana. La Cuaresma es una ocasión propicia para renunciar al egoísmo y la superficialidad, para elevar fervientes plegarias al Señor, intensificar la escucha de su Palabra, participar más dignamente en los Sacramentos e incrementar las obras de misericordia y caridad hacia todos los que sufren. Que la Virgen María ayude con su materna intercesión al pueblo cristiano en este tiempo santo a seguir con mayor fidelidad a su Hijo Jesucristo, que espera siempre frutos de conversión y de santidad de vida. Feliz domingo”.

TRIUNFO!!!!

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RESUCITÓ JESUCRISTO, aleluya, aleluya. Dónde y de quién has oído cosa semejante? cuando en el mes de octubre veo las calles de Lima llenas por miles de personas, que a costa de muchos sacrificios, van siguiendo al Señor, me llena de alegría; pienso en aquel amanecer del Domingo de Pascua en que la muerte quedó vencida, las puertas del Cielo abiertas, el sufrimiento y el dolor convertidos en gozo, y la Humanidad entera podía aspirar a lo más grande: a ser hijos de DIOS y herederos del Cielo.

JESUCRISTO RESUCITÓ y ni siquiera se molestó en abrir la puerta del sepulcro. Un temblor de tierra, una luz.....y aquellos invencibles soldados de las legi0nes romanas cruzaban las calles de Jerusalén llenos de miedo. Te recomiendo leas los pasajes de los Evangelios de san Mateo 28, san Marcos 16, san Lucas 24 y san Juan 20 y 21. No encontrarás otra cosa igual en toda la literatura mundial de cualquier época. Y de la autenticidad e historicidad de estos hechos no se te ocurra ponerlo en duda, si no quieres pasar por persona inculta.

EL SEPULCRO ESTA VACIO, los apóstoles llenos de miedo, no creen; y el Señor tiene que ir convenciéndolos poco a poco. Tras sucesivas apariciones a distintos grupos y en lugares variados, santo Tomás no cree. Y para ello, y para nosotros, exige lo que no creo que ningún racionalista moderno exigiera: palpar, introducir sus dedos en la yaga de la mano y la mano en la yaga del costado. Y el Señor, pensando en él y en nosotros, condesciende. Santo Tomás ve, palpa, comprueba, se le quitan todas las dudas, cae de rodillas, adora y hace profesión de Fe: SEÑOR MIO Y DIOS MIO. Y ¡qué maravilla la respuesta de JESUS: Tomás: porque has visto has creído? Dichosos los que sin ver, creyeren.

VIVAMOS LA ALEGRÍA DE LA IGLESIA y la libertad de los hijos de DIOS, que al sujetarnos a los mandamiento Divinos y de la Iglesia, nos vemos libres de toda traba material y se ensancha nuestro corazón al pensar que esta tierra tan pequeña y tan llena de miserias es solo un sitio de prueba. Esta impresión sintieron los astronautas ya en la luna: ¿cómo es posible que un cuerpo tan diminuto como es la tierra en el espacio, el hombre se deje aplastar por sus propias obras y se aprisione en celda tan estrecha, cuando el universo es tan inmenso?” Hemos nacido para el Cielo.

LA RESURRECCIÓN DE CRISTO no es la de un muerto que resucita para seguir nuevamente viviendo en la tierra sujeto a sus leyes. Es la resurrección de un cuerpo liberado, glorificado, preparado para la felicidad del Cielo, por toda la Eternidad. “Cristo no ha vuelto a poner los pies en su casa terrestre: entró todo entero, cuerpo y alma con la Divinidad en su casa de la eternidad. Su resurrección no es un regreso a nuestra vida terrestre, es un avance triunfal más allá de la tumba. Está en el mas allá, está libre, salta alegremente por las praderas eternas de su Patria de origen.” Así escribe el P. Bruckberger en su Historia de Jesucristo.

LIBERADO DE LA SOCIEDAD, está por encima de ella, libre del clan familiar y nacional; libre del médico, del comercio o del dinero; libre de la universidad y de las profesiones; libre de esta vida aplastante de las capitales, libre de las tensiones políticas, se ríe de los astronautas que pisan la Luna o Marte, o de los que pasan meses en el fondo del mar. Todo eso es de la tierra o del sistema solar, una insignificante región del Universo que un día salió de sus manos. JESUCRISTO lo ha vencido todo, está por encima de todo. Es DIOS, está fuera del tiempo y nos espera a todos y cada uno, sin prisas, por tener la Eternidad por delante. Podemos hacer todas las locuras que queramos, podremos organizar nuestras vidas y sociedades sin EL, pero al final, nos saldrá al encuentro. La Biblia termina llamando al Señor con el Maran atha, Ven, Señor, Jesús, ven. Y a todos nos ofrece la misma y verdadera libertad.

TE DARAS CUENTA de la importancia que tiene el que soluciones tu posición ante DIOS, y restablezcas la amistad con EL. En un buena confesión es muy sencillo y muy fácil. Cualquier Sacerdote te quiere ayudar. Ha sido vencida la muerte, ha sido transformada la enfermedad y el dolor, en medios maravillosos para enriquecer tu alma, purificarte y salvarte.

TERESITA GONZALEZ QUEVEDO ha sido una joven de nuestros días, madrileña, que estando enferma le dijo a su papá, médico: “No te preocupes, papá; si me curo, bien; si no me curo, mejor; y si me muero, mejor que mejor”. Esto nos recuerda a cualquier acta de los mártires cristianos. Solo con Cristo resucitado podemos hablar así.

JESUCRISTO fundó SU Iglesia. Es la Católica. Con 7 Sacramentos, con un Papa y Obispos. En ella tienes la recta interpretación de la Biblia; con ella puedes gozarte ante estas palabras de san Pablo: “Si has resucitado con Cristo, busca las cosas de arriba. Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra Fe. Pero si ha resucitado: BUSCA LAS COSAS DE ARRIBA, LAS DEL CIELO, donde esta sentado a la derecha del Padre.”

TAMBIEN NOSOTROS resucitaremos. Puedes leer: Daniel 12, 2º Macabeos 7, san Lucas 14, san Juan 5, 6; Hechos 24,l5, Romanos 8,11, 1ª Corintios 15, 1ª Tesalonicenses 4,13; Filipenses 3,10 y Romanos 8,17.

ALEGRIA, HERMANOS, Cristo vive, Cristo reina, Cristo vendrá. QUE LA VIRGEN INMACULADA nos prepare para el encuentro definitivo. ¡Felices Pascuas!

CARATULA

miércoles, 31 de marzo de 2010

MENSAJE

Algunas personas tienen la necesidad de hacerse un chequeo médico general una vez al año, previniendo la enfermedad a futuro; de la misma manera la Iglesia nos recuerda que tenemos que hacernos un chequeo general pero del alma, haciendonos un examen personal : en que puedo mejorar? en que estoy mal? como debo portarme ante una situación...?. este exámen nos servirá para prevenir la eternidad desgraciada del infierno, y asegurarnos el futuro en el cielo. En esta vida cuidamos del cuerpo y de la salud, como si esto fuera lo más importante y descuidamos el alma, no dándole el verdadero valor.

Siempre es tiempo de cambio, de renovación, de conversión, muchos esperan llegar a viejos o estar enfermos para acordarse de Dios, para recordar que nunca tuvieron tiempo para Él. otros no reconocen que su alma esta enferma porque viven en pecado y no tiene la Luz de Dios.

El diablo pone la verguenza para confesar, pero la quita para pecar, seamos valientes y reconozcamos nuestros pecados, confesemonos y aceptemos la misericordia de Dios en su perdón de nuestras faltas. Seamos ese Odre nuevo, que es la vida nueva, para retener en nosotros el Vino nuevo, que es la Gracia de Dios en nuestras almas.

Serviam.

HOMILIAS 36

Y fue que, en terminando Jesús de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, pasó de allí para enseñar y predicar en las ciudades de ellos. San Mateo 11,1.

213.- Juan no dudó personalmente de Cristo.
1. Como había el Señor enviado a sus discípulos, retiróse Él por un tiempo, con objeto de darles lugar y ocasión de realizar lo que les había ordenado. Porque de estar Él presente y curar por sí mismo, nadie hubiera querido acudir a sus discípulos. Mas oyendo Juan en la cárcel las obras de Cristo, envió a dos de sus discípulos y le preguntó diciendo: ¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro? Lucas cuenta que fueron los mismos discípulos quienes le refirieron a Juan los milagros de Cristo y que entonces fue cuando los envió. San Lucas 7,18. Lo cual no ofrece dificultad. Lo único que cabe considerar es la envidia hacia el Señor, que este pormenor pone también de manifiesto. El problema de verdad grave es lo que sigue. ¿En qué concretamente? En las palabras de Juan: ¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro?

214.- Y es así que él, que conocía al Señor antes de que obrara milagros, que había sido instruido por el Espíritu Santo, que había oído la voz del Padre, que le había predicado delante de todo el pueblo, ahora envía a enterarse por Él mismo si era o no era Él el Mesías. La verdad es que, si tú no sabes a ciencia cierta quién es Cristo, ¿cómo piensas que se te pueda dar fe, afirmando lo que no sabes? El que viene a dar testimonio sobre otro, lo primero que necesita es que sea digno de crédito.
Ahora bien, ¿no dijiste tú: No soy digno de desatar la correa de su sandalia? San Lucas 3,16. ¿No dijiste tú: Yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar en agua, ése fue quien me dijo: Sobre quien vieres bajar el Espíritu Santo y reposar sobre Él, ése es el que bautiza en Espíritu Santo? San Juan 1,33.

215.- ¿Acaso no oíste la voz del Padre? ¿No trataste tú de impedir que se bautizara, diciéndole: Yo soy el que tengo necesidad de ser bautizado por ti ¿y tú vienes a mí? San Mateo 3,14. ¿No le decías tú a tus discípulos: Es menester que Él crezca y yo mengüe? San Juan 3,30. ¿No le enseñabas tú al pueblo entero que Él es el que bautiza en Espíritu Santo y en fuego, y que Él es el cordero de DIOS que quita el pecado del mundo? ¿No predicaste tú todo eso antes de los milagros y prodigios? ¿Cómo, pues, ahora, cuando es Él conocido de todo el mundo, cuando su fama ha corrido por todas partes, cuando ha resucitado muertos, y expulsado demonios, y obrado tantos otros prodigios, cómo es, digo, que ahora mandas una embajada para preguntarle a Él mismo? ¿Qué es lo que ha pasado?

216.- Todas tus anteriores palabras, ¿fueron acaso embuste, comedia y fábula? ¿Y quién, en su sana razón, pudiera decir tal cosa? No digo ya Juan, el que dio saltos en el seno de su madre, el que predicó a Cristo antes de nacer, el morador del desierto, el que llevó vida de ángeles; el hombre más vulgar y abyecto no hubiera dudado de Cristo después de tantos testimonios, los que Él había dado y los quede Él dieron otros. De donde evidentemente se concluye que no envió Juan su embajada porque dudara ni dirigió al Señor su pregunta porque ignorara quién era.

217.- Juan no obró tampoco por cobardía.
Porque tampoco puede decirse que, sí, Juan sabía muy bien quién era Cristo, pero que la prisión le había vuelto más cobarde. No. Juan no esperaba librarse de la cárcel, y si lo esperaba, no hubiera sido al precio de traicionar su piedad, estando como estaba preparado para mil muertes. De no haber estado así preparado, no hubiera mostrado tanto valor delante de un pueblo dispuesto siempre a derramar sangre de profetas, ni hubiera confundido con tanta libertad a aquel cruel tirano, en medio de la ciudad y de la plaza, reprendiéndole duramente en presencia de todo el mundo, como si fuera un chiquillo pequeño. Y si se dice que la prisión le hizo cobarde, ¿cómo no tuvo vergüenza de sus discípulos, ante los cuales había dado tan alto testimonio de Cristo, y por medio de ellos, cuando debía haberlo hecho por otros, dirigió al Señor su pregunta?

218.- No. La verdad es que Juan sabía muy bien que sus discípulos envidiaban al Señor y deseaban hallar algún asidero contra Él. ¿Y cómo no se sonrojó ante el pueblo judío, ante el que había predicado tantas cosas? ¿Y qué tenía que ver su embajada a Cristo con su liberación de la prisión? No habían metido a Juan en la cárcel por causa de Cristo ni porque hubiera pregonado su poder, sino por haber reprendido la unión ilegítima de Herodes. En otro caso, Juan hubiera merecido la calificación de niño insensato y de hombre sin juicio.

219.- Los discípulos de Juan, envidiosos del Señor.-
¿Qué intentó, pues, Juan, con su embajada? Que él no dudaba, como no podía dudar nadie por insensato y loco que lo supongamos, resulta evidente de cuanto llevamos dicho. Hay que buscar, pues, la solución por otro lado. ¿Por qué, pues, envió a preguntar? Porque sus discípulos eran desafectos al Señor, cosa evidente sin duda para todo el mundo, y sentían siempre celos de su gloria. Lo cual es también evidente por lo que decían a su propio maestro: Aquel, le decían, que estaba contigo al otro lado del Jordán, mira, ése bautiza y todos acuden a Él. San Juan 3,26. Y en otra ocasión hubo una discusión entre los judíos y los discípulos de Juan acerca de la purificación, y, acercándose también entonces al Señor, le dijeron: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y tus discípulos no ayunan? San Mateo 9,14.

220.- 2. Es que todavía no sabían quién era Jesús, sino que, teniéndole a éste por puro hombre y a Juan por más que hombre, les dolía ver que Jesús se hacía famoso, y Juan, en cambio, conforme a lo que él mismo dijera, iba disminuyendo. Esto les impedía acercarse a Él, pues la envidia les cerraba el paso. Ahora bien, mientras Juan estuvo entre ellos, jamás cesó de exhortarlos y enseñarlos, aunque no logró persuadirlos. Mas ahora que se siente próximo a su fin, pone en ello mayor empeño, pues temía no les dejara motivo para una falsa idea y se mantuvieran indefinidamente alejados de Cristo. Porque personalmente todo su interés desde el principio era llevar a Cristo, a todos los suyos; mas ya que antes no lo había conseguido, pone más empeño ahora que ya va a morir.

221.- Si les hubiera dicho: “Pasaos a Jesús, pues Él es mejor que yo, dada la inseparable adhesión con que le seguían, no los hubiera persuadido. Más bien hubieran pensado que hablaba así por modestia, y aún se le hubieran adherido más íntimamente. De callar, por otra parte, tampoco hubiera sacado nada. ¿Qué es, pues, lo que hace? Esperar a que sean discípulos mismos quienes le cuenten que Jesús hace milagros. Mas ni aun entonces les dirige exhortación particular ni envía indistintamente a todos. No, escoge sólo a dos, sin duda a los que sabía eran más dóciles que los demás, con lo que la pregunta no tendría sospecha alguna, y los manda a que se enteren por los hechos mismos de la diferencia que iba de Jesús a él.

222.- Y así les dice: Marchad y decidle: ¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro? Cristo, empero, que conocía la mente de Juan, no contestó sin más: Sí, yo lo soy; pues esto hubiera también chocado a sus oyentes, a pesar de que ésa era la respuesta más natural, sino que los dejó que sacaran ellos mismos la consecuencia de los hechos. Dice, en efecto, el evangelio, que al acercársele los discípulos de Juan, entonces fue cuando curó a muchos. A decir verdad, ¿qué ilación hay entre la pregunta que se le hace: Eres tú el que ha de venir, a la que no responde palabra, y ponerse inmediatamente a curar a los enfermos, si es que no intentaba probar lo que yo he dicho? A la verdad, el Señor tenía por más fidedigno y menos sospechoso el testimonio de los hechos que no el de las palabras.

223.- Conociendo, pues, como DIOS que era, el pensamiento con que Juan los había enviado, púsose inmediatamente a curar a ciegos, cojos y otros muchos, no para dar una lección a Juan, que estaba perfectamente convencido, sino a sus discípulos, que dudaban. Y, una vez realizadas las curaciones, les dijo: Marchad y contad a Juan lo que estáis oyendo y viendo: los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los ciegos recobran la vista, los sordos oyen, los muertos resucitan, y los pobres reciben la buena nueva. Y añadió: Y bienaventurado aquel para quien yo no sea ocasión de tropiezo. Con lo que les daba a entender que conocía sus íntimos pensamientos.

224.- Si les hubiera rotundamente contestado: “Sí, yo soy”, aparte que esto, como ya he dicho, les hubiera chocado, sin duda hubieran pensado, aun sin decirlo, lo que los judíos decían al Señor: Tú atestiguas sobre ti mismo. San Juan 8,13. De ahí que el Señor no les contesta eso, sino que los deja que saquen ellos la consecuencia de los milagros, con lo que quita toda sospecha a su enseñanza y la hace más clara. De ahí que también a ellos los arguya veladamente. Como realmente se escandalizaban en Él, el Señor les pone de manifiesto su enfermedad, si bien se la deja sólo para su conciencia, y a nadie hace testigo de su reprensión, sino a ellos mismos, que sabían de qué se trataba. Con ello se los atraía mejor hacia sí mismo, diciéndoles: Bienaventurado aquel para quien yo no fuere ocasión de tropiezo. A los discípulos de Juan apuntaba, en efecto, el Señor con estas palabras.

225.- Otra explicación de la conducta de Juan.-
Mas no quiero exponeros sólo mi propia explicación; quiero también que conozcáis la que dan otros, a fin de que, comparando la una con la otra, quede la verdad más esclarecida. Es, pues, menester que la citemos. ¿Qué explicación dan, pues, otros a este pasaje? Hay quienes dicen que la causa de la embajada no fue la que yo he dicho, sino que Juan ignoraba, aunque no lo ignoraba todo. Que Jesús era el Cristo, lo sabía muy bien Juan; lo que ignoraba era que hubiera también de morir por los hombres. De ahí su pregunta: ¿Eres tú el que ha de venir? Es decir: “¿Eres tú el que ha de bajar al infierno?”. Esta explicación no puede tener razón alguna, puesto que tampoco eso lo ignoraba Juan. Eso fue justamente lo que él pregonó antes que nada; sobre eso dio su primer testimonio: He aquí –dice— el cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. San Juan 1,29.

226.- Llamar cordero al Señor era predicar la cruz; y decir que Él quita el pecado del mundo es significar claramente lo mismo. No por otro medio, en efecto, que por la cruz había el Señor de quitar el pecado. Así lo dice también Pablo: Y la escritura que nos era contraria, quitóla también de en medio, clavándola en la cruz. Colosenses 2,14. En fin, decir que Él bautizaría en Espíritu Santo era profetizar lo que había de suceder después de la resurrección del Señor. Es que Juan, replican, sabía que el Señor había de resucitar y dar el Espíritu Santo, pero no que hubiera de ser crucificado. ¿Cómo había entonces de resucitar, sin haber sufrido ni sido crucificado? ¿Y cómo podía ser Juan más que profeta, si no sabía ni lo que dijeron los profetas?

227.- Juan no pudo ignorar la pasión, conocida de los profetas.-
3. Ahora bien, que Juan fue más que profeta, el mismo Cristo lo atestiguó. San Lucas 7,28. Y que los profetas conocieron la pasión del Señor, es cosa patente para todo el mundo. Así, Isaías 53,7 dice: Como oveja fue conducido al matadero y Él está mudo como cordero en manos del que le trasquila. Y antes de este testimonio había dicho: Y será la raíz de Jesé y el que se levanta para dominar sobre los pueblos; en Él pondrán los pueblos su esperanza. Isaías 11,10. Luego, hablando de la pasión y de la gloria que había de seguirle, prosigue diciendo: Y será su descanso, gloria. Y no sólo predijo Isaías que Cristo había de ser crucificado, sino con quiénes: Y fue contado, dice, entre los inicuos. Y no sólo eso, sino también como Él no había de defenderse: Él, dice, no abre su boca.

228.- Y que había de ser injustamente condenado: En su humillación, dice, fue quitado su juicio. Y antes que Isaías había dicho también esto David, que describe el tribunal: ¿Por qué, dice, han bramado las naciones y los pueblos han tramado designios vanos? Se presentaron los reyes de la tierra y los príncipes se juntaron en uno en contra del Señor y de su Ungido. Salmo 2,12. Y en otro salmo, habla David de la forma de su muerte en cruz: Taladraron mis manos y mis pies. Y luego describe con toda puntualidad los desmanes de los soldados: Se repartieron, dice, mis vestidos entre sí y sobre mis vestiduras echaron suertes. Salmo 21, 17.19. En otro llega a decir cómo le ofrecieron al Señor vinagre: Me dieron, dice, por bebida hiel y en mi sed me abrevaron con vinagre. Salmo 68,22.

229.- Ahora bien, los profetas hablan con tantos años de anticipación del tribunal, de la condenación a muerte, de los que habían de ser con Él crucificados, de la participación de los vestidos y de la suerte echada sobre ellos y de tantas otras cosas, pues no vamos a citarlas todas, haciendo interminable el discurso; y Juan, que era mayor que todos los profetas, ¿iba a ignorar todo eso? ¿Qué sentido habría en ello? Pues ¿por qué no dijo: eres tú el que ha de venir al infierno, sino simplemente: eres tú el que ha de venir? La respuesta que a esto dan es más ridícula que todo lo pasado. Dicen, en efecto, que Juan hablaba así porque quería, salido de este mundo, predicar en el infierno. Sería el momento de decir a estos intérpretes: Hermanos, no os hagáis niños de entendimiento, sino sed niños en la malicia. 1ª Corintios 14, 20.

230.- No, el tiempo de la buena o mala conducta es la vida presente; después de la muerte, ya no queda sino el juicio y el castigo. Porque en el infierno, dice el profeta, ¿quién te confesará? ¿Cómo fueron, pues, rotas las puertas de bronce y hechos pedazos los cerrojos de hierro? ¡Por el cuerpo del Señor! Entonces por vez primera apareció un cuerpo inmortal y capaz de deshacer el imperio de la muerte. Por otra parte, esto sólo quiere decir que quedó destruida la fuerza de la muerte, pero no que se perdonaran los pecados de los que habían muerto antes del advenimiento de Cristo. De no ser así, de admitir que Cristo libró del infierno a todos los que allí había antes de su venida, ¿cómo es que dice: Se tratará más benignamente a la tierra de Sodoma y de Gomorra? San Lucas 10,12.

231.- Porque esto quiere decir que Sodoma y Gomorra serán castigadas con más benignidad, sin duda; pero castigadas desde luego. Y a la verdad, ya en este mundo sufrieron el más terrible castigo, pero ni aun eso las eximirá del otro. Pues si éstas han de ser castigadas, mucho más quienes nada sufrieron en el mundo.

232.- La suerte de los que vivieron antes de Cristo.-
Entonces, me dirás, ¿no se comete una injusticia con los que vivieron antes de Cristo? De ninguna manera, pues entonces era posible salvarse sin necesidad de confesar a Cristo. Porque no se les exigía eso, sino solamente no idolatrar y conocer al verdadero DIOS: El Señor DIOS tuyo, dice la Escritura, es un Señor solo. Deuteronomio 6,4. Los Macabeos fueron admirados, porque sufrieron cuanto sufrieron por la guarda de la ley, y como ellos los tres jóvenes del horno de Babilonia y otros muchos de entre los judíos que llevaron vida irreprochable, y a quienes, por haberse mantenido en la medida de su conocimiento de DIOS, no se les exigió nada más.

233.- Porque entonces, como ya he dicho, bastaba para la salvación el solo conocimiento de DIOS; ahora ya no basta solo, sino que es menester conocer también a Cristo. De ahí que Él mismo dijera, San Juan 15, 22: Si no hubiera yo venido y les hubiera hablado, no tendrían pecado; ahora, empero, no tienen excusa de su pecado. Lo mismo acontece en orden a la conducta. Entonces sólo el homicidio perdía al que lo cometía; ahora se pierde hasta el que se irrita.

234.- Entonces, sólo el adulterio y la unión con la mujer ajena acarreaba castigo; ahora, el mero mirar con ojos impúdicos. De suerte que, en la misma medida del conocimiento, la conducta ha de ser ahora más perfecta. Por otra parte, si después de la muerte han de salvarse los incrédulos por medio de la fe, nadie se condenaría jamás; pues ha de venir un momento en que todos se arrepentirán y adorarán al Señor. Y que esto sea verdad, oye cómo lo dice Pablo: Toda lengua confesará y toda rodilla se doblará en el cielo, en la tierra y en los infiernos. Filipenses 2,11. Y: El último enemigo aniquilado será la muerte. 1ª Corintios 15, 26. Ningún provecho sacarán, sin embargo, los condenados de esta sumisión, pues no procederá de una voluntad libre y reconocida, sino, como si dijéramos, de la necesidad misma de las cosas.

235.- Premio o castigo, inexorable para quienes obren el bien o el mal.-
4. No introduzcamos, pues, en adelante esas doctrinas de viejas y fábulas judaicas. Oye desde luego lo que sobre eso dice Pablo: Cuantos sin ley pecaron, sin ley también perecerán. Aquí habla de los que vivieron antes de la ley. Y cuantos en la ley pecaron, por medio de la ley serán juzgados. Aquí se refiere a todos los que vinieren después de Moisés. Y: Porque la ira de DIOS se revela desde el cielo sobre toda impiedad e injusticia de los hombres. Y: indignación, ira, tribulación y angustia sobre toda alma de hombre que obra el mal, del judío primeramente y también del griego. Romanos 2,12; 1,18; 3,8-9.

236.- Y a la verdad, infinitos fueron los males que entonces sufrieron los gentiles, como nos lo ponen bien de manifiesto las historias profanas, a par de nuestras Escrituras sagradas. ¿Quién podrá, en efecto, contar las catástrofes de los babilonios y de los egipcios? Ahora, que quienes no conocieron a Cristo antes de su advenimiento en carne, pero se apartaron de la idolatría y llevaron vida irreprochable, gozarán de toda suerte de bienes, oye cómo lo dice también el Apóstol: Gloria, honor y paz a todo el que obra el bien, al judío primero y también al griego. Romanos 2, 10. Ya veis, pues, cómo también a los gentiles se les reservan grandes recompensas, así como castigos y suplicios a quienes hacen lo contrario.

237.- Los que no creen en el Infierno.
¿Dónde están, pues, los que no creen en el infierno? Porque si quienes vivieron antes del advenimiento de Cristo, no obstante no haber oído ni el nombre del infierno ni el de la resurrección, no obstante los castigos que ya sufrieron en esta vida, serán también castigados en la otra, ¿cuánto más no lo seremos nosotros, que hemos sido instruidos en doctrinas de tan alta sabiduría? Mas ¿no será contra razón, objetarás, que quienes no oyeron ni hablar del infierno vayan a caer en él? Porque siempre le podrán decir a DIOS: Si nos hubieras amenazado con el infierno, hubiéramos sido más temerosos y nos hubiéramos contenido mejor. Seguramente que sí, y no como nosotros, que, a pesar de que oímos hablar del infierno diariamente, ni aun así atendemos a nuestra vida.

238.- Mas, aparte de esto, hay que decir también que el que no se contiene por los castigos inmediatos, tampoco se contendrá con los que son sólo amenaza para la eternidad. Pues es así que a quienes hacen menos uso de su razón y son de más groseras disposiciones, más los suele sofrenar lo que tienen delante y ha de suceder inmediatamente que los que se les amenaza para mucho tiempo después. Mas a nosotros, insistes, se nos infunde mayor miedo. ¿No se les hace en ello injuria a los anteriores a Cristo? En modo alguno.

239.- Porque en primer lugar no habían aquellos de librar combates iguales a los nuestros, sino que los nuestros son mucho mayores. Ahora bien, los que han de realizar mayores trabajos, necesitan también mayor ayuda. Y ayuda es, no pequeña, el acrecentamiento del temor. Y si nosotros les llevamos ventaja en conocer mejor la vida futura, ellos nos la llevaron en que sufrían inmediatamente los más grandes castigos.

240.- No es contra justicia que el pecado se castigue en esta vida y en la otra.
Otra objeción pone también a esto el vulgo. ¿Dónde está, dicen, la justicia de DIOS, si a quien sólo en esta vida pecó se le castiga en ésta y en la otra? ¿Queréis, pues, que os recuerde cómo habláis vosotros mismos, para que no me deis a mi trabajo con vuestras objeciones, sino que deis la solución de vuestra propia cosecha? Yo he oído a muchos de nuestros hombres cómo, al saber la ejecución, en la cárcel, de un criminal, se indignaban y hablaban así: Ese infame, ese abominable asesino ha cometido treinta o más muertes, y él ha sufrido una sola. ¿Dónde está la justicia? De suerte que vosotros mismos confesáis que no basta una sola muerte por castigo. ¿Cómo es, pues, que aquí sentenciáis en contra? Porque no juzgáis a otros, sino a vosotros mismos. Tan grave obstáculo es el amor propio para no ver la justicia.

241.- De ahí que, cuando juzgamos a los otros, todo lo examinamos con minuciosidad; pero si somos jueces en causa propia, andamos entre sombras. Si examináramos la cosa en nosotros como en los demás, daríamos fallo imparcial. Porque también nosotros hemos cometido pecados que merecen no dos ni tres, sino innumerables muertes. Dejando a un lado otros pecados, recordemos cuántos participan indignamente de la Eucaristía. Ahora bien, esos tales son reos del cuerpo y de la sangre del Señor 1ª Corintios 11,27. Así, cuando hables de un asesino, considérate a ti mismo. El asesino mató a un hombre, tú eres reo de haber pasado a cuchillo al Señor. Aquél, sin haber participado de la Eucaristía; nosotros, gozando de la mesa sagrada.

242.- ¿Y qué decir de los que muerden y devoran por la envidia a sus hermanos. Gálatas 5,16. Y sobre ellos derraman su veneno. ¿Qué de los que arrebatan el sustento de los pobres? Porque si ya el que no da de lo suyo es criminal, ¿qué será el que toma de lo ajeno? ¡Los avaros son peores que una banda de salteadores! ¡Los rapaces son peores que muchos asesinos y profanadores de sepulcros!

243.- ¡Cuántos después de despojar a su prójimo desean también beber su propia sangre! ¡DIOS nos libre! ¡Ni hablar de esa atrocidad! Sí, ahora gritas: ¡DIOS nos libre! Di cuando tienes un enemigo: ¡DIOS nos libre!, y acuérdate entonces de mis palabras y lleva vida ajustada a la más estricta perfección, no sea que también a nosotros nos espere la suerte de Sodoma y no padezcamos lo que Gomorra y no corramos la suerte de tirios y sidonios. O, por decir mejor, para no ofender a Cristo, que es más grave y más espantoso que el infierno; porque yo no cesaré de gritar continuamente que ofender a Cristo es más grave y espantoso que el mismo infierno.

244.- Así os exhorto a que sintáis también vosotros, pues así nos libraremos del mismo infierno y gozaremos de la gloria de Cristo. La cual ojalá todos alcancemos por la gracia y amor de nuestro Señor Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

TEOLOGIA 2 -TEMA 34

A.- Historia: Los Dogmas
B.- Teología: La Moral


A.- Historia:
Los Dogmas


825. Son proposiciones firmes y ciertas; punto de doctrina o artículo de Fe que la Iglesia declara como revelado por DIOS, y por lo tanto, firme, seguro e inmutable.

826. Cuando se habla de la historia de los Dogmas o su evolución, se debe interpretar como su desenvolvimiento o presentación a los hombres, de lo que ya estaba revelado en la Sagrada Escritura o Sagrada Tradición. La Iglesia lo define para cerrar el paso a las herejías que surgen y pudieran extraviar a muchos; nos da seguridad, firmeza y estabilidad.

827. En cuanto a su evolución, se dice lo mismo. Un Dogma no puede cambiar; evoluciona la forma de presentarlo para hacer más fácil la aceptación, pero no el contenido.

828. La verdad dogmática tiene su fundamento en el mismo DIOS que habla y no puede mentir. Y esa Palabra de DIOS hablada la tenemos los Católicos en la Sagrada Escritura y en la Sagrada Tradición, que son las dos Fuentes de Revelación. Los protestantes, al quedarse sólo con la Sagrada Escritura, y sin autoridad para interpretarla correctamente, cojean, y por eso caen en tantas desviaciones y divisiones.

829. Por ser DIOS inmutable, las verdades dogmáticas lo son también. Mudarse es adquirir o perder algo. El ser Supremo en todas las Perfecciones, lo tiene todo, no necesita nada de nosotros. Luego todo lo que hace y nos dice es para nuestro bien; no puede ni mentir, ni cambiar.

830. Certezas. Consiste en estar ciertos o formular juicios que excluyen la duda y el miedo a errar. No basta con tener buena voluntad, que sería la certeza subjetiva, sino que se debe estar de acuerdo con la realidad, que es la certeza objetiva. En Moral, se estudia que se puede tener certeza o conciencia cierta, dudosa o errónea. Hay también una certeza metafísica que no admite dudas, como por ejemplo, que el todo es mayor que las partes; certeza física, que se apoya en las leyes del universo, como por ejemplo, lo contrario sería falso pero no absurdo; los cuerpos tienden a caer al centro de la tierra; y la certeza moral que se apoya en el testimonio de los hombres libres, cuando se presentan todas las garantías de veracidad, como las verdades históricas.

831. Autoridad. Es necesaria en todo orden social, y lo ha querido Jesucristo para su Iglesia. Una autoridad en el Papa, que sea Infalible, para que sepamos con toda certeza lo que hemos de creer en materia de Fe y Costumbres. Autoridad Infalible que está en el Papa por sí mismo, en los Concilios Ecuménicos unidos al Papa, como Magisterio Extraordinario. Y está también el Magisterio Ordinario que llega a los Obispos, Concilios Nacionales o Regionales, Conferencias Episcopales, Sínodos, Vicarias, Decanatos, Parroquias, y en las Congregaciones y Asociaciones aprobadas.

832. Con esta Brújula Infalible, tenemos una alegría y seguridad inmensa.

B.- Teología:
La Moral

833. Es la ciencia del bien obrar. Apreciable por el entendimiento, en el fuero interno. La ciencia que trata de la bondad o malicia de las acciones, según estén de acuerdo o no con los Mandamientos de la Ley de DIOS y de la Iglesia.

834. La Moral Católica es el conjunto de principios que la Iglesia nos enseña con seguridad, para ser guardados, queridos por Jesucristo, nacidos de la Ley Eterna de DIOS e impresos en la conciencia de cada uno.

835. La Moral Natural se funda en el principio de la Ley natural y regula los afectos, pasiones y actos libres del hombre en orden a su existencia, conservación y perfeccionamiento naturales.

836. La Moral Independiente es la que se quiere librar por completo de todo deber de conciencia y religioso. Llamada también Laica, prescinde de DIOS y de toda Ley Moral. Es la practicada por todos aquellos que sólo ven materia, y se han endiosado a sí mismos, porque les molesta DIOS; no les importa los medios que sean, con tal de lograr lo que les interesa, materialmente. Dan pena, y no creo que la conciencia les deje tranquilos, sobre todo en ciertos momentos en que lo material no puede nada.

837. La verdadera Moral. Ha de ser la religiosa, la que está íntimamente unida a la Religión Revelada y se funda en sus principios morales. DIOS que revela, que es el Creador y Dueño de todo, puede y quiere decirnos por Jesucristo en su Iglesia, con toda autoridad y seguridad, lo que debemos practicar o no. El Concilio Vaticano 2º nos hace ver que el orden moral es superior al orden económico, y la Moralidad nos viene de DIOS.

838. La condena de errores. Desde que el mal surge con la rebelión de Satanás y los suyos, ya aparece la primera condena por parte de DIOS, cuando le dice que de otra mujer -María-, de otro Adán -Cristo- le aplastarán la cabeza. De esta forma amargó DIOS el triunfo pasajero del Diablo, promotor de todos los males, y el triunfo del Bien encarnado en Jesucristo.

839. Desde entonces son continuos los brotes del mal y su intento de dominar. A nivel social y a nivel personal, lo vemos a lo largo de la Historia. Y fue, y es necesario una vigilancia sobre estos movimientos para seguir cortándoles la cabeza, apenas aparezcan; pues si se les deja crecer como las malas yerbas, es más difícil quitarlos. Y aunque crezcan, como dice Jesús, juntos el trigo y la cizaña, ya vendrán los Angeles a separarlos en su debido momento.

840. Jesucristo en el Evangelio nos habla muchas veces de la vigilancia. Y la Iglesia en todos los niveles, y de forma organizada, tiene derecho y obligación, de preparar a sus fieles, y prevenirles, para evitar tropiezos y caídas, que ya cuenta con ellas, aunque no las quiera, y tiene medios para que nos levantemos siempre, incluso sacando bienes de males; así, nos llevara a la Meta puesta por el mismo DIOS de buscar la perfección o santidad y conquistar el Cielo.

841. Vemos en la Historia esta constante lucha y la gran victoria de Jesucristo sobre las fuerzas del mal, por lo que no debemos temer, pero si vigilar; persecuciones externas e internas, a nivel social y personal, las hay de todas las clases. Y siempre la Iglesia ha salido al paso con la seguridad de la Fe, Esperanza y Caridad, y la firmeza de su Infalibilidad. A negaciones rotundas, afirmaciones más rotundas. Me decía un día un ateo práctico: yo no creo en DIOS; DIOS, no existe. Y le dije: pues mira, yo he hablado en El esta mañana, y le he pedido por ti; y me hace feliz. Y ya veremos dentro de cien años quién tiene razón. Y aunque no existiera, yo no perdería nada, porque soy feliz haciendo el bien; pero si existe, tú lo has perdido todo, por toda la Eternidad, además de no ser feliz ahora, porque la conciencia no te deja.

842. Derechos de la Iglesia. Tiene derecho a censurar todas las publicaciones, y de forma particular, las referentes a la Fe y Costumbres. Y nos avisa y prohíbe la lectura de libros malos por el veneno que llevan. Y lo hace en virtud de toda la autoridad que le dio Jesucristo, para dar leyes y exigir se cumplan, cuidar la salud física, moral y espiritual de sus fieles, y en algún sentido, de todos los hombres por quienes reza y desea que se salven, por ser también criaturas de DIOS. Es lo mismo que hacemos todos para cuidar la salud del cuerpo y los bienes materiales.

843. La prohibición de un libro, se extiende a la no edición, ni leerlo, ni retenerlo, ni venderlo, ni traducirlo, ni proporcionarlo a otros. En los Hechos de los Apóstoles 19,19 ya se nos cuenta la preocupación de los fieles en destruir lo malo. Lo que está mal, lo está para todos, aunque a unos dañe más que a otros, según la edad y formación.

844. Esta preocupación constante de la Iglesia, molesta a todos los enemigos. El mal, siempre está mal y debemos combatirlo por todos los medios que podamos. Y es malo, todo lo que DIOS prohíbe.

845. Hay obligación de abstenerse de malas lecturas y diversiones, y de todo lo que ponga en peligro la salud del alma. Las autoridades competentes podrán dispensar a ciertas personas, con las debidas cautelas, y fines más altos, y por tiempo determinado. Todos tenemos aquí en la tierra el peligro de caer, y por eso, debemos vigilar.

846. Igual que se seleccionan las medicinas, hay que seleccionar las lecturas, diversiones, compañías y toda actividad, para no encontrarnos con sorpresas desagradables y males muy graves. El que busca lo mejor, no sólo se aparta del mal, sino también de lo menos bueno; ser conscientes de nuestras limitaciones y debilidades. Da risa, cuando dicen, películas sólo para mayores...como si a lo mayores no les obligara la moral; debían decir, para cerdos, que son los animales que se revuelcan en el fango y no viven nada más que para comer, engordar, y después, ser comidos. QUE LA VIRGEN NOS PROTEJA Y LA SEPAMOS IMITAR.

TEOLOGIA 2 - TEMA 35

A.- Historia: Los Concilios

847. Es un resumen para consulta de los Concilios Ecuménicos o Universales. El nombre se les da de la ciudad en donde se celebraban.

848. Siglo 1º. Jerusalén.
En el capítulo 15 de los Hechos de los Apóstoles, cuenta San Lucas cómo se reunieron para aclarar algunas cuestiones de gran importancia para la Iglesia que nacía, frente a la Sinagoga y presión de los judíos que amenazaban con destruirla o cambiarla.

849. Siglo 4º. Nicea.
Asistieron más de 220 Obispos Sirios, Cilicios, Fenicios, Árabes, Palestinos, Egipcios, un Persa, Tracios, Aqueos y Epírotas; todos del Oriente. De Occidente, sólo había 5 Obispos; Osio representó a España. Duró del 20 de mayo al 25 de julio del año 325, bajo el Papa Silvestre que gobernó en los años 314 al 335.

850. Resoluciones: profesión de fe contra el Sacerdote hereje Arrio, sobre la consustancialidad del Hijo con el Padre, es decir, la Divinidad de Cristo, en 20 cánones. Arrió defendió su doctrina personalmente. Dos Obispos se negaron a suscribir la resolución del Concilio, y, como Arrio, fueron excluidos de la Comunión de la Iglesia, y desterrados.
851. Siglo 4º, Constantinopla 1º.
Año 381, bajo el Papa Dámaso 1º que gobernó del 366 al 384. Unos 15º Obispos, todos de Oriente, con San Gregorio Nacianceno; duró de mayo a julio.

852. Resoluciones: el Símbolo o Credo Niceno-Constantinopolitano, sobre la Divinidad del Espíritu Santo. 4 Cánones. El Papa Dámaso no asistió ni envió representantes. Los Obispos de Occidente se habían reunido en Aquilea en la primavera del 381. Se ignoran las deliberaciones.

853. Siglo 5º. Efeso.
Año 431, bajo el Papa Celestino 1º (422-432) con 198 Obispos. San Agustín fue invitado con un escrito personal del Emperador, pero antes de tener noticia de ello, murió en la ciudad de Hipona en el año 430, sitiada por los Vándalos. Duró del 22 de junio al 17 de julio del 431; hubo 5 sesiones.

854. Resoluciones: sobre la Maternidad Divina de María, contra el Patriarca de Constantinopla, Nestorio. En 6 cánones. No obstante una triple citación y hallarse presente en la ciudad, Nestorio se negó a asistir. Era tal la animosidad del pueblo contra él, que solicitó y obtuvo una escolta personal para su asistencia. Fue condenado y desterrado, y dicen que al morir se le pudrió la lengua.

855. Siglo 5º. Calcedonia.
Año 451, bajo el Papa León 1º (440 – 461), cerca de 600 Obispos. Por Occidente había 5 legados Pontificios; duró desde el 8.10 al 1º de noviembre del 451; hubo 17 sesiones.

856. Resoluciones: Se define dos Naturalezas en Cristo, Divina y Humana, con una sola Persona, Divina. 28 cánones. Entre los acusados estaba Dióscoro.

857. Siglo 6º. Constantinopla 2º.
Año 553 bajo el Papa Vigilio (537 – 555); 150 Obispos, 8 sesiones, desde el 05 de mayo al 2 de junio.

858. Resoluciones: Condenación de los tres capítulos de los nestorianos. El emperador Justiniano hizo traer al Papa Vigilio en calidad de prisionero. Huyó de Calcedonia y retiró su palabra de tomar parte personalmente en el Concilio, pues temía la influencia de la mayoría griega. Sin su presencia, y a pesar de su protesta, el Patriarca Eustaquio inauguró el Concilio.

859. Siglo 7º - Constantinopla 3º.
Año 681 bajo el Papa Agatón, (678 – 681) y León 2º (682 – 683). 174 Obispos, no obstante de haber caído en manos de los árabes los Patriarcados de Alejandría y Jerusalén, que eran los baluartes del Monofisismo –una sola naturaleza en Cristo-. Hubo 16 sesiones y duró desde el 7 de noviembre al 16 de diciembre.

860. Resoluciones: Condenación de la doctrina de una sola voluntad en Cristo-Monoteletas-. El emperador Constantino 3º tomó parte personalmente en las 11 primeras sesiones.

861. Siglo 8º- Nicea 2º.
Año 787, bajo el Papa Adriano 1º (772 – 795). Más de 300 Obispos y dos legados Pontificios. 8 sesiones.

862. Resoluciones: Significado y licitud del culto de las imágenes. Por estos errores iconoclastas, muchas obras de arte habían sido destruidas sin consideración.

863. Siglo 9º- Constantinopla 4º.
Año 870 bajo los Papas Nicolás 1º- 858 a 867- y Adriano 2º, 867 a 872. Poco concurrido al principio; al final, había 102 Obispos; 10 sesiones desde el 5 de octubre del 869 al 28 de febrero del 870.

864. Resoluciones: Liquidación del Cisma de Focio. 27 cánones. La Iglesia Católica reconoce la ecumenidad de este Concilio; la griega, no.

865. Siglo 12, Letrán 1º.
Año 1123 bajo el Papa Calixto 2º, 1119 a 1124. No se ponen actas o escritos protocolares sobre el desarrollo de las deliberaciones de éste ni de los siguientes Concilios lateranenses. Se cree que participaron unos 300 Obispos, desde el 11 de marzo al 6 de abril de 1123.

866. Resoluciones: Confirmación del Concordato de Worms, sobre la solución de las investiduras con el soberano alemán: el rey renunciaba a la investidura, privilegio de entregar anillo y báculo a los Obispos.

867. Siglo 12. Letrán 2º.
Año 1139, bajo el Papa Inocencio 2º (1130 a 1143). Algunas crónicas dan la cifra de 500 a 1000 Obispos; no es seguro. Duró del 4 al 30 de abril.
868. Resoluciones: cisma de Anacleto 2º; 30 capítulos. Gran importancia tenía para la observancia del celibato el canon 7, que declaraba inválido, no sólo ilícito, el matrimonio contraído por los clérigos y por los monjes. No estaba presente en el Concilio el hombre más influyente de la época, San Bernardo de Claraval.

869. Siglo 12, Letrán 3º.
Año 1179, bajo el Papa Alejandro 3º -1159 a 1181. Hay lista de 281 Obispos; de España, 19; 3 sesiones del 5 al 19 ó 22 de marzo.

870. Resoluciones: Se exige mayoría de dos tercios para la elección Papal. 27 capítulos. El intento del emperador alemán Barbarroja de volver a restaurar en Italia el poder imperial, agrupó a las ciudades del norte en torno al Papa Alejandro, que se negó a asistir al Concilio reunido en Pavía en 1160. Al cabo de unos años de guerra, Barbarroja abandonó a su Antipapa Calixto 3º.

871. Siglo 13, Letrán 4º.
Año 1215, bajo el Papa Inocencio 3º (1198 a 1216) 404 Obispos de Oriente y Occidente, con los superiores de las Ordenes Monásticas y Reyes cristianos. No asistieron los Obispos griegos. 3 sesiones del 1 al 30 de noviembre de 1215.

872. Resoluciones: Profesión de fe contra los Cátaros. Se define la Transustanciación eucarística, la Confesión y Comunión anual, y el Infierno. 70 capítulos. En virtud de la autoridad que se atribuía y ejercía el Papa, incluso en lo temporal, tomó el Concilio decisiones políticas, como la transmisión del Condado de Tolosa a Simón de Monfort; rechazó la Carta Magna de Juan sin Tierra, y la confirmación de Federico 2º como emperador, entre otras.

873. Siglo 13, Lyón 1º.
Año 1245, bajo el Papa Inocencio 4º (1243 a 1254). De 140 a 150 Obispos, 3 sesiones desde el 28 de junio al 17 de julio.

874. Resoluciones: Deposición del emperador Federico 2º. 22 capítulos. El conflicto de los derechos de la Iglesia y del Imperio en Italia llega a su máxima tensión, cuando fracasadas las conversaciones con el Papa, le impide todo contacto con el exterior. Huye el Papa y convoca el Concilio.

875. Siglo 13, Lyón 2º.
Año 1274, bajo el Papa Gregorio 10º (1271 a 1276). Este Concilio se pareció en universalidad al 4º de Letrán. Unos 200 participantes. No pudo asistir Santo Tomás de Aquino, que obedeció al Papa poniéndose en camino, a pesar de estar muy enfermo, y murió antes de llegar. 6 sesiones desde el 7 de mayo al 17 de julio de 1274.

876. Resoluciones: Estatuto del Cónclave para elección de Papas; unión con los griegos y la Cruzada. 31 capítulos. Con objeto de reunir fondos para la Cruzada, el Papa pidió el Diezmo durante 6 años. Lo consiguió gracias a la táctica de no tratar el asunto en la sesión plenaria de los Prelados, sino separadamente con los representantes de cada Provincia Eclesiástica.

877. Siglo 14, Viena.
Año 1312, bajo el Papa Clemente 5º (1305 a 1314). 114 Obispos, 3 sesiones desde el 16 de octubre de 1311 al 6 de mayo de 1312.

878. Resoluciones: supresión de los Templarios; cuestión de la pobreza de los franciscanos y algunos Decretos de reforma. Aparte de algunas inmoralidades observadas en los Templarios y el conflicto con el rey de Francia, Felipe, que arrestó a todos los miembros de la Orden y confiscó los bienes que tenían en su reino; la existencia de esta Orden no tenía ya razón de existir, una vez que se había perdido Tierra Santa.

879. Siglo 15, Constanza.
Años 1414 a 1418; 45 sesiones del 5 de noviembre de 1414 al 22 de abril de 1418. Había tres Papas al mismo tiempo: Benedicto 13 (1394 a 1417); Gregorio 12 (1404 al 1415) ; y Juan 23 (1391 a 1415). Con muerte, renuncia y deposición, se eligió a Martín 5º el 11 de noviembre de1 417.

880. Resoluciones: Condenación de Juan Hus por sus errores; el problema de si el Concilio está sobre el Papa -doctrina conciliarista-; sobre la periodicidad de los Concilios y el Concordato conciliador de las cinco naciones. En medio del gran cisma, es de destacar el hecho de que la votación fue por naciones, no por individuos.

881. Siglo 15, Basilea - Ferrara - Florencia.
Del 23 de julio de 1431 al 7 de mayo del 1437, 25 sesiones. Trasferimiento a Ferrara por Eusebio 4º el 18 de septiembre de 1437. Y en Florencia, unión de los Griegos el 6 de julio de 1439; con los Armenios el 22 de noviembre de 1439 y con los Jacobitas el 4 de febrero de 1442. Desplazamiento a Roma el 25 de abril de 1442.
En este Concilio se puso de manifiesto la crisis de las relaciones entre el Papa y el Concilio. Eugenio 4º de carácter indeciso, sin embargo, obtuvo una notable victoria con la unión de los griegos.

882. Siglo 16, Letrán 5º.
Años 1512 al 1517, bajo los Papas Julio 2º (1503 a 1513) y León 10º (1513 - 1521). Compuesto casi exclusivamente por Obispos italianos, 12 sesiones.

883. Resoluciones: Contra el concilio cismático de Pisa (1511-1512). Sobre la inmortalidad del alma; decretos de reforma. Este Concilio tenía plena conciencia de continuar la serie de Concilios Papales de la alta Edad Media, distanciándose así de los Concilios del siglo precedente.

884. Siglo 16, Trento.
Del 31 de diciembre de 1545 al 4 de diciembre de 1563. 25 sesiones en tres períodos: 1 a 8 en Trento (1545 - 1547); sesiones 9 a 11 en Bolonia, 1547, todas ellas bajo el Papa Paulo 3º (1534-1549); sesiones 12 al 16 en Trento, 1551 a 1552, bajo Julio 3º (1550 – 1555) y sesiones 17 a 25 en Trento, bajo Pío 4º (1559 – 1565).

885. Resoluciones: Escritura y Tradición, Pecado original y justificación, Sacramentos y Misa, Culto a los Santos, Decreto de reforma, se condena a Lutero para quien la única formula de Fe es la Sagrada Escritura. Se lleva a cabo la reforma de la Iglesia, con la riqueza de las dos fórmulas o normas de Fe, o Fuentes de Revelación, que son la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición. Fue decisiva la participación española, con la política del emperador Carlos 5º de Alemania y 1º de España, y después Felipe 2º con todo el peso del imperio español en esa época y todo su gran equipo de teólogos que España tenía en este siglo de oro.

886. Siglo 19, Vaticano 1º.
Fue del 8 de diciembre de 1869 al 18 de julio de 1870, bajo el Papa Beato Pío 9º-1846 - 1878. 642 Obispos con derecho a voto. Fueron invitados los Obispos de las iglesias orientales y no asistieron. No se invitó a los anglicanos ni jansenistas.

887. Resoluciones: Definición de la doctrina sobre la Fe Católica y sobre el Primado; también, el Dogma de la Infalibilidad Pontificia. En septiembre de 1870, el ejército italiano forzó la puerta Pía y se apoderó de los Estados Pontificios o de la Iglesia, al buscar la unidad italiana, terminando con el poder temporal del Papa. Las sesiones del Concilio fueron suspendidas.

888. Siglo 20, Vaticano 2º.
Del 11 de octubre de 1962 al 8 de diciembre de 1965, bajo los Papas Beato Juan 23(1959 - 1963) y Pablo 6º (1963 – 1978) Asistieron entre 2131 a 2399 Obispos. Se invitó a los cristianos separados para que enviaran observadores delegados a las sesiones conciliares.

889. Este Concilio, precisamente por ser cuando la Iglesia despojada del poder terreno, adquiere mayor esplendor y grandeza.

890. Todo el Concilio es Pastoral, volviendo a proponer toda la belleza de la Fe en las Constituciones sobre la Iglesia, sobre la Divina Revelación, sobre la Sagrada Liturgia; documentos pastorales sobre la Iglesia en el Mundo actual. Decretos sobre el oficio pastoral de los Obispos, sobre el ministerio y vida de los Presbíteros, sobre la formación sacerdotal, sobre la adecuada renovación de la Vida religiosa, sobre el apostolado de los Seglares, sobre las Iglesias orientales Católicas, sobre la actividad misionera de la Iglesia, sobre el Ecumenismo y sobre los Medios de comunicación social.

891. Declaraciones sobre la libertad religiosa, sobre la educación cristiana de la Juventud, sobre las relaciones de la Iglesia con las Religiones no cristianas.

892. Y un mensaje del Concilio a la Humanidad.

893. Fue un gran regalo del Espíritu Santo, que junto al nuevo Código de Derecho Canónico de la Iglesia, Latina y Oriental, se publicara el Catecismo que nos marca los caminos seguros por este mundo. El Código termina diciendo que la Iglesia en toda su actividad, lo único que pretende es la salvación de las almas. Y AL FINAL DEL CONCILIO, el Papa Pablo 6º, QUISO PROCLAMAR A LA VIRGEN MADRE DE LA IGLESIA, introduciendo este nuevo título en las letanías del rosario, después de Madre de Cristo.

TEOLOGIA 2 TEMA 36

A.- Historia: Los Papas

Relación de consulta con su nº, nombre y años de gobierno. Los anti Papa figuran entre paréntesis.

894. Siglo 1. Jesucristo dijo a San Pedro: Simón, tú eres piedra, Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no podrán contra ella. Te daré las llevas del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, será atado en el Cielo, y todo lo que desates en la tierra, será desatado en el Cielo. San Mateo 16,18-19.

895. Estos poderes y junto al mandato de ir por todo el mundo, manifiestan el deseo de Cristo de hacer de San Pedro y Sucesores, Vicarios suyos.
896.
1. San Pedro, hasta el 67, que muere en Roma, después de salir de Jerusalén, a otro lugar: Antioquia.
2. San Lino, 67 - 76;
3. San Anacleto, 76 - 88:
4. San Clemente, 88 - 97.

897. Siglo 2º.
5. San Evaristo, 97 - 105.
6. San Alejandro, 105 - 115.
7. San Sixto, 115 - 125.
8. San Telesforo, 125 - 136.
9.- San Higinio, 136 - 140.
10.- San Pío 1º, 140- 155.
11.- San Aniceto, 155 - 166.
12.- San Sotero, 166 - 175.
13.- San Eleuterio, 175 - 189.
14.- San Víctor 1º, 189 - 199.

898. Siglo 3º.
15. San Ceferino, 199 - 217.
16. San Calixto, 217 - 222.
(San Hipólito, 217 - 235, Anti papa, santo por arrepentirse y morir mártir).
17. San Urbano 1º, 222 - 230.
18. San Ponciano, 230 - 235.
19. San Antero, 235 - 236.
20. San Fabián, 236 - 250.
21. San Cornelio, 251 - 253. (Novaciano, hereje 251-258).
22.- San Lucio 1º, 253 - 254.
23.- San Esteban 1º, 254 – 257.
24.- San Sixto 2º, 257 - 258.
25.- San Dionisio, 259 - 268.
26.- San Félix 1º, 269 - 274.
27.- San Eutiquiano, 275 - 283.
28.- San Cayo, 283 - 296.

899. Siglo 4º.
29. San Marcelino, 296 - 304.
30. San Marcelo, 304 - 309.
31. San Eusebio, 309 - 310.
32. San Milcíades, 311 - 314.
33. San Silvestre, 314 - 335.
34. San Marcos, 336.
35. San Julio 1º, 337 - 352.
36. Liberio, 352 - 366. (Félix 2º, 353 - 365).
37. San Dámaso 1º, 366 - 384 (Ursino, 366 - 367).
38. San Siricio 384 - 399.

900. Siglo 5º.
39. San Atanasio 1º, 399 - 401.
40. San Inocencio 1º, 401 - 417.
41. San Zósimo, 417 - 418.
42. San Bonifacio 1º, 418 - 422. (Eulalio, 418 - 419).
43. San Celestino 1º, 422 - 432.
44. San Sixto 3º, 432 - 440.
45. San León 1º, 440 - 461.
46. San Hilario, 461 - 468.
47. San Simplicio, 468 - 483.
48. San Félix 2º, 483 - 492.
49. San Gelasio 1º, 492 - 496.
50. San Atanasio 2º, 496 - 498.

901. Siglo 6º.
51. San Símaco, 498 - 514. (Laurencio, 498 - 505).
52. San Hormisdas, 514 - 523.
53. San Juan 1º, 523 - 526.
54. San Félix 3º, 526 - 530.
55. Bonifacio 2º, 530 - 532. (Dióscoro, 530).
56. Juan 2º, 533 - 535.
57. San Agapito 1º, 535 - 536.
58. San Silverio, 536 - 537.
59. Virgilio, 537 - 555.
60. Pelagio 1º, 556 - 561.
61. Juan 3º, 561 - 574.
62. Benedicto 1º, 575 - 579.
63. Pelagio 2º, 579 - 590.

902. Siglo 7º.
64. San Gregorio 1º, 590 - 604.
65. Sabiniano, 604 - 606.
66. Bonifacio 3º, 607.
67. San Bonifacio 4º, 608 - 615.
68. San Deusdebit, 615 - 618.
69. Bonifacio 5º, 619 - 625.
70. Honorio 1º, 625 - 638.
71. Severino, 640.
72. Juan 4º, 640 - 642.
73. Teodosio 1º, 642 - 649.
74. San Martín 1º, 649 - 653.
75. San Eugenio 1º, 654 - 657.
76. San Vitaliano, 657 - 672.
77. Adeodato, 672 - 676.
78. Dono, 676 - 678.
79. San Agatón, 678 - 681.
80. San León 2º, 682 - 683.
81. San Benedic 2º, 684 - 685.
82. Juan 5º, 685 - 686.
83. Conon 686 - 687. (Teodoro 687). (Pascalis 687 - 692).
84. San Sergio, 687 - 701.

903. Siglo 8º.
85. Juan 6º, 701-705.
86. Juan 7º, 705-707.
87. Sirimio 708.
88. Constantino 1º, 708 - 715.
89. San Gregorio 2º, 715 - 731.
90. San Gregorio 3º, 731 - 741.
91. San Zacarías 741 - 752. (Esteban 752).
92. Esteban 2º, 752 - 757.
93. San Pablo 1º, 757 - 767. (Constantino 2º, 767-768). (Felipe 768).
94. Esteban 3º, 768 - 772.
95. Adrián 1º, 772 - 795.

904. Siglo 9º.
96. San León 3º, 795 - 816.
97. Esteban 4º, 816 - 817.
98. San Pascual 1º, 817 - 824.
99. Eugenio 2º, 824 - 827.
100. Valentín, 827.
101. Gregorio 4º, 827 - 844. (Juan, 844).
102. Sergio 2º, 844 - 847.
103. San León 4º, 847 - 855.
104. Benedicto 3º, 855 - 858. (Anastasio, 855).
105. San Nicolás 1º, 858 - 867.
106. Adrián 2º, 867 - 872.
107. Juan 8º, 872 - 882.
108. Marino 1º, 882 - 884.
109. Adrián 3º, 884 - 885.
110. San Esteban 5º, 885 - 891.
111. Formoso, 891 - 896.
112. Bonifacio 6º, 896.
113. Esteban 6º, 896 - 897.
114. Romano, 897.
115. Teodoro, 2º, 897.
116. Juan 9º, 898 - 900.

905. Siglo 10º.
117. Benedicto 4º, 900 - 903.
118. Crisóforo, 903.
119. Sergio 3º, 904 - 911.
120. Anastasio 3º, 911 - 913.
121. Laudo, 913 - 914.
122. Juan 10º, 914-928.
123. León 6º, 928.
124. Esteban 7º, 928 - 931.
125. Juan 11, 931 - 935.
126. León 7º, 936 - 939.
127. Esteban 8º, 939 - 942.
128. Marino 2º, 942 - 946.
129. Agapito 2º, 946 - 955.
130. Juan 12, 955 - 963.
131. León 8º, 963 - 964.
132. Benedicto 5º, 964.
133. Juan 13, 965 - 972.
134. Benedicto 6º, 973 - 974. (Bonifacio 7º 974).
135. Benedicto 7º, 974 - 983.
136. Juan 14, 983 - 984.
137. Bonifacio 7º, 984 - 985.
138. Juan 15, 985 - 996.
139. Gregorio 5º, 996 - 999. (Juan 16, 997 - 998).

906. Siglo 11.
140. Silvestre 2º, 999 - 1003.
141. Juan 17, 1003.
142. Juan 18, 1003 - 1009.
143. Sergio 4º, 1009 - 1012.
144. Benedicto 8º, 1012 - 1024. (Gregorio, 1012).
145. Juan 19, 1024 - 1032.
146. Benedicto 9º, 1032 - 1044.
147. Silvestre 3º, 1045.
148. Gregorio 6º, 1045 - 1046.
149. Clemente 2º, 1046 - 1047.
150. Dámaso 2º, 1048.
151. San León 9º, 1049 - 1054.
152. Víctor 2º, 1055 - 1057.
153. Esteban 9º, 1057 - 1058.
154. Benedicto 10, 1058 - 1059.
155. Nicolás 2º, 1059 - 1061.
156. Alejandro 2º, 1061 - 1073. (Honorio 2º 1069).
157. San Gregorio 7º, 1073 -1085. (Clemente 3º, 1084 - 1100)
158. Víctor 3º, 1086 - 1087.
159. Urbano 2º, 1088 - 1099.

907. Siglo 12.
160. Pascual 2º, 1099 - 1118. (Teodorico 1100- 1102). (Alberto 1102).
(Silvestre 4º, 1105 - 1111).
161. Gelasio 2º, 1118 - 1119. (Gregorio 8º, 1118 - 1121).
162. Calixto 2º, 1119 - 1124.
163. Honorio 2º, 1124 - 1130. (Celestino 2º,1124).
164. Inocencio 2º, 1130 - 1143. (Anacleto 2º, 1130 - 1138). (Víctor 4º, 1138).
165. Celestino 2º, 1143 - 1144.
166. Lucio 2º, 1144 - 1145.
167. Eugenio 3º, 1145 - 1153.
168. Anastasio 4º, 1153 - 1154.
169. Adriano 4º, 1154 - 1159.
170. Alejandro 3º, 1159 - 1181. (Víctor 4º,1159-164). (Pascual 3º, 1164-1168).
(Calixto 3º, 1168-1179). (Inocencio 3º, 1179 – 1180).
171. Lucio 3º, 1181 - 1185.
172. Urbano 3º, 1185 - 1187.
173. Gregorio 8º, 1187.
174. Clemente 3º, 1187 - 1191.
175. Celestino 3º, 1191 - 1198.

908. Siglo 13.
176. Inocencio 3º, 1198 - 1216.
177. Honorio 3º, 1216 - 1227.
178. Gregorio 9º, 1227 - 1241.
179. Celestino 4º, 1241.
180. Inocencio 4º, 1243 - 1254.
181. Alejandro 4º, 1254 - 1261.
182. Urbano 4º, 1261 - 1264.
183. Clemente 4º, 1265 - 1268.
184. San Gregorio 10º, 1271 - 1275.
185. Inocencio 5º, 1276.
186. Adriano 5º, 1276.
187. Juan 21, 1276 - 1277.
188. Nicolás 3º, 1277 - 1280.
189. Martín 4º, 1281 - 1285.
190. Honorio 4º, 1285 - 1287.
191. Nicolás 4º, 1288 - 1292.
192. San Celestino 5º, 1294.

909. Siglo 14.
193. Bonifacio 8º, 1294 - 1303.
194. Benedicto 11, 1303 - 1304.
195. Clemente 5º, 1305 - 1314.
196. Juan 22, 1316 - 1334. (Nicolás 5º,1328 - 1330).
197. Benedicto 12, 1334 - 1342.
198. Clemente 6º, 1342 - 1352.
199. Inocencio 6º, 1352 - 1362.
200. Urbano 5º, 1362 - 1370.
201. Gregorio 11, 1370 - 1378.
202. Urbano 6º, 1378 - 1389. (Clemente 7º, 1378 - 1394).

910. Siglo 15.
203. Bonifacio 9º, 1389 - 1404. (Benedicto 13, 1394 - 1424).
204. Inocencio 7º, 1404 - 1406.
205. Gregorio 12, 1406- 1415.
206. Alejandro 5º, 1416 - 1417. (Juan 23, 1410 - 1415).
207. Martín 5º, 1417 – 1431. (Clemente 8º, 1424 - 1429). (Benedicto 14, 1424).
208. Eugenio 4º, 1431 - 1447. (Félix 5º, 1439 - 1449).
209. Nicolás 5º,1447 - 1455.
210. Calixto 3º, 1455 - 1458.
211. Pío 2º, 1458 - 1464.
212. Pablo 2º, 1464 - 1471.
213. Sixto 4º, 1471 - 1484.
214. Inocencio 8º, 1484 - 1492.

911. Siglo 16.
215. Alejandro 6º, 1492 - 1503.
216. Pío 3º, 1503.
217. Julio 2º, 1503 - 1513.
218. León 10º, 1513 - 1521.
219. Adriano 6º, 1522 - 1523.
220. Clemente 7º, 1523 - 1534.
221. Pablo 3º, 1534 - 1549.
222. Julio 3º, 1550 - 1555.
223. Marcelo 2º, 1555.
224. Pablo 4º, 1555 - 1559.
225. Pío 4º, 1559 - 1565.
226. San Pío 5º, 1566 - 1572.
227. Gregorio 13, 1572 - 1585.
228. Sixto 5º, 1585 - 1590.
229. Urbano 7º, 1590.
230. Gregorio 14º, 1590 - 1591.
231. Inocencio 9º, 1591.

912. Siglo 17.
232. Clemente 8º, 1592 - 1605.
233. León 11, 1605.
234. Pablo 5º, 1605 - 1621.
235. Gregorio 15, 1621 - 1623.
236. Urbano 8º, 1623 - 1644.
237. Inocencio 10º, 1644 - 1655.
238. Alejandro 7º, 1655 - 1667.
239. Clemente 9º, 1667 - 1669.
240. Clemente 10º, 1670 - 1676.
241. Inocencio 11, 1676 - 1689.
242. Alejandro 8º, 1689 - 1691.
243. Inocencio 12, 1691 - 1700.

913. Siglo 18.
244. Clemente 11, 1700 - 1721.
245. Inocencio 13, 1721 - 1724.
246. Benedicto 13, 1724 - 1730.
247. Clemente 12, 1730 - 1740.
248. Benedicto 14, 1740 - 1758.
249. Clemente 13, 1758 - 1769.
250. Clemente 14, 1769 - 1774.
251. Pío 6º, 1775 - 1799.

914. Siglo 19.
252. Pío 7º, 1800 - 1823.
253. León 12, 1823 - 1829.
254. Pío 8º, 1829 - 1830.
255. Gregorio 16, 1831 - 1846.
256. Beato Pío 9º, 1846 - 1878.
257. León 13, 1878 - 1903.

915. Siglo 20.
258. San Pío 10º, 1903 - 1914.
259. Benedicto 15, 1914 - 1922.
260. Pío 11, 1922 - 1939.
261. Pío 12, 1939 - 1958.
262. Beato Juan 23, 1958 - 1963.
263. Pablo 6º, 1963 - 1978.
264. Juan Pablo 1º, 1978.
265. Juan Pablo 2º, (1978...

916. Siglo 21. 3º Milenio
265. Juan Pablo 2º (… - 2005)
266. Benedicto XVI, 2005 - …

917. En nuestra LEY se nos pide amar con ternura al Papa, Obispos y Sacerdotes. Que sea de verdad y que con nuestras vidas, aliviemos el peso que llevan sobre sus espaldas, cargando más sobre las nuestras.

918. Y no asustarnos por las miserias humanas que podamos presentar, que a lo largo de la Historia son muchas. A los humildes, las miserias humanas les hacen pensar más en la Misericordia Divina, que es infinitamente mayor. Y si otros se portan mal, nosotros portarnos mejor. Y damos muchas gracias a DIOS por la gloria y respeto que en estos momentos nos ha tocado ver en los Romanos Pontífices, como uno de los más gloriosos de toda su Historia. Que LA VIRGEN LES Y NOS PROTEJA.

EN LAS LOMAS DEL POLO NORTE

POR SEGUNDO LLORENTE, S.J.


EL OASIS DE PILGRIM SPRINGS

El orfanotrofio de Pilgrim Springs

Después de haber pasado en la aldea polar de Kotzebue nueve meses consecutivos de invierno, meses de aislamiento absoluto, de tormentas, de frío y de noches que no amanecen, un día, al apuntar la primavera, me llegó una orden en virtud de la cual debía yo tomar el primer aeroplano disponible y volar a Pilgrim Springs, doscientos kilómetros al sur de Kotzebue.
El aeroplano llegó al vuelo y pronto me vi al ras de las nubes volando ruidosamente hacia el sur. Era para mi aquel un camino nuevo y desconocido. Poco antes de llegar a mi destino me dio voces el piloto rogándome que mirase a la derecha, donde pude ver una cruz incrustada en las rocas cumbres de un despeñadero. Allí abajo, en aquel valle fue hallado muerto el P. Ruppert, de grata memoria para los aficionados a las Misiones.
La cruz estaba muda y como perdida en aquella soledad de sepulcro. Nadie en el mundo la ha visto ni la verá jamás, pero, a pesar de los pesares, está allí erguida y satisfecha de realizar bien su cometido. A pocos minutos de ver la cruz llegamos al término del viaje.
Pilgrim Springs —Balnearios del Peregrino—, una escuela semejante en todo a la de Akulurak, que ya conocen los lectores de EN EL PAÍS DE LOS ETERNOS HIELOS.
En 1919, los Padres de Nome se internaron en la península de Seward y pernoctaron una noche en una venta que se alzaba en las márgenes de un arroyuelo en el que brota agua caliente —casi hirviendo— y al que iban a tomar las aguas los mineros afectados de reumatismo. En aquella venta se habían jugado fortunas enteras, y en ella la borrachera se había convertido en artículo de primera necesidad.
Hablando, hablando con el ventero, se llegó a un acuerdo, y los Padres compraron la venta con toda la propiedad adyacente, incluyendo los manantiales termales. Levantaron pronto unos edificios provisionales, y al año siguiente ya funcionaba la escuela.
Hoy el personal está formado por un Padre, dos Hermanos Coadjutores, cinco monjas Ursulinas y una rapacería bulliciosa que oscila entre sesenta y siete y setenta muchachos.
A diferencia de Akulurak, donde todos son eskimales puros y huérfanos, aquí son en su mayoría mestizos e incluso blancos, hijos de mineros vagabundos o desaparecidos o bien octogenarios, pero con una familia numerosa, y viudos.
Es un hecho que he observado de cerca y que rara vez falla. Estos rubios aventureros del Polo se casan a los sesenta con una indígena de veinte. Quince años más tarde se muere ella, y él queda viudo con siete hijos pequeños. Envejecido y violento no puede cuidar de familia tan necesitada; y la solución, desde 1920, ha sido muy sencilla: que los Padres de Springs carguen con ellos.
En algunos casos, raros, él se vuelve a casar, y me consta de un caso en el que todavía nació otra criatura. Por eso un mal intencionado dijo que aquí se conserva la virilidad hasta varias horas después de muerto.

La comunidad, los niños y el balneario

Inútil es decir que la terna que forma la Comunidad me recibió con los brazos abiertos, y pronto nos vimos enfrascados en una charla por demás amena. Por entonces empezaban a llegar noticias detalladas sobre la toma de Madrid, y decidimos escribir al general Franco en inglés y en español dándole el parabién y ofreciéndole nuestras oraciones para que lleve a feliz término lo comenzado.
Como mi visita no había de durar más que unos días, me apresuré a visitar las escuelas, donde pasé horas amenísimas contanto historias tétricas y de ladrones a la chiquillería.
Desfilaron ante nosotros procesiones de esqueletos nocturnos con candelas apagadas que venían en nuestra busca, pero que no nos hallaron porque las velas, como ya dijimos, estaban apagadas, y además teníamos bien cerradas las puertas y ventanas.
Vimos dragones alados con multitud de cabezas y pescuezos larguísimos, y se nos cuajó la sangre cuando un lobo montuno, con dientes como los dedos de la mano y ojos como tizones, atacó una choza donde dormía un niño angelical con la cabecita llena de rizos encantadores. Afortunadamente el lobo no salió con la suya, porque estaba en acecho un hombre, que le pegó dos tiros y le mató, y con eso respiramos todos y se nos ensanchó el corazón.
Luego me llevaron a ver el balneario. Todo el riachuelo, que se retuerce por la propiedad de la Misión, burbujea sin cesar y emite vapores que campean más en aquel panorama blanquísimo con un fondo de montañas repletas de nieve que amontonan mil ventisqueros invisibles. Se experimenta una sensación singular al meter la mano y sentir el agua caliente, mientras las botas están a la orilla hundidas a dos palmos de nieve.
A un lado del arroyo brotan tres manantiales copiosos que cubren sendas casetas con el fin de permitir baños privados. Es agua sulfúrica en ebullición, que apesta las primeras veces y que le cuece a une los huesos.
Ahí se matan los artritismos y toda su familia de reumas, como lo están continuamente experimentando no pocos huéspedes tullidos o en vías de estarlo. Aunque, por la gracia de Dios, yo no lo estoy, me bañé dos veces y sudé gotas gordas que me dejaron rendido y me trajeron un sueño reparador muy de desear.
La rapacería se baña todos los sábados, en grupos, vigilados por el H. Prefecto.

La tragedia del P. Ruppert.

Otro día hice, solo, una visita al cementerio, sito en un altozano, como a un kilómetro de las escuelas. Entre crucecitas de niños se alza la cruz del P. Ruppert.
Los que le ven en el cuadro del Vaticano, tendido en la nieve con el perro al lado, a modo de centinela, no experimentan ni la mitad del escalofrío que le corre a uno cuando separa a rezar un De profundis en la sepultura cubierta de nieve.
El Hermano Wilhalm me dio detalles tristísimos sobre su muerte. Aquí están seguros de que el pobre P. Ruppert pereció víctima de un desequilibrio mental muy común en estas regiones solitarias.
Aunque tenía un guía muy experto que había recorrido cien veces aquellos parajes y los sabia de memoria, el Padre insistió en querer probar fortuna por un atajo que a él le pareció que lo era, pero que al avisado guía le pareció un disparate rotundo. El Padre cortó por lo sano despidiendo al guía y lanzándose solo por el presunto y desdichado atajo en la mañana frigidísima del 16 de diciembre de 1923.
Al día siguiente llegó a la Misión, suelto y asustadizo, uno de los perros del trineo. —Malo —se dijeron en casa—; aquí ha ocurrido algo gordo.
Al día siguiente vino un viejo, y en la conversación dijo casualmente que había descubierto pisadas errantes de alguno que estaba o perdido o aterido. Una simple pisada en la nieve le dice mundos al eskimal avezado.
Por la tarde llegó otro perro suelto y asustadizo como el primero. Por la noche llegó otro. Aquello se iba poniendo demasiado serio, y el corazón comenzó a latir un poco de prisa.
Al amanecer salieron los dos hermanos con el viejo, pero no encontraron nada. Volvieron al día siguiente con un chico que los quiso acompañar, y a poco encontraron la gorra del Padre —una gorra de piel de castor— medio comida por los perros.
Siguieron un rastro que se extendía por círculos extraviados y, al doblar un terraplén, vieron sobre el hielo del río a Mink, el perro delantero, acurrucado junto al cadáver. Es falso que el perro ladrase y defendiese al Padre. Al verlos, el perro se les acercó muy zalamero, como no podía menos de suceder, pues eran los amos y se había criado con ellos.
Como no hay regla sin excepción, aunque en semejantes circunstancias los cadáveres aparecen boca abajo, el P. Ruppert estaba tendido boca arriba con los brazos extendidos, helado y tieso como hierro, no con el abrigo puesto, como aparece en el famoso dibujo, sino en mangas de camisa.
Varios cadáveres han sido hallados completamente desnudos, helados y rígidos, pues es un hecho comprobado que el frío excesivo produce los efectos de asfixia por aquello de que los extremos se tocan.
Llevado penosamente a la Misión, le reblandecieron con agua hirviendo hasta que lograron doblarle los brazos y ajustarle en el ataúd. Hubo lágrimas amargas al par que resignadas, y en la Misión todos adoraron los inescrutables juicios de Dios.
Sé buscó en vano el trineo por todos los alrededores, hasta que ya avanzada la primavera, el Hermano Jansen que se dirigía a Nome, lo halló donde nadie lo esperaba. Allí estaban los arreos de los perros, recogidos y cuidadosamente doblados. Cerca estaba un cajón de naranjas ya podridas.
Más allá estaba el parke o abrigo de pieles, muy bien dobladito, sobre la copa de un arbusto pequeño repleto de ramaje. En el trineo había un sobre con dos billetes de cien dólares cada uno. Era el dinero para una estatua de San José qua habían encargado.Este hallazgo peregrino convenció finalmente a los Padres que el malogrado P. Ruppert se extravió, vagó en todas direcciones y, como tal vez el perro delantero tiraba para donde al Padre le parecía que no era razón tirar, soltó los perros y se dirigió a pie, solo, de noche, hambriento y tiritando hasta que no pudo más. Probablemente dio voces y escuchó; pero, con una montaña de por medio, ¿quién le iba a responder?
Aquella misma noche en Nome, a ochenta kilómetros de distancia, un señor fue a visitar al P. Lafortune para decirle que no podía echar de sí la convicción de que el P. Ruppert estaba sufriendo penosísimamente. El P. Lafortune rió la broma, le dio un cigarro y ahí paró todo.
Finalmente, Mink, el perro famoso, quedó tan escarmentado que cuando el Hermano le sacaba los domingos a dar un paseo, no se le apartaba de las piernas, y un día, como al trepar un ribazo el Hermano cayese de bruces, Mink se alborotó sobremanera y le empezó a ayudar a levantarse.
Fingió el Hermano varias veces caerse y quedar inmóvil, y el perro le levantaba agarrándole por el cuello del abrigo. Tal vez aquello era una repetición macabra de su comportamiento fiel y caballeroso con el moribundo P. Ruppert. Todo esto me contó el buen H. Wilhalm, uno de los fundadores de la Misión.
Aquí en Springs hay un grupo de huérfanos de Kotzebue, mis parroquianos, y con ellos me saqué varias fotos vestido con el abrigo del P. Ruppert, que se conserva tal y como lo encontró el Hermano.

Días agradables.

¡Qué días tan agradables los que pasé en Springs! Mi visita fue aprovechada para variar de confesor, y todos desfilaron por mi confesionario. Les oí dos Misas cantadas, preciosamente ejecutadas, y las monjas me forzaron a darles tres pláticas sobre algún tema subido que las sacase de la rutina prosaica de la escuela. Escogí las «MORADAS DE SANTA TERESA», y divagamos libremente sobre diversas formas de misticismo clásico y genuino. Asimismo pasamos juntos algunas recreaciones muy divertidas.
Después de nueve meses de aislamiento entre eskimales embotados, estas conversaciones tenían auras de oasis en un desierto retostado y solitario.
Otra experiencia digna de mención es el contento natural, que me embargaba cada vez que me sentaba a la mesa y veía los manjares listos sin que yo les hubiese guisado, es decir, sin que yo hubiera pelado las patatas, sin que yo hubiera cortado la carne, sin que yo hubiera tenido que atizar y soplar el fuego, mohino y malhumorado, como lo había venido haciendo todo el invierno.
Hubo también ratos de ajedrez, con el consiguiente esfuerzo mental callado, pero tenaz y visible en jaques mates que nos administrábamos sin compasión.

El sol de media noche.

Desde Springs fui a Nome —como veremos en otro capítulo—, y de vuelta a Kotzebue me detuve nuevamente en Springs, donde escribo estas líneas, y donde lo encontré todo muy cambiado. Ya no hay nieve en los llanos, aunque las cumbres de las montañas están blancas, con manchones negruzcos y sombríos. Los arbustos están cubiertos de follaje verde, y el campo está rejuvenecido y primaverizado. En los terrenos labrados, el Hermano ha plantado lechugas, cebollas, guisantes, nabos y patatas, y ayer le ayudé yo a plantar diez hileras de berzas, cuyos cogollos yo no veré ni gustaré, por no haber medios de comunicación entre Springs y Kotzebue.
Anoche me acosté a media noche, por el placer de ver el sol a ras del horizonte y rezar el Breviario en el jardín.
Con tanta luz solar, las hortalizas crecen con prisa y exhuberancia locas. Todo tiene que estar maduro para septiembre, cuando empiezan las heladas, que matan el suelo y no le dejan revivir hasta fines de mayo.
Aquí, en las fronteras del Círculo Polar Artico, donde todo es desierto, y pampa, y páramos estériles, y estepas rocosas, y ciénagas pantanosas; aquí, donde la naturaleza es una madrastra roñosa y sin entrañas; aquí, en estos horizontes solitarios habitados por el oso blanco, el lobo carnicero y el reno montaraz, aquí mismo, Dios nuestro Señor dejó caer de la mano un vallecito pintoresco, con sierras por vallado y el cielo por techumbre, y fabricó cariñosamente un terreno de entrañas blandas y pecho generoso que se deja hendir por la reja y da el ciento por uno para sostén de huerfanitos destituidos de todo otro medio de manutención.
Es un argumento más de la veracidad de las palabras evangélicas: “Si Dios alimenta las aves del cielo que no aran, ni siembran, ni recogen en graneros, y viste a los lirios de un ropaje envidiado por los reyes más abastados, ¿cómo se va a olvidar de nosotros, sus hijos, que tanto le costamos y a quienes ha dado muestras de amor tan paternal?»

¿Faltará el combustible?

Hasta ahora nos había provisto de combustible la selva de arbustos que crecían al calor de las aguas termales. La selva de1919 se ha convertido en espesuras cada vez más ralas de arbolillos cada vez más pequeños e inservibles. Dentro de dos años no quedará ni un árbol.
Se trate de traer por el río unas cincuenta toneladas de carbón que mantengan las estufas desde agosto hasta fines de mayo. Los gastos que esto supone se echan fácilmente de ver, y corren rumores de días aciagos para la escuela orfanotrofio de Pilgrim Springs, por falta de combustible.
¡Que el Señor de la mies no eche en olvido esta parcela de su viña universal!

LA VIRGEN MARIA

de Mons. Tihamet Toth.
Segunda parte del libro El Mesías.
Resumen y actualización.

¿COMO HONRAR A MARIA?
(Continuación)

468.- El culto de María vivifica nuestra fe. María conservaba la fe dentro de su corazón, no como un tesoro sin vida e incapaz de comunicarle, sino que moldeó toda su vida según esa fe. Esta fe viva de María es la segunda lección importante para nosotros. El Reino de DIOS, dijo en cierta ocasión el Señor, es semejante a la levadura que tomó una mujer y la revolvió en tres medidas de harina, hasta que hubo fermentado toda la masa, San Lucas 13,21. Con ello nos enseña que nuestra fe ha de ser levadura que haga fermentar toda nuestra vida. Ella, no solamente tomaba nota de los acontecimientos de la vida de Jesús y de sus palabras, sino que además, iba ponderándolas en su corazón, San Lucas 2,19; es decir, al orar y trabajar, al descansar y estando atareada, pensaba en ellos continuamente y conforme a los mismos, moldeaba su vida. Así como fue María quien dio cuerpo al Hijo de DIOS bajado a la tierra, en la vida de María fue donde tomaron cuerpo con la mayor perfección posible las enseñanzas y la religión de su Hijo. Fue la que mejor escuchó y cumplió.

469.- Nunca hubo ni habrá un hombre que en su alegría y en su dolor, en sus anhelos y planes, en sus virtudes y sacrificios, haya dado vida con tal fidelidad y de un modo tan triunfal al espíritu del cristianismo como la Virgen Bendita. El mismo Jesús dio testimonio de ello. En cierta ocasión, una mujer que le seguía entre la multitud, viendo las obras maravillosas del Señor, y oyendo sus palabras divinas, exclamó con entusiasmo: Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te alimentaron, San Lucas 11,27. Y el Señor le contestó: Bienaventurados más bien los que escuchan la Palabra de DIOS y la ponen en práctica, San Lucas 11,28.

470.- Jesús no contradice a la mujer; todo lo contrario, amplía el sentido de sus palabras. No dice que no hay motivo de alabar a su Madre, sino que realmente tal motivo es doble; primero porque por su maternidad está unida con El con lazos de sangre; segundo, y el más poderoso, porque por su fe tiene con El un parentesco espiritual, y conservaba en el corazón, y las vivió, las palabras del Hijo, San Lucas 2, 19.51, mejor que cualquiera de sus discípulos.

471.- En el primer punto no podemos imitar a María, pero sí en el segundo. Sabemos muy bien como el camino más seguro para el que quiere seguir a María, ser digno de Ella y parecérsele, es la fe ardiente y abnegada, viva en Jesucristo. Fe que no es mera palabra ni mero sentimiento, sino también y principalmente, vida y fuerza divina que transforma nuestra vida propia.
Nos fijamos en lo que María dice a los criados en las bodas de Caná. Atended al Señor y haced lo que El os diga, San Juan 2,5. Así, pues, si honramos a María, no nos detenemos en Ella, sino que por Ella vamos a Cristo.

472.- Otro argumento, otro testimonio elocuente de que todas las manifestaciones de nuestro culto Mariano vivifican realmente nuestra fe y en último grado se dirigen al culto de DIOS y están saturadas del homenaje que debemos al Señor, es cada línea del sublime cántico del Magniticat, que resuena cada día miles de veces en todas las Iglesias y oraciones del mundo católico, cántico que el alma de la Virgen María, embriagada por el amor divino, entonó por vez primera en casa de Santa Isabel.

473.- Santa Isabel. Al ver a María que la visitaba, exclamó con sorpresa: ¡bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre! Y ¿de dónde a mí tanto bien, que venga la Madre de mi Señor a visitarme? ¡Bienaventurada tú que has creído! Porque se cumplirán todas las cosas que se te han dicho de parte del Señor, San Lucas 1,42-45.

EL PAPA

“La conversión permite leer los eventos negativos de la vida bajo la perspectiva de la fe, porque Dios permite el dolor, para llevarnos hacia un bien más grande”.

Domingo, 7 mar. En este tercer domingo de Cuaresma, Benedicto XVI ha analizado durante su alocución previa al rezo mariano del Ángelus, el tema de la conversión que la liturgia de hoy presenta. “Dios se manifiesta de diferentes maneras, también en la vida de cada uno de nosotros. Pero para poder reconocer su presencia, es necesario que nos acerquemos a Él conscientes de nuestra miseria y con profundo respeto”. Porque si no nos acercamos a Dios con este espíritu, “no seremos capaces de encontrarlo y entrar en comunión con Él”, ha matizado el Santo Padre, recordando que Dios se revela a quien se presenta ante Él “pobre y humilde”.

Ante los numerosos fieles congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, Benedicto XVI ha explicado el contenido del Evangelio de Hoy, en el que a Jesús se le piden explicaciones por diferentes eventos negativos que acaecen en un mismo día. En este sentido, frente a la fácil conclusión de considerar el mal como efecto del castigo divino, Jesús proclama la inocencia de Dios, que es bueno y no quiere el mal. “Jesús invita a hacer una lectura diferentes de los hechos, situándoles bajo la perspectiva de la conversión: las desventuras, los eventos dolorosos, no tienen que suscitar en nosotros curiosidad o búsqueda de presuntos culpables, sino que tienen que representar una ocasión para reflexionar, para vencer la ilusión de poder vivir sin Dios, y para reforzar, con la ayuda del Señor, el compromiso de cambiar la vida”.

Benedicto XVI ha proseguido su alocución previa al rezo mariano del Ángelus, señalando que frente al pecado, Dios se manifiesta lleno de misericordia, y continúa a invitar a los pecadores a “evitar el mal, a crecer en su amor, y a ayudar concretamente al prójimo necesitado, para vivir la felicidad de la gracia y no avocarse hacia la muerte eterna”. “Pero la posibilidad de conversión exige que aprendamos a leer los hechos de la vida bajo la perspectiva de la fe, es decir, animados por el santo temor de Dios. En presencia de sufrimientos y lutos, la verdadera sabiduría es dejarse interpelar por la precariedad de la existencia y leer la historia humana con los ojos de Dios, el cual, queriendo siempre y sólo el bien de sus hijos, por un diseño inescrutable de su amor, a veces permite que experimenten el dolor, para llevarlos hacia un bien más grande”.

Y tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, Benedicto XVI ha saludado, como es tradicional, en varias lenguas. En concreto, en francés ha recordado a las numerosas víctimas por el temporal que ha azotado Francia en estas semanas, mientras que en español, éstas han sido sus palabras: “Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana. La Cuaresma es una ocasión propicia para renunciar al egoísmo y la superficialidad, para elevar fervientes plegarias al Señor, intensificar la escucha de su Palabra, participar más dignamente en los Sacramentos e incrementar las obras de misericordia y caridad hacia todos los que sufren. Que la Virgen María ayude con su materna intercesión al pueblo cristiano en este tiempo santo a seguir con mayor fidelidad a su Hijo Jesucristo, que espera siempre frutos de conversión y de santidad de vida. Feliz domingo”.

TRIUNFO!!!!

RESUCITÓ JESUCRISTO, aleluya, aleluya. Dónde y de quién has oído cosa semejante? cuando en el mes de octubre veo las calles de Lima llenas por miles de personas, que a costa de muchos sacrificios, van siguiendo al Señor, me llena de alegría; pienso en aquel amanecer del Domingo de Pascua en que la muerte quedó vencida, las puertas del Cielo abiertas, el sufrimiento y el dolor convertidos en gozo, y la Humanidad entera podía aspirar a lo más grande: a ser hijos de DIOS y herederos del Cielo.

JESUCRISTO RESUCITÓ y ni siquiera se molestó en abrir la puerta del sepulcro. Un temblor de tierra, una luz.....y aquellos invencibles soldados de las legi0nes romanas cruzaban las calles de Jerusalén llenos de miedo. Te recomiendo leas los pasajes de los Evangelios de san Mateo 28, san Marcos 16, san Lucas 24 y san Juan 20 y 21. No encontrarás otra cosa igual en toda la literatura mundial de cualquier época. Y de la autenticidad e historicidad de estos hechos no se te ocurra ponerlo en duda, si no quieres pasar por persona inculta.

EL SEPULCRO ESTA VACIO, los apóstoles llenos de miedo, no creen; y el Señor tiene que ir convenciéndolos poco a poco. Tras sucesivas apariciones a distintos grupos y en lugares variados, santo Tomás no cree. Y para ello, y para nosotros, exige lo que no creo que ningún racionalista moderno exigiera: palpar, introducir sus dedos en la yaga de la mano y la mano en la yaga del costado. Y el Señor, pensando en él y en nosotros, condesciende. Santo Tomás ve, palpa, comprueba, se le quitan todas las dudas, cae de rodillas, adora y hace profesión de Fe: SEÑOR MIO Y DIOS MIO. Y ¡qué maravilla la respuesta de JESUS: Tomás: porque has visto has creído? Dichosos los que sin ver, creyeren.

VIVAMOS LA ALEGRÍA DE LA IGLESIA y la libertad de los hijos de DIOS, que al sujetarnos a los mandamiento Divinos y de la Iglesia, nos vemos libres de toda traba material y se ensancha nuestro corazón al pensar que esta tierra tan pequeña y tan llena de miserias es solo un sitio de prueba. Esta impresión sintieron los astronautas ya en la luna: ¿cómo es posible que un cuerpo tan diminuto como es la tierra en el espacio, el hombre se deje aplastar por sus propias obras y se aprisione en celda tan estrecha, cuando el universo es tan inmenso?” Hemos nacido para el Cielo.

LA RESURRECCIÓN DE CRISTO no es la de un muerto que resucita para seguir nuevamente viviendo en la tierra sujeto a sus leyes. Es la resurrección de un cuerpo liberado, glorificado, preparado para la felicidad del Cielo, por toda la Eternidad. “Cristo no ha vuelto a poner los pies en su casa terrestre: entró todo entero, cuerpo y alma con la Divinidad en su casa de la eternidad. Su resurrección no es un regreso a nuestra vida terrestre, es un avance triunfal más allá de la tumba. Está en el mas allá, está libre, salta alegremente por las praderas eternas de su Patria de origen.” Así escribe el P. Bruckberger en su Historia de Jesucristo.

LIBERADO DE LA SOCIEDAD, está por encima de ella, libre del clan familiar y nacional; libre del médico, del comercio o del dinero; libre de la universidad y de las profesiones; libre de esta vida aplastante de las capitales, libre de las tensiones políticas, se ríe de los astronautas que pisan la Luna o Marte, o de los que pasan meses en el fondo del mar. Todo eso es de la tierra o del sistema solar, una insignificante región del Universo que un día salió de sus manos. JESUCRISTO lo ha vencido todo, está por encima de todo. Es DIOS, está fuera del tiempo y nos espera a todos y cada uno, sin prisas, por tener la Eternidad por delante. Podemos hacer todas las locuras que queramos, podremos organizar nuestras vidas y sociedades sin EL, pero al final, nos saldrá al encuentro. La Biblia termina llamando al Señor con el Maran atha, Ven, Señor, Jesús, ven. Y a todos nos ofrece la misma y verdadera libertad.

TE DARAS CUENTA de la importancia que tiene el que soluciones tu posición ante DIOS, y restablezcas la amistad con EL. En un buena confesión es muy sencillo y muy fácil. Cualquier Sacerdote te quiere ayudar. Ha sido vencida la muerte, ha sido transformada la enfermedad y el dolor, en medios maravillosos para enriquecer tu alma, purificarte y salvarte.

TERESITA GONZALEZ QUEVEDO ha sido una joven de nuestros días, madrileña, que estando enferma le dijo a su papá, médico: “No te preocupes, papá; si me curo, bien; si no me curo, mejor; y si me muero, mejor que mejor”. Esto nos recuerda a cualquier acta de los mártires cristianos. Solo con Cristo resucitado podemos hablar así.

JESUCRISTO fundó SU Iglesia. Es la Católica. Con 7 Sacramentos, con un Papa y Obispos. En ella tienes la recta interpretación de la Biblia; con ella puedes gozarte ante estas palabras de san Pablo: “Si has resucitado con Cristo, busca las cosas de arriba. Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra Fe. Pero si ha resucitado: BUSCA LAS COSAS DE ARRIBA, LAS DEL CIELO, donde esta sentado a la derecha del Padre.”

TAMBIEN NOSOTROS resucitaremos. Puedes leer: Daniel 12, 2º Macabeos 7, san Lucas 14, san Juan 5, 6; Hechos 24,l5, Romanos 8,11, 1ª Corintios 15, 1ª Tesalonicenses 4,13; Filipenses 3,10 y Romanos 8,17.

ALEGRIA, HERMANOS, Cristo vive, Cristo reina, Cristo vendrá. QUE LA VIRGEN INMACULADA nos prepare para el encuentro definitivo. ¡Felices Pascuas!

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soy diseñadora gráfica y profesora de religión y de lengua y literatura
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