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11:52

Las visitas de la Virgen siempre nos traen a Jesús, y nos lleva a Jesús. Y para ello, para verle con toda su plenitud, es importante la limpieza del corazón, la limpieza del alma, quitándonos todo pecado. Y algunos todavía siguen pensando y diciendo: ¿y por qué tengo que confesarme con un hombre pecador, que es como los demás o peor? Sencillamente porque Jesús así lo quiso en San Juan 20, dándonos al Espíritu Santo y la potestad de juzgar y perdonar o no, según se vea la disposición del penitente. Pudo poner Ángeles en el sacerdocio, pero quiso poner hombres de carne y hueso. Así lo manda también el apóstol Santiago en su carta. El Papa se confiesa ante otro sacerdote, los Obispos se confiesan con cualquier sacerdote que ellos quieran; y los sacerdotes también; y con frecuencia, que ayuda mucho para superarnos. Yo me confieso cada quince días; y el sacerdote que me confiesa, luego se confiesa él conmigo. Porque podemos perdonar los pecados de otros, pero los nuestros no.

Los médicos también tienen que ir a otro médico, y también se mueren. Y si vamos al médico porque ha estudiado, también los sacerdotes hemos estudiado, y además, tenemos al Espíritu Santo en el Sacramento del Orden. San Agustín te dice: o Confesión o condenación. Porque si no te lavas, estás sucio, y si no comes, te mueres; pasa en el cuerpo, y pasa en el alma.

Padre Juan, Serviam.

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miércoles, 17 de febrero de 2010
Las visitas de la Virgen siempre nos traen a Jesús, y nos lleva a Jesús. Y para ello, para verle con toda su plenitud, es importante la limpieza del corazón, la limpieza del alma, quitándonos todo pecado. Y algunos todavía siguen pensando y diciendo: ¿y por qué tengo que confesarme con un hombre pecador, que es como los demás o peor? Sencillamente porque Jesús así lo quiso en San Juan 20, dándonos al Espíritu Santo y la potestad de juzgar y perdonar o no, según se vea la disposición del penitente. Pudo poner Ángeles en el sacerdocio, pero quiso poner hombres de carne y hueso. Así lo manda también el apóstol Santiago en su carta. El Papa se confiesa ante otro sacerdote, los Obispos se confiesan con cualquier sacerdote que ellos quieran; y los sacerdotes también; y con frecuencia, que ayuda mucho para superarnos. Yo me confieso cada quince días; y el sacerdote que me confiesa, luego se confiesa él conmigo. Porque podemos perdonar los pecados de otros, pero los nuestros no.

Los médicos también tienen que ir a otro médico, y también se mueren. Y si vamos al médico porque ha estudiado, también los sacerdotes hemos estudiado, y además, tenemos al Espíritu Santo en el Sacramento del Orden. San Agustín te dice: o Confesión o condenación. Porque si no te lavas, estás sucio, y si no comes, te mueres; pasa en el cuerpo, y pasa en el alma.

Padre Juan, Serviam.

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soy diseñadora gráfica y profesora de religión y de lengua y literatura
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