LA VIRGEN MARIA

9:28

de Mons. Tihamet Toth.
Segunda parte del libro El Mesías.
Resumen y actualización.

¿COMO HONRAR A MARIA?
(Continuación)

468.- El culto de María vivifica nuestra fe. María conservaba la fe dentro de su corazón, no como un tesoro sin vida e incapaz de comunicarle, sino que moldeó toda su vida según esa fe. Esta fe viva de María es la segunda lección importante para nosotros. El Reino de DIOS, dijo en cierta ocasión el Señor, es semejante a la levadura que tomó una mujer y la revolvió en tres medidas de harina, hasta que hubo fermentado toda la masa, San Lucas 13,21. Con ello nos enseña que nuestra fe ha de ser levadura que haga fermentar toda nuestra vida. Ella, no solamente tomaba nota de los acontecimientos de la vida de Jesús y de sus palabras, sino que además, iba ponderándolas en su corazón, San Lucas 2,19; es decir, al orar y trabajar, al descansar y estando atareada, pensaba en ellos continuamente y conforme a los mismos, moldeaba su vida. Así como fue María quien dio cuerpo al Hijo de DIOS bajado a la tierra, en la vida de María fue donde tomaron cuerpo con la mayor perfección posible las enseñanzas y la religión de su Hijo. Fue la que mejor escuchó y cumplió.

469.- Nunca hubo ni habrá un hombre que en su alegría y en su dolor, en sus anhelos y planes, en sus virtudes y sacrificios, haya dado vida con tal fidelidad y de un modo tan triunfal al espíritu del cristianismo como la Virgen Bendita. El mismo Jesús dio testimonio de ello. en cierta ocasión, una mujer que le seguía entre la multitud, viendo las obras maravillosas del Señor, y oyendo sus palabras divinas, exclamó con entusiasmo: Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te alimentaron, San Lucas 11,27. Y el Señor le contestó: Bienaventurados más bien los que escuchan la Palabra de DIOS y la ponen en práctica, San Lucas 11,28.

470.- Jesús no contradice a la mujer; todo lo contrario, amplía el sentido de sus palabras. No dice que no hay motivo de alabar a su Madre, sino que realmente tal motivo es doble; primero porque por su maternidad está unida con El con lazos de sangre; segundo, y el más poderoso, porque por su fe tiene con El un parentesco espiritual, y conservaba en el corazón, y las vivió, las palabras del Hijo, San Lucas 2, 19.51, mejor que cualquiera de sus discípulos.

471.- En el primer punto no podemos imitar a María, pero sí en el segundo. Sabemos muy bien como el camino más seguro para el que quiere seguir a María, ser digno de Ella y parecérsele, es la fe ardiente y abnegada, viva en Jesucristo. Fe que no es mera palabra ni mero sentimiento, sino también y principalmente, vida y fuerza divina que transforma nuestra vida propia.
Nos fijamos en lo que María dice a los criados en las bodas de Caná. Atended al Señor y haced lo que El os diga, San Juan 2,5. Así, pues, si honramos a María, no nos detenemos en Ella, sino que por Ella vamos a Cristo.

472.- Otro argumento, otro testimonio elocuente de que todas las manifestaciones de nuestro culto Mariano vivifican realmente nuestra fe y en último grado se dirigen al culto de DIOS y están saturadas del homenaje que debemos al Señor, es cada línea del sublime cántico del Magniticat, que resuena cada día miles de veces en todas las Iglesias y oraciones del mundo católico, cántico que el alma de la Virgen María, embriagada por el amor divino, entonó por vez primera en casa de Santa Isabel.

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LA VIRGEN MARIA

miércoles, 17 de febrero de 2010
de Mons. Tihamet Toth.
Segunda parte del libro El Mesías.
Resumen y actualización.

¿COMO HONRAR A MARIA?
(Continuación)

468.- El culto de María vivifica nuestra fe. María conservaba la fe dentro de su corazón, no como un tesoro sin vida e incapaz de comunicarle, sino que moldeó toda su vida según esa fe. Esta fe viva de María es la segunda lección importante para nosotros. El Reino de DIOS, dijo en cierta ocasión el Señor, es semejante a la levadura que tomó una mujer y la revolvió en tres medidas de harina, hasta que hubo fermentado toda la masa, San Lucas 13,21. Con ello nos enseña que nuestra fe ha de ser levadura que haga fermentar toda nuestra vida. Ella, no solamente tomaba nota de los acontecimientos de la vida de Jesús y de sus palabras, sino que además, iba ponderándolas en su corazón, San Lucas 2,19; es decir, al orar y trabajar, al descansar y estando atareada, pensaba en ellos continuamente y conforme a los mismos, moldeaba su vida. Así como fue María quien dio cuerpo al Hijo de DIOS bajado a la tierra, en la vida de María fue donde tomaron cuerpo con la mayor perfección posible las enseñanzas y la religión de su Hijo. Fue la que mejor escuchó y cumplió.

469.- Nunca hubo ni habrá un hombre que en su alegría y en su dolor, en sus anhelos y planes, en sus virtudes y sacrificios, haya dado vida con tal fidelidad y de un modo tan triunfal al espíritu del cristianismo como la Virgen Bendita. El mismo Jesús dio testimonio de ello. en cierta ocasión, una mujer que le seguía entre la multitud, viendo las obras maravillosas del Señor, y oyendo sus palabras divinas, exclamó con entusiasmo: Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te alimentaron, San Lucas 11,27. Y el Señor le contestó: Bienaventurados más bien los que escuchan la Palabra de DIOS y la ponen en práctica, San Lucas 11,28.

470.- Jesús no contradice a la mujer; todo lo contrario, amplía el sentido de sus palabras. No dice que no hay motivo de alabar a su Madre, sino que realmente tal motivo es doble; primero porque por su maternidad está unida con El con lazos de sangre; segundo, y el más poderoso, porque por su fe tiene con El un parentesco espiritual, y conservaba en el corazón, y las vivió, las palabras del Hijo, San Lucas 2, 19.51, mejor que cualquiera de sus discípulos.

471.- En el primer punto no podemos imitar a María, pero sí en el segundo. Sabemos muy bien como el camino más seguro para el que quiere seguir a María, ser digno de Ella y parecérsele, es la fe ardiente y abnegada, viva en Jesucristo. Fe que no es mera palabra ni mero sentimiento, sino también y principalmente, vida y fuerza divina que transforma nuestra vida propia.
Nos fijamos en lo que María dice a los criados en las bodas de Caná. Atended al Señor y haced lo que El os diga, San Juan 2,5. Así, pues, si honramos a María, no nos detenemos en Ella, sino que por Ella vamos a Cristo.

472.- Otro argumento, otro testimonio elocuente de que todas las manifestaciones de nuestro culto Mariano vivifican realmente nuestra fe y en último grado se dirigen al culto de DIOS y están saturadas del homenaje que debemos al Señor, es cada línea del sublime cántico del Magniticat, que resuena cada día miles de veces en todas las Iglesias y oraciones del mundo católico, cántico que el alma de la Virgen María, embriagada por el amor divino, entonó por vez primera en casa de Santa Isabel.

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soy diseñadora gráfica y profesora de religión y de lengua y literatura
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