Después de la MISA.

14:25

DIOS te salve, reina y madre de misericordia; vida, dulzura y esperanza nuestra. DIOS te salve. A ti llamamos, los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra; vuelve a nosotros, esos tus ojos, misericordiosos. Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, santa Madre de DIOS, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Arcángel San Miguel defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra las asechanzas del Diablo. Reprímale DIOS, te pedimos suplicantes, y tú, príncipe de la Milicia del Cielo, lanza al Infierno con el Divino poder, a Satanás, y a los otros malignos espíritus, que andan dispersos por el mundo, para perder las almas. Amén.
Ángel de la Guarda, dulce compañía, no me desampares, ni de noche, ni de día; ni me dejes solo, que me perdería; inspírame cosas buenas, y guíame al Cielo.
Santos Protectores, protegednos en lo que os hemos encomendado.

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Después de la MISA.

martes, 31 de marzo de 2009
DIOS te salve, reina y madre de misericordia; vida, dulzura y esperanza nuestra. DIOS te salve. A ti llamamos, los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra; vuelve a nosotros, esos tus ojos, misericordiosos. Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, santa Madre de DIOS, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Arcángel San Miguel defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra las asechanzas del Diablo. Reprímale DIOS, te pedimos suplicantes, y tú, príncipe de la Milicia del Cielo, lanza al Infierno con el Divino poder, a Satanás, y a los otros malignos espíritus, que andan dispersos por el mundo, para perder las almas. Amén.
Ángel de la Guarda, dulce compañía, no me desampares, ni de noche, ni de día; ni me dejes solo, que me perdería; inspírame cosas buenas, y guíame al Cielo.
Santos Protectores, protegednos en lo que os hemos encomendado.

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soy diseñadora gráfica y profesora de religión y de lengua y literatura
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