nuestra caratula

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Mensaje

La Cruz, dolores, gozo, gloria. Nos asusta la Cruz, no queremos sufrir y por eso nos privamos del verdadero gozo y gloria. En estos Campamentos en el Circo de Gredos de Ávila en España, todos los veranos, en turnos de 12 días, nos íbamos formando para la vida. Cada año, varios centenares de jóvenes entre piedras, nieves, agua helada, calores fuertes, fríos nocturnos, esfuerzos por coronar esas cumbres, atravesando grietas y cornisas sobre precipicios en buenas horas de marcha, sabrosos ratos de silencio profundo, la grandeza de ánimo al compartir lo que teníamos, durmiendo en el suelo, con baños en agua salida de la nieve y comidas muy sabrosas junto al arroyo, privándonos de muchas cosas, recibiendo otras, y otros muchos detalles más íntimos y profundos que la Virgen recibía de nosotros para ofrecerlo a DIOS en este Altar de Castilla donde nos ofrecíamos a DIOS por España y América, desembocaba en las alegrías de la fogata nocturna, entre chistes, canciones y reflexiones, saboreadas bajo un cielo azul muy brillante y lleno de estrellas. Así terminábamos cada jornada cantando la Salve a la Virgen. Empezábamos el día, después del aseo en agua fría, con un buen rato de meditación personal y la Santa Misa, en altar de piedras.

Aprendimos a saber combinar el dolor de la naturaleza con el gozo de la esperanza, y dábamos la razón a Jesús al decirnos que era necesario cargar con la Cruz para seguirle; esa cruz y esos dolores, que llevan al verdadero gozo y alegría del alma que se purifica de los pecados; muy distinto de los placeres engañosos del mundo, que tras la capa agradable y engañosa de lo sensible, nos deja vacíos. La Cruz de Cristo y los Dolores de la Virgen reciben los nuestros, que ofrecemos con cariño, y gozamos en plenitud de las alegrías de los hijos de DIOS, muy lejos de las tristezas de los hijos del Diablo.
Os bendice,
Padre Juan, Serviam.

HOMILIA 31

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Cuando estaba Él así hablando, he aquí que se presentó un presidente de sinagoga, que le adoró, diciendo: “Mi hija acaba de morir; pero ve, pon la mano sobre ella y vivirá”. Y, levantándose Jesús, le fue siguiendo, y con Él sus discípulos. Mateo 9, 18.

1.- Preludios a la escena.- 1. A las palabras se siguió la obra, con lo que los fariseos quedarían aún mejor reducidos a silencio, pues el que se le presentó al Señor era presidente de sinagoga y su duelo era terrible. Tratábase, en efecto, de su hija única, de edad de doce años, la flor misma de los años. De ahí la prisa que se dio el Señor en resucitarla. Ahora bien, Lucas cuenta que vinieron algunos a decir al padre de la niña: No molestes al maestro pues ha muerto ya; él, en cambio, le había dicho al Señor: Mi hija acaba de morir. A esto puede responderse que eso de acaba de morir, lo dijo sin duda calculando el tiempo gastado en el camino, o tal vez para exagerar su desgracia. Costumbre es, en efecto, de los que ruegan ponderar mucho sus propios males, a fin de atraerse mejor la ayuda de sus protectores.

2.- Más considerad ahora la rudeza de este príncipe de sinagoga. Porque dos cosas le pide a Cristo: que vaya Él mismo a su casa y que imponga las manos a la niña. Lo que prueba que la había dejado aún con aliento. Es lo que le pedía al profeta aquel sirio Naamán que se iba diciendo para sí: Saldrá él mismo e impondrá sus manos sobre mí. 4º Reyes 5, 11. Y es que las gentes particularmente rudas necesitan de la vista y de las cosas sensibles. Por lo demás, Marcos, y, de acuerdo con él. Lucas, dice que tomó consigo el Señor a tres de sus discípulos. ¿Por qué, pues, no tomó consigo al mismo Mateo, que hacía poco se le había adherido? Para hacérselo desear más y porque todavía era imperfecto. Porque, si honra el Señor particularmente a aquellos tres, es para que los demás traten de hacerse semejantes a ellos.

3.- En cuanto a Mateo, bastábale por entonces contemplar el milagro de la hemorroisa y haber tenido el honor de sentarse a la mesa con Cristo. Apenas, pues, se levanta el Señor, toda una muchedumbre le va acompañando, parte por ver un milagro tan grande, parte por la autoridad de la persona que había venido y, razón general, porque toda aquélla era gente ruda, más preocupados de la salud del cuerpo que de la del alma. Era como una riada que confluía hacia el Señor, unos empujados por sus propias enfermedades, otros con ganas de ser espectadores de la curación de los otros. Pocos eran, empero, los que por entonces se acercaban a Jesús por amor de sus palabras y enseñanza. El Señor, sin embargo, no permitió que la turba entrara en casa; sólo se lo consintió a sus discípulos, y aun no a todos; nueva lección que nos da de que rechacemos la gloria del vulgo.

4.- Curación de la mujer hemorroisa. Y he aquí que una mujer, prosigue el evangelista, que sufría hacía doce años flujo de sangre, se le acercó por detrás y le tocó la orla de su vestido. Pues se decía dentro de sí misma: Con sólo que tocare su vestido, quedaré sana. ¿Por qué no se acercó con libertad al Señor? Sin duda por vergüenza de su enfermedad, pues era considerada como impura. Porque si la mujer, en su menstruación normal, no era tenida por pura, mucho menos la que durante tanto tiempo sufría esa enfermedad, que, efectivamente, se tenía en la ley por impura. De ahí el ocultarse y esconderse. Por otra parte, tampoco esta mujer tenía aún del Señor la idea conveniente y perfecta, pues en otro caso no hubiera pensado en ocultarse. Ésta es también la primera mujer que públicamente se le acerca al Señor, sin duda porque había oído que también curaba a las mujeres y le veía ir a resucitar a la niña muerta.

5.- Convidarle a Él a su casa, aun siendo mujer rica, no se atrevía; es más, ni siquiera se le presentó abiertamente, sino que, por detrás, aunque con grande fe, le tocó sus vestidos. No dudó, en efecto, la mujer un momento ni se dijo dentro de sí misma: ¿Me veré libre, no me veré libre de mi enfermedad? No; ella se acercó al Señor con plena confianza de que curaría. Porque se decía, dice el evangelista, dentro de sí: “Con sólo que tocare su vestido, quedaré sana”. Realmente veía la mujer de qué casa salía Jesús: de casa de unos publicanos; y qué séquito le acompañaba: publicanos y pecadores. Todo esto tenía que infundirle confianza. ¿Qué hace, pues, Cristo? Por muchas razones, Cristo no consiente que la mujer siga oculta, y la descubre a los ojos de todos. A decir verdad, no faltan estúpidos que afirman haber el Señor obrado así por ambición de gloria.

6.- ¿Por qué, si no, dicen ellos, no la dejó que siguiera oculta? ¿Qué me dices, hombre execrable y entre todos execrable? El que manda callar a los que cura, el que pasó por alto milagros incontables, ¿ése puede sentir ambición de gloria? ¿Qué razón tuvo, pues, para sacarla al medio? En primer lugar, para librar a la mujer de todo escrúpulo, pues aguijoneada por la conciencia de haber como hurtado su salud, podía luego vivir en angustia. Luego, para corregir una falsa idea de ella, pues se imaginaba que se le había ocultado. En tercer lugar, porque quería manifestar la fe de la mujer y ponerla por modelo a todos los demás. Y, a la verdad, mostrar que Él lo sabe todo, no fue menor milagro que el mismo detener el flujo de la sangre. En fin, cuando el príncipe de la sinagoga estaba para perder la fe, con lo que todo se hubiera malogrado, el Señor le corrige por medio de esa mujer.

7.- Habían, en efecto, venido algunos con recado de decirle: No molestes más al maestro, porque la muchachita es ya muerta. San Lucas 8,49. Los de casa se le rieron luego al Señor cuando dijo que la niña dormía; y es muy probable que lo mismo sintiera el padre.

8.- Por qué descubre el Señor a la hemorroisa.- 2. Por esta razón, después de curar la enfermedad, saca a la mujer al medio. Porque que el príncipe de la sinagoga pertenecía al número de los muy rudos, entiéndese por lo que le dice el Señor: No temas; basta que tú creas y se salvará. Precisamente esperó Él adrede que sobreviniera la muerte y entonces presentarse, a fin de que la prueba de la resurrección quedara bien patente. De ahí que camine tan lentamente y se entretenga en hablar largamente con la mujer: era dar tiempo a que la niña muriera y vinieran al presidente de la sinagoga con el recado: No molestes más al Maestro. Es sin duda lo que nos quiere dar a entender el evangelista cuando intencionadamente dice: Cuando aún estaba El hablando, vinieron los de casa, diciendo: Tu hija es ya muerta. No molestes más al maestro. Quería, pues, Jesús que la muerte quedara bien atestiguada, por que no se tuviera luego sospecha alguna de la verdad de la resurrección.

9.- Y lo mismo hace en otras ocasiones. Así, cuando la enfermedad de Lázaro, esperó uno, dos y hasta tres días. Todas estas razones tiene, pues, para descubrir a la mujer, a la que dice: Ten buen ánimo, hija mía. Lo mismo que había dicho al paralítico: Ten buen ánimo, hijo mío. Realmente, la mujer estaba llena de miedo, y por eso le dice Jesús que tenga buen ánimo y le da seguidamente nombre de hija. Hija suya, efectivamente, la había hecho la fe. Luego viene la alabanza: Tu fe te ha salvado. Lucas, por su parte, añade otras circunstancias acerca de esta mujer. Cuéntanos, en efecto, que, después que se acercó al Señor y recibió la salud, no la llamó Cristo inmediatamente, sino que antes dijo: ¿Quién es el que me ha tocado?

10.- Pedro y sus compañeros le dijeron entonces: Maestro, te están apretando y estrujando estas muchedumbres, y tú preguntas: ¿Quién me ha tocado? Lo cual era la mejor prueba de estar Él revestido de carne y juntamente de cómo ponía bajo sus pies todo orgullo. Porque no le seguía la gente de lejos, sino que le venían apretando y estrujando. Mas Él, dice el evangelista, prosiguió diciendo: No, alguien me ha tocado, pues yo me he dado cuenta que salía virtud de mí. Lo que era responder a la ruda idea que tenían sus oyentes. Pero también habló así con el fin de persuadir a la mujer a que lo confesara todo por sí misma. Por eso no la interrogó tampoco inmediatamente, pues quería hacerla ver que Él lo sabía todo perfectamente y moverla así a que ella, espontáneamente, lo contara todo.
11.- Quería, en fin, que fuera la mujer la que proclamara el milagro y evitar así que sospechara nadie si lo hubiera contado Él mismo. ¿Veis cómo la mujer es superior al presidente de la sinagoga? Ella no detuvo al Señor ni se asió a Él fuertemente. Contentóse la segunda, se fue, curada, la primera. El presidente se llevó, como si dijéramos, al médico entero a casa; pero a la mujer le bastó el simple contacto; y si por su enfermedad se hallaba atada, por su fe se sentía con alas. Considerad ahora cómo la consuela el Señor, diciéndole: Tu fe te ha salvado. A la verdad, si Jesús la hubiera hecho salir al medio por alarde de su propia gloria, no hubiera añadido esas palabras; pero la verdad es que las dijo para animar la fe del príncipe de la sinagoga a par que para proclamar la virtud de la mujer, y no fue menor el placer y provecho que con estas palabras le hizo que con la misma curación de su cuerpo.

12.- Otra prueba de que el Señor obró así para glorificar a la mujer e instruir a los otros y no por propia ostentación es la siguiente: aun sin eso, Él había de ser igualmente admirado, pues sus milagros le fluían más copiosos que los copos de la nieve y ya había hecho y aun había de hacer muchos otros mayores que aquél; la mujer, empero, de no haberla descubierto el Señor, hubiera pasado inadvertida y se hubiera visto privada de aquellas grandes alabanzas. De ahí que, haciéndola el Señor salir al público, proclamó su fe y le quitó todo temor, se le acercó temblando, dice el evangelista, y la animó a tener confianza. Por fin, juntamente con la salud corporal, dióle otro viático con sus palabras: Vete en paz. San Lucas 8,48.

13.- Resurrección de la niña muerta.- Mas llegando Jesús a la casa del príncipe de la sinagoga y viendo a los tañedores de flauta y a la turba alborotada, dijo: Retiraos, porque la niña no ha muerto, sino que está durmiendo. Y hacían mofa de él. Buenas señas de príncipes de sinagoga, todo aquel aparato de flautas y címbalos para excitar el lamento después de la muerte. ¿Y qué hace Cristo? Hizo salir de allí a todo el mundo y sólo dejó dentro a los padres de la niña porque no se pudiera decir que había sido otro el que la había curado. Y aun antes de resucitar a la niña, los resucita a ellos con sus palabras, diciéndoles: La niña no ha muerto, sino que está durmiendo. Del mismo modo procede en otras muchas ocasiones. Y como en la tormenta del mar, antes que al mar increpó a sus discípulos, así también aquí echa ante todo fuera el alboroto de las almas de los allí presentes, a par que da a entender, con el símil del sueño, que, para Él, resucitar a los muertos era la cosa más sencilla del mundo.

14.- Exactamente como lo hizo en el caso de Lázaro, al decir: Lázaro, nuestro amigo, está dormido. San Juan 11,11. Por ese mismo símil nos enseña juntamente a no temer la muerte, pues deja ya de ser muerte y se convierte en adelante en sueño. Y es que, como Él mismo había de morir, va de antemano preparando a sus discípulos en persona de otros a que tengan buen ánimo y sepan llevar pacientemente al acabamiento de la vida. Porque, en efecto, después de su venida, la muerte no había de ser ya más que un sueño. Y, sin embargo, hacían mofa de Él. Él, empero, no se enfadó de que no se le creyera, pues bien pronto iba a realizar el milagro en lo mismo de que se le reían. Tampoco reprendió la risa, pues ésta misma, las flautas y címbalos y todo lo demás eran buena demostración de la muerte de la niña.
15.- Se realiza el milagro. 3. Y es que, como, por la mayor parte, los hombres niegan fe a los milagros después de haber sucedido, el Señor les toma la delantera con sus propias respuestas, como es de ver en los casos de Moisés y de Lázaro. A Moisés le dice: ¿Qué es lo que tienes en tu mano? Éxodo 4,2. De este modo, cuando viera la vara convertida en serpiente, no podría olvidarse que antes era vara, sino, acordándose de su propia respuesta, tendría que admirar el prodigio cumplido. Y en el caso de Lázaro, dijo: ¿Dónde le habéis puesto? Respondiéronle: Ven y míralo. Y luego: Señor, que huele, pues lleva ya cuatro días muerto. Los que tales respuestas le dieron no podían ya dudar de que realmente había resucitado a un muerto. Viendo, pues, a flautistas, cimbaleros y chusma, hizo salir a todo el mundo afuera, y sólo en presencia de los padres hizo el Señor el milagro de la resurrección de la niña.

16.- Y no la resucitó introduciendo en su cuerpo un alma nueva, sino haciendo volver a la que había salido de él y despertándola en cierto modo de su sueño. Por lo demás, tomó a la niña de la mano, dando plena certeza a los presentes y preparando, por los ojos mismos, el camino de la fe en la resurrección. El padre le había antes suplicado: Pon sobre ella tu mano. Y Él hace más de lo que le pidiera, pues no se la impuso, sino que tomó la de ella y así la hizo levantar: modo de hacerles ver que para Él todo era fácil y hacedero. Y no sólo la hace levantarse, sino que manda que se le dé de comer, a fin de que no imaginaran que lo sucedido era caso fantástico. Sin embargo, no es Él quien da de comer a la niña, sino que se lo encarga a sus padres. Así también en el caso de Lázaro dijo: Desatadlo y dejadle que ande. San Juan 11,44. Luego se sentó también con él a la mesa. Dos cosas procuraba, en efecto, siempre el Señor: sentar bien primero la prueba de la muerte y luego no dejar lugar alguno a duda sobre la resurrección.

17.- Lección moral: no imitemos el duelo de los paganos. Mas considerad, os ruego, no sólo la resurrección, sino el mandato que da el Señor de no decir nada a nadie. Y aprendamos siempre la lección que nos da la humildad y de molestia. Después de esto, pensemos también que el Señor echó fuera a toda aquella chusma del duelo y los declaró indignos de presenciar el milagro de la resurrección de la niña. Por vuestra parte, no os salgáis con los tañedores de flauta, sino quedaos dentro juntamente con Pedro, con Juan y con Santiago. Porque si entonces arrojó afuera a aquéllos, mucho más los arrojará ahora. Entonces no era aún claro que la muerte fuera sólo un sueño; mas ahora esta verdad es más clara que el sol. Más ¿me objetas que el Señor no ha resucitado ahora a tu hija? Pero lo resucitará con absoluta certeza y con más gloria que ahora.

18.- La hija del presidente de la sinagoga, después de resucitar volvió otra vez a morir; mas la tuya, cuando resucite, permanecerá inmortal para siempre. Nadie, pues, haga ya duelo, nadie se lamente y rebaje así la gloria de Cristo. Porque Cristo ha vencido a la muerte. ¿A qué, pues, lamentarse inútilmente? La muerte se ha convertido en un sueño. ¿A qué vienen, pues, esos gemidos y lágrimas? Cuando eso lo hacen los gentiles, son dignos de risa; ¿qué defensa tendrá, pues, un cristiano que a sí mismo se deshonra de ese modo? ¿Qué perdón tendrán quienes cometen tales insensateces, y eso después de tanto tiempo, en que se han dado pruebas tan patentes de la resurrección? Más vosotros, como empeñados en aumentar vuestra culpa, aún lleváis a vuestra casa plañideras gentiles, con lo que no hacéis sino enconar vuestro dolor, prender nuevo fuego al horno de vuestra desgracia.

19.- ¿No oís a Pablo, que dice: ¿Qué acuerdo puede haber entre Cristo y Belial? ¿Qué parte tiene el fiel con el infiel? 2ª Corintios 6,15. Y aun los gentiles mismos, que nada saben de resurrección, encuentran sus razones de consuelo y dicen: “Súfrelo generosamente, pues lo hecho no tiene remedio y con las lágrimas nada se consigue”. Y tú que has oído más alta y más útil filosofía que ésa, ¿no te avergüenzas de hacer en tales casos cosas más indecorosas que los mismos gentiles? Porque nosotros no decimos: “Súfrelo generosamente, pues la cosa no tiene remedio”, sino: “Súfrelo generosamente, pues ha de resucitar con absoluta certeza. La niña está dormida, no muerta; está descansando, no perdida”. A la muerte, en efecto, seguirá la resurrección, y a ésta la vida eterna y la inmortalidad y la herencia con los ángeles. ¿No has oído el salmo que dice: Vuélvete, alma mía, a tu descanso, porque el Señor te ha hecho un beneficio? Salmo 114,7.

20.- DIOS mismo llama a la muerte beneficio, y ¿tú te lamentas? ¿Qué más hicieras, de ser enemigo mortal de quien ha muerto? Si hay que lamentarse, el diablo es el que tiene que lamentarse. Él haga duelo, él llore y gima, de ver que nosotros caminamos a mayores bienes. Ese gemido es digno, sí, de su maldad; pero no dice contigo, que vas a ser coronado y a gozar de descanso. La muerte, en efecto, es un puerto de paz. Considerad, si no, de cuántos males está llena la vida presente. Considerad las veces que vosotros mismos habréis maldecido la existencia presente. Las cosas, en efecto, van siempre avanzando de mal en peor, y ya desde el principio nos cupo en herencia una no pequeña maldición. En dolores, dijo DIOS a la mujer, parirás tus hijos. Y al hombre: Con el sudor de tu frente comerás tu pan. Génesis 3,16-17.

21.- Y el Señor, luego a sus discípulos: En el mundo tendréis tribulación. San Juan 16,33. Nada, empero, semejante, sino todo lo contrario, se dice de la vida venidera: Huyó el dolor, la tristeza y el gemido. Isaías 35,10. Y en el evangelio: Vendrán de oriente y occidente y descansarán en el seno de Abrahán, de Isaac y de Jacob. San Mateo 8, 11. La otra vida, se nos dice también, es una espiritual cámara nupcial y unas espléndidas lámparas y una eterna morada en el cielo.

22.- No dice con la fe cristiana llorar demasiado a los muertos. 4. ¿Porqué, pues, deshonras al difunto? ¿Por qué haces que los otros tiemblen y se espanten ante la muerte? ¿Por qué haces que muchos acusen a DIOS, como si Él fuera autor de grandes males? O, mejor aún, ¿por qué después de todo eso llamas a los pobres y solicitas las oraciones de los sacerdotes? Para que el difunto, me contestas, llegue al lugar del descanso, para que halle propicio a su juez. ¿Y por eso lloras tú y te lamentas? ¿No ves que luchas contra ti mismo, a ti mismo te haces la guerra, pues por el hecho de llegar el otro al puerto, tú levantas tormentas contra ti? Y ¿qué le voy a hacer?, me contestas. ¡Es ley de la naturaleza! No, no tiene la culpa la naturaleza ni ello es consecuencia ineludible de las cosas.
23.- La culpa la tenemos nosotros, que somos quienes lo trastornamos todo de arriba abajo, que nos hemos enmollecido, que hemos traicionado nuestra propia nobleza, que con nuestra conducta hacemos peores a los infieles. ¿Cómo tendremos, en efecto, valor para discutir con ellos sobre la inmortalidad del alma? ¿Cómo convenceremos de ella a un gentil, cuando nosotros temblamos y nos estremecemos más que él mismo ante la muerte? Por lo menos, muchos gentiles, aun sin conocimiento ninguno de la resurrección, se coronaron de flores al morir sus hijos. De Jenofonte, cuenta Plutarco que, al oír, mientras sacrificaba ceñido de una corona, la muerte de su hijo, se quitó la corona de la cabeza y preguntó cómo había muerto.

24.- Respondiósele que luchando con gran valor, y él inmediatamente se volvió a poner la corona y continuó el sacrificio, y se presentaron en público vestidos de blanco, con el solo intento de adquirirse gloria presente; tú, empero, ni aun por amor a la venidera das vado a todas esas lamentaciones mujeriles. Pero me dirás que no te queda heredero que te suceda en tu fortuna. Entonces, ¿qué preferirías: que tu hijo sea heredero de tus bienes o heredero de los del cielo? ¿Qué desearías; que te sucediera en bienes perecederos que, en todo caso, tendría que dejar poco después, o en los bienes permanentes e inmovibles? Tú no le has tenido por heredero; pero le ha tenido DIOS en lugar tuyo. No ha entrado a la parte con sus hermanos, pero ha entrado a la parte con Cristo.

25.- Y ¿a quién insistes dejamos nuestros vestidos y nuestras casas y nuestros esclavos y nuestros campos? Pues a él también y con más seguridad que si viviera. No hay inconveniente ninguno. Porque si las gentes bárbaras queman con sus difuntos lo que en vida les perteneciera, mucho más justo es que tu también mandes con el difunto lo que fue suyo, no para que se convierta en ceniza, como entre los bárbaros, sino para que le gane mayor gloria. Si murió en pecado, para que sea absuelto de él; y si murió justo, por que ello se le convierta en acrecentamiento de galardón y recompensa. ¿Me dices que tienes ganas de verlo? Pues vive la vida que él vivió, y bien pronto podrás contemplar aquel rostro bienaventurado.

26.- Juntamente con todo esto, has de considerar otra cosa, y es que, si ahora no quieres escucharme, con el tiempo no tendrás otro remedio que creerme, mas entonces, ningún mérito tendrás, pues toda tu resignación se la deberás a la misma muchedumbre de los días. Mas si ahora te decides a obrar como filósofo, de ello te vendrán dos ventajas muy grandes: la primera, que te librarás a ti mismo de los males presentes; y luego, que recibirás de DIOS una espléndida corona. Porque, a la verdad, llevar resignadamente una desgracia, mérito mayor es que hacer limosna y muchas otras cosas.

27.- El recuerdo de la muerte del Señor.- Considera que también el Hijo de DIOS murió, y Él murió por amor tuyo; tú, empero, mueres por culpa tuya. Y si es cierto que Él dijo: Padre, si es posible, pase de mí este cáliz, San Mateo 26, 39; si es cierto que estuvo triste y sufrió agonía de muerte, sin embargo, no esquivó la muerte, sino que la afrontó con la más espantosa tragedia. Porque no sufrió sencillamente la muerte, sino la más ignominiosa de las muertes. Antes de la muerte fue azotado, y antes de ser azotado fue burlado, escarnecido e insultado. ¡Gran lección para que nosotros lo soportemos todo valerosamente! Sin embargo, después de haber muerto y depuesto su cuerpo, otra vez lo recuperó con mayor gloria. Con lo que nos da también las más magníficas esperanzas. Si todo esto no es para ti una fábula, no te lamentes; si todo esto lo tienes por digno de fe, no llores. Y si lloras, ¿cómo podrás convencer a los gentiles de que crees?

28.- No hay razón para llorar al que ya está libre de males.- 5. Más con todo eso, ¿te parece todavía insoportable tu desgracia? Pues por eso justamente no has de llorar al difunto, puesto caso que está él ya libre de desgracias como la tuya. No te muestres, pues, con él envidioso, no le tengas ojeriza. Porque propio parece de un envidioso, propio de una malquerencia, desearse a sí mismo la muerte y llorarle al otro porque no vive, porque, consiguientemente, no ha de sufrir muchos males como el que tú sufres. No pienses que no ha de volver más a tu casa; piensa más bien que muy pronto irás tú donde él está. No pienses que ya no volverá a ver lo de acá, sino que tampoco esto que acá se ve ha de permanecer en un ser, sino que todo se ha de transformar. Porque es así que el cielo, la tierra, el mar y el universo todo, todo se ha de cambiar, y entonces todo esto pertenecerá a tu hijo con mayor gloria.

29.- Y si salió de este mundo en pecado, ya ha terminado de pecar; pues si DIOS hubiera previsto que había de convertirse, no le hubiera arrebatado la vida antes de hacer penitencia; y si murió justo, ya posee el bien con entera seguridad. De donde resulta evidente que tus lágrimas no proceden de cariño, sino de pasión irracional. Porque si de verdad amaras al difunto, tendrías que alegrarte y regocijarte, pues está ya libre de los oleajes de este mundo. Porque, ¿qué ventaja, dime por favor, le llevamos nosotros? ¿Qué hay en el mundo de peregrino y nuevo? ¿No vemos que todo se repite diariamente en incesante giro?

30.- Al día sucede la noche, a la noche el día; al invierno el verano, y al verano el invierno. Y nada más. Todo es siempre lo mismo. Lo único peregrino y nuevo son los males. ¿Luego estos males querías tú que el difunto hubiera ido agotando día a día, y permanecer aquí para sufrir enfermedades, y llorar, y temer, y temblar, y lo que no sufriera de hecho, estar siempre temblando de que lo puede sufrir? Porque no me dirás que, de haber tenido que hacer la travesía de este ancho océano de la vida, le hubiera sido posible realizarla sin saber de una tristeza, ni preocupación ninguna, ni males semejantes. Aparte de todo esto, considera también que no diste a luz un hijo inmortal, y que si no hubiera muerto ahora, hubiera tenido que morir poco después. ¿Me dirás que no te saciaste de su vista? Ya te saciarás absolutamente en el cielo.

31.- ¿Me replicas que quieres verle también aquí? ¿Qué inconveniente hay en ello? También aquí es ello posible, con sólo que vivas vigilante. La esperanza, en efecto, de lo venidero es más clara que la vista misma. Si tu hijo estuviera en el palacio real, con saber que era feliz, ya no tendrías deseo de verle; ahora sabes que ha ido a gozar de bienes mayores, sabes que es cuestión de poco tiempo, y ¿con todo eso te desanimas, cuando por añadidura te queda, en vez del hijo, el marido? ¿Me dices que no tienes marido? Más no me dirás que no tienes por consuelo al Padre de los huérfanos y Juez de las viudas. Escucha cómo proclama Pablo bienaventurada esa viudez y dice: Mas la que es de verdad viuda y está sola, confía en el Señor. 1ª Timoteo 5,5. Ésta aparecerá, en efecto, más gloriosa, pues ha dado pruebas de mayor resignación.

32.- Exhortación final: No llorar al que está ya libre de todo cambio. No llores, pues, al que ha de merecerte tu corona, al que será prenda de tu galardón. Has devuelto el depósito que guardabas, has presentado lo que se te había confiado. Ya no has de preocuparte más, desde el momento que has dejado tu riqueza en lugar inaccesible a los salteadores. Si supieras qué tal es la vida presente, qué tal la futura, cómo la presente vida no es más que una tela de araña y una sombra, y la futura, inmutable e inmortal, todos los otros motivos estarían de más.

33.- Porque ahora tu hijo está ya libre de toda vicisitud; mas, de haber seguido aquí abajo, tal vez hubiera permanecido bueno, tal vez no. ¿No ves cuántos padres tienen que rechazar a sus propios hijos? ¿No ves cuántos se ven forzados a tener consigo a los que son peores que los mismos rechazados? Considerando, pues, todas estas cosas, portémonos como sabios, pues de esta manera no sólo seremos gratos al difunto mismo, sino que obtendremos grandes alabanzas de los hombres y magníficas recompensas de DIOS por nuestra resignación y, finalmente, alcanzaremos los bienes eternos, que a todos os deseo por la gracia y amor de nuestro Señor Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

TEOLOGIA 2 - TEMA 19º

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A.- Biblia: Las Imágenes
B.- Teología: Deberes del 6º y 9º Mandamiento

A.- Biblia: Las Imágenes


474. Herejía Iconoclasta. Fue la negación de las imágenes. Surgió con menos discusiones teológicas, pero era más popular y práctica, abarcando a las Tradiciones y a la Liturgia.

475. El mal ya se venía incubando, pero aumentó al ser apoyado por el emperador León 3º que gobernaba en Constantinopla. Se creía que era César y Papa al mismo tiempo, dentro de sus dominios; se enfrentó a los monjes, que eran una fuerza muy respetable en el Oriente, y que el pueblo y el Papa los defendían. Esta tendencia se ha repetido varias veces a lo largo de la Historia; en el siglo 16, con los Protestantes, y ahora, en diversos grupos; en el fondo, lo mismo.

476. Historia. La pintura de las imágenes y representación de Jesucristo, la Virgen y los Santos, viene de tiempos muy antiguos, como se puede ver en las Catacumbas. También es antiguo el culto a estas imágenes, que sin duda se generalizó después, en la paz conseguida por Constantino. En el siglo 4º se extendieron por el Oriente los Iconos (Imágenes) sagrados, originarios de Egipto, a imitación de los bustos y retratos que los antiguos ponían en sus sepulcros. Las catacumbas romanas, con los grafitos y figuras aereoaladas, indican que se tributa culto y veneración a las imágenes de Cristo, la Virgen y los Santos.

477. La Iglesia nunca lo prohibió, a pesar de lo que se dice en el Antiguo Testamento, que se refiere a los ídolos o personajes irreales que nunca existieron; no es nuestro caso, el de los Santos, que son personajes históricos y reales. Y lo hizo DIOS para que el pueblo recién salido de Egipto, no se contagiara de las idolatrías del mundo que les rodeaba. Además, tenemos que el mismo DIOS mandó hacer unas imágenes de ángeles para ponerlas sobre el Arca de la Alianza, y la serpiente de bronce. Y desde los Comienzos de la Creación, vemos que DIOS nos hizo a Su Imagen y Semejanza.

478. Cualquier católico tiene la idea clara de que los Santos son intercesores y se les pide que nos ayuden a obtener favores de DIOS. El culto que les damos es de veneración-dulía- a los Angeles y Santos; veneración singular, primero entre iguales, protodulía, a San José; veneración especial, híper dulía, a la Virgen; y adoración, latría, sólo a DIOS, a Jesucristo, la Eucaristía y la Santa Cruz.

479. Se suele indicar el año 726 como principio de la campaña iconoclasta, por parte del emperador. Al principio, disimuladamente, para no alarmar al pueblo. Cuando al año siguiente, un tal Jovino, mandado por el emperador, quiso destrozar a martillazos una imagen de Cristo, puesta por Constantino el Grande sobre la puerta de bronce del Palacio imperial, el pueblo lo derribó de la escalera, lo mató, y las mujeres pisotearon su cadáver; lo mismo hicieron con los que le acompañaban. El emperador desencadenó una persecución hasta el 775.
480. Magisterio. Fue el 2º Concilio de Nicea en el año 787, 7º ecuménico, con el Papa Adriano 1º, quien fijó la doctrina contra los iconoclastas. Dice en la 7ª sesión: ..entrando como si dijésemos en el camino real, siguiendo la enseñanza divinamente inspirada de nuestros santos Padres y la tradición de la Iglesia Católica, pues reconocemos que ella pertenece al Espíritu Santo, que en ella habita, DEFINIMOS CON TODA EXACTITUD Y CUIDADO, que de modo semejante a la imagen de la preciosa y vivificante Cruz, han de exponerse las sagradas y santas Imágenes, tanto las pintadas, como las de mosaico, y de otra manera conveniente, en las santas iglesias de DIOS, en los sagrados vasos y ornamentos, en las paredes y cuadros, en las casas y caminos: las de Nuestro Señor y DIOS Salvador Jesucristo, de la Inmaculada Señora Nuestra, la Santa Madre de DIOS, de los preciosos Angeles y de todos los varones Santos y Venerables. Porque cuanto con más frecuencia son contemplados por medio de su representación en la imagen, tanto más se mueven los que éstas miran, al recuerdo y deseo de los originales, y a tributarles el saludo y adoración de honor, no ciertamente de latría verdadera, que según nuestra Fe, sólo conviene a la naturaleza Divina, sino que como se hace con la figura de la preciosa y vivificante Cruz, con los Evangelios y con los demás objetos sagrados de culto, se las honre con la ofrenda de incienso y de luces, como fue piadosa costumbre de los antiguos. PORQUE EL HONOR DE LA IMAGEN SE DIRIGE AL ORIGINAL, y el en ella representada.

481. Así pues, quienes se atrevan a pensar o enseñar otra cosa, o bien a desechar, siguiendo a los sacrílegos herejes, las tradiciones de la Iglesia, o inventar novedades, o rechazar alguna de las cosas consagradas a la Iglesia: el Evangelio, o la figura de la Cruz, o la pintura de una Imagen, o una santa Reliquia de un mártir, o bien a excogitar torcida y astutamente, con miras a trastornar algo de las legítimas tradiciones de la Iglesia Católica: a emplear además, en usos profanos los sagrados vasos o los santos Monasterios: si son Obispos o Clérigos, ordenamos que sean depuestos; si son monjes o laicos, que sean separados de la comunión.

482. Cisma de Occidente. En este siglo 14, como en el 10, se aprecian más las miserias humanas de la Iglesia, con las que ya contaba Jesucristo al poner hombres al frente de ella, seguro de que no por eso se iba a destruir.

483. Se inicia este Cisma con la elección del Papa Urbano 6º y la contra elección de Clemente 7º; es en 1378. No hay errores teológicos, ni quizá malas voluntades; era la ignorancia de sobre quién sería el verdadero. Después de una larga residencia de los Papas en Avigñon de Francia, con la vida no muy ejemplar de algunos Papas y Cardenales, y con los nacionalismos franceses e italianos, se llegó también a elegir otro Papa español. Esta lamentable situación llegó a su fin el 26 de julio de 1417; depusieron a dos de ellos, renunció el otro, y fue elegido Martín 5º, que procuró la reforma. Era un ambiente muy feo de la época en que parecía estar todo contaminado. Pero también había Santos como Santa Catalina en Italia y San Vicente Ferrer en España.

B.- Teología: Deberes del 6º y 9º Mandamientos.

484. Se nos manda la castidad propia de cada estado, externa e interna; obras y palabras, pensamientos y deseos.

485. En Exodo 20,14 se nos dice, No fornicarás; en Deuteronomio 5,18 también. En Exodo 20,17, no desearás la mujer de tu prójimo; y Deuteronomio 5,18. En Mateo 15,19 nos habla Jesús y nos dice que del fondo del corazón salen los malos pensamientos y deseos. El sexto Mandamiento prohíbe los actos externos de lujuria. 1ª Corintios 6, 9-10; 6,13; Efesios 5,3; Tesalonicenses 4,3-4. En el 9º Mandamiento se prohíben los actos internos de pensamientos y deseos impuros. San Mateo 5,27-28.

486. La Castidad. Es una virtud moral que refrena los apetitos carnales y les pone orden. Consiste en no querer cometer, en abstenerse de toda clase de placeres ilícitos. Excluye o modera todo placer carnal. Se llama castidad perfecta, cuando excluye todos los placeres, incluso los lícitos del Matrimonio, por el Reino de los Cielos. Pureza es la moderación de algunos actos que pudieran llevar a los pecados deshonestos. Virginidad cuando no se ha faltado nada contra la castidad y se conserva la entereza corporal e integridad virginal, con el propósito de guardar castidad perfecta. El pudor es un sentimiento interno que lleva a cuidarse de todo aquello que pudiera despertar la concupiscencia o inclinación desordenada.

487. Obligación. Hay obligación grave de guardar castidad, cada uno dentro de su estado, según se nos manda en estos Mandamientos. San Pablo insiste en 1ª Corintios 6, 9-10: No os engañéis: ni los fornicarios...entrarán en el Cielo. Y el Apocalipsis 22,15.

488. Por derecho natural, la carne debe estar sujeta al espíritu; por derecho sobrenatural, nos lo pide el ser hijos de DIOS, herederos del Cielo, miembros de Cristo, templos del Espíritu Santo, hijos fieles de nuestra Madre Inmaculada. 1ª Corintios 3,16-17; 6,19; 2ª Corintios 6,16.

489. Su posibilidad. Es posible para el hombre, aunque en algunos momentos parezca lo contrario. DIOS no puede mandar imposibles. Ni perjudica la salud, como dicen algunos que se llaman “doctores” Más bien la beneficia, y facilita el estudio, el deporte y todas las cosas buenas. Por el contrario, los desórdenes, vicios y enfermedades como el Sida y otros, vienen como aviso de los pecados.

490. DIOS la estima mucho, por hacernos semejantes a los Angeles: nos eleva, espiritualiza, facilita toda clase de esfuerzos y sacrificios, por tener mayor integridad. Los limpios de corazón verán a DIOS, nos dice Jesús en San Mateo 5,8.491. Ventajas. En esta vida nos mantiene más íntegros, más despejado el entendimiento y con especial fuerza en la voluntad; permite mayor entrega a DIOS, y mayor disponibilidad para servir a los demás; estas son las dos razones principales que la Iglesia ve para exigir el celibato en los Sacerdotes de rito Latino. Y en la otra vida, algo especial.

492. Para guardarla mejor, alimentarnos bien espiritualmente, y también remedios naturales como el horario, trabajo, deporte, buenas lecturas, buenas compañías, buenas diversiones, control de la televisión; y también, cuidado en las comidas y bebidas, posturas cómodas, ropas muy ajustadas o agradables, posturas y demás cosas que fomentan los gustos y flojera y predispone a la caída. Una mente ociosa es un taller del Diablo; un cuerpo cansado por el trabajo y deporte y sacrificios, está más dócil para someterse al alma, y el alma a DIOS. Estemos siempre ocupados, y ocupados en cosas buenas. Con la Virgen, se vence mejor.

493. Catecismo 2331 a 2359 y 2514 a 2533.

TEOLOGIA 2 - TEMA 20º

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A.- Biblia: El Renacimiento
B.- Teología: Pecados contra el 6º y 9º Mandamiento


A.- Biblia: El Renacimiento
494. A partir del siglos 13, Los amantes de las ciencias, artes y letras de griegos y romanos, ocasionaron un resurgir, que había sido paralizado con la invasión de los bárbaros y los saqueos de las grandes ciudades. También se acrecentó en forma negativa por el constante espíritu de lucha de todas las fuerzas del mal contra el bien, no queriendo ver lo positivo.

495. La Iglesia favoreció desde un comienzo esta renovación, siendo en la mayoría de los casos la iniciadora e impulsora del desarrollo en todas las artes. En las Bibliotecas de los grandes Monasterios, los monjes copistas harían resurgir conocimientos dormidos y olvidados. San Agustín cristianizaría a Platón, y Santo Tomás de Aquino haría lo mismo con Aristóteles. Al darle el sello cristiano, esa cultura aparecía con mayor esplendor y plenitud. Y no podía ser de otra forma, porque el mismo DIOS siempre quiso para el hombre la perfección, que es Santidad. Y la Iglesia, entonces y siempre, trató de evitar las desviaciones, que enterraban muchos valores.

496. La caída de Constantinopla. Los turcos se apoderaron de ella en 1453, y los sabios griegos se esparcieron por todo el Occidente, llevando consigo manuscritos y documentos de poetas, historiadores y filósofos de la antigüedad. Tuvo mayor influencia en Italia y España, por la famosa escuela de traductores de Toledo, que el rey Alfonso 10º el Sabio, había organizado. Muchos de estos documentos, venían a través de los árabes. A todo este movimiento cultural se le llamó Renacimiento.

497. Desviación. Estos esfuerzos se inclinaron al lado negativo, prevaleciendo las ideas paganas, que al penetrar en la sociedad, enfriaron el espíritu de los que no le tenían muy bien alimentado, que eran mayoría; y por no estar muy firmes, se los llevó la corriente; algo parecido a lo de ahora.

498. Además, el incremento del comercio, la abundancia de dinero y la entrega a los goces materiales y sensibles, llevó a los vicios y corrupción de costumbres, sobre todo en la clase acomodada, que solía ser más influyente. Como esta forma de vida no está de acuerdo con el Espíritu del Evangelio, se refugiaron en el paganismo, que les dejaba libertad y hasta cierto punto, les alentaba. Se acentuó más en Alemania, que atacó la Moral cristiana y desembocó en la revolución protestante del siglo 16.

499. Este avance de la ciencia falsa, que quería minar todos los fundamentos del cristianismo, se centró en la figura de Lutero, que encabezó y dio cuerpo a la gran división. Hacía falta en verdad una reforma, pero no por esos caminos.

500. De los principios que Lutero estableció, uno de ellos fue el libre examen o libre interpretación de la Biblia. Este Santo Libro inspirado, puesto en manos de personas sin preparación, sin control y a merced de gustos y pasiones sin controlar, llevó, y está llevando, a interpretaciones falsas y peligrosas. Así florecieron y siguen floreciendo, grupos y sectas muy diversas que llevan a la indiferencia y naturalismo con el materialismo. ¿Qué sería de un idioma, si la profesora dijera que cada uno pronunciara a su gusto? Nadie se entendería.

501. Del grito contra la Iglesia en el siglo 16, se pasó al grito contra Jesucristo como DIOS; y después, con la Enciclopedia y falso iluminismo, se extendió el racionalismo y desembocó en la negación de DIOS y de toda la realidad espiritual de los siglos 19 y 20. Así, quedaron presos del materialismo más brutal, que lleva al endiosamiento del hombre, y por lo tanto, a su propia degradación y destrucción, como podemos ver por las dos guerras mundiales del siglo 20, que han superado en desgracias a todas las guerras de los siglos anteriores.

502. Decir que la Religión es la culpable de la incultura, es afirmar la incultura de quien lo dice. Los orígenes de la literatura, teatro, poesía, música, danza, arquitectura, escultura y demás artes, ha estado siempre en los temas religiosos. Llegamos a Roma, por ejemplo, y vemos su confirmación por todas partes. La ciencia y la técnica, sin el control de DIOS y la Moral, nos puede llevar a cosas muy desagradables y degradantes que hagan perder el verdadero sentido de las cosas y del mismo hombre.

503. El Estado del Vaticano es de los más pequeños del mundo, y al mismo tiempo, el más influyente en todo el mundo. El arte rebosa por todas partes. La columnata de Bernini con sus 284 columnas y 88 pilastras; el Vaticano con sus once mil habitaciones y todo lo que hay en ellas; la Basílica de San Pedro con sus 187 metros de diámetro y 117 de altura. Y el obelisco egipcio del siglo 15 antes de Cristo, que está en el centro de la Plaza de San Pedro, nos muestra la siguiente inscripción: CRISTO VENCE, CRISTO REINA, CRISTO IMPERA.
B. Teología: Pecados contra el 6º y 9º Mandamientos.

504. Todo lo contrario a la virtud de la castidad: los deseos impuros, aunque no se pongan por obra; los que se complacen en hablar, cantar, hacer o escuchar cosas deshonestas con agrado; los que consigo mismo o con otros tienen tocamientos o acciones deshonestas, o las desean ejecutar. San Mateo 5,28 y 15,19.

505. Toda esta materia es grave; el pecado variará según el grado de advertencia o consentimiento. Ofenden a DIOS y degradan al hombre, llevándole a cosas que ni los animales las hacen: homosexualismo, masturbación, esterilizaciones, abortos.

506. Obligación de evitar las ocasiones. Deben evitarse como el mismo pecado. San Mateo 18,9. Los que se ponen voluntariamente en las ocasiones de cometer pecados, pueden llegar a pecar. Cuando estas ocasiones son necesarias, hay obligación de resistir y encomendarse a DIOS para no consentir, procurando apagar el fuego de la pasión; pensando, por ejemplo, y si me muriera en este momento, ¿dónde iría?507. Causas. La principal es la inclinación al mal o desorden que ha quedado en nosotros después del pecado original de Adán y Eva. Esta inclinación halaga los sentidos; aquí ya se debe cortar; mueve a la sensualidad y excita la sexualidad. Estos halagos pueden venir de fuera, como las modas, lecturas, grabados, películas de la tele; descontrol de los sentidos, comiendo y bebiendo con exceso y por gusto, el tabaco, las bebidas alcohólicas, también excitan; cuando se busca lo más placentero y agradable al cuerpo.

508. Desde dentro, debemos controlar, rechazar; desviando la atención a otras cosas, y aplicar remedios naturales y sobrenaturales, ya vistos en el tema anterior. Y en casos extremos, ver las grandes penitencias que han hecho algunos santos para vencer.

509. Procurar que las causas remotas no lleguen a ser próximas; y que las próximas las hagamos remotas. Con la Gracia de DIOS, podemos; y será más fácil con la Virgen.

510. Catecismo 2360 a 2400.

TEOLOGIA 2 - TEMA 21

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A.- Biblia: Protestantismo 1
B.- Teología: Deberes del 7º y 10º Mandamiento

A.- Biblia: Protestantismo 1


511. Surge en Alemania en el siglo 16. Es la rebelión que estalló en la sociedad cristiana dividiendo a Europa en dos. Fue ocasionada y sostenida por el espíritu de orgullo y corrupción que engendró el renacimiento pagano, unido a la codicia de los poderes públicos para apoderarse de las riquezas de la Iglesia. Se extendió con rapidez por los paises del norte de Europa, sembrando por todas partes las discordias.

512. Es curioso observar, también hoy, que ningún católico practicante sienta necesidad de cambiar de religión; en cambio, sí lo hacen los que su vida no está de acuerdo con la Iglesia y es bastante desordenada y sucia. Los problemas de aquella época tenían otra solución, como efectivamente aplicó la Iglesia años después.

513. Lutero. Nace en 1483 en Eisleben de Sajonia, Alemania; fue religioso agustino, profesor de Universidad, de carácter orgulloso.

514. Cuando en 1514 el Papa León 10º concede indulgencias a los que ayuden con limosnas para terminar la Basílica de San Pedro y para la guerra contra los turcos que amenazaban a Europa, y encomendó su predicación y recaudación a los Dominicos, Lutero, quizá por envidia, empezó a predicar en contra: primero contra las indulgencias, después contra el mismo Papa.

515. En la Iglesia había cosas que cambiar y mejorar, Desgraciadamente, él confundió la disciplina con el Dogma, y empezó a predicar contra el Purgatorio, contra los Santos, contra los Votos religiosos y contra el Celibato; contra la Abstinencia y contra los Sacramentos, dejando sólo el Bautismo y la Eucaristía. Introdujo la libre interpretación de la Biblia, y rechazó la autoridad de la Iglesia.

516. Reacción. Teólogos Católicos y Universidades le condenaron. Intervino el Papa llamándole al diálogo, y como no quiso, se le excomulgó; se mandó quemar sus escritos. Tras nuevo intento de diálogo y rechazo fue desterrado. Unos desconocidos lo secuestraron y se lo llevaron al castillo del elector de Sajonia que lo defendía; allí empezó la traducción de la Biblia al alemán, suprimiendo o cambiando lo que no le interesaba.

517. Colaboradores. Los halló en los príncipes descontentos y codiciosos, a quienes incitó a la usurpación de los bienes eclesiásticos; halagó las bajas pasiones, toleró que uno de ellos tuviese varias mujeres, y él mismo contrajo matrimonio con una exreligiosa cisterciense, que a petición de Lutero, dejó la vocación.

518. Carlos 5º. Justamente alarmado por las escandalosas escenas que por todas partes provocaba esta falsa reforma, hizo reunir varias Dietas o Congresos de algunos estados o principados, para tratar ciertos asuntos públicos y con el fin de cortar los progresos de la herejía. Las dos principales fueron la de Espira en 1529 y la de Augsburgo en 1530. En la 1ª se dio a los luteranos el nombre de protestantes, porque protestaron, y así se llamó a los demás. 519. Extensión. Varios príncipes de los estados de Alemania se iban uniendo a la herejía, movidos por los intereses que les reportaba, y formaron la Liga de Escamalda para luchar contra el Emperador que defendía al Papa. Como Carlos estaba en guerra con Francia, no podía atender también la interna de Alemania y por eso les dio a los protestantes la libertad de conciencia, hasta la reunión de un Concilio General.

520. Hemos de tener en cuenta que en esa época, la unidad religiosa era básica para las demás unidades políticas, económicas y culturales, por lo que al romper la primera, se rompían las demás.

521. Lutero iba triunfando, viéndose a la cabeza de un numeroso partido, aunque ya sentía el amargor de ver cosas en sus discípulos que él no quería, pero que eran consecuencia de los principios que había sembrado. Murió en su ciudad natal, Eisleben, en 1546, y dejó quebrantado el principio de autoridad en el seno de la sociedad cristiana, a la Iglesia en la mayor perturbación y a Europa sumida en desastrosas divisiones civiles y religiosas que habría de costar mucha sangre.

B. Teología: Deberes del 7º y 10º Mandamientos

522. No robar y no codiciar. Ordena la práctica de la justicia con respecto a la propiedad, reconociendo los derechos de cada uno sobre los bienes.

523. Prohíbe los actos externos contra la justicia y el derecho del prójimo sobre los bienes. Exodo 20,15; Deuteronomio 5,19. Obliga a no quitar ni querer lo ajeno contra la voluntad de su dueño. No hacer daño al prójimo en sus bienes, debiendo restituir y satisfacer cuando antes los daños que se hayan hecho, dice el Catecismo.

524. Idea de Justicia. Es una virtud cardinal que inclina a darle a cada uno lo suyo. En derecho, es el poder moral inviolable de una persona para tener, hacer o exigir alguna cosa, ya poseída o con capacidad para poseerla.

525. La justicia Conmutativa, respeta el derecho que a cada uno le corresponde. La Distributiva, distribuye por igual los oficios y las cargas entre los ciudadanos, proporcionalmente a las fuerzas y méritos. La Legal, que inclina a los ciudadanos al cumplimiento y observancia de las leyes de la Nación en orden al bien común. La Social, que asegura la coordinación de bienes e intereses dentro del organismo social, así como cada clase y miembros de la misma; asigna la parte propia y su correspondiente defensa. La Vindicativa, que mueve al Juez a castigar al culpable, conforme a la culpa, en bien de la sociedad y por los medios ordenados por la autoridad legítima.

526. Obligaciones. La Conmutativa, derecho de cada uno, obliga bajo pecado mortal y con el deber de restituir en lo que se hubiere violado. Exodo 20,15; 1ª Corintios 6,9-10.

527. La Distributiva, distribución por igual de cargas y oficios, proporcionalmente, y la Legal, cumplir las leyes civiles, también obligan bajo pecado mortal por el daño que se produce al orden social, pero no obliga a la restitución, a no ser que hubiera algún derecho de alguien.

528. Verdades fundamentales del Derecho. DIOS es el dueño de todo por ser el Creador y Conservador. Los hombres somos administradores temporales. Tenemos cierto derecho a ser propietarios. Los socialistas y derivados hablan de propiedad social, que es el capitalismo de estado, y dicen que la propiedad es un robo; pero bien se encargan ellos de poseer y conservar cuanto pueden. Nosotros defendemos la propiedad privada con sentido social, que es la caridad cristiana.

529. Todo hombre que legítimamente hiciera suyo cuales quiera bienes, adquiere sobre ellos un derecho inviolable. Lo dice el derecho natural, el sentido común y la Biblia en Exodo 20,15.
530. Las cosas claman a su dueño, han de fructificar para su dueño; y perecen para su dueño, debiendo restituir lo equivalente, el culpable de que perezcan. Y no es lícito enriquecerse con cosas ajenas.

531. El derecho de propiedad. Consiste en la legítima facultad de disponer de alguna cosa como propia, que se llama dominio. Su objeto son los bienes que de hecho y de derecho pertenecen exclusivamente a una persona.

532. La propiedad, cuando no está restringida por alguna Ley, comprende lo siguiente: disfrute por entero de ella, prohibición a los demás de estorbar este disfrute, y poder consumir, vender o donarlo.

533. Es un derecho de origen Divino: Pueden consultar la doctrina social de la Iglesia, que es maravillosa y que muchos desconocen, sobre todo, la encíclica Rerum Novarum del Papa León 13, y la Quadragésimo Anno, del Papa Pío 11, que son de un grandísimo valor. Es un derecho sagrado, intangible e inviolable por proceder de DIOS y estar en la misma naturaleza del hombre. La Iglesia también lo tiene.

534. Modos de adquirir la propiedad. Por mera ocupación con ánimo de conservarlo para sí, cuando es la primera ocupación. Por hallazgo, ignorando al dueño, después de las debidas diligencias. Por trabajo, en razón de la actividad personal. Por prescripción, después de tenerlo cierto tiempo. Por contrato o convenio entre una o varias personas. Por sucesión, herencia o recogida de bienes de un difunto con derecho. Y cuando una cosa es producida por otra nuestra.
535. Está claro que no hay mejor programa que el de la ley de DIOS. Que la Virgen nos ayude a vivirlo.

536. Catecismo: 2401 a 2417 y 2534 a 2557.

EN LAS LOMAS DEL POLO NORTE

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UNA TORMENTA SIN IGUAL

POR SEGUNDO LLORENTE, S.J.


Marzo es el mes de las tormentas.
Ya se iba a terminar el mes y no habíamos tenido ni tormentas ni indicio de ellas. Los viejos se rascaban la cabeza y miraban al cielo con ojos de duda.¿Acaso dejan de visitar a España las golondrinas, cuando, allá por San José, los días son más luminosos y benignos y como mensajeros del verano que se aproxima? Pues si las golondrinas nunca dejan de venir, ¿por qué van a fallar este año las tormentas a fines de marzo? Las tormentas aquí son tan infalibles como las golondrinas en España.
El 29 de marzo
amaneció claro y sereno como los días precedentes para que no falle la ley general de que hay calmas que son presagio de la tormenta que se avecina. Al atardecer, el sol se escondió más pronto que de ordinario; y al anochecer, el cielo estaba plomizo y la brisa comenzaba a convertirse en algo más que una simple brisa. Desde entonces los acontecimientos se precipitaron con un ritmo desconcertante.

Marzo 30, jueves
No se ve nada. La tormenta va adquiriendo tales proporciones que lleva camino de convenirse en algo serio. Al abrir la puerta, la hallo tapiada por un muro de nieve que obstruye la luz y me da un susto que pasa luego. Es como si al abrir la puerta se encontrara uno con un fantasma que hace muecas y amenaza con unas uñas retorcidas y muy largas.Digo la Misa solo, sin que se me ocurra hacer señal con la campana. Da gusto tener en las manos a Jesucristo, mientras afuera el mundo es una madeja de remolinos vertiginosos de nieve que eclipsan el sol y convierten el suelo en un mar alborotado. Con Jesús se está bien, y hasta se sonríe uno con cierta despreocupación.Toda la tarde el viento ha ido creciendo. Por la ventana no se ve materialmente más de cinco metros. Paso el día leyendo, escribiendo, haciendo gimnasia sueca, estudiando y rezando lo mejor que puedo. Me acuesto más temprano que de ordinario.

Marzo 31, viernes
La tormenta de hoy es mucho peor que la de ayer. La chimenea brama como cien toros bravos que ardieran vivos en una dehesa. La campana de la torre se cimbrea sin cesar con una pausa rítmica que semeja un toque funerario sin fin. De pronto, la casa se sacude y... no pasa nada; creí que íbamos ella y yo a volar por las nubes. Nuevas sacudidas; pero tampoco pasa nada. Me confirmo en que es más el ruido que las nueces y no paro mientes en las sacudidas que se suceden. Digo Misa solo, con toda la devoción que puedo acaparar y me resigno a pasar otro día de soledad leyendo, estudiando, escribiendo, rezando y haciendo gimnasia sueca. Ya no miro por la ventana; no se ve nada.Aunque tengo los ojos en el libro, la imaginación anda por los cerros de Ubeda, y se entretiene recordando al cartero eskimal que el año pasado se perdió en una tormenta parecida a ésta y se le agotó la ración de salmón helado y volvió al cabo de una semana con sólo tres perros. Los otros nueve se le habían helado. Los perros resisten bien, si comen en abundancia. A dos días que estén sin comer, se debilitan y puede temerse de ellos cualquier cosa.Sigo leyendo con los ojos, mientras la imaginación reanuda el hilo de sus divagaciones y me saca a cuento aquel pobre eskimal del otro lado de la bahía, que fue sorprendido por otra tormenta, mientras cruzaba en trineo una llanura, que lo era conocidísima.Los remolinos le desorientaron y dio órdenes erróneas al perro delantero. Llevaba en el trinco a un hijo de siete años y el pobre nene comenzó a dar muestras de aterirse. El padre se quitó el capote y se lo puso al niño; pero, sin capote, perdió el uso de los miembros y cayó para no volverse a levantar. Con capote y todo el niño se heló y fue hallado luego como una bola sobre la nieve.El perro delantero, sin órdenes erróneas que le desorientaran, se guió por el instinto y llegó a casa con el trineo vacío. Todos los perros estaban sanos y buenos; pues, cuando les amenaza un peligro común, parece que lo huelen; y, en vez de reñir y matarse, tiran como movidos por un solo resorte hasta que se ven en lugar seguro.Como me es muy difícil concentrarme en la lectura dejo el libro, hago los ejercicios espirituales de la noche y me acuesto.

Abril 1, sábado
La tormenta de hoy es muchísimo peor que la de ayer. El ruido de la tormenta aquí en la cocina, semeja al de las máquinas de un trasatlántico moderno.Digo la Misa solo y después del desayuno me calo el impermeable y la gorra de cuero que cierra cuello y cabeza, y con una pala entro en calor, abriendo un túnel a través de la puerta, y saliendo a flor de nieve por una escalinata, también de nieve, con peldaños muy anchos para no resbalarse.Logro incrustar en la nieve tres tanques de petróleo vacíos que defienden el boquerón de la escalinata y me pongo así en comunicación con el mundo exterior.Fue una inspiración del cielo, a lo que veo. Dos horas más tarde venía un eskimal y me entregaba un telegrama. Es de saber que el Gobierno tiene en Kotzebue una estación de telegrafía sin hilos; la única del norte del Círculo Polar.Un señor de Boston, que me escribe semanalmente, con la regularidad de un reloj, me había prometido un telegrama en el mismo punto y hora en que el Generalísimo Franco entrase en el último pueblo rojo y quedase de hecho y de derecho amo único de España.Yo ya había olvidado tan caritativa promesa. Al tomar el telegrama, veo que viene de Boston, a ocho mil kilómetros de Kotzebue. Decía así: «DESE GRAN BANQUETAZO. FRANCO DUEÑO ESPAÑA. SALUDOS». El buen señor pagó ocho duros por el sólo placer de darme tan grata noticia.Le di al eskimal una libra de chocolate, y, apenas salió por el túnel, me entregué a extremos de alegría, marcando el paso por la cocina con el brazo levantado y cantando la Marcha Real, por no saber ni la letra ni la música del himno “Cara al Sol”.

A una silla, que se me atravesó, le di tal puntapié que luego gasté dos horas con puntas y un martillo hasta que la dejé casi como nueva. Empecé un Tedeum cantado que terminé en voz baja muy en recortada. ¡Gracias a Dios! El sueño dorado de tantos y tan aciagos meses, se ha convertido en realidad actual.Tantas Misas dichas por el triunfo de Franco; tantas oraciones y lágrimas; tanto rogar e importunar a Dios en las gradas del altar las noches frías de invierno en estos altares silenciosos de Alaska; tantos artículos escritos pare refutar la propaganda roja, que tomó por asalto las diecinueve vigésimas partes de la prensa yanki; tantos discursos en las costas del Pacífico, inundando a los auditorios con datos, nombres, fechas y escenas de la guerra que se prolongaba congojosamente, deshaciendo embustes, pintando la realidad y procurando no perder los estribos al oír los nombres de Maritain y compañía; todo esto y mucho más, que me callo, fui bien empleado, y ahora se regocija el alma al recoger la cosecha multiplicada el ciento por uno.Recuerdo que, cuando hacía yo una semana de retiro a fines de enero, un día, al ir a meditar, paseando por el hielo piano de una laguna vecina, me dió voces un blanco y me dijo silabeándolo que, según la radio, las tropas de Franco acababan de entrar en Barcelona. ¿Qué sabía aquel blanco de retiros ni de silencios religiosos?Meditaba yo aquel día sobre el misterio de la huída de la Sagrada Familia a Egipto. Como el día del Juicio lo han de saber todos, quiero confesarlo aqui públicamente y acusarme de que, en las dos horas largas que paseé por la laguna nevada, todo intento de meditar sobre el misterio mencionado fracasó rotundamente, siéndome por otra parte fácil y en extremo agradable meditar sobre la prisa que se estarían dando los rojos en su huida precipitada camino de los Pirineos. Todo se había terminado ya.¡Habíamos triunfado! Aunque yo no había vestido el uniforme, hablaba en plural y afirmaba con todo aplomo que habíamos triunfado. Luego dispuse en mi cabeza lo que se había de hacer con los prisioneros, que serían muchos y muy variados; tracé planes de reconstrucción nacional; ascendí a generales a varios oficiales de rango inferior; levanté a Franco una estatua monumental; abracé y di palmadas en los hombros a todos y cada uno de los soldados nacionales y les dije frases sumamente encomiásticas y de aliento; y luego me puse a preparar el banquete de la Victoria: carne de reno con arroz, patatas, cebollas y tomates que venden aquí en botes en el almacén; una tortilla dorada que parecía un sol; pan, mantequilla y una taza de té.Lo comí todo muy distraído, ocupado como estaba en reconstruir la España Imperial. ¡Ni un alma a quien comunicar tan histórico acontecimiento! Afuera, la tormenta seguía lo mismo. Sobre un banco de la iglesia hay un montón de ramos. No sé si dejarlos ahí o echarlos al desván.

Abril 2, Domingo de Ramos
La tormenta sigue impertérrita. ¿Tocaré la campana? La toco y veo con asombro que un grupito de eskimales luchan penosamente contra viento y marea y vienen a Misa.¡Ay, cómo llegaban! La nieve se les había metido por los pies y los había blanqueado como si estuvieran pintados de cal. Venían cegados, encendidos los rostros por lo difícil de la respiración, bufando y acoceando el piso y semejantes en todo a seres del otro mundo.

Al entrar en el portal, se sacudían y llenaban el piso de nieve que yo barría con una escoba. Le acercaban cautelosamente a la estufa que allí cerca chisporroteaba y luego se sentaban y se miraban y empezaban a sonreír y a vivir.Tuvimos la bendición de los ramos como en cualquier otra iglesia de la cristiandad, y un joven más inteligente leyó en inglés el Evangelio, mientras yo lo leía en silencio al extremo del altar.Tuvimos una instrucción catequística sobre el significado de la Semana Santa, y los pobrecitos se encapucharon de nuevo a forcejear contra el vendaval furioso camino de sus casuchas sepultadas en la nieve.Yo me vuelvo a quedar solo. Salir de casa serie exponerme a extraviarme apenas traspusiera los umbrales. El eskimal se agazapa y se arrastra y sigue por instinto rastros invisibles que le llevan a la choza, aunque todos los años se dan casos de indígenas perdidos y hallados muertos y helados a veinte pasos de sus casas. Se hartaron de rodearla y de pisarla sin verla, en medio de una tormenta tenebrosa, hasta que sucumbieron. Parece increíble si no pasara aquí, en estas mismas calles.

Abril 3, Lunes Santo
La tormenta sigue sin amainar. A eso de las dos de la tarde el huracán afloja unos momentos y veo por la ventana, con asombro, que entre mi casa y la próxima, que distan unos cien pasos, se está formando una montaña de nieve que se va acercando cada vez más a los cristales de mis ventanas.Ahora me explico por qué no se ve. Es una montaña compacta de nieve cuyas cumbres se alzan y alzan con el soplar del huracán que la va amontonando y apretujando. Entre el muro de nieve y mis paredes no hay arriba de tres metros.

Por este callejón de tres metros el viento pasa silbando y bramando con un furor rabiosísimo, y yo empiezo a preocuparme de lo que ocurriría si el callejón se estrecha más y el muro de nieve se desploma sobre las ventanas.Confío, sin embargo, en que el ímpetu del viento barrerá sin compasión hasta el más diminuto copo de nieve que quiera quedarse en este canal de aire impelido por fuerzas titánicas, y que llegará un momento en que el callejón no se podrá estrechar ni una pulgada más.La chimenea continúa con sus gritos de angustia y la campana no cesa de lanzar al aire sus acentos funerarios. Toda la naturaleza está desatada. ¡Ay del trineo cogido en campo raso, o del aviador impaciente y arriesgado, o del pescador que se adentró demasiado por el hielo de la bahía en busca de focas!La naturaleza esta desencadenada, furiosa, rabiosa; va con el puño en alto y blande un puñal de dos filos envenenado que hundirá implacablemente en las entrañas de la víctima que caiga en sus brazos mortíferos. ¿Cuándo amainará el viento, y cesará de volar la nieve por el espacio y veremos el sol en un cielo azul y sereno? Pero ¡eso es soñar!Los techos y tabiques crujen de nuevo, y el oleaje de remolinos de nieve sigue azotando con saña diabólica cuantos objetos se alzan sobre el nivel del suelo. Han vuelto las golondrinas. Las tormentas de marzo vienen de nuevo a saludar a los moradores del Círculo Polar Artico.Yo leo, estudio, rezo, hago gimnasia sueca, escribo cartas y guiso unos peces helados que conservo en un portalillo donde el fragor del huracán hace riza en los nervios más ajustados y mejor dispuestos. ¡Qué largas son las horas! Los monjes de la Tebaida se me van haciendo más familiares.

Abril 4, Martes Santo
La tormenta sigue un poco peor que ayer. No acierto a divisar el muro que se alza junto a los cristales de las ventanas. Tal vez está muy cerca, pues los copos sacuden los vidrios como látigos, señal de que el callejón se va estrechando, ¿Lucirá el sol en alguna parte del universo? ¿Habrá en la tierra algún lugar donde la gente camine por campos verdes y floridos, en un ambiente de calma y con un cielo apaciguado y transparente?Aquí, en Kotzebue, vivimos como en un submarino. El ambiente y la atmósfera toda, ¿qué son sino un mar de nieve que nos envuelve en sus olas procelosas? Cada choza es un submarino. No se sabe si vive gente aquí; y, presuponiendo que viven, no se sabe si despiden humo las chimeneas, ni si sale alguien de casa.Es evidente que en todos los hogares luce una luz brillantísima; pero al mirar por la ventana no descubro vestigio alguno de luz en ninguna de las casas que rodean a la iglesia. Nunca creí que la nieve era capaz de espesarse tanto.Las rendijas de las puertas y ventanas no están bien rellenas de trapos. Mejor dicho, están lo más rellenas que se pueden poner; pero la tormenta de hoy es excepcional. Detrás de cada puerta y debajo de cada una de las ventanas hay unas dunas de nieve muy bonitas, que se formaron a pesar de todos los rellenos, y de todas las trancas y picaportes.La puerta trasera, aunque parecía que cerraba herméticamente, es una verdadera criba. ¿Por dónde entra la nieve? Eso no me lo preguntéis a mí; pero la nieve entró y está entrando.Mirad, qué montículos de nieve tan monos se están formando nada menos que en tres sitios. ¿Acaso no entran los rayos del sol por un cristal sin romperlo ni mancharlo? Pues algo parecido debe pasar con la nieve de Kotzebue.Yo no he querido tocar el acordeón por estar en Semana Santa; pero hoy cambié de parecer. Después de leer, rezar, estudiar, escribir, guisar y hacer gimnasia sueca, tomé el acordeón y toqué una infinidad de canciones.Después de cenar, toco varios Misereres y Lamentaciones y me acuesto en ambiente de Semana Santa. El mundo exterior es un misterio. En mi alrededor no hay más que viento huracanado, nieve, tinieblas y soledad. Es que vivo en las lomas del Polo Norte.

Abril 5, Miércoles Santo
No sé cómo es la tormenta de hoy. Ya me voy acostumbrando a lo que el primer día me pareció cataclismo catastrófico. Supongo que los defensores de Oviedo, y Huesca, y Verdún, y aun los mismos defensores del Alcázar de Toledo dormirían y hallarían tiempo para cortarse las uñas y aun para echar alguno que otro chiste en medio de aquellos bombardeos infernales.Para mí éste es otro día de encierro forzoso en un edificio que no las tiene todas consigo, mientras el ciclón siga con estos humos. No se ve a nadie ni se oye otro ruido que el bramar alocado de la tempestad crónica que lleva camino de hacerse continua, perpetua y eterna. Que no me vengan a mí con sofismas los filósofos de oficio: se da el continuo; y quédese la tesis ahí sin más sofistería.¿Quién sujeta a la casa en sus cimientos? Porque todo el conjunto da la impresión de que se han confabulado los terremotos, los ciclones, las trombas y los huracanes pasados, presentes y venideros y forcejean a lo gigante por arrancar la casa de los cimientos y divertirse con ella por los espacios interplanetarios.Una vez acostado, tuve la pena de no estar de acuerdo con el regalón de Tibulo que, como nos dice él mismo en su celebrada Elegia, nunca gozaba tanto como cuando oía llover desde la cama; o cuando, acurrucado entre las mantas, oía, calentico, los zumbidos del vendaval que a tantos remeros traería a mal traer. ¡Hubiera querido yo ver a Tibulo anoche en esta aldea de Kotzebue!

Abril 6, Jueves Santo
Hoy en las parroquias de la cristiandad se tiene Misa solemne y se visitan los monumentos. Por la noche se cantan las Tinieblas con sus Lamentaciones seculares, que enternecen el corazón y sugieren al alma pensamientos y deseos de hacerse mejor.Aqui no podemos gastar esos lujos. La tormenta de hoy es tal vez peor que todas las demás reuni-das. En absoluto no tengo derecho a decir Misa privada; pero rigurosamente hablando ésta es una parroquia y mi Misa es por el mero hecho la Misa parroquial, vengan parroquianos o no vengan.Si los Canonistas de Roma estuvieran hoy en Kotzebue, concluirían, después de atar todos los cabos, que sí; que se puede decir Misa el día de Jueves Santo en Kotzebue.Además, si me quitan a mí la Misa, me quitan el único sostén que me tiene en pie, y caeré, y me enfadaré, y agarraré una silla y destrozaré a silletazos esta chimenea de zinc que me está fastidiando con sus bramidos tremebundos. Arreglo el altar como de costumbre y, justamente antes de empezar a revestirme, oigo ruidos extraños a la puerta.La abro y veo que entra algo blanco y arrollado que se mueve y me habla y me desconcierta. Es una eskimala de cincuenta años que me dice a secas cómo no pudo resistirse y se echó a la calle y vino, porque no quería perder la Sagrada Comunión este día, el aniversario de la institución de la Eucaristía.Se extravió muchas veces por el camino y creyó que iba a perecer en algún ventisquero; pero se encomendó a Dios, y luego torció no sé cómo y de repente vio que estaba a la puerta de mi casa. Me decía todo esto mientras se sacudía y llenaba de nieve el pavimento que yo barría con la escoba, mitad asombrado, mitad emocionado, al ver una fe primitiva tan sincera, que me avergonzaba y alentaba y que, sin duda, llenaba de alegría a los cielos.Ya seca, y sin nieve, y después de empuñar en las manos el rosario entró en la capilla muy escandalizada porque no venían los demás. Los héroes son así. No comprenden cómo los demás no son héroes como ellos.Después de Misa quise invitarla a tomar una taza de té o café que la fortaleciera para desandar el camino de la amargura; pero, antes de que yo acabara de quitar las vestiduras, ya empezó ella a adobarse para salir. Salió dando un portazo para que no entrara la nieve, y yo, por instinto, pegué las narices a los vidrios para ver cómo se las bandeaba.La pobre vieja trepó por el muro, pero cayó y el viento la arrastró unos pasos. Volvió a gatear muro arriba, ya toda blanca, y la perdí de vista en menos que se gasta en decirlo. Con gusto la hubiera yo guia-do; pero es de todos sabido que si un ciego guía a otro ciego, ambos caen en la trampa; y si uno se ahoga y le ve otro que no sabe nadar, menos malo es perder una vida que dos.Estos pensamientos crueles me asaltaban mientras recapacitaba sobre la suerte de la pobre vieja. Yo pasé otro día de encierro forzoso con los ejercicios de costumbre.

Abril 7, Viernes Santo
Dios aprieta, pero no ahoga. Hoy, al levantarme, vi con gozo que lucía el sol, y el viento había cesado, y la chimenea estaba muda. ¡Gracias a Dios! Después del desayuno tomé una pala, salí afuera y quedé como hombre que ve visiones al contemplar; atónito los efectos de esta tempestad sin igual.El telegrafista me informó que la velocidad máxima del viento había sido de 124 kilómetros por hora. En los anales de su oficina se conserva el registro de una tormenta de 138 kilómetros, sólo que tuvo lugar en el verano, cuando no hay nieve.Por entre las casas hay montículos de nieve, que no había antes. Desaparecieron los rastros, los senderos y hasta las mismas calles.Subido en la cima del muro famoso de nieve, tan alto como el tejado, con la pala al hombro, pude espaciar la vista por el horizonte y extasiarme ante aquel panorama blanco, mudo, inerte y como muerto.

A la tempestad ha sucedido una calma absoluta. Al noroeste hay espejismo y se divisan montes que no se ven a diario. La nieve envuelve el campanario. Trepo hasta la veleta abriendo delante de mí peldaños con la pala y, ya arriba, lo demás es sumamente encantador.Esta nieve es seca y dura; no moja ni' siquiera humedece, como si fuera arena; pero está compacta y apretada como cemento. Al cortar con la pala un bloque, éste se desliza campanario abajo con suavidad mayestática y se estrella en la hondonada contra un ribazo muy duro.Es cosa fácil arrancar bloques enormes que luego ruedan precipitadamente con sólo darles un leve empujón. Poco a poco queda descubierto el campanario por el lado por donde estaba cubierto, y sigo arrancando bloques más abajo hasta que me fatigo y lo dejo. Hay trabajo para varios días. En mi vida he visto tanta nieve.Por la tarde tuvimos el ejercicio de las Siete Palabras, adaptadas a su alcance con algunos himnos a propósito. Siguió luego el Via Crucis y terminamos con la adoración de la Cruz. Vino un grupo muy respetable. Entre cada Estación del Via Crucis cantan una estrofa del Stabat Mater en un latín mejor pro-nunciado de lo que yo esperaba.

El Sábado Santo por la tarde lo pasé en casa oyendo confesiones. No hay cosa que tanto le moleste al eskimal como fijarle tiempo y hora para hacer algo. Por eso les agrada oír anuncios como éste:“Mañana, Dios mediante, el Padre estará en casa desde mediodía hasta las ocho de la noche, desocupado y dispuesto a confesar a todos los que vengan a cualquiera de esas horas”.Y así sucede. Van viniendo separadamente, a intervalos mayores o menores, hasta que a eso de las ocho ya no viene nadie. El Domingo de Pascua se llenó la iglesia de católicos, infieles y cuákeros curiosos y tuvimos una Misa cantada muy hermosa, coronada con cuarenta comuniones.Hay que notar que hace diez años no había aquí vestigio alguno de catolicismo. Por la tarde tuvimos Bendición solemne con el Santísimo, que amenizaron con himnos muy bien ejecutados.

Al misionero le hormiguea un placer interior inexpicable al verse solo entre estos eskimales, que hacen la genuflexión en la iglesia y entonan himnos eucarísticos a Jesús Sacramentado.No hay duda que Jesús quiere vivir aquí. Ya se las arreglará El para hallar misioneros que, dejando las noventa y nueve ovejas en el aprisco, se aventuren a extraviarse por cerros y valles en busca de la oveja perdida que vive extraviada en las tribus eskimales, en los desiertos africanos, en los ríos sagrados de la encantada India, en las islas diminutas del Pacífico y en tantos otros eriales, del globo que habitamos.

Hoy la aldea de Kotzebue está un poco alborotada, porque cinco pescadores que andaban por la bahía, muy lejos, en busca de focas, no han vuelto ni dan señales de vida. `Corren de boca en boca historias de pescadores de antaño que fueron sorprendidos en tormentas como ésta, y el hielo se rajó y fueron llevados mar adentro camino del polo.

Unos aparecieron un año más tarde en las costas norteñas adonde un viento contrario y una marea favorable arrastró el bloque de hielo en que habían cabalgado tres o cuatro semanas; otros no volvieron, o porque se ahogaron o murieron de hambre, o porque el viento y la marea los arrastraron a las costas de Siberia donde tal vez vivieron felices y cargados ir hijos el resto de sus días.Acaso a alguno se 1c antoje esto una verdadera novela. Por desgracia aquí, en las lomas del Polo Norte, la realidad sobrepuja en fantasía a la novela más quijotesca.

¿COMO HONRAR A MARIA?

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(Continuación)
de Mons. Tihamet Toth.
Segunda parte del libro El Mesías.
Resumen y actualización.


438. ¿Es posible hablar con más claridad? Aludimos a estos pasajes de la Sagrada Escritura cuando rezamos en el Credo: fue concebido por obra del Espíritu Santo, nació de María Virgen. Con ello confesamos que Cristo nació de un modo muy distinto a los demás hombres. EL no tuvo padre mortal en la tierra; EL no se vio sujeto a la ley natural de los nacimientos, si bien recibió de una Madre su cuerpo, no lo recibió como los demás hombres, porque su Madre, María, fue Virgen e intacta antes de su nacimiento y lo fue también en el parto y después. Es verdad que no puede comprenderlo nuestra pobre razón humana; hemos de creerlo, ¡es necesario creerlo! Y el que no lo crea, no puede ser cristiano, ni católico.

439. En relación con este dogma, quisiera destacar también una circunstancia que corrobora esta nuestra creencia. Lo corrobora y hace asequible hasta tal punto, que, aunque no llegamos a comprender la Maternidad Virginal de María, porque nunca podremos comprenderla aquí en la tierra, nos vemos forzados a exclamar: realmente, así tenía que venir el Hijo de DIOS a nosotros. Es cuestión de creer de verdad que nada hay imposible para DIOS.440. Conocéis, claro está, a padres buenos, honrados, que tienen un hijo, o varios, que en nada se parece a la familia. Padres fervorosos, piadosos, honrados, que tienen hijos frívolos, pródigos, degradados. Y a veces, también salen buenos y santos, de padres poco ejemplares. ¿Quién comprende semejante secreto? Y esto, ya desde Adán y Eva, y en reyes y profetas de Israel. Las últimas conclusiones biológicas afirman que cuando lo padres dan el ser a un nuevo hijo, la nueva plantecilla humana queda injertada desde su primer momento en un tronco milenario del árbol de la humanidad, y recibe como triste y misteriosa herencia, las tendencias, las disposiciones buenas o malas, de padres, abuelos y aún de lejanos ascendientes. El que nace hoy no puede ya ser un hombre primitivo, tal como salió el primer hombre de las manos del Creador; sino que somos todos, una mezcla incomprensible y dolorosa de los caminos, inclinaciones, deseos, deslices y pecados de nuestros antepasados próximos o remotos. Es una triste realidad.

441. Y pregunto ahora, haciendo abstracción de los fundamentos dogmáticos: ¿No era necesario que nuestro Redentor, al bajar a la tierra, escogiera en su nacimiento un camino completamente distinto? Un camino que en cierto modo, lo dejase aislado del tronco podrido, enfermo, de la humanidad. Un camino que presentase un origen distinto de los demás. Un camino por donde llegase a la tierra el nuevo Adán, completamente puro, ideal, que sale inmediatamente de las manos de DIOS, como en día lejano salió también el primer Adán inmediatamente de las manos del Creador.

442. Desde luego, para admitir que Cristo nació tal como lo enseña nuestra religión sacrosanta, es a saber: sin Padre, de una Madre que concibió por obra del Espíritu Santo, necesitamos una fe profunda. Pero a la vez, parece más fácil aceptar este nacimiento peregrino que atribuir al Hijo de DIOS hecho hombre un nacimiento común, y hacerle llegar por el camino acostumbrado, por donde vienen al mundo los hijos de los hombres. Y si comprendemos esta enseñanza sublime de nuestra religión sacrosanta, entonces podemos hablar con todo derecho de la Madre (siempre) Virgen, de la Virgen Bendita, y podemos honrar en Ella con profunda humildad a la siempre Virgen, Madre Inmaculada.

443. Los hermanos de Cristo. Si es así, entonces todos tenemos que deplorar en lo más hondo del corazón los indignos ataques que al correr de los tiempos se dirigieron contra la Virgen María en este punto precisamente, y que querían poner en tela de juicio su virginidad integérrima.

444. Nuestra sacrosanta Fe no tiene nada que ocultar, no tenemos motivos para turbarnos por cualquier clase de acusación; quiero enfrentarme ahora con la descarada murmuración, con la terrible calumnia que los enemigos obcecados de la siempre Virgen María quieren esparcir por todas partes e inculcarla en el alma de los hombres, maledicencia que acaso no haya llegado a muchos de mis lectores, pero que no podemos omitir, porque han de vivir preparados para rebatirla, si un día llegaran a oírla.

445. Me refiero a los hombres indignos, ignorantes o malos, que, obcecados contra María, susurran con maliciosa satisfacción a nuestros oídos, por todos los medios a su alcance: ¿por qué habláis continuamente de la Virgen María cuando, además de Jesús, tuvo varios hijos? La llamáis Virgen sin derecho. Hiela el alma al ver con qué gozo, con qué superioridad triunfal suelen lanzar este cargo en el rostro de los fieles, y con citas de la Sagrada Escritura, y ver que los nuestros, si es que lo son, en tales trances quedan turbados, no saben qué contestar y se callan, cubiertos de rubor. Como si no hubieran tenido madre, ni amor hacia ella, deseándole lo mejor, si hubieran podido.

446. La Biblia habla de los hermanos de Jesús. En cierta ocasión, el Señor se vio rodeado de gran muchedumbre, mientras enseñaba. San Marcos 3,31 escribe así: Entretanto llegan su Madre y hermanos; y quedándose fuera, enviaron a llamarle. En San Mateo 13,55-56: Por ventura ¿no es el hijo del artesano, se preguntan después de oír sus sabias enseñanzas? Su Madre ¿no se llama María? ¿No son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas ¿no viven todas entre nosotros? Y en San Juan 2,12: Fue Jesús a Cafarnaúm, y con El fueron su Madre, sus hermanos y sus discípulos; y en San Juan 7,5: aun muchos de sus hermanos no creían en El. Y en los Hechos de los Apóstoles 1,14: María, Madre de Jesús y sus hermanos.447. No se pueden entender estos pasajes como si fueran hermanos carnales, si se conoce bien la Sagrada Escritura y las costumbres y formas de hablar de algunas zonas, en que la palabra hermanos, tiene el sentido de parientes en sus diversos grados, y también de amistad. Confrontando a San Lucas 24,10 con San Juan 19,25 se hablar de otras Marías: María la madre de Santiago; estaban junto a la Cruz de Jesús su Madre y la hermana de su Madre, María mujer de Cleofás. De modo que la Virgen María tenía una parienta, que se llamaba también María, que era mujer de Cleofás, y tenía un hijo, Santiago, el Menor. Pues bien, San Marcos 6,3, llama también a éste hermano de Cristo, cuando es claro que era su primo. Y es que en el lenguaje oriental y en muchos otros sitios, se llamaban hermanos se llaman todavía hoy, aun los parientes lejanos, los que pertenecen a una misma familia, o se tienen una gran amistad. En muchos pueblos de América se oye decir también: Hola, hermano; ¿Adónde vas, hermanito? ¿Cómo? ¿Aquel niño de diez años es tu hermanito? ¡Pero tú tienes ya 40! ¡Ah, si, es mi sobrino!

448. También en el Antiguo Testamento. En cierta ocasión se le llama a Lot hermano de Abraham, y en otra ocasión se consigna con fidelidad que Lot era el hijo del hermano de Abraham, es decir, sobrino suyo. También leemos de Jacob que era hermano de Labán, y, sin embargo, sabemos que era hijo de su hermano. El Cantar de los Cantares 4,9, llama a la misma esposa o novia hermana”. Los mismos herejes también se llaman hermanos, y no son hijos de la misma madre.... Continuará.

Annus Sacerdotalis

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Continuación

9.- Queridos hermanos en el Sacerdocio, pidamos al Señor Jesús la gracia de aprender también nosotros el método pastoral de san Juan María Vianney. En primer lugar, su total identificación con el propio ministerio. En Jesús, Persona y Misión tienden a coincidir: toda su obra salvífica era y es expresión de su “Yo filial”, que está ante el Padre, desde toda la eternidad, en actitud de amorosa sumisión a su voluntad. De modo análogo y con toda humildad, también el sacerdote debe aspirar a esta identificación. Aunque no se puede olvidar que la eficacia sustancial del ministerio no depende de la santidad del ministro, tampoco se puede dejar de lado la extraordinaria fecundidad que se deriva de la confluencia de la santidad objetiva del ministerio con la subjetiva del ministro. El Cura de Ars emprendió en seguida esta humilde y paciente tarea de armonizar su vida como ministro con la santidad del ministerio confiado, “viviendo” incluso materialmente en su Iglesia parroquial: “En cuanto llegó, consideró la Iglesia como su casa… Entraba en la Iglesia antes de la aurora y no salía hasta después del Ángelus de la tarde. Si alguno tenía necesidad de él, allí lo podía encontrar”, se lee en su primera biografía[8].

10.- La devota exageración del piadoso hagiógrafo no nos debe hacer perder de vista que el Santo Cura de Ars también supo “hacerse presente” en todo el territorio de su parroquia: visitaba sistemáticamente a los enfermos y a las familias; organizaba misiones populares y fiestas patronales; recogía y administraba dinero para sus obras de caridad y para las misiones; adornaba la iglesia y la dotaba de paramentos sacerdotales; se ocupaba de las niñas huérfanas de la “Providence” (un Instituto que fundó) y de sus formadoras; se interesaba por la educación de los niños; fundaba hermandades y llamaba a los laicos a colaborar con él.

11.- Su ejemplo me lleva a poner de relieve los ámbitos de colaboración en los que se debe dar cada vez más cabida a los laicos, con los que los presbíteros forman un único pueblo sacerdotal[9] y entre los cuales, en virtud del sacerdocio ministerial, están puestos “para llevar a todos a la unidad del amor: 'amándose mutuamente con amor fraterno, rivalizando en la estima mutua' (Rm 12, 10)”[10]. En este contexto, hay que tener en cuenta la encarecida recomendación del Concilio Vaticano II a los presbíteros de “reconocer sinceramente y promover la dignidad de los laicos y la función que tienen como propia en la misión de la Iglesia… Deben escuchar de buena gana a los laicos, teniendo fraternalmente en cuenta sus deseos y reconociendo su experiencia y competencia en los diversos campos de la actividad humana, para poder junto con ellos reconocer los signos de los tiempos”[11].

12.- El Santo Cura de Ars enseñaba a sus parroquianos sobre todo con el testimonio de su vida. De su ejemplo aprendían los fieles a orar, acudiendo con gusto al sagrario para hacer una visita a Jesús Eucaristía[12]. “No hay necesidad de hablar mucho para orar bien”, les enseñaba el Cura de Ars. “Sabemos que Jesús está allí, en el sagrario: abrámosle nuestro corazón, alegrémonos de su presencia. Ésta es la mejor oración”[13]. Y les persuadía: “Venid a comulgar, hijos míos, venid donde Jesús. Venid a vivir de Él para poder vivir con Él…”[14]. “Es verdad que no sois dignos, pero lo necesitáis”[15]. Dicha educación de los fieles en la presencia eucarística y en la comunión era particularmente eficaz cuando lo veían celebrar el Santo Sacrificio de la Misa. Los que asistían decían que “no se podía encontrar una figura que expresase mejor la adoración… Contemplaba la hostia con amor”[16]. Les decía: “Todas las buenas obras juntas no son comparables al Sacrificio de la Misa, porque son obras de hombres, mientras la Santa Misa es obra de Dios”[17]. Estaba convencido de que todo el fervor en la vida de un sacerdote dependía de la Misa: “La causa de la relajación del sacerdote es que descuida la Misa. Dios mío, ¡qué pena el sacerdote que celebra como si estuviese haciendo algo ordinario!”[18]. Siempre que celebraba, tenía la costumbre de ofrecer también la propia vida como sacrificio: “¡Cómo aprovecha a un sacerdote ofrecerse a Dios en sacrificio todas las mañanas!”[19].

13.- Esta identificación personal con el Sacrificio de la Cruz lo llevaba –con una sola moción interior– del altar al confesonario. Los sacerdotes no deberían resignarse nunca a ver vacíos sus confesonarios ni limitarse a constatar la indiferencia de los fieles hacia este sacramento. En Francia, en tiempos del Santo Cura de Ars, la confesión no era ni más fácil ni más frecuente que en nuestros días, pues el vendaval revolucionario había arrasado desde hacía tiempo la práctica religiosa. Pero él intentó por todos los medios, en la predicación y con consejos persuasivos, que sus parroquianos redescubriesen el significado y la belleza de la Penitencia sacramental, mostrándola como una íntima exigencia de la presencia eucarística. Supo iniciar así un “círculo virtuoso”. Con su prolongado estar ante el sagrario en la Iglesia, consiguió que los fieles comenzasen a imitarlo, yendo a visitar a Jesús, seguros de que allí encontrarían también a su párroco, disponible para escucharlos y perdonarlos. Al final, una muchedumbre cada vez mayor de penitentes, provenientes de toda Francia, lo retenía en el confesionario hasta 16 horas al día. Se comentaba que Ars se había convertido en “el gran hospital de las almas”[20]. Su primer biógrafo afirma: “La gracia que conseguía [para que los pecadores se convirtiesen] era tan abundante que salía en su búsqueda sin dejarles un momento de tregua”[21]. En este mismo sentido, el Santo Cura de Ars decía: “No es el pecador el que vuelve a Dios para pedirle perdón, sino Dios mismo quien va tras el pecador y lo hace volver a Él”[22]. “Este buen Salvador está tan lleno de amor que nos busca por todas partes”[23].

14.- Todos los sacerdotes hemos de considerar como dirigidas personalmente a nosotros aquellas palabras que él ponía en boca de Jesús: “Encargaré a mis ministros que anuncien a los pecadores que estoy siempre dispuesto a recibirlos, que mi misericordia es infinita”[24]. Los sacerdotes podemos aprender del Santo Cura de Ars no sólo una confianza infinita en el sacramento de la Penitencia, que nos impulse a ponerlo en el centro de nuestras preocupaciones pastorales, sino también el método del “diálogo de salvación” que en él se debe entablar. El Cura de Ars se comportaba de manera diferente con cada penitente. Quien se acercaba a su confesionario con una necesidad profunda y humilde del perdón de Dios, encontraba en él palabras de ánimo para sumergirse en el “torrente de la divina misericordia” que arrastra todo con su fuerza. Y si alguno estaba afligido por su debilidad e inconstancia, con miedo a futuras recaídas, el Cura de Ars le revelaba el secreto de Dios con una expresión de una belleza conmovedora: “El buen Dios lo sabe todo. Antes incluso de que se lo confeséis, sabe ya que pecaréis nuevamente y sin embargo os perdona. ¡Qué grande es el amor de nuestro Dios que le lleva incluso a olvidar voluntariamente el futuro, con tal de perdonarnos!”[25]. A quien, en cambio, se acusaba de manera fría y casi indolente, le mostraba, con sus propias lágrimas, la evidencia seria y dolorosa de lo “abominable” de su actitud: “Lloro porque vosotros no lloráis”[26], decía. “Si el Señor no fuese tan bueno… pero lo es. Hay que ser un bárbaro para comportarse de esta manera ante un Padre tan bueno”[27]. Provocaba el arrepentimiento en el corazón de los tibios, obligándoles a ver con sus propios ojos el sufrimiento de Dios por los pecados como “encarnado” en el rostro del sacerdote que los confesaba. Si alguno manifestaba deseos y actitudes de una vida espiritual más profunda, le mostraba abiertamente las profundidades del amor, explicándole la inefable belleza de vivir unidos a Dios y estar en su presencia: “Todo bajo los ojos de Dios, todo con Dios, todo para agradar a Dios… ¡Qué maravilla!”[28]. Y les enseñaba a orar: “Dios mío, concédeme la gracia de amarte tanto cuanto yo sea capaz”[29].

nuestra caratula

lunes, 28 de septiembre de 2009


















Mensaje

La Cruz, dolores, gozo, gloria. Nos asusta la Cruz, no queremos sufrir y por eso nos privamos del verdadero gozo y gloria. En estos Campamentos en el Circo de Gredos de Ávila en España, todos los veranos, en turnos de 12 días, nos íbamos formando para la vida. Cada año, varios centenares de jóvenes entre piedras, nieves, agua helada, calores fuertes, fríos nocturnos, esfuerzos por coronar esas cumbres, atravesando grietas y cornisas sobre precipicios en buenas horas de marcha, sabrosos ratos de silencio profundo, la grandeza de ánimo al compartir lo que teníamos, durmiendo en el suelo, con baños en agua salida de la nieve y comidas muy sabrosas junto al arroyo, privándonos de muchas cosas, recibiendo otras, y otros muchos detalles más íntimos y profundos que la Virgen recibía de nosotros para ofrecerlo a DIOS en este Altar de Castilla donde nos ofrecíamos a DIOS por España y América, desembocaba en las alegrías de la fogata nocturna, entre chistes, canciones y reflexiones, saboreadas bajo un cielo azul muy brillante y lleno de estrellas. Así terminábamos cada jornada cantando la Salve a la Virgen. Empezábamos el día, después del aseo en agua fría, con un buen rato de meditación personal y la Santa Misa, en altar de piedras.

Aprendimos a saber combinar el dolor de la naturaleza con el gozo de la esperanza, y dábamos la razón a Jesús al decirnos que era necesario cargar con la Cruz para seguirle; esa cruz y esos dolores, que llevan al verdadero gozo y alegría del alma que se purifica de los pecados; muy distinto de los placeres engañosos del mundo, que tras la capa agradable y engañosa de lo sensible, nos deja vacíos. La Cruz de Cristo y los Dolores de la Virgen reciben los nuestros, que ofrecemos con cariño, y gozamos en plenitud de las alegrías de los hijos de DIOS, muy lejos de las tristezas de los hijos del Diablo.
Os bendice,
Padre Juan, Serviam.

HOMILIA 31

Cuando estaba Él así hablando, he aquí que se presentó un presidente de sinagoga, que le adoró, diciendo: “Mi hija acaba de morir; pero ve, pon la mano sobre ella y vivirá”. Y, levantándose Jesús, le fue siguiendo, y con Él sus discípulos. Mateo 9, 18.

1.- Preludios a la escena.- 1. A las palabras se siguió la obra, con lo que los fariseos quedarían aún mejor reducidos a silencio, pues el que se le presentó al Señor era presidente de sinagoga y su duelo era terrible. Tratábase, en efecto, de su hija única, de edad de doce años, la flor misma de los años. De ahí la prisa que se dio el Señor en resucitarla. Ahora bien, Lucas cuenta que vinieron algunos a decir al padre de la niña: No molestes al maestro pues ha muerto ya; él, en cambio, le había dicho al Señor: Mi hija acaba de morir. A esto puede responderse que eso de acaba de morir, lo dijo sin duda calculando el tiempo gastado en el camino, o tal vez para exagerar su desgracia. Costumbre es, en efecto, de los que ruegan ponderar mucho sus propios males, a fin de atraerse mejor la ayuda de sus protectores.

2.- Más considerad ahora la rudeza de este príncipe de sinagoga. Porque dos cosas le pide a Cristo: que vaya Él mismo a su casa y que imponga las manos a la niña. Lo que prueba que la había dejado aún con aliento. Es lo que le pedía al profeta aquel sirio Naamán que se iba diciendo para sí: Saldrá él mismo e impondrá sus manos sobre mí. 4º Reyes 5, 11. Y es que las gentes particularmente rudas necesitan de la vista y de las cosas sensibles. Por lo demás, Marcos, y, de acuerdo con él. Lucas, dice que tomó consigo el Señor a tres de sus discípulos. ¿Por qué, pues, no tomó consigo al mismo Mateo, que hacía poco se le había adherido? Para hacérselo desear más y porque todavía era imperfecto. Porque, si honra el Señor particularmente a aquellos tres, es para que los demás traten de hacerse semejantes a ellos.

3.- En cuanto a Mateo, bastábale por entonces contemplar el milagro de la hemorroisa y haber tenido el honor de sentarse a la mesa con Cristo. Apenas, pues, se levanta el Señor, toda una muchedumbre le va acompañando, parte por ver un milagro tan grande, parte por la autoridad de la persona que había venido y, razón general, porque toda aquélla era gente ruda, más preocupados de la salud del cuerpo que de la del alma. Era como una riada que confluía hacia el Señor, unos empujados por sus propias enfermedades, otros con ganas de ser espectadores de la curación de los otros. Pocos eran, empero, los que por entonces se acercaban a Jesús por amor de sus palabras y enseñanza. El Señor, sin embargo, no permitió que la turba entrara en casa; sólo se lo consintió a sus discípulos, y aun no a todos; nueva lección que nos da de que rechacemos la gloria del vulgo.

4.- Curación de la mujer hemorroisa. Y he aquí que una mujer, prosigue el evangelista, que sufría hacía doce años flujo de sangre, se le acercó por detrás y le tocó la orla de su vestido. Pues se decía dentro de sí misma: Con sólo que tocare su vestido, quedaré sana. ¿Por qué no se acercó con libertad al Señor? Sin duda por vergüenza de su enfermedad, pues era considerada como impura. Porque si la mujer, en su menstruación normal, no era tenida por pura, mucho menos la que durante tanto tiempo sufría esa enfermedad, que, efectivamente, se tenía en la ley por impura. De ahí el ocultarse y esconderse. Por otra parte, tampoco esta mujer tenía aún del Señor la idea conveniente y perfecta, pues en otro caso no hubiera pensado en ocultarse. Ésta es también la primera mujer que públicamente se le acerca al Señor, sin duda porque había oído que también curaba a las mujeres y le veía ir a resucitar a la niña muerta.

5.- Convidarle a Él a su casa, aun siendo mujer rica, no se atrevía; es más, ni siquiera se le presentó abiertamente, sino que, por detrás, aunque con grande fe, le tocó sus vestidos. No dudó, en efecto, la mujer un momento ni se dijo dentro de sí misma: ¿Me veré libre, no me veré libre de mi enfermedad? No; ella se acercó al Señor con plena confianza de que curaría. Porque se decía, dice el evangelista, dentro de sí: “Con sólo que tocare su vestido, quedaré sana”. Realmente veía la mujer de qué casa salía Jesús: de casa de unos publicanos; y qué séquito le acompañaba: publicanos y pecadores. Todo esto tenía que infundirle confianza. ¿Qué hace, pues, Cristo? Por muchas razones, Cristo no consiente que la mujer siga oculta, y la descubre a los ojos de todos. A decir verdad, no faltan estúpidos que afirman haber el Señor obrado así por ambición de gloria.

6.- ¿Por qué, si no, dicen ellos, no la dejó que siguiera oculta? ¿Qué me dices, hombre execrable y entre todos execrable? El que manda callar a los que cura, el que pasó por alto milagros incontables, ¿ése puede sentir ambición de gloria? ¿Qué razón tuvo, pues, para sacarla al medio? En primer lugar, para librar a la mujer de todo escrúpulo, pues aguijoneada por la conciencia de haber como hurtado su salud, podía luego vivir en angustia. Luego, para corregir una falsa idea de ella, pues se imaginaba que se le había ocultado. En tercer lugar, porque quería manifestar la fe de la mujer y ponerla por modelo a todos los demás. Y, a la verdad, mostrar que Él lo sabe todo, no fue menor milagro que el mismo detener el flujo de la sangre. En fin, cuando el príncipe de la sinagoga estaba para perder la fe, con lo que todo se hubiera malogrado, el Señor le corrige por medio de esa mujer.

7.- Habían, en efecto, venido algunos con recado de decirle: No molestes más al maestro, porque la muchachita es ya muerta. San Lucas 8,49. Los de casa se le rieron luego al Señor cuando dijo que la niña dormía; y es muy probable que lo mismo sintiera el padre.

8.- Por qué descubre el Señor a la hemorroisa.- 2. Por esta razón, después de curar la enfermedad, saca a la mujer al medio. Porque que el príncipe de la sinagoga pertenecía al número de los muy rudos, entiéndese por lo que le dice el Señor: No temas; basta que tú creas y se salvará. Precisamente esperó Él adrede que sobreviniera la muerte y entonces presentarse, a fin de que la prueba de la resurrección quedara bien patente. De ahí que camine tan lentamente y se entretenga en hablar largamente con la mujer: era dar tiempo a que la niña muriera y vinieran al presidente de la sinagoga con el recado: No molestes más al Maestro. Es sin duda lo que nos quiere dar a entender el evangelista cuando intencionadamente dice: Cuando aún estaba El hablando, vinieron los de casa, diciendo: Tu hija es ya muerta. No molestes más al maestro. Quería, pues, Jesús que la muerte quedara bien atestiguada, por que no se tuviera luego sospecha alguna de la verdad de la resurrección.

9.- Y lo mismo hace en otras ocasiones. Así, cuando la enfermedad de Lázaro, esperó uno, dos y hasta tres días. Todas estas razones tiene, pues, para descubrir a la mujer, a la que dice: Ten buen ánimo, hija mía. Lo mismo que había dicho al paralítico: Ten buen ánimo, hijo mío. Realmente, la mujer estaba llena de miedo, y por eso le dice Jesús que tenga buen ánimo y le da seguidamente nombre de hija. Hija suya, efectivamente, la había hecho la fe. Luego viene la alabanza: Tu fe te ha salvado. Lucas, por su parte, añade otras circunstancias acerca de esta mujer. Cuéntanos, en efecto, que, después que se acercó al Señor y recibió la salud, no la llamó Cristo inmediatamente, sino que antes dijo: ¿Quién es el que me ha tocado?

10.- Pedro y sus compañeros le dijeron entonces: Maestro, te están apretando y estrujando estas muchedumbres, y tú preguntas: ¿Quién me ha tocado? Lo cual era la mejor prueba de estar Él revestido de carne y juntamente de cómo ponía bajo sus pies todo orgullo. Porque no le seguía la gente de lejos, sino que le venían apretando y estrujando. Mas Él, dice el evangelista, prosiguió diciendo: No, alguien me ha tocado, pues yo me he dado cuenta que salía virtud de mí. Lo que era responder a la ruda idea que tenían sus oyentes. Pero también habló así con el fin de persuadir a la mujer a que lo confesara todo por sí misma. Por eso no la interrogó tampoco inmediatamente, pues quería hacerla ver que Él lo sabía todo perfectamente y moverla así a que ella, espontáneamente, lo contara todo.
11.- Quería, en fin, que fuera la mujer la que proclamara el milagro y evitar así que sospechara nadie si lo hubiera contado Él mismo. ¿Veis cómo la mujer es superior al presidente de la sinagoga? Ella no detuvo al Señor ni se asió a Él fuertemente. Contentóse la segunda, se fue, curada, la primera. El presidente se llevó, como si dijéramos, al médico entero a casa; pero a la mujer le bastó el simple contacto; y si por su enfermedad se hallaba atada, por su fe se sentía con alas. Considerad ahora cómo la consuela el Señor, diciéndole: Tu fe te ha salvado. A la verdad, si Jesús la hubiera hecho salir al medio por alarde de su propia gloria, no hubiera añadido esas palabras; pero la verdad es que las dijo para animar la fe del príncipe de la sinagoga a par que para proclamar la virtud de la mujer, y no fue menor el placer y provecho que con estas palabras le hizo que con la misma curación de su cuerpo.

12.- Otra prueba de que el Señor obró así para glorificar a la mujer e instruir a los otros y no por propia ostentación es la siguiente: aun sin eso, Él había de ser igualmente admirado, pues sus milagros le fluían más copiosos que los copos de la nieve y ya había hecho y aun había de hacer muchos otros mayores que aquél; la mujer, empero, de no haberla descubierto el Señor, hubiera pasado inadvertida y se hubiera visto privada de aquellas grandes alabanzas. De ahí que, haciéndola el Señor salir al público, proclamó su fe y le quitó todo temor, se le acercó temblando, dice el evangelista, y la animó a tener confianza. Por fin, juntamente con la salud corporal, dióle otro viático con sus palabras: Vete en paz. San Lucas 8,48.

13.- Resurrección de la niña muerta.- Mas llegando Jesús a la casa del príncipe de la sinagoga y viendo a los tañedores de flauta y a la turba alborotada, dijo: Retiraos, porque la niña no ha muerto, sino que está durmiendo. Y hacían mofa de él. Buenas señas de príncipes de sinagoga, todo aquel aparato de flautas y címbalos para excitar el lamento después de la muerte. ¿Y qué hace Cristo? Hizo salir de allí a todo el mundo y sólo dejó dentro a los padres de la niña porque no se pudiera decir que había sido otro el que la había curado. Y aun antes de resucitar a la niña, los resucita a ellos con sus palabras, diciéndoles: La niña no ha muerto, sino que está durmiendo. Del mismo modo procede en otras muchas ocasiones. Y como en la tormenta del mar, antes que al mar increpó a sus discípulos, así también aquí echa ante todo fuera el alboroto de las almas de los allí presentes, a par que da a entender, con el símil del sueño, que, para Él, resucitar a los muertos era la cosa más sencilla del mundo.

14.- Exactamente como lo hizo en el caso de Lázaro, al decir: Lázaro, nuestro amigo, está dormido. San Juan 11,11. Por ese mismo símil nos enseña juntamente a no temer la muerte, pues deja ya de ser muerte y se convierte en adelante en sueño. Y es que, como Él mismo había de morir, va de antemano preparando a sus discípulos en persona de otros a que tengan buen ánimo y sepan llevar pacientemente al acabamiento de la vida. Porque, en efecto, después de su venida, la muerte no había de ser ya más que un sueño. Y, sin embargo, hacían mofa de Él. Él, empero, no se enfadó de que no se le creyera, pues bien pronto iba a realizar el milagro en lo mismo de que se le reían. Tampoco reprendió la risa, pues ésta misma, las flautas y címbalos y todo lo demás eran buena demostración de la muerte de la niña.
15.- Se realiza el milagro. 3. Y es que, como, por la mayor parte, los hombres niegan fe a los milagros después de haber sucedido, el Señor les toma la delantera con sus propias respuestas, como es de ver en los casos de Moisés y de Lázaro. A Moisés le dice: ¿Qué es lo que tienes en tu mano? Éxodo 4,2. De este modo, cuando viera la vara convertida en serpiente, no podría olvidarse que antes era vara, sino, acordándose de su propia respuesta, tendría que admirar el prodigio cumplido. Y en el caso de Lázaro, dijo: ¿Dónde le habéis puesto? Respondiéronle: Ven y míralo. Y luego: Señor, que huele, pues lleva ya cuatro días muerto. Los que tales respuestas le dieron no podían ya dudar de que realmente había resucitado a un muerto. Viendo, pues, a flautistas, cimbaleros y chusma, hizo salir a todo el mundo afuera, y sólo en presencia de los padres hizo el Señor el milagro de la resurrección de la niña.

16.- Y no la resucitó introduciendo en su cuerpo un alma nueva, sino haciendo volver a la que había salido de él y despertándola en cierto modo de su sueño. Por lo demás, tomó a la niña de la mano, dando plena certeza a los presentes y preparando, por los ojos mismos, el camino de la fe en la resurrección. El padre le había antes suplicado: Pon sobre ella tu mano. Y Él hace más de lo que le pidiera, pues no se la impuso, sino que tomó la de ella y así la hizo levantar: modo de hacerles ver que para Él todo era fácil y hacedero. Y no sólo la hace levantarse, sino que manda que se le dé de comer, a fin de que no imaginaran que lo sucedido era caso fantástico. Sin embargo, no es Él quien da de comer a la niña, sino que se lo encarga a sus padres. Así también en el caso de Lázaro dijo: Desatadlo y dejadle que ande. San Juan 11,44. Luego se sentó también con él a la mesa. Dos cosas procuraba, en efecto, siempre el Señor: sentar bien primero la prueba de la muerte y luego no dejar lugar alguno a duda sobre la resurrección.

17.- Lección moral: no imitemos el duelo de los paganos. Mas considerad, os ruego, no sólo la resurrección, sino el mandato que da el Señor de no decir nada a nadie. Y aprendamos siempre la lección que nos da la humildad y de molestia. Después de esto, pensemos también que el Señor echó fuera a toda aquella chusma del duelo y los declaró indignos de presenciar el milagro de la resurrección de la niña. Por vuestra parte, no os salgáis con los tañedores de flauta, sino quedaos dentro juntamente con Pedro, con Juan y con Santiago. Porque si entonces arrojó afuera a aquéllos, mucho más los arrojará ahora. Entonces no era aún claro que la muerte fuera sólo un sueño; mas ahora esta verdad es más clara que el sol. Más ¿me objetas que el Señor no ha resucitado ahora a tu hija? Pero lo resucitará con absoluta certeza y con más gloria que ahora.

18.- La hija del presidente de la sinagoga, después de resucitar volvió otra vez a morir; mas la tuya, cuando resucite, permanecerá inmortal para siempre. Nadie, pues, haga ya duelo, nadie se lamente y rebaje así la gloria de Cristo. Porque Cristo ha vencido a la muerte. ¿A qué, pues, lamentarse inútilmente? La muerte se ha convertido en un sueño. ¿A qué vienen, pues, esos gemidos y lágrimas? Cuando eso lo hacen los gentiles, son dignos de risa; ¿qué defensa tendrá, pues, un cristiano que a sí mismo se deshonra de ese modo? ¿Qué perdón tendrán quienes cometen tales insensateces, y eso después de tanto tiempo, en que se han dado pruebas tan patentes de la resurrección? Más vosotros, como empeñados en aumentar vuestra culpa, aún lleváis a vuestra casa plañideras gentiles, con lo que no hacéis sino enconar vuestro dolor, prender nuevo fuego al horno de vuestra desgracia.

19.- ¿No oís a Pablo, que dice: ¿Qué acuerdo puede haber entre Cristo y Belial? ¿Qué parte tiene el fiel con el infiel? 2ª Corintios 6,15. Y aun los gentiles mismos, que nada saben de resurrección, encuentran sus razones de consuelo y dicen: “Súfrelo generosamente, pues lo hecho no tiene remedio y con las lágrimas nada se consigue”. Y tú que has oído más alta y más útil filosofía que ésa, ¿no te avergüenzas de hacer en tales casos cosas más indecorosas que los mismos gentiles? Porque nosotros no decimos: “Súfrelo generosamente, pues la cosa no tiene remedio”, sino: “Súfrelo generosamente, pues ha de resucitar con absoluta certeza. La niña está dormida, no muerta; está descansando, no perdida”. A la muerte, en efecto, seguirá la resurrección, y a ésta la vida eterna y la inmortalidad y la herencia con los ángeles. ¿No has oído el salmo que dice: Vuélvete, alma mía, a tu descanso, porque el Señor te ha hecho un beneficio? Salmo 114,7.

20.- DIOS mismo llama a la muerte beneficio, y ¿tú te lamentas? ¿Qué más hicieras, de ser enemigo mortal de quien ha muerto? Si hay que lamentarse, el diablo es el que tiene que lamentarse. Él haga duelo, él llore y gima, de ver que nosotros caminamos a mayores bienes. Ese gemido es digno, sí, de su maldad; pero no dice contigo, que vas a ser coronado y a gozar de descanso. La muerte, en efecto, es un puerto de paz. Considerad, si no, de cuántos males está llena la vida presente. Considerad las veces que vosotros mismos habréis maldecido la existencia presente. Las cosas, en efecto, van siempre avanzando de mal en peor, y ya desde el principio nos cupo en herencia una no pequeña maldición. En dolores, dijo DIOS a la mujer, parirás tus hijos. Y al hombre: Con el sudor de tu frente comerás tu pan. Génesis 3,16-17.

21.- Y el Señor, luego a sus discípulos: En el mundo tendréis tribulación. San Juan 16,33. Nada, empero, semejante, sino todo lo contrario, se dice de la vida venidera: Huyó el dolor, la tristeza y el gemido. Isaías 35,10. Y en el evangelio: Vendrán de oriente y occidente y descansarán en el seno de Abrahán, de Isaac y de Jacob. San Mateo 8, 11. La otra vida, se nos dice también, es una espiritual cámara nupcial y unas espléndidas lámparas y una eterna morada en el cielo.

22.- No dice con la fe cristiana llorar demasiado a los muertos. 4. ¿Porqué, pues, deshonras al difunto? ¿Por qué haces que los otros tiemblen y se espanten ante la muerte? ¿Por qué haces que muchos acusen a DIOS, como si Él fuera autor de grandes males? O, mejor aún, ¿por qué después de todo eso llamas a los pobres y solicitas las oraciones de los sacerdotes? Para que el difunto, me contestas, llegue al lugar del descanso, para que halle propicio a su juez. ¿Y por eso lloras tú y te lamentas? ¿No ves que luchas contra ti mismo, a ti mismo te haces la guerra, pues por el hecho de llegar el otro al puerto, tú levantas tormentas contra ti? Y ¿qué le voy a hacer?, me contestas. ¡Es ley de la naturaleza! No, no tiene la culpa la naturaleza ni ello es consecuencia ineludible de las cosas.
23.- La culpa la tenemos nosotros, que somos quienes lo trastornamos todo de arriba abajo, que nos hemos enmollecido, que hemos traicionado nuestra propia nobleza, que con nuestra conducta hacemos peores a los infieles. ¿Cómo tendremos, en efecto, valor para discutir con ellos sobre la inmortalidad del alma? ¿Cómo convenceremos de ella a un gentil, cuando nosotros temblamos y nos estremecemos más que él mismo ante la muerte? Por lo menos, muchos gentiles, aun sin conocimiento ninguno de la resurrección, se coronaron de flores al morir sus hijos. De Jenofonte, cuenta Plutarco que, al oír, mientras sacrificaba ceñido de una corona, la muerte de su hijo, se quitó la corona de la cabeza y preguntó cómo había muerto.

24.- Respondiósele que luchando con gran valor, y él inmediatamente se volvió a poner la corona y continuó el sacrificio, y se presentaron en público vestidos de blanco, con el solo intento de adquirirse gloria presente; tú, empero, ni aun por amor a la venidera das vado a todas esas lamentaciones mujeriles. Pero me dirás que no te queda heredero que te suceda en tu fortuna. Entonces, ¿qué preferirías: que tu hijo sea heredero de tus bienes o heredero de los del cielo? ¿Qué desearías; que te sucediera en bienes perecederos que, en todo caso, tendría que dejar poco después, o en los bienes permanentes e inmovibles? Tú no le has tenido por heredero; pero le ha tenido DIOS en lugar tuyo. No ha entrado a la parte con sus hermanos, pero ha entrado a la parte con Cristo.

25.- Y ¿a quién insistes dejamos nuestros vestidos y nuestras casas y nuestros esclavos y nuestros campos? Pues a él también y con más seguridad que si viviera. No hay inconveniente ninguno. Porque si las gentes bárbaras queman con sus difuntos lo que en vida les perteneciera, mucho más justo es que tu también mandes con el difunto lo que fue suyo, no para que se convierta en ceniza, como entre los bárbaros, sino para que le gane mayor gloria. Si murió en pecado, para que sea absuelto de él; y si murió justo, por que ello se le convierta en acrecentamiento de galardón y recompensa. ¿Me dices que tienes ganas de verlo? Pues vive la vida que él vivió, y bien pronto podrás contemplar aquel rostro bienaventurado.

26.- Juntamente con todo esto, has de considerar otra cosa, y es que, si ahora no quieres escucharme, con el tiempo no tendrás otro remedio que creerme, mas entonces, ningún mérito tendrás, pues toda tu resignación se la deberás a la misma muchedumbre de los días. Mas si ahora te decides a obrar como filósofo, de ello te vendrán dos ventajas muy grandes: la primera, que te librarás a ti mismo de los males presentes; y luego, que recibirás de DIOS una espléndida corona. Porque, a la verdad, llevar resignadamente una desgracia, mérito mayor es que hacer limosna y muchas otras cosas.

27.- El recuerdo de la muerte del Señor.- Considera que también el Hijo de DIOS murió, y Él murió por amor tuyo; tú, empero, mueres por culpa tuya. Y si es cierto que Él dijo: Padre, si es posible, pase de mí este cáliz, San Mateo 26, 39; si es cierto que estuvo triste y sufrió agonía de muerte, sin embargo, no esquivó la muerte, sino que la afrontó con la más espantosa tragedia. Porque no sufrió sencillamente la muerte, sino la más ignominiosa de las muertes. Antes de la muerte fue azotado, y antes de ser azotado fue burlado, escarnecido e insultado. ¡Gran lección para que nosotros lo soportemos todo valerosamente! Sin embargo, después de haber muerto y depuesto su cuerpo, otra vez lo recuperó con mayor gloria. Con lo que nos da también las más magníficas esperanzas. Si todo esto no es para ti una fábula, no te lamentes; si todo esto lo tienes por digno de fe, no llores. Y si lloras, ¿cómo podrás convencer a los gentiles de que crees?

28.- No hay razón para llorar al que ya está libre de males.- 5. Más con todo eso, ¿te parece todavía insoportable tu desgracia? Pues por eso justamente no has de llorar al difunto, puesto caso que está él ya libre de desgracias como la tuya. No te muestres, pues, con él envidioso, no le tengas ojeriza. Porque propio parece de un envidioso, propio de una malquerencia, desearse a sí mismo la muerte y llorarle al otro porque no vive, porque, consiguientemente, no ha de sufrir muchos males como el que tú sufres. No pienses que no ha de volver más a tu casa; piensa más bien que muy pronto irás tú donde él está. No pienses que ya no volverá a ver lo de acá, sino que tampoco esto que acá se ve ha de permanecer en un ser, sino que todo se ha de transformar. Porque es así que el cielo, la tierra, el mar y el universo todo, todo se ha de cambiar, y entonces todo esto pertenecerá a tu hijo con mayor gloria.

29.- Y si salió de este mundo en pecado, ya ha terminado de pecar; pues si DIOS hubiera previsto que había de convertirse, no le hubiera arrebatado la vida antes de hacer penitencia; y si murió justo, ya posee el bien con entera seguridad. De donde resulta evidente que tus lágrimas no proceden de cariño, sino de pasión irracional. Porque si de verdad amaras al difunto, tendrías que alegrarte y regocijarte, pues está ya libre de los oleajes de este mundo. Porque, ¿qué ventaja, dime por favor, le llevamos nosotros? ¿Qué hay en el mundo de peregrino y nuevo? ¿No vemos que todo se repite diariamente en incesante giro?

30.- Al día sucede la noche, a la noche el día; al invierno el verano, y al verano el invierno. Y nada más. Todo es siempre lo mismo. Lo único peregrino y nuevo son los males. ¿Luego estos males querías tú que el difunto hubiera ido agotando día a día, y permanecer aquí para sufrir enfermedades, y llorar, y temer, y temblar, y lo que no sufriera de hecho, estar siempre temblando de que lo puede sufrir? Porque no me dirás que, de haber tenido que hacer la travesía de este ancho océano de la vida, le hubiera sido posible realizarla sin saber de una tristeza, ni preocupación ninguna, ni males semejantes. Aparte de todo esto, considera también que no diste a luz un hijo inmortal, y que si no hubiera muerto ahora, hubiera tenido que morir poco después. ¿Me dirás que no te saciaste de su vista? Ya te saciarás absolutamente en el cielo.

31.- ¿Me replicas que quieres verle también aquí? ¿Qué inconveniente hay en ello? También aquí es ello posible, con sólo que vivas vigilante. La esperanza, en efecto, de lo venidero es más clara que la vista misma. Si tu hijo estuviera en el palacio real, con saber que era feliz, ya no tendrías deseo de verle; ahora sabes que ha ido a gozar de bienes mayores, sabes que es cuestión de poco tiempo, y ¿con todo eso te desanimas, cuando por añadidura te queda, en vez del hijo, el marido? ¿Me dices que no tienes marido? Más no me dirás que no tienes por consuelo al Padre de los huérfanos y Juez de las viudas. Escucha cómo proclama Pablo bienaventurada esa viudez y dice: Mas la que es de verdad viuda y está sola, confía en el Señor. 1ª Timoteo 5,5. Ésta aparecerá, en efecto, más gloriosa, pues ha dado pruebas de mayor resignación.

32.- Exhortación final: No llorar al que está ya libre de todo cambio. No llores, pues, al que ha de merecerte tu corona, al que será prenda de tu galardón. Has devuelto el depósito que guardabas, has presentado lo que se te había confiado. Ya no has de preocuparte más, desde el momento que has dejado tu riqueza en lugar inaccesible a los salteadores. Si supieras qué tal es la vida presente, qué tal la futura, cómo la presente vida no es más que una tela de araña y una sombra, y la futura, inmutable e inmortal, todos los otros motivos estarían de más.

33.- Porque ahora tu hijo está ya libre de toda vicisitud; mas, de haber seguido aquí abajo, tal vez hubiera permanecido bueno, tal vez no. ¿No ves cuántos padres tienen que rechazar a sus propios hijos? ¿No ves cuántos se ven forzados a tener consigo a los que son peores que los mismos rechazados? Considerando, pues, todas estas cosas, portémonos como sabios, pues de esta manera no sólo seremos gratos al difunto mismo, sino que obtendremos grandes alabanzas de los hombres y magníficas recompensas de DIOS por nuestra resignación y, finalmente, alcanzaremos los bienes eternos, que a todos os deseo por la gracia y amor de nuestro Señor Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

TEOLOGIA 2 - TEMA 19º

A.- Biblia: Las Imágenes
B.- Teología: Deberes del 6º y 9º Mandamiento

A.- Biblia: Las Imágenes

474. Herejía Iconoclasta. Fue la negación de las imágenes. Surgió con menos discusiones teológicas, pero era más popular y práctica, abarcando a las Tradiciones y a la Liturgia.

475. El mal ya se venía incubando, pero aumentó al ser apoyado por el emperador León 3º que gobernaba en Constantinopla. Se creía que era César y Papa al mismo tiempo, dentro de sus dominios; se enfrentó a los monjes, que eran una fuerza muy respetable en el Oriente, y que el pueblo y el Papa los defendían. Esta tendencia se ha repetido varias veces a lo largo de la Historia; en el siglo 16, con los Protestantes, y ahora, en diversos grupos; en el fondo, lo mismo.

476. Historia. La pintura de las imágenes y representación de Jesucristo, la Virgen y los Santos, viene de tiempos muy antiguos, como se puede ver en las Catacumbas. También es antiguo el culto a estas imágenes, que sin duda se generalizó después, en la paz conseguida por Constantino. En el siglo 4º se extendieron por el Oriente los Iconos (Imágenes) sagrados, originarios de Egipto, a imitación de los bustos y retratos que los antiguos ponían en sus sepulcros. Las catacumbas romanas, con los grafitos y figuras aereoaladas, indican que se tributa culto y veneración a las imágenes de Cristo, la Virgen y los Santos.

477. La Iglesia nunca lo prohibió, a pesar de lo que se dice en el Antiguo Testamento, que se refiere a los ídolos o personajes irreales que nunca existieron; no es nuestro caso, el de los Santos, que son personajes históricos y reales. Y lo hizo DIOS para que el pueblo recién salido de Egipto, no se contagiara de las idolatrías del mundo que les rodeaba. Además, tenemos que el mismo DIOS mandó hacer unas imágenes de ángeles para ponerlas sobre el Arca de la Alianza, y la serpiente de bronce. Y desde los Comienzos de la Creación, vemos que DIOS nos hizo a Su Imagen y Semejanza.

478. Cualquier católico tiene la idea clara de que los Santos son intercesores y se les pide que nos ayuden a obtener favores de DIOS. El culto que les damos es de veneración-dulía- a los Angeles y Santos; veneración singular, primero entre iguales, protodulía, a San José; veneración especial, híper dulía, a la Virgen; y adoración, latría, sólo a DIOS, a Jesucristo, la Eucaristía y la Santa Cruz.

479. Se suele indicar el año 726 como principio de la campaña iconoclasta, por parte del emperador. Al principio, disimuladamente, para no alarmar al pueblo. Cuando al año siguiente, un tal Jovino, mandado por el emperador, quiso destrozar a martillazos una imagen de Cristo, puesta por Constantino el Grande sobre la puerta de bronce del Palacio imperial, el pueblo lo derribó de la escalera, lo mató, y las mujeres pisotearon su cadáver; lo mismo hicieron con los que le acompañaban. El emperador desencadenó una persecución hasta el 775.
480. Magisterio. Fue el 2º Concilio de Nicea en el año 787, 7º ecuménico, con el Papa Adriano 1º, quien fijó la doctrina contra los iconoclastas. Dice en la 7ª sesión: ..entrando como si dijésemos en el camino real, siguiendo la enseñanza divinamente inspirada de nuestros santos Padres y la tradición de la Iglesia Católica, pues reconocemos que ella pertenece al Espíritu Santo, que en ella habita, DEFINIMOS CON TODA EXACTITUD Y CUIDADO, que de modo semejante a la imagen de la preciosa y vivificante Cruz, han de exponerse las sagradas y santas Imágenes, tanto las pintadas, como las de mosaico, y de otra manera conveniente, en las santas iglesias de DIOS, en los sagrados vasos y ornamentos, en las paredes y cuadros, en las casas y caminos: las de Nuestro Señor y DIOS Salvador Jesucristo, de la Inmaculada Señora Nuestra, la Santa Madre de DIOS, de los preciosos Angeles y de todos los varones Santos y Venerables. Porque cuanto con más frecuencia son contemplados por medio de su representación en la imagen, tanto más se mueven los que éstas miran, al recuerdo y deseo de los originales, y a tributarles el saludo y adoración de honor, no ciertamente de latría verdadera, que según nuestra Fe, sólo conviene a la naturaleza Divina, sino que como se hace con la figura de la preciosa y vivificante Cruz, con los Evangelios y con los demás objetos sagrados de culto, se las honre con la ofrenda de incienso y de luces, como fue piadosa costumbre de los antiguos. PORQUE EL HONOR DE LA IMAGEN SE DIRIGE AL ORIGINAL, y el en ella representada.

481. Así pues, quienes se atrevan a pensar o enseñar otra cosa, o bien a desechar, siguiendo a los sacrílegos herejes, las tradiciones de la Iglesia, o inventar novedades, o rechazar alguna de las cosas consagradas a la Iglesia: el Evangelio, o la figura de la Cruz, o la pintura de una Imagen, o una santa Reliquia de un mártir, o bien a excogitar torcida y astutamente, con miras a trastornar algo de las legítimas tradiciones de la Iglesia Católica: a emplear además, en usos profanos los sagrados vasos o los santos Monasterios: si son Obispos o Clérigos, ordenamos que sean depuestos; si son monjes o laicos, que sean separados de la comunión.

482. Cisma de Occidente. En este siglo 14, como en el 10, se aprecian más las miserias humanas de la Iglesia, con las que ya contaba Jesucristo al poner hombres al frente de ella, seguro de que no por eso se iba a destruir.

483. Se inicia este Cisma con la elección del Papa Urbano 6º y la contra elección de Clemente 7º; es en 1378. No hay errores teológicos, ni quizá malas voluntades; era la ignorancia de sobre quién sería el verdadero. Después de una larga residencia de los Papas en Avigñon de Francia, con la vida no muy ejemplar de algunos Papas y Cardenales, y con los nacionalismos franceses e italianos, se llegó también a elegir otro Papa español. Esta lamentable situación llegó a su fin el 26 de julio de 1417; depusieron a dos de ellos, renunció el otro, y fue elegido Martín 5º, que procuró la reforma. Era un ambiente muy feo de la época en que parecía estar todo contaminado. Pero también había Santos como Santa Catalina en Italia y San Vicente Ferrer en España.

B.- Teología: Deberes del 6º y 9º Mandamientos.

484. Se nos manda la castidad propia de cada estado, externa e interna; obras y palabras, pensamientos y deseos.

485. En Exodo 20,14 se nos dice, No fornicarás; en Deuteronomio 5,18 también. En Exodo 20,17, no desearás la mujer de tu prójimo; y Deuteronomio 5,18. En Mateo 15,19 nos habla Jesús y nos dice que del fondo del corazón salen los malos pensamientos y deseos. El sexto Mandamiento prohíbe los actos externos de lujuria. 1ª Corintios 6, 9-10; 6,13; Efesios 5,3; Tesalonicenses 4,3-4. En el 9º Mandamiento se prohíben los actos internos de pensamientos y deseos impuros. San Mateo 5,27-28.

486. La Castidad. Es una virtud moral que refrena los apetitos carnales y les pone orden. Consiste en no querer cometer, en abstenerse de toda clase de placeres ilícitos. Excluye o modera todo placer carnal. Se llama castidad perfecta, cuando excluye todos los placeres, incluso los lícitos del Matrimonio, por el Reino de los Cielos. Pureza es la moderación de algunos actos que pudieran llevar a los pecados deshonestos. Virginidad cuando no se ha faltado nada contra la castidad y se conserva la entereza corporal e integridad virginal, con el propósito de guardar castidad perfecta. El pudor es un sentimiento interno que lleva a cuidarse de todo aquello que pudiera despertar la concupiscencia o inclinación desordenada.

487. Obligación. Hay obligación grave de guardar castidad, cada uno dentro de su estado, según se nos manda en estos Mandamientos. San Pablo insiste en 1ª Corintios 6, 9-10: No os engañéis: ni los fornicarios...entrarán en el Cielo. Y el Apocalipsis 22,15.

488. Por derecho natural, la carne debe estar sujeta al espíritu; por derecho sobrenatural, nos lo pide el ser hijos de DIOS, herederos del Cielo, miembros de Cristo, templos del Espíritu Santo, hijos fieles de nuestra Madre Inmaculada. 1ª Corintios 3,16-17; 6,19; 2ª Corintios 6,16.

489. Su posibilidad. Es posible para el hombre, aunque en algunos momentos parezca lo contrario. DIOS no puede mandar imposibles. Ni perjudica la salud, como dicen algunos que se llaman “doctores” Más bien la beneficia, y facilita el estudio, el deporte y todas las cosas buenas. Por el contrario, los desórdenes, vicios y enfermedades como el Sida y otros, vienen como aviso de los pecados.

490. DIOS la estima mucho, por hacernos semejantes a los Angeles: nos eleva, espiritualiza, facilita toda clase de esfuerzos y sacrificios, por tener mayor integridad. Los limpios de corazón verán a DIOS, nos dice Jesús en San Mateo 5,8.491. Ventajas. En esta vida nos mantiene más íntegros, más despejado el entendimiento y con especial fuerza en la voluntad; permite mayor entrega a DIOS, y mayor disponibilidad para servir a los demás; estas son las dos razones principales que la Iglesia ve para exigir el celibato en los Sacerdotes de rito Latino. Y en la otra vida, algo especial.

492. Para guardarla mejor, alimentarnos bien espiritualmente, y también remedios naturales como el horario, trabajo, deporte, buenas lecturas, buenas compañías, buenas diversiones, control de la televisión; y también, cuidado en las comidas y bebidas, posturas cómodas, ropas muy ajustadas o agradables, posturas y demás cosas que fomentan los gustos y flojera y predispone a la caída. Una mente ociosa es un taller del Diablo; un cuerpo cansado por el trabajo y deporte y sacrificios, está más dócil para someterse al alma, y el alma a DIOS. Estemos siempre ocupados, y ocupados en cosas buenas. Con la Virgen, se vence mejor.

493. Catecismo 2331 a 2359 y 2514 a 2533.

TEOLOGIA 2 - TEMA 20º

A.- Biblia: El Renacimiento
B.- Teología: Pecados contra el 6º y 9º Mandamiento

A.- Biblia: El Renacimiento
494. A partir del siglos 13, Los amantes de las ciencias, artes y letras de griegos y romanos, ocasionaron un resurgir, que había sido paralizado con la invasión de los bárbaros y los saqueos de las grandes ciudades. También se acrecentó en forma negativa por el constante espíritu de lucha de todas las fuerzas del mal contra el bien, no queriendo ver lo positivo.

495. La Iglesia favoreció desde un comienzo esta renovación, siendo en la mayoría de los casos la iniciadora e impulsora del desarrollo en todas las artes. En las Bibliotecas de los grandes Monasterios, los monjes copistas harían resurgir conocimientos dormidos y olvidados. San Agustín cristianizaría a Platón, y Santo Tomás de Aquino haría lo mismo con Aristóteles. Al darle el sello cristiano, esa cultura aparecía con mayor esplendor y plenitud. Y no podía ser de otra forma, porque el mismo DIOS siempre quiso para el hombre la perfección, que es Santidad. Y la Iglesia, entonces y siempre, trató de evitar las desviaciones, que enterraban muchos valores.

496. La caída de Constantinopla. Los turcos se apoderaron de ella en 1453, y los sabios griegos se esparcieron por todo el Occidente, llevando consigo manuscritos y documentos de poetas, historiadores y filósofos de la antigüedad. Tuvo mayor influencia en Italia y España, por la famosa escuela de traductores de Toledo, que el rey Alfonso 10º el Sabio, había organizado. Muchos de estos documentos, venían a través de los árabes. A todo este movimiento cultural se le llamó Renacimiento.

497. Desviación. Estos esfuerzos se inclinaron al lado negativo, prevaleciendo las ideas paganas, que al penetrar en la sociedad, enfriaron el espíritu de los que no le tenían muy bien alimentado, que eran mayoría; y por no estar muy firmes, se los llevó la corriente; algo parecido a lo de ahora.

498. Además, el incremento del comercio, la abundancia de dinero y la entrega a los goces materiales y sensibles, llevó a los vicios y corrupción de costumbres, sobre todo en la clase acomodada, que solía ser más influyente. Como esta forma de vida no está de acuerdo con el Espíritu del Evangelio, se refugiaron en el paganismo, que les dejaba libertad y hasta cierto punto, les alentaba. Se acentuó más en Alemania, que atacó la Moral cristiana y desembocó en la revolución protestante del siglo 16.

499. Este avance de la ciencia falsa, que quería minar todos los fundamentos del cristianismo, se centró en la figura de Lutero, que encabezó y dio cuerpo a la gran división. Hacía falta en verdad una reforma, pero no por esos caminos.

500. De los principios que Lutero estableció, uno de ellos fue el libre examen o libre interpretación de la Biblia. Este Santo Libro inspirado, puesto en manos de personas sin preparación, sin control y a merced de gustos y pasiones sin controlar, llevó, y está llevando, a interpretaciones falsas y peligrosas. Así florecieron y siguen floreciendo, grupos y sectas muy diversas que llevan a la indiferencia y naturalismo con el materialismo. ¿Qué sería de un idioma, si la profesora dijera que cada uno pronunciara a su gusto? Nadie se entendería.

501. Del grito contra la Iglesia en el siglo 16, se pasó al grito contra Jesucristo como DIOS; y después, con la Enciclopedia y falso iluminismo, se extendió el racionalismo y desembocó en la negación de DIOS y de toda la realidad espiritual de los siglos 19 y 20. Así, quedaron presos del materialismo más brutal, que lleva al endiosamiento del hombre, y por lo tanto, a su propia degradación y destrucción, como podemos ver por las dos guerras mundiales del siglo 20, que han superado en desgracias a todas las guerras de los siglos anteriores.

502. Decir que la Religión es la culpable de la incultura, es afirmar la incultura de quien lo dice. Los orígenes de la literatura, teatro, poesía, música, danza, arquitectura, escultura y demás artes, ha estado siempre en los temas religiosos. Llegamos a Roma, por ejemplo, y vemos su confirmación por todas partes. La ciencia y la técnica, sin el control de DIOS y la Moral, nos puede llevar a cosas muy desagradables y degradantes que hagan perder el verdadero sentido de las cosas y del mismo hombre.

503. El Estado del Vaticano es de los más pequeños del mundo, y al mismo tiempo, el más influyente en todo el mundo. El arte rebosa por todas partes. La columnata de Bernini con sus 284 columnas y 88 pilastras; el Vaticano con sus once mil habitaciones y todo lo que hay en ellas; la Basílica de San Pedro con sus 187 metros de diámetro y 117 de altura. Y el obelisco egipcio del siglo 15 antes de Cristo, que está en el centro de la Plaza de San Pedro, nos muestra la siguiente inscripción: CRISTO VENCE, CRISTO REINA, CRISTO IMPERA.
B. Teología: Pecados contra el 6º y 9º Mandamientos.

504. Todo lo contrario a la virtud de la castidad: los deseos impuros, aunque no se pongan por obra; los que se complacen en hablar, cantar, hacer o escuchar cosas deshonestas con agrado; los que consigo mismo o con otros tienen tocamientos o acciones deshonestas, o las desean ejecutar. San Mateo 5,28 y 15,19.

505. Toda esta materia es grave; el pecado variará según el grado de advertencia o consentimiento. Ofenden a DIOS y degradan al hombre, llevándole a cosas que ni los animales las hacen: homosexualismo, masturbación, esterilizaciones, abortos.

506. Obligación de evitar las ocasiones. Deben evitarse como el mismo pecado. San Mateo 18,9. Los que se ponen voluntariamente en las ocasiones de cometer pecados, pueden llegar a pecar. Cuando estas ocasiones son necesarias, hay obligación de resistir y encomendarse a DIOS para no consentir, procurando apagar el fuego de la pasión; pensando, por ejemplo, y si me muriera en este momento, ¿dónde iría?507. Causas. La principal es la inclinación al mal o desorden que ha quedado en nosotros después del pecado original de Adán y Eva. Esta inclinación halaga los sentidos; aquí ya se debe cortar; mueve a la sensualidad y excita la sexualidad. Estos halagos pueden venir de fuera, como las modas, lecturas, grabados, películas de la tele; descontrol de los sentidos, comiendo y bebiendo con exceso y por gusto, el tabaco, las bebidas alcohólicas, también excitan; cuando se busca lo más placentero y agradable al cuerpo.

508. Desde dentro, debemos controlar, rechazar; desviando la atención a otras cosas, y aplicar remedios naturales y sobrenaturales, ya vistos en el tema anterior. Y en casos extremos, ver las grandes penitencias que han hecho algunos santos para vencer.

509. Procurar que las causas remotas no lleguen a ser próximas; y que las próximas las hagamos remotas. Con la Gracia de DIOS, podemos; y será más fácil con la Virgen.

510. Catecismo 2360 a 2400.

TEOLOGIA 2 - TEMA 21

jueves, 24 de septiembre de 2009
A.- Biblia: Protestantismo 1
B.- Teología: Deberes del 7º y 10º Mandamiento

A.- Biblia: Protestantismo 1

511. Surge en Alemania en el siglo 16. Es la rebelión que estalló en la sociedad cristiana dividiendo a Europa en dos. Fue ocasionada y sostenida por el espíritu de orgullo y corrupción que engendró el renacimiento pagano, unido a la codicia de los poderes públicos para apoderarse de las riquezas de la Iglesia. Se extendió con rapidez por los paises del norte de Europa, sembrando por todas partes las discordias.

512. Es curioso observar, también hoy, que ningún católico practicante sienta necesidad de cambiar de religión; en cambio, sí lo hacen los que su vida no está de acuerdo con la Iglesia y es bastante desordenada y sucia. Los problemas de aquella época tenían otra solución, como efectivamente aplicó la Iglesia años después.

513. Lutero. Nace en 1483 en Eisleben de Sajonia, Alemania; fue religioso agustino, profesor de Universidad, de carácter orgulloso.

514. Cuando en 1514 el Papa León 10º concede indulgencias a los que ayuden con limosnas para terminar la Basílica de San Pedro y para la guerra contra los turcos que amenazaban a Europa, y encomendó su predicación y recaudación a los Dominicos, Lutero, quizá por envidia, empezó a predicar en contra: primero contra las indulgencias, después contra el mismo Papa.

515. En la Iglesia había cosas que cambiar y mejorar, Desgraciadamente, él confundió la disciplina con el Dogma, y empezó a predicar contra el Purgatorio, contra los Santos, contra los Votos religiosos y contra el Celibato; contra la Abstinencia y contra los Sacramentos, dejando sólo el Bautismo y la Eucaristía. Introdujo la libre interpretación de la Biblia, y rechazó la autoridad de la Iglesia.

516. Reacción. Teólogos Católicos y Universidades le condenaron. Intervino el Papa llamándole al diálogo, y como no quiso, se le excomulgó; se mandó quemar sus escritos. Tras nuevo intento de diálogo y rechazo fue desterrado. Unos desconocidos lo secuestraron y se lo llevaron al castillo del elector de Sajonia que lo defendía; allí empezó la traducción de la Biblia al alemán, suprimiendo o cambiando lo que no le interesaba.

517. Colaboradores. Los halló en los príncipes descontentos y codiciosos, a quienes incitó a la usurpación de los bienes eclesiásticos; halagó las bajas pasiones, toleró que uno de ellos tuviese varias mujeres, y él mismo contrajo matrimonio con una exreligiosa cisterciense, que a petición de Lutero, dejó la vocación.

518. Carlos 5º. Justamente alarmado por las escandalosas escenas que por todas partes provocaba esta falsa reforma, hizo reunir varias Dietas o Congresos de algunos estados o principados, para tratar ciertos asuntos públicos y con el fin de cortar los progresos de la herejía. Las dos principales fueron la de Espira en 1529 y la de Augsburgo en 1530. En la 1ª se dio a los luteranos el nombre de protestantes, porque protestaron, y así se llamó a los demás. 519. Extensión. Varios príncipes de los estados de Alemania se iban uniendo a la herejía, movidos por los intereses que les reportaba, y formaron la Liga de Escamalda para luchar contra el Emperador que defendía al Papa. Como Carlos estaba en guerra con Francia, no podía atender también la interna de Alemania y por eso les dio a los protestantes la libertad de conciencia, hasta la reunión de un Concilio General.

520. Hemos de tener en cuenta que en esa época, la unidad religiosa era básica para las demás unidades políticas, económicas y culturales, por lo que al romper la primera, se rompían las demás.

521. Lutero iba triunfando, viéndose a la cabeza de un numeroso partido, aunque ya sentía el amargor de ver cosas en sus discípulos que él no quería, pero que eran consecuencia de los principios que había sembrado. Murió en su ciudad natal, Eisleben, en 1546, y dejó quebrantado el principio de autoridad en el seno de la sociedad cristiana, a la Iglesia en la mayor perturbación y a Europa sumida en desastrosas divisiones civiles y religiosas que habría de costar mucha sangre.

B. Teología: Deberes del 7º y 10º Mandamientos

522. No robar y no codiciar. Ordena la práctica de la justicia con respecto a la propiedad, reconociendo los derechos de cada uno sobre los bienes.

523. Prohíbe los actos externos contra la justicia y el derecho del prójimo sobre los bienes. Exodo 20,15; Deuteronomio 5,19. Obliga a no quitar ni querer lo ajeno contra la voluntad de su dueño. No hacer daño al prójimo en sus bienes, debiendo restituir y satisfacer cuando antes los daños que se hayan hecho, dice el Catecismo.

524. Idea de Justicia. Es una virtud cardinal que inclina a darle a cada uno lo suyo. En derecho, es el poder moral inviolable de una persona para tener, hacer o exigir alguna cosa, ya poseída o con capacidad para poseerla.

525. La justicia Conmutativa, respeta el derecho que a cada uno le corresponde. La Distributiva, distribuye por igual los oficios y las cargas entre los ciudadanos, proporcionalmente a las fuerzas y méritos. La Legal, que inclina a los ciudadanos al cumplimiento y observancia de las leyes de la Nación en orden al bien común. La Social, que asegura la coordinación de bienes e intereses dentro del organismo social, así como cada clase y miembros de la misma; asigna la parte propia y su correspondiente defensa. La Vindicativa, que mueve al Juez a castigar al culpable, conforme a la culpa, en bien de la sociedad y por los medios ordenados por la autoridad legítima.

526. Obligaciones. La Conmutativa, derecho de cada uno, obliga bajo pecado mortal y con el deber de restituir en lo que se hubiere violado. Exodo 20,15; 1ª Corintios 6,9-10.

527. La Distributiva, distribución por igual de cargas y oficios, proporcionalmente, y la Legal, cumplir las leyes civiles, también obligan bajo pecado mortal por el daño que se produce al orden social, pero no obliga a la restitución, a no ser que hubiera algún derecho de alguien.

528. Verdades fundamentales del Derecho. DIOS es el dueño de todo por ser el Creador y Conservador. Los hombres somos administradores temporales. Tenemos cierto derecho a ser propietarios. Los socialistas y derivados hablan de propiedad social, que es el capitalismo de estado, y dicen que la propiedad es un robo; pero bien se encargan ellos de poseer y conservar cuanto pueden. Nosotros defendemos la propiedad privada con sentido social, que es la caridad cristiana.

529. Todo hombre que legítimamente hiciera suyo cuales quiera bienes, adquiere sobre ellos un derecho inviolable. Lo dice el derecho natural, el sentido común y la Biblia en Exodo 20,15.
530. Las cosas claman a su dueño, han de fructificar para su dueño; y perecen para su dueño, debiendo restituir lo equivalente, el culpable de que perezcan. Y no es lícito enriquecerse con cosas ajenas.

531. El derecho de propiedad. Consiste en la legítima facultad de disponer de alguna cosa como propia, que se llama dominio. Su objeto son los bienes que de hecho y de derecho pertenecen exclusivamente a una persona.

532. La propiedad, cuando no está restringida por alguna Ley, comprende lo siguiente: disfrute por entero de ella, prohibición a los demás de estorbar este disfrute, y poder consumir, vender o donarlo.

533. Es un derecho de origen Divino: Pueden consultar la doctrina social de la Iglesia, que es maravillosa y que muchos desconocen, sobre todo, la encíclica Rerum Novarum del Papa León 13, y la Quadragésimo Anno, del Papa Pío 11, que son de un grandísimo valor. Es un derecho sagrado, intangible e inviolable por proceder de DIOS y estar en la misma naturaleza del hombre. La Iglesia también lo tiene.

534. Modos de adquirir la propiedad. Por mera ocupación con ánimo de conservarlo para sí, cuando es la primera ocupación. Por hallazgo, ignorando al dueño, después de las debidas diligencias. Por trabajo, en razón de la actividad personal. Por prescripción, después de tenerlo cierto tiempo. Por contrato o convenio entre una o varias personas. Por sucesión, herencia o recogida de bienes de un difunto con derecho. Y cuando una cosa es producida por otra nuestra.
535. Está claro que no hay mejor programa que el de la ley de DIOS. Que la Virgen nos ayude a vivirlo.

536. Catecismo: 2401 a 2417 y 2534 a 2557.

EN LAS LOMAS DEL POLO NORTE

UNA TORMENTA SIN IGUAL

POR SEGUNDO LLORENTE, S.J.

Marzo es el mes de las tormentas.
Ya se iba a terminar el mes y no habíamos tenido ni tormentas ni indicio de ellas. Los viejos se rascaban la cabeza y miraban al cielo con ojos de duda.¿Acaso dejan de visitar a España las golondrinas, cuando, allá por San José, los días son más luminosos y benignos y como mensajeros del verano que se aproxima? Pues si las golondrinas nunca dejan de venir, ¿por qué van a fallar este año las tormentas a fines de marzo? Las tormentas aquí son tan infalibles como las golondrinas en España.
El 29 de marzo
amaneció claro y sereno como los días precedentes para que no falle la ley general de que hay calmas que son presagio de la tormenta que se avecina. Al atardecer, el sol se escondió más pronto que de ordinario; y al anochecer, el cielo estaba plomizo y la brisa comenzaba a convertirse en algo más que una simple brisa. Desde entonces los acontecimientos se precipitaron con un ritmo desconcertante.

Marzo 30, jueves
No se ve nada. La tormenta va adquiriendo tales proporciones que lleva camino de convenirse en algo serio. Al abrir la puerta, la hallo tapiada por un muro de nieve que obstruye la luz y me da un susto que pasa luego. Es como si al abrir la puerta se encontrara uno con un fantasma que hace muecas y amenaza con unas uñas retorcidas y muy largas.Digo la Misa solo, sin que se me ocurra hacer señal con la campana. Da gusto tener en las manos a Jesucristo, mientras afuera el mundo es una madeja de remolinos vertiginosos de nieve que eclipsan el sol y convierten el suelo en un mar alborotado. Con Jesús se está bien, y hasta se sonríe uno con cierta despreocupación.Toda la tarde el viento ha ido creciendo. Por la ventana no se ve materialmente más de cinco metros. Paso el día leyendo, escribiendo, haciendo gimnasia sueca, estudiando y rezando lo mejor que puedo. Me acuesto más temprano que de ordinario.

Marzo 31, viernes
La tormenta de hoy es mucho peor que la de ayer. La chimenea brama como cien toros bravos que ardieran vivos en una dehesa. La campana de la torre se cimbrea sin cesar con una pausa rítmica que semeja un toque funerario sin fin. De pronto, la casa se sacude y... no pasa nada; creí que íbamos ella y yo a volar por las nubes. Nuevas sacudidas; pero tampoco pasa nada. Me confirmo en que es más el ruido que las nueces y no paro mientes en las sacudidas que se suceden. Digo Misa solo, con toda la devoción que puedo acaparar y me resigno a pasar otro día de soledad leyendo, estudiando, escribiendo, rezando y haciendo gimnasia sueca. Ya no miro por la ventana; no se ve nada.Aunque tengo los ojos en el libro, la imaginación anda por los cerros de Ubeda, y se entretiene recordando al cartero eskimal que el año pasado se perdió en una tormenta parecida a ésta y se le agotó la ración de salmón helado y volvió al cabo de una semana con sólo tres perros. Los otros nueve se le habían helado. Los perros resisten bien, si comen en abundancia. A dos días que estén sin comer, se debilitan y puede temerse de ellos cualquier cosa.Sigo leyendo con los ojos, mientras la imaginación reanuda el hilo de sus divagaciones y me saca a cuento aquel pobre eskimal del otro lado de la bahía, que fue sorprendido por otra tormenta, mientras cruzaba en trineo una llanura, que lo era conocidísima.Los remolinos le desorientaron y dio órdenes erróneas al perro delantero. Llevaba en el trinco a un hijo de siete años y el pobre nene comenzó a dar muestras de aterirse. El padre se quitó el capote y se lo puso al niño; pero, sin capote, perdió el uso de los miembros y cayó para no volverse a levantar. Con capote y todo el niño se heló y fue hallado luego como una bola sobre la nieve.El perro delantero, sin órdenes erróneas que le desorientaran, se guió por el instinto y llegó a casa con el trineo vacío. Todos los perros estaban sanos y buenos; pues, cuando les amenaza un peligro común, parece que lo huelen; y, en vez de reñir y matarse, tiran como movidos por un solo resorte hasta que se ven en lugar seguro.Como me es muy difícil concentrarme en la lectura dejo el libro, hago los ejercicios espirituales de la noche y me acuesto.

Abril 1, sábado
La tormenta de hoy es muchísimo peor que la de ayer. El ruido de la tormenta aquí en la cocina, semeja al de las máquinas de un trasatlántico moderno.Digo la Misa solo y después del desayuno me calo el impermeable y la gorra de cuero que cierra cuello y cabeza, y con una pala entro en calor, abriendo un túnel a través de la puerta, y saliendo a flor de nieve por una escalinata, también de nieve, con peldaños muy anchos para no resbalarse.Logro incrustar en la nieve tres tanques de petróleo vacíos que defienden el boquerón de la escalinata y me pongo así en comunicación con el mundo exterior.Fue una inspiración del cielo, a lo que veo. Dos horas más tarde venía un eskimal y me entregaba un telegrama. Es de saber que el Gobierno tiene en Kotzebue una estación de telegrafía sin hilos; la única del norte del Círculo Polar.Un señor de Boston, que me escribe semanalmente, con la regularidad de un reloj, me había prometido un telegrama en el mismo punto y hora en que el Generalísimo Franco entrase en el último pueblo rojo y quedase de hecho y de derecho amo único de España.Yo ya había olvidado tan caritativa promesa. Al tomar el telegrama, veo que viene de Boston, a ocho mil kilómetros de Kotzebue. Decía así: «DESE GRAN BANQUETAZO. FRANCO DUEÑO ESPAÑA. SALUDOS». El buen señor pagó ocho duros por el sólo placer de darme tan grata noticia.Le di al eskimal una libra de chocolate, y, apenas salió por el túnel, me entregué a extremos de alegría, marcando el paso por la cocina con el brazo levantado y cantando la Marcha Real, por no saber ni la letra ni la música del himno “Cara al Sol”.

A una silla, que se me atravesó, le di tal puntapié que luego gasté dos horas con puntas y un martillo hasta que la dejé casi como nueva. Empecé un Tedeum cantado que terminé en voz baja muy en recortada. ¡Gracias a Dios! El sueño dorado de tantos y tan aciagos meses, se ha convertido en realidad actual.Tantas Misas dichas por el triunfo de Franco; tantas oraciones y lágrimas; tanto rogar e importunar a Dios en las gradas del altar las noches frías de invierno en estos altares silenciosos de Alaska; tantos artículos escritos pare refutar la propaganda roja, que tomó por asalto las diecinueve vigésimas partes de la prensa yanki; tantos discursos en las costas del Pacífico, inundando a los auditorios con datos, nombres, fechas y escenas de la guerra que se prolongaba congojosamente, deshaciendo embustes, pintando la realidad y procurando no perder los estribos al oír los nombres de Maritain y compañía; todo esto y mucho más, que me callo, fui bien empleado, y ahora se regocija el alma al recoger la cosecha multiplicada el ciento por uno.Recuerdo que, cuando hacía yo una semana de retiro a fines de enero, un día, al ir a meditar, paseando por el hielo piano de una laguna vecina, me dió voces un blanco y me dijo silabeándolo que, según la radio, las tropas de Franco acababan de entrar en Barcelona. ¿Qué sabía aquel blanco de retiros ni de silencios religiosos?Meditaba yo aquel día sobre el misterio de la huída de la Sagrada Familia a Egipto. Como el día del Juicio lo han de saber todos, quiero confesarlo aqui públicamente y acusarme de que, en las dos horas largas que paseé por la laguna nevada, todo intento de meditar sobre el misterio mencionado fracasó rotundamente, siéndome por otra parte fácil y en extremo agradable meditar sobre la prisa que se estarían dando los rojos en su huida precipitada camino de los Pirineos. Todo se había terminado ya.¡Habíamos triunfado! Aunque yo no había vestido el uniforme, hablaba en plural y afirmaba con todo aplomo que habíamos triunfado. Luego dispuse en mi cabeza lo que se había de hacer con los prisioneros, que serían muchos y muy variados; tracé planes de reconstrucción nacional; ascendí a generales a varios oficiales de rango inferior; levanté a Franco una estatua monumental; abracé y di palmadas en los hombros a todos y cada uno de los soldados nacionales y les dije frases sumamente encomiásticas y de aliento; y luego me puse a preparar el banquete de la Victoria: carne de reno con arroz, patatas, cebollas y tomates que venden aquí en botes en el almacén; una tortilla dorada que parecía un sol; pan, mantequilla y una taza de té.Lo comí todo muy distraído, ocupado como estaba en reconstruir la España Imperial. ¡Ni un alma a quien comunicar tan histórico acontecimiento! Afuera, la tormenta seguía lo mismo. Sobre un banco de la iglesia hay un montón de ramos. No sé si dejarlos ahí o echarlos al desván.

Abril 2, Domingo de Ramos
La tormenta sigue impertérrita. ¿Tocaré la campana? La toco y veo con asombro que un grupito de eskimales luchan penosamente contra viento y marea y vienen a Misa.¡Ay, cómo llegaban! La nieve se les había metido por los pies y los había blanqueado como si estuvieran pintados de cal. Venían cegados, encendidos los rostros por lo difícil de la respiración, bufando y acoceando el piso y semejantes en todo a seres del otro mundo.

Al entrar en el portal, se sacudían y llenaban el piso de nieve que yo barría con una escoba. Le acercaban cautelosamente a la estufa que allí cerca chisporroteaba y luego se sentaban y se miraban y empezaban a sonreír y a vivir.Tuvimos la bendición de los ramos como en cualquier otra iglesia de la cristiandad, y un joven más inteligente leyó en inglés el Evangelio, mientras yo lo leía en silencio al extremo del altar.Tuvimos una instrucción catequística sobre el significado de la Semana Santa, y los pobrecitos se encapucharon de nuevo a forcejear contra el vendaval furioso camino de sus casuchas sepultadas en la nieve.Yo me vuelvo a quedar solo. Salir de casa serie exponerme a extraviarme apenas traspusiera los umbrales. El eskimal se agazapa y se arrastra y sigue por instinto rastros invisibles que le llevan a la choza, aunque todos los años se dan casos de indígenas perdidos y hallados muertos y helados a veinte pasos de sus casas. Se hartaron de rodearla y de pisarla sin verla, en medio de una tormenta tenebrosa, hasta que sucumbieron. Parece increíble si no pasara aquí, en estas mismas calles.

Abril 3, Lunes Santo
La tormenta sigue sin amainar. A eso de las dos de la tarde el huracán afloja unos momentos y veo por la ventana, con asombro, que entre mi casa y la próxima, que distan unos cien pasos, se está formando una montaña de nieve que se va acercando cada vez más a los cristales de mis ventanas.Ahora me explico por qué no se ve. Es una montaña compacta de nieve cuyas cumbres se alzan y alzan con el soplar del huracán que la va amontonando y apretujando. Entre el muro de nieve y mis paredes no hay arriba de tres metros.

Por este callejón de tres metros el viento pasa silbando y bramando con un furor rabiosísimo, y yo empiezo a preocuparme de lo que ocurriría si el callejón se estrecha más y el muro de nieve se desploma sobre las ventanas.Confío, sin embargo, en que el ímpetu del viento barrerá sin compasión hasta el más diminuto copo de nieve que quiera quedarse en este canal de aire impelido por fuerzas titánicas, y que llegará un momento en que el callejón no se podrá estrechar ni una pulgada más.La chimenea continúa con sus gritos de angustia y la campana no cesa de lanzar al aire sus acentos funerarios. Toda la naturaleza está desatada. ¡Ay del trineo cogido en campo raso, o del aviador impaciente y arriesgado, o del pescador que se adentró demasiado por el hielo de la bahía en busca de focas!La naturaleza esta desencadenada, furiosa, rabiosa; va con el puño en alto y blande un puñal de dos filos envenenado que hundirá implacablemente en las entrañas de la víctima que caiga en sus brazos mortíferos. ¿Cuándo amainará el viento, y cesará de volar la nieve por el espacio y veremos el sol en un cielo azul y sereno? Pero ¡eso es soñar!Los techos y tabiques crujen de nuevo, y el oleaje de remolinos de nieve sigue azotando con saña diabólica cuantos objetos se alzan sobre el nivel del suelo. Han vuelto las golondrinas. Las tormentas de marzo vienen de nuevo a saludar a los moradores del Círculo Polar Artico.Yo leo, estudio, rezo, hago gimnasia sueca, escribo cartas y guiso unos peces helados que conservo en un portalillo donde el fragor del huracán hace riza en los nervios más ajustados y mejor dispuestos. ¡Qué largas son las horas! Los monjes de la Tebaida se me van haciendo más familiares.

Abril 4, Martes Santo
La tormenta sigue un poco peor que ayer. No acierto a divisar el muro que se alza junto a los cristales de las ventanas. Tal vez está muy cerca, pues los copos sacuden los vidrios como látigos, señal de que el callejón se va estrechando, ¿Lucirá el sol en alguna parte del universo? ¿Habrá en la tierra algún lugar donde la gente camine por campos verdes y floridos, en un ambiente de calma y con un cielo apaciguado y transparente?Aquí, en Kotzebue, vivimos como en un submarino. El ambiente y la atmósfera toda, ¿qué son sino un mar de nieve que nos envuelve en sus olas procelosas? Cada choza es un submarino. No se sabe si vive gente aquí; y, presuponiendo que viven, no se sabe si despiden humo las chimeneas, ni si sale alguien de casa.Es evidente que en todos los hogares luce una luz brillantísima; pero al mirar por la ventana no descubro vestigio alguno de luz en ninguna de las casas que rodean a la iglesia. Nunca creí que la nieve era capaz de espesarse tanto.Las rendijas de las puertas y ventanas no están bien rellenas de trapos. Mejor dicho, están lo más rellenas que se pueden poner; pero la tormenta de hoy es excepcional. Detrás de cada puerta y debajo de cada una de las ventanas hay unas dunas de nieve muy bonitas, que se formaron a pesar de todos los rellenos, y de todas las trancas y picaportes.La puerta trasera, aunque parecía que cerraba herméticamente, es una verdadera criba. ¿Por dónde entra la nieve? Eso no me lo preguntéis a mí; pero la nieve entró y está entrando.Mirad, qué montículos de nieve tan monos se están formando nada menos que en tres sitios. ¿Acaso no entran los rayos del sol por un cristal sin romperlo ni mancharlo? Pues algo parecido debe pasar con la nieve de Kotzebue.Yo no he querido tocar el acordeón por estar en Semana Santa; pero hoy cambié de parecer. Después de leer, rezar, estudiar, escribir, guisar y hacer gimnasia sueca, tomé el acordeón y toqué una infinidad de canciones.Después de cenar, toco varios Misereres y Lamentaciones y me acuesto en ambiente de Semana Santa. El mundo exterior es un misterio. En mi alrededor no hay más que viento huracanado, nieve, tinieblas y soledad. Es que vivo en las lomas del Polo Norte.

Abril 5, Miércoles Santo
No sé cómo es la tormenta de hoy. Ya me voy acostumbrando a lo que el primer día me pareció cataclismo catastrófico. Supongo que los defensores de Oviedo, y Huesca, y Verdún, y aun los mismos defensores del Alcázar de Toledo dormirían y hallarían tiempo para cortarse las uñas y aun para echar alguno que otro chiste en medio de aquellos bombardeos infernales.Para mí éste es otro día de encierro forzoso en un edificio que no las tiene todas consigo, mientras el ciclón siga con estos humos. No se ve a nadie ni se oye otro ruido que el bramar alocado de la tempestad crónica que lleva camino de hacerse continua, perpetua y eterna. Que no me vengan a mí con sofismas los filósofos de oficio: se da el continuo; y quédese la tesis ahí sin más sofistería.¿Quién sujeta a la casa en sus cimientos? Porque todo el conjunto da la impresión de que se han confabulado los terremotos, los ciclones, las trombas y los huracanes pasados, presentes y venideros y forcejean a lo gigante por arrancar la casa de los cimientos y divertirse con ella por los espacios interplanetarios.Una vez acostado, tuve la pena de no estar de acuerdo con el regalón de Tibulo que, como nos dice él mismo en su celebrada Elegia, nunca gozaba tanto como cuando oía llover desde la cama; o cuando, acurrucado entre las mantas, oía, calentico, los zumbidos del vendaval que a tantos remeros traería a mal traer. ¡Hubiera querido yo ver a Tibulo anoche en esta aldea de Kotzebue!

Abril 6, Jueves Santo
Hoy en las parroquias de la cristiandad se tiene Misa solemne y se visitan los monumentos. Por la noche se cantan las Tinieblas con sus Lamentaciones seculares, que enternecen el corazón y sugieren al alma pensamientos y deseos de hacerse mejor.Aqui no podemos gastar esos lujos. La tormenta de hoy es tal vez peor que todas las demás reuni-das. En absoluto no tengo derecho a decir Misa privada; pero rigurosamente hablando ésta es una parroquia y mi Misa es por el mero hecho la Misa parroquial, vengan parroquianos o no vengan.Si los Canonistas de Roma estuvieran hoy en Kotzebue, concluirían, después de atar todos los cabos, que sí; que se puede decir Misa el día de Jueves Santo en Kotzebue.Además, si me quitan a mí la Misa, me quitan el único sostén que me tiene en pie, y caeré, y me enfadaré, y agarraré una silla y destrozaré a silletazos esta chimenea de zinc que me está fastidiando con sus bramidos tremebundos. Arreglo el altar como de costumbre y, justamente antes de empezar a revestirme, oigo ruidos extraños a la puerta.La abro y veo que entra algo blanco y arrollado que se mueve y me habla y me desconcierta. Es una eskimala de cincuenta años que me dice a secas cómo no pudo resistirse y se echó a la calle y vino, porque no quería perder la Sagrada Comunión este día, el aniversario de la institución de la Eucaristía.Se extravió muchas veces por el camino y creyó que iba a perecer en algún ventisquero; pero se encomendó a Dios, y luego torció no sé cómo y de repente vio que estaba a la puerta de mi casa. Me decía todo esto mientras se sacudía y llenaba de nieve el pavimento que yo barría con la escoba, mitad asombrado, mitad emocionado, al ver una fe primitiva tan sincera, que me avergonzaba y alentaba y que, sin duda, llenaba de alegría a los cielos.Ya seca, y sin nieve, y después de empuñar en las manos el rosario entró en la capilla muy escandalizada porque no venían los demás. Los héroes son así. No comprenden cómo los demás no son héroes como ellos.Después de Misa quise invitarla a tomar una taza de té o café que la fortaleciera para desandar el camino de la amargura; pero, antes de que yo acabara de quitar las vestiduras, ya empezó ella a adobarse para salir. Salió dando un portazo para que no entrara la nieve, y yo, por instinto, pegué las narices a los vidrios para ver cómo se las bandeaba.La pobre vieja trepó por el muro, pero cayó y el viento la arrastró unos pasos. Volvió a gatear muro arriba, ya toda blanca, y la perdí de vista en menos que se gasta en decirlo. Con gusto la hubiera yo guia-do; pero es de todos sabido que si un ciego guía a otro ciego, ambos caen en la trampa; y si uno se ahoga y le ve otro que no sabe nadar, menos malo es perder una vida que dos.Estos pensamientos crueles me asaltaban mientras recapacitaba sobre la suerte de la pobre vieja. Yo pasé otro día de encierro forzoso con los ejercicios de costumbre.

Abril 7, Viernes Santo
Dios aprieta, pero no ahoga. Hoy, al levantarme, vi con gozo que lucía el sol, y el viento había cesado, y la chimenea estaba muda. ¡Gracias a Dios! Después del desayuno tomé una pala, salí afuera y quedé como hombre que ve visiones al contemplar; atónito los efectos de esta tempestad sin igual.El telegrafista me informó que la velocidad máxima del viento había sido de 124 kilómetros por hora. En los anales de su oficina se conserva el registro de una tormenta de 138 kilómetros, sólo que tuvo lugar en el verano, cuando no hay nieve.Por entre las casas hay montículos de nieve, que no había antes. Desaparecieron los rastros, los senderos y hasta las mismas calles.Subido en la cima del muro famoso de nieve, tan alto como el tejado, con la pala al hombro, pude espaciar la vista por el horizonte y extasiarme ante aquel panorama blanco, mudo, inerte y como muerto.

A la tempestad ha sucedido una calma absoluta. Al noroeste hay espejismo y se divisan montes que no se ven a diario. La nieve envuelve el campanario. Trepo hasta la veleta abriendo delante de mí peldaños con la pala y, ya arriba, lo demás es sumamente encantador.Esta nieve es seca y dura; no moja ni' siquiera humedece, como si fuera arena; pero está compacta y apretada como cemento. Al cortar con la pala un bloque, éste se desliza campanario abajo con suavidad mayestática y se estrella en la hondonada contra un ribazo muy duro.Es cosa fácil arrancar bloques enormes que luego ruedan precipitadamente con sólo darles un leve empujón. Poco a poco queda descubierto el campanario por el lado por donde estaba cubierto, y sigo arrancando bloques más abajo hasta que me fatigo y lo dejo. Hay trabajo para varios días. En mi vida he visto tanta nieve.Por la tarde tuvimos el ejercicio de las Siete Palabras, adaptadas a su alcance con algunos himnos a propósito. Siguió luego el Via Crucis y terminamos con la adoración de la Cruz. Vino un grupo muy respetable. Entre cada Estación del Via Crucis cantan una estrofa del Stabat Mater en un latín mejor pro-nunciado de lo que yo esperaba.

El Sábado Santo por la tarde lo pasé en casa oyendo confesiones. No hay cosa que tanto le moleste al eskimal como fijarle tiempo y hora para hacer algo. Por eso les agrada oír anuncios como éste:“Mañana, Dios mediante, el Padre estará en casa desde mediodía hasta las ocho de la noche, desocupado y dispuesto a confesar a todos los que vengan a cualquiera de esas horas”.Y así sucede. Van viniendo separadamente, a intervalos mayores o menores, hasta que a eso de las ocho ya no viene nadie. El Domingo de Pascua se llenó la iglesia de católicos, infieles y cuákeros curiosos y tuvimos una Misa cantada muy hermosa, coronada con cuarenta comuniones.Hay que notar que hace diez años no había aquí vestigio alguno de catolicismo. Por la tarde tuvimos Bendición solemne con el Santísimo, que amenizaron con himnos muy bien ejecutados.

Al misionero le hormiguea un placer interior inexpicable al verse solo entre estos eskimales, que hacen la genuflexión en la iglesia y entonan himnos eucarísticos a Jesús Sacramentado.No hay duda que Jesús quiere vivir aquí. Ya se las arreglará El para hallar misioneros que, dejando las noventa y nueve ovejas en el aprisco, se aventuren a extraviarse por cerros y valles en busca de la oveja perdida que vive extraviada en las tribus eskimales, en los desiertos africanos, en los ríos sagrados de la encantada India, en las islas diminutas del Pacífico y en tantos otros eriales, del globo que habitamos.

Hoy la aldea de Kotzebue está un poco alborotada, porque cinco pescadores que andaban por la bahía, muy lejos, en busca de focas, no han vuelto ni dan señales de vida. `Corren de boca en boca historias de pescadores de antaño que fueron sorprendidos en tormentas como ésta, y el hielo se rajó y fueron llevados mar adentro camino del polo.

Unos aparecieron un año más tarde en las costas norteñas adonde un viento contrario y una marea favorable arrastró el bloque de hielo en que habían cabalgado tres o cuatro semanas; otros no volvieron, o porque se ahogaron o murieron de hambre, o porque el viento y la marea los arrastraron a las costas de Siberia donde tal vez vivieron felices y cargados ir hijos el resto de sus días.Acaso a alguno se 1c antoje esto una verdadera novela. Por desgracia aquí, en las lomas del Polo Norte, la realidad sobrepuja en fantasía a la novela más quijotesca.

¿COMO HONRAR A MARIA?

(Continuación)
de Mons. Tihamet Toth.
Segunda parte del libro El Mesías.
Resumen y actualización.

438. ¿Es posible hablar con más claridad? Aludimos a estos pasajes de la Sagrada Escritura cuando rezamos en el Credo: fue concebido por obra del Espíritu Santo, nació de María Virgen. Con ello confesamos que Cristo nació de un modo muy distinto a los demás hombres. EL no tuvo padre mortal en la tierra; EL no se vio sujeto a la ley natural de los nacimientos, si bien recibió de una Madre su cuerpo, no lo recibió como los demás hombres, porque su Madre, María, fue Virgen e intacta antes de su nacimiento y lo fue también en el parto y después. Es verdad que no puede comprenderlo nuestra pobre razón humana; hemos de creerlo, ¡es necesario creerlo! Y el que no lo crea, no puede ser cristiano, ni católico.

439. En relación con este dogma, quisiera destacar también una circunstancia que corrobora esta nuestra creencia. Lo corrobora y hace asequible hasta tal punto, que, aunque no llegamos a comprender la Maternidad Virginal de María, porque nunca podremos comprenderla aquí en la tierra, nos vemos forzados a exclamar: realmente, así tenía que venir el Hijo de DIOS a nosotros. Es cuestión de creer de verdad que nada hay imposible para DIOS.440. Conocéis, claro está, a padres buenos, honrados, que tienen un hijo, o varios, que en nada se parece a la familia. Padres fervorosos, piadosos, honrados, que tienen hijos frívolos, pródigos, degradados. Y a veces, también salen buenos y santos, de padres poco ejemplares. ¿Quién comprende semejante secreto? Y esto, ya desde Adán y Eva, y en reyes y profetas de Israel. Las últimas conclusiones biológicas afirman que cuando lo padres dan el ser a un nuevo hijo, la nueva plantecilla humana queda injertada desde su primer momento en un tronco milenario del árbol de la humanidad, y recibe como triste y misteriosa herencia, las tendencias, las disposiciones buenas o malas, de padres, abuelos y aún de lejanos ascendientes. El que nace hoy no puede ya ser un hombre primitivo, tal como salió el primer hombre de las manos del Creador; sino que somos todos, una mezcla incomprensible y dolorosa de los caminos, inclinaciones, deseos, deslices y pecados de nuestros antepasados próximos o remotos. Es una triste realidad.

441. Y pregunto ahora, haciendo abstracción de los fundamentos dogmáticos: ¿No era necesario que nuestro Redentor, al bajar a la tierra, escogiera en su nacimiento un camino completamente distinto? Un camino que en cierto modo, lo dejase aislado del tronco podrido, enfermo, de la humanidad. Un camino que presentase un origen distinto de los demás. Un camino por donde llegase a la tierra el nuevo Adán, completamente puro, ideal, que sale inmediatamente de las manos de DIOS, como en día lejano salió también el primer Adán inmediatamente de las manos del Creador.

442. Desde luego, para admitir que Cristo nació tal como lo enseña nuestra religión sacrosanta, es a saber: sin Padre, de una Madre que concibió por obra del Espíritu Santo, necesitamos una fe profunda. Pero a la vez, parece más fácil aceptar este nacimiento peregrino que atribuir al Hijo de DIOS hecho hombre un nacimiento común, y hacerle llegar por el camino acostumbrado, por donde vienen al mundo los hijos de los hombres. Y si comprendemos esta enseñanza sublime de nuestra religión sacrosanta, entonces podemos hablar con todo derecho de la Madre (siempre) Virgen, de la Virgen Bendita, y podemos honrar en Ella con profunda humildad a la siempre Virgen, Madre Inmaculada.

443. Los hermanos de Cristo. Si es así, entonces todos tenemos que deplorar en lo más hondo del corazón los indignos ataques que al correr de los tiempos se dirigieron contra la Virgen María en este punto precisamente, y que querían poner en tela de juicio su virginidad integérrima.

444. Nuestra sacrosanta Fe no tiene nada que ocultar, no tenemos motivos para turbarnos por cualquier clase de acusación; quiero enfrentarme ahora con la descarada murmuración, con la terrible calumnia que los enemigos obcecados de la siempre Virgen María quieren esparcir por todas partes e inculcarla en el alma de los hombres, maledicencia que acaso no haya llegado a muchos de mis lectores, pero que no podemos omitir, porque han de vivir preparados para rebatirla, si un día llegaran a oírla.

445. Me refiero a los hombres indignos, ignorantes o malos, que, obcecados contra María, susurran con maliciosa satisfacción a nuestros oídos, por todos los medios a su alcance: ¿por qué habláis continuamente de la Virgen María cuando, además de Jesús, tuvo varios hijos? La llamáis Virgen sin derecho. Hiela el alma al ver con qué gozo, con qué superioridad triunfal suelen lanzar este cargo en el rostro de los fieles, y con citas de la Sagrada Escritura, y ver que los nuestros, si es que lo son, en tales trances quedan turbados, no saben qué contestar y se callan, cubiertos de rubor. Como si no hubieran tenido madre, ni amor hacia ella, deseándole lo mejor, si hubieran podido.

446. La Biblia habla de los hermanos de Jesús. En cierta ocasión, el Señor se vio rodeado de gran muchedumbre, mientras enseñaba. San Marcos 3,31 escribe así: Entretanto llegan su Madre y hermanos; y quedándose fuera, enviaron a llamarle. En San Mateo 13,55-56: Por ventura ¿no es el hijo del artesano, se preguntan después de oír sus sabias enseñanzas? Su Madre ¿no se llama María? ¿No son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas ¿no viven todas entre nosotros? Y en San Juan 2,12: Fue Jesús a Cafarnaúm, y con El fueron su Madre, sus hermanos y sus discípulos; y en San Juan 7,5: aun muchos de sus hermanos no creían en El. Y en los Hechos de los Apóstoles 1,14: María, Madre de Jesús y sus hermanos.447. No se pueden entender estos pasajes como si fueran hermanos carnales, si se conoce bien la Sagrada Escritura y las costumbres y formas de hablar de algunas zonas, en que la palabra hermanos, tiene el sentido de parientes en sus diversos grados, y también de amistad. Confrontando a San Lucas 24,10 con San Juan 19,25 se hablar de otras Marías: María la madre de Santiago; estaban junto a la Cruz de Jesús su Madre y la hermana de su Madre, María mujer de Cleofás. De modo que la Virgen María tenía una parienta, que se llamaba también María, que era mujer de Cleofás, y tenía un hijo, Santiago, el Menor. Pues bien, San Marcos 6,3, llama también a éste hermano de Cristo, cuando es claro que era su primo. Y es que en el lenguaje oriental y en muchos otros sitios, se llamaban hermanos se llaman todavía hoy, aun los parientes lejanos, los que pertenecen a una misma familia, o se tienen una gran amistad. En muchos pueblos de América se oye decir también: Hola, hermano; ¿Adónde vas, hermanito? ¿Cómo? ¿Aquel niño de diez años es tu hermanito? ¡Pero tú tienes ya 40! ¡Ah, si, es mi sobrino!

448. También en el Antiguo Testamento. En cierta ocasión se le llama a Lot hermano de Abraham, y en otra ocasión se consigna con fidelidad que Lot era el hijo del hermano de Abraham, es decir, sobrino suyo. También leemos de Jacob que era hermano de Labán, y, sin embargo, sabemos que era hijo de su hermano. El Cantar de los Cantares 4,9, llama a la misma esposa o novia hermana”. Los mismos herejes también se llaman hermanos, y no son hijos de la misma madre.... Continuará.

Annus Sacerdotalis

Continuación

9.- Queridos hermanos en el Sacerdocio, pidamos al Señor Jesús la gracia de aprender también nosotros el método pastoral de san Juan María Vianney. En primer lugar, su total identificación con el propio ministerio. En Jesús, Persona y Misión tienden a coincidir: toda su obra salvífica era y es expresión de su “Yo filial”, que está ante el Padre, desde toda la eternidad, en actitud de amorosa sumisión a su voluntad. De modo análogo y con toda humildad, también el sacerdote debe aspirar a esta identificación. Aunque no se puede olvidar que la eficacia sustancial del ministerio no depende de la santidad del ministro, tampoco se puede dejar de lado la extraordinaria fecundidad que se deriva de la confluencia de la santidad objetiva del ministerio con la subjetiva del ministro. El Cura de Ars emprendió en seguida esta humilde y paciente tarea de armonizar su vida como ministro con la santidad del ministerio confiado, “viviendo” incluso materialmente en su Iglesia parroquial: “En cuanto llegó, consideró la Iglesia como su casa… Entraba en la Iglesia antes de la aurora y no salía hasta después del Ángelus de la tarde. Si alguno tenía necesidad de él, allí lo podía encontrar”, se lee en su primera biografía[8].

10.- La devota exageración del piadoso hagiógrafo no nos debe hacer perder de vista que el Santo Cura de Ars también supo “hacerse presente” en todo el territorio de su parroquia: visitaba sistemáticamente a los enfermos y a las familias; organizaba misiones populares y fiestas patronales; recogía y administraba dinero para sus obras de caridad y para las misiones; adornaba la iglesia y la dotaba de paramentos sacerdotales; se ocupaba de las niñas huérfanas de la “Providence” (un Instituto que fundó) y de sus formadoras; se interesaba por la educación de los niños; fundaba hermandades y llamaba a los laicos a colaborar con él.

11.- Su ejemplo me lleva a poner de relieve los ámbitos de colaboración en los que se debe dar cada vez más cabida a los laicos, con los que los presbíteros forman un único pueblo sacerdotal[9] y entre los cuales, en virtud del sacerdocio ministerial, están puestos “para llevar a todos a la unidad del amor: 'amándose mutuamente con amor fraterno, rivalizando en la estima mutua' (Rm 12, 10)”[10]. En este contexto, hay que tener en cuenta la encarecida recomendación del Concilio Vaticano II a los presbíteros de “reconocer sinceramente y promover la dignidad de los laicos y la función que tienen como propia en la misión de la Iglesia… Deben escuchar de buena gana a los laicos, teniendo fraternalmente en cuenta sus deseos y reconociendo su experiencia y competencia en los diversos campos de la actividad humana, para poder junto con ellos reconocer los signos de los tiempos”[11].

12.- El Santo Cura de Ars enseñaba a sus parroquianos sobre todo con el testimonio de su vida. De su ejemplo aprendían los fieles a orar, acudiendo con gusto al sagrario para hacer una visita a Jesús Eucaristía[12]. “No hay necesidad de hablar mucho para orar bien”, les enseñaba el Cura de Ars. “Sabemos que Jesús está allí, en el sagrario: abrámosle nuestro corazón, alegrémonos de su presencia. Ésta es la mejor oración”[13]. Y les persuadía: “Venid a comulgar, hijos míos, venid donde Jesús. Venid a vivir de Él para poder vivir con Él…”[14]. “Es verdad que no sois dignos, pero lo necesitáis”[15]. Dicha educación de los fieles en la presencia eucarística y en la comunión era particularmente eficaz cuando lo veían celebrar el Santo Sacrificio de la Misa. Los que asistían decían que “no se podía encontrar una figura que expresase mejor la adoración… Contemplaba la hostia con amor”[16]. Les decía: “Todas las buenas obras juntas no son comparables al Sacrificio de la Misa, porque son obras de hombres, mientras la Santa Misa es obra de Dios”[17]. Estaba convencido de que todo el fervor en la vida de un sacerdote dependía de la Misa: “La causa de la relajación del sacerdote es que descuida la Misa. Dios mío, ¡qué pena el sacerdote que celebra como si estuviese haciendo algo ordinario!”[18]. Siempre que celebraba, tenía la costumbre de ofrecer también la propia vida como sacrificio: “¡Cómo aprovecha a un sacerdote ofrecerse a Dios en sacrificio todas las mañanas!”[19].

13.- Esta identificación personal con el Sacrificio de la Cruz lo llevaba –con una sola moción interior– del altar al confesonario. Los sacerdotes no deberían resignarse nunca a ver vacíos sus confesonarios ni limitarse a constatar la indiferencia de los fieles hacia este sacramento. En Francia, en tiempos del Santo Cura de Ars, la confesión no era ni más fácil ni más frecuente que en nuestros días, pues el vendaval revolucionario había arrasado desde hacía tiempo la práctica religiosa. Pero él intentó por todos los medios, en la predicación y con consejos persuasivos, que sus parroquianos redescubriesen el significado y la belleza de la Penitencia sacramental, mostrándola como una íntima exigencia de la presencia eucarística. Supo iniciar así un “círculo virtuoso”. Con su prolongado estar ante el sagrario en la Iglesia, consiguió que los fieles comenzasen a imitarlo, yendo a visitar a Jesús, seguros de que allí encontrarían también a su párroco, disponible para escucharlos y perdonarlos. Al final, una muchedumbre cada vez mayor de penitentes, provenientes de toda Francia, lo retenía en el confesionario hasta 16 horas al día. Se comentaba que Ars se había convertido en “el gran hospital de las almas”[20]. Su primer biógrafo afirma: “La gracia que conseguía [para que los pecadores se convirtiesen] era tan abundante que salía en su búsqueda sin dejarles un momento de tregua”[21]. En este mismo sentido, el Santo Cura de Ars decía: “No es el pecador el que vuelve a Dios para pedirle perdón, sino Dios mismo quien va tras el pecador y lo hace volver a Él”[22]. “Este buen Salvador está tan lleno de amor que nos busca por todas partes”[23].

14.- Todos los sacerdotes hemos de considerar como dirigidas personalmente a nosotros aquellas palabras que él ponía en boca de Jesús: “Encargaré a mis ministros que anuncien a los pecadores que estoy siempre dispuesto a recibirlos, que mi misericordia es infinita”[24]. Los sacerdotes podemos aprender del Santo Cura de Ars no sólo una confianza infinita en el sacramento de la Penitencia, que nos impulse a ponerlo en el centro de nuestras preocupaciones pastorales, sino también el método del “diálogo de salvación” que en él se debe entablar. El Cura de Ars se comportaba de manera diferente con cada penitente. Quien se acercaba a su confesionario con una necesidad profunda y humilde del perdón de Dios, encontraba en él palabras de ánimo para sumergirse en el “torrente de la divina misericordia” que arrastra todo con su fuerza. Y si alguno estaba afligido por su debilidad e inconstancia, con miedo a futuras recaídas, el Cura de Ars le revelaba el secreto de Dios con una expresión de una belleza conmovedora: “El buen Dios lo sabe todo. Antes incluso de que se lo confeséis, sabe ya que pecaréis nuevamente y sin embargo os perdona. ¡Qué grande es el amor de nuestro Dios que le lleva incluso a olvidar voluntariamente el futuro, con tal de perdonarnos!”[25]. A quien, en cambio, se acusaba de manera fría y casi indolente, le mostraba, con sus propias lágrimas, la evidencia seria y dolorosa de lo “abominable” de su actitud: “Lloro porque vosotros no lloráis”[26], decía. “Si el Señor no fuese tan bueno… pero lo es. Hay que ser un bárbaro para comportarse de esta manera ante un Padre tan bueno”[27]. Provocaba el arrepentimiento en el corazón de los tibios, obligándoles a ver con sus propios ojos el sufrimiento de Dios por los pecados como “encarnado” en el rostro del sacerdote que los confesaba. Si alguno manifestaba deseos y actitudes de una vida espiritual más profunda, le mostraba abiertamente las profundidades del amor, explicándole la inefable belleza de vivir unidos a Dios y estar en su presencia: “Todo bajo los ojos de Dios, todo con Dios, todo para agradar a Dios… ¡Qué maravilla!”[28]. Y les enseñaba a orar: “Dios mío, concédeme la gracia de amarte tanto cuanto yo sea capaz”[29].

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soy diseñadora gráfica y profesora de religión y de lengua y literatura
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