“El Papa subraya la preocupante separación de razón y libertad en algunos países y el consiguiente peligro de una dictadura del relativismo”
Miércoles, 16 dic. Gran entusiasmo, cantos y olas humanas esta mañana cuando ha llegado Benedicto XVI a la Aula Pablo VI, para presidir la tradicional audiencia general de los miércoles a unos 9 mil fieles y peregrinos, llegados de todo el mundo. El grupo más numeroso ha sido el que formaban los 2 mil quinientos legionarios de Cristo que iban acompañados por los miembros del Movimiento Regnum Christi.
En su catequesis, dedicada hoy a la figura de Juan de Salisbury, teólogo medieval del siglo XII, el Papa ha destacado que en nuestra época, “sobre todo en algunos países, asistimos a una disgregación preocupante entre la razón, que tiene como tarea descubrir los valores éticos legales relacionados con la dignidad de la persona humana, y la libertad, que tiene la responsabilidad de acogerlos y promoverlos”.
Contrastando la situación actual con la obra de Juan de Salisbury, el Pontífice ha observado “que son conformes con la equidad sólo las leyes que tutelan la sacralidad de la vida humana y rechazan la licitud del aborto, de la eutanasia y de las frívolas experimentaciones genéticas. Son justas las leyes que respetan la dignidad del matrimonio entre un hombre y una mujer, que se inspiran en la correcta laicidad del Estado, lo cual comporta siempre la salvaguarda de la libertad religiosa, y que persiguen la subsidiariedad y la solidaridad a nivel nacional e internacional”.
De otro modo, ha advertido el Papa, “acabaría por instaurarse la que Juan de Salisbury define la tiranía del príncipe, y que nosotros llamamos la dictadura del relativismo”. “Existe -ha dicho el Papa- una verdad objetiva e inmutable, cuyo origen está en Dios, accesible a la razón humana y que se refiere al obrar práctico y social. Se trata de un derecho natural, al cual las leyes humanas y las autoridades políticas y religiosas deben inspirarse, con el fin de promover el bien común”.
03/01/2010
Ángelus: la historia tiene un sentido, porque está “habitada” por la Sabiduría de Dios cuyo designio es un proyecto de amor que genera libertad.
26/12/2009
El Papa recuerda el martirio de san Esteban, testimonio del sentido más profundo de la Navidad y afirmación de una “civilización del amor” más fuerte que el mal y que la violencia.
Miércoles, 16 dic. Gran entusiasmo, cantos y olas humanas esta mañana cuando ha llegado Benedicto XVI a la Aula Pablo VI, para presidir la tradicional audiencia general de los miércoles a unos 9 mil fieles y peregrinos, llegados de todo el mundo. El grupo más numeroso ha sido el que formaban los 2 mil quinientos legionarios de Cristo que iban acompañados por los miembros del Movimiento Regnum Christi.
En su catequesis, dedicada hoy a la figura de Juan de Salisbury, teólogo medieval del siglo XII, el Papa ha destacado que en nuestra época, “sobre todo en algunos países, asistimos a una disgregación preocupante entre la razón, que tiene como tarea descubrir los valores éticos legales relacionados con la dignidad de la persona humana, y la libertad, que tiene la responsabilidad de acogerlos y promoverlos”.
Contrastando la situación actual con la obra de Juan de Salisbury, el Pontífice ha observado “que son conformes con la equidad sólo las leyes que tutelan la sacralidad de la vida humana y rechazan la licitud del aborto, de la eutanasia y de las frívolas experimentaciones genéticas. Son justas las leyes que respetan la dignidad del matrimonio entre un hombre y una mujer, que se inspiran en la correcta laicidad del Estado, lo cual comporta siempre la salvaguarda de la libertad religiosa, y que persiguen la subsidiariedad y la solidaridad a nivel nacional e internacional”.
De otro modo, ha advertido el Papa, “acabaría por instaurarse la que Juan de Salisbury define la tiranía del príncipe, y que nosotros llamamos la dictadura del relativismo”. “Existe -ha dicho el Papa- una verdad objetiva e inmutable, cuyo origen está en Dios, accesible a la razón humana y que se refiere al obrar práctico y social. Se trata de un derecho natural, al cual las leyes humanas y las autoridades políticas y religiosas deben inspirarse, con el fin de promover el bien común”.
03/01/2010
Ángelus: la historia tiene un sentido, porque está “habitada” por la Sabiduría de Dios cuyo designio es un proyecto de amor que genera libertad.
26/12/2009
El Papa recuerda el martirio de san Esteban, testimonio del sentido más profundo de la Navidad y afirmación de una “civilización del amor” más fuerte que el mal y que la violencia.
23/12/2009
Audiencia general: el Papa invita a los fieles a celebrar el nacimientos de Dios con fervor profundo, con serenidad y sencillez.
16/12/2009
Audiencia general: el Papa subraya la preocupante separación de razón y libertad en algunos países y el consiguiente peligro de una dictadura del relativismo.
13/12/2009
Ángelus: el nacimiento es “escuela de vida”, donde aprender el secreto de la felicidad, que no es poseer cosas, sino sentirse amados por el Señor.
12/12/2009
Relaciones bilaterales, valores e la familia y Balcanes, temas centrales del encuentro de Benedicto XVI y el primer ministro de Albania.
08/12/2009
Ángelus: Benedicto XVI invita a encomendarle a la Inmaculada a cada uno de nosotros, nuestras familias y toda la Iglesia y al mundo entero.
06/12/2009
Ángelus: en el camino hacia la Navidad, el Papa recuerda que la conversión y el corazón justo, son la preparación hacia la venida de Jesús al mundo.
02/12/2009
Audiencia general: el Papa indica el amor como energía principal del alma humana y fuente de verdadera alegría “pero aprender a amar requiere un largo y comprometido camino”
Ángelus: La historia tiene un sentido, porque está “habitada” por la Sabiduría de Dios cuyo designio es un proyecto de amor que genera libertad.
Domingo, 3 ene. “¡En este Domingo segundo después de Navidad y primero del año nuevo estoy muy contento de renovar a cada uno mis deseos de todo bien en el Señor! Problemas no faltan ni en la Iglesia ni en el mundo, así como en la vida cotidiana de las familias. Pero, gracias a Dios, nuestra esperanza no tiene en cuenta sus improbables pronósticos ni tampoco, siendo importantes, las previsiones económicas”. Con estas palabras Benedicto XVI ha comenzado su breve alocución previa al rezo mariano del Ángelus ante miles de fieles y peregrinos congregados en la Plaza de san Pedro del Vaticano.
“Nuestra esperanza está en Dios, no en el sentido de una genérica religiosidad, o de un fatalismo encubierto de fe. Nosotros confiamos en el Dios que en Jesucristo ha revelado de manera completa y definitiva su voluntad de estar con el hombre, de compartir su historia, para guiarnos a todos a su Reino de amor y de vida. Ésta es la gran esperanza que anima y a veces corrige nuestras esperanzas humanas”.
Y refiriéndose después a las tres lecturas bíblicas que la liturgia de este segundo domingo después de Navidad nos propone, Benedicto XVI ha subrayado que estos textos afirman que Dios no solamente es el creador del universo aspecto común también para otras religiones- sino que es Padre, que “nos eligió antes de la creación del mundo … predestinándonos a ser hijos adoptivos suyos” (Ef 1,4-5) y que por esto ha llegado al punto inconcebible de hacerse hombre: “el Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros” (Jn 1,14). El misterio de la Encarnación de la Palabra de Dios, ha proseguido el Papa, ha sido preparado en el Antiguo testamento, en particular allí donde la Sabiduría divina se identifica con la Ley Mosaica.
“Queridos amigos, ésta es la verdadera razón de esperanza de la humanidad: la historia tiene un sentido, porque está 'habitada' por la Sabiduría de Dios. Y sin embargo, el designio divino no se cumple automáticamente, porque es un proyecto de amor, y el amor genera libertad y pide libertad. El Reino de Dios viene ciertamente, es más, ya está presente en la historia y gracias a la venida de Cristo, ha vencido ya la fuerza negativa del maligno. Pero cada hombre y mujer es responsable de acogerlo en la propia vida, día a día. Por esto, también el 2010 será más o menos 'bueno' en la medida en la que cada uno, según la propia responsabilidad, sabrá colaborar con la gracia de Dios”
El Santo Padre ha pedido a todos los fieles, presentes en la Plaza de San Pedro que se dirijan a la Virgen María, para aprender de Ella este planteamiento espiritual. “El Hijo de Dios ha tomado carne de Ella con su consentimiento”. Por lo que cada vez que el Señor quiera dar un paso hacia adelante, con nosotros, hacia la “tierra prometida”, llama primero a nuestro corazón, espera, por decirlo de alguna forma, nuestro “sí”, en las cosas pequeñas y en las grandes opciones.
“¡Que María -ha exhortado el Papa- nos ayude a acoger siempre la voluntad de Dios, con humildad y valentía, para que también las pruebas y los sufrimientos de la vida cooperen a acelerar la venida de su Reino de justicia y de paz”.
0 comentarios:
Publicar un comentario