Mensaje
La Cruz, dolores, gozo, gloria. Nos asusta la Cruz, no queremos sufrir y por eso nos privamos del verdadero gozo y gloria. En estos Campamentos en el Circo de Gredos de Ávila en España, todos los veranos, en turnos de 12 días, nos íbamos formando para la vida. Cada año, varios centenares de jóvenes entre piedras, nieves, agua helada, calores fuertes, fríos nocturnos, esfuerzos por coronar esas cumbres, atravesando grietas y cornisas sobre precipicios en buenas horas de marcha, sabrosos ratos de silencio profundo, la grandeza de ánimo al compartir lo que teníamos, durmiendo en el suelo, con baños en agua salida de la nieve y comidas muy sabrosas junto al arroyo, privándonos de muchas cosas, recibiendo otras, y otros muchos detalles más íntimos y profundos que la Virgen recibía de nosotros para ofrecerlo a DIOS en este Altar de Castilla donde nos ofrecíamos a DIOS por España y América, desembocaba en las alegrías de la fogata nocturna, entre chistes, canciones y reflexiones, saboreadas bajo un cielo azul muy brillante y lleno de estrellas. Así terminábamos cada jornada cantando la Salve a la Virgen. Empezábamos el día, después del aseo en agua fría, con un buen rato de meditación personal y la Santa Misa, en altar de piedras.
Aprendimos a saber combinar el dolor de la naturaleza con el gozo de la esperanza, y dábamos la razón a Jesús al decirnos que era necesario cargar con la Cruz para seguirle; esa cruz y esos dolores, que llevan al verdadero gozo y alegría del alma que se purifica de los pecados; muy distinto de los placeres engañosos del mundo, que tras la capa agradable y engañosa de lo sensible, nos deja vacíos. La Cruz de Cristo y los Dolores de la Virgen reciben los nuestros, que ofrecemos con cariño, y gozamos en plenitud de las alegrías de los hijos de DIOS, muy lejos de las tristezas de los hijos del Diablo.
Os bendice,
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